8 - Duele
Álex
La mierda con este idiota, ¿Qué pasa por su cabeza? Mira que pelear por una chica que acaba de conocer ya es otro nivel.
Conozco a Tom desde hace muchísimos años, nuestros padres son amigos. Y aunque ambos estuvimos muchos años fuera del país, en ciudades diferentes, nos vimos muchas veces en medio, yo en Roma, él en Londres, nuestras familias se juntaban al menos una vez al mes.
Ahora lo estoy esperando como un idiota porque sus padres no son una posibilidad, así que seguramente pase la noche ahí dentro, tendré que dormir en su auto. No es una buena idea, mi cerebro hiperactivo no deja de pensar en Dante.
No puedo creer lo mucho que ha cambiado, y menos puedo creer la distancia que hay entre nosotros. La ternura y sensibilidad que lo caracterizaban ya no están a la vista, y ahora es un chico sexy y caliente, pero ni siquiera se asemeja a mi Dante.
Se que en algún punto dentro de él sigue siendo el mismo, pero de verdad me asusta no encontrar la forma de llegar a encontrar a ese Dante que tanto amo.
Sí, amo, en tiempo presente. Porque nunca pude olvidarme de él, porque yo no quería dejarlo, porque yo no quería hacerle daño, si él supiera la verdad de lo que sucedió todo sería diferente.
Son las siete de la mañana cuando Tom aparece golpeando la ventana del auto.
—Apúrate, me congelo — se queja mientras abro la puerta para él.
— Eres un idiota — le digo como bienvenida.
— Gracias, estoy bien, solo pasé la noche con siete hombres en un calabozo.
Le resto importancia, no es como si fuera tan dramático.
— ¿Alguno estaba bueno?
— Sí, el idiota con el que me agarré a golpes ¿Cómo demonios voy a competir con él?
— ¿Quieres seguir lo tuyo con Olivia? Él dijo que se besaron en el baño.
Tom se pone el cinturón y asiente mientras pongo su auto en marcha.
— Recién la conozco, no esperaba fidelidad, sabes que me gustan las chicas malas, ya me ganaré su amor.
Seguro, si ella no estuviera enamorada de Liam hasta las narices prácticamente desde que nació eso sería fácil, pero no se lo diré, que lo descubra solo.
— Tommy — voltea los ojos porque odia que lo llame así.
— ¿Qué quieres Álex? — pregunta con fastidio porque está intentando dormir.
— ¿Tú sabías que mataron al padre de Dante?
— Sí.
— Él dijo que fue antes de que termináramos pero no me lo dijo porque yo estaba en Roma. Entonces hay algo que no concuerda…
Tom tiene los ojos cerrados, quiere dormir y no me está prestando mucha atención.
— No fue antes de que terminaran, fue hace dos años.
Bueno, cuando Dante dijo eso apenas podía caminar de lo borracho que estaba, tal vez confundió un poco el orden de los hechos.
Tom se duerme, mi teléfono suena y lo pongo en el manos libres para no detenerme.
Es él. Esta llamando, no quiero estar nervioso pero lo estoy.
— Dan, que raro despiertas tan temprano.
Su voz suena ronca, como siempre cuando recién se levanta.
— Quería saber si estás bien.
Es tan lindo, aunque se haga el chico malo no le sale.
— Estoy bien, Tom pasó la noche en un calabozo, pero yo dormí cómodamente en su auto.
— De acuerdo.
Vamos Álex, haz algo, no regresaste de Roma para sentirte incomodo a su lado, aunque fue cruel anoche luego de besarnos, supongo que me lo merezco.
— ¿Quieres ir desayunar? Puedo dejar a Tom en casa y pasar por ti.
Se escucha un gran silencio al otro lado, hasta que por fin habla.
— Sí, claro. Te espero entonces.
Y cuelga, él nunca fue bueno para hablar por teléfono.
Estaciono en la puerta de mi edificio y busco las llaves en la guantera.
— Despierta — sacudo a Tom por el brazo y abre sus ojos perezosamente —. Toma, iré a desayunar con Dante.
— ¿Con Dante? — pregunta con gesto inquisitivo.
— No empieces… — le digo como advertencia y él suspira — Tú vas por Olivia y yo por Dante, estábamos bien con eso.
Hace un breve puchero y yo sonrío, dejo un pequeño beso en sus labios y lo empujo a bajar.
Dante
Desayuno con Álex. Sea como sea aún no estoy listo. Pero ni caso, ya dije que sí, y ahora solo seremos él y yo.
Bajo las escaleras y voy a la cocina, Ámbar y Matteo tienen una muy tierna discusión.
— Galletas — exige la pequeña.
— Sí mi amor, ya he comprado las galletas que te gustan, pero primero debes comer tu cereal — Matteo habla con mucha ternura.
— Tío Nante — grita en cuanto paso la puerta — Papi no me da galletas, no quiero cedeal.
Sonrío dejando un beso en su cabeza.
— Lo entiendo pequeña, pero el cereal te hará crecer fuerte.
— Vamos Ámbar, sin cereal no hay galletas — Matteo habla un poco mas serio.
— Mida papi, sí tu me das una sola galleta, yo me como todo el cedeal — tengo que ocultar mi rostro para reír y no desautorizar a mi hermano. Ella es increíble, esta negociando como toda una profesional.
Matteo también está aguantando la risa, él no es un padre muy rudo.
— De acuerdo princesa, una galleta, todo el cereal. Es un trato, los tratos no se rompen.
Ámbar festeja en su sillita para comer y luego siente curiosidad por las palabras de su padre.
— ¿No se ropen? El tío Noah dice que las pomesas no se ropen.
— Ni los tratos, ni las promesas. Cuando le dices a alguien que harás algo luego debes cumplir, o ya no confiará en ti.
—Tío Nante ¿Tú cofías en mí? — sus ojos verdes me miran llenos de curiosidad mientras muerde la galleta que Matteo acaba de darle.
— Yo confío mucho en ti, y en todos los de nuestra familia.
— Yo cofío en ti, porque me das cocholate.
Suelto una pequeña risita.
— ¿Tú crees que el chocolate es un buen motivo para confiar en alguien?
— Sí — toma su cuchara para comer el cereal y cumplir con su parte del trato.
Ojala fuera tan fácil para los adultos.
— ¿Saldrás tan temprano? — pregunta Matteo al ver que me pongo de pie viendo la hora en mi teléfono.
— Sí, iré a desayunar con Álex.
— Oh, ¿Cómo va eso? ¿crees que regresarán?
— Ni loco tropiezo dos veces con la misma piedra, nunca volveré a ser su novio.
— ¿Tienes una novia tío Nante? — lo miro a Matteo porque no sé exactamente cómo responder a eso, pero mi hermano lo toma con mucha naturalidad.
— No pequeña, Álex no es su novio, aunque lo fue hace mucho tiempo.
— ¿Un novio? — pregunta ella con carita pícara.
— Sí, todos podemos elegir si queremos novio o novia.
— ¿También yo? — sus ojos se abren grandes y me provoca risa.
— Cuando crezcas podrás elegir, los niños solo tienen amigos y amigas.
Ella parece satisfecha con su respuesta porque no hace mas preguntas, ojalá todas las personas fueran como los niños, y ojalá todos los padres fueran como Matteo.
He decidido que no dejaré que me recoja, prefiero verlo donde esté y poder huir si lo necesito, así que le envío un mensaje.
Dante - en línea
Dime donde, te veré allí.
Álex - en línea
En el café de siempre.
Dante - en línea
Cerró hace un año.
Álex - en línea
¿Cerraron nuestro café? Eso es triste.
Dante - en línea
Ajá, hay un Starbucks a tres calles de allí, en 15 minutos.
Meto mi teléfono al bolsillo sin esperar respuesta y conduzco hacia el lugar que le dije.
¿Saben? Ni siquiera sé por qué acepté salir con él, supongo que necesito cerrar un ciclo o algo así. Intento despejar mi mente en el camino, pensar en otras cosas para relajarme un poco pero no está dando resultado.
¿Qué mierda con el amor? Estoy seguro de no querer enamorarme nunca más en mi vida. Conocí a Álex, fui su novio por seis meses, terminamos hace tres años y aún no lo supero. ¿Lo ven? Es una completa mierda.
Tal vez el problema soy yo, debería soltarlo de una vez por todas y creo que ese es el motivo principal por el que estoy aquí. Quiero darme cuenta, de que él en realidad no es tan perfecto como lo recuerdo, quiero verlo como es en verdad, desencantarme, hacer de lo nuestro solo un bonito recuerdo.
Ya está esperando allí, así que entro y camino hacia la mesa junto a la ventana que ha escogido.
— Hola — saludo sin mucha emoción, la fachada seria es la que más se me da, y tampoco es que tenga tantas ganas de sonreír ahora.
— Hola Dan, por fin podemos hablar tranquilos.
Ajá, tranquilo estará él, porque si hay algo que no siento en este momento es tranquilidad.
Igual le doy un breve asentimiento y vienen a tomarnos el pedido.
— ¿Por qué tan serio? — pregunta con una sonrisa muy confiada.
— Aún me siento incómodo a tu lado.
Sinceridad, siempre ante todo.
— Sí creo que te debo una disculpa y una explicación.
Me encojo de hombros mirando por la ventana.
— No necesito ninguna de las dos cosas.
— Pero te las mereces.
Debo dejar de ser tan grosero, de otra forma nunca podré cerrar este ridículo círculo.
— Ya, te escucho.
— Cuando llegue a Roma, mis padres dijeron que nos quedaríamos allí y yo pensé que de igual forma era posible que sigamos con lo nuestro ¿Sabes? Tenemos dinero, podemos viajar y todo eso.
Asiento, no suelo interrumpir a la gente cuando habla así que solo quiero escuchar su versión de la historia.
— Estaba esperando encontrar el momento de decirlo pero entonces recibí un correo electrónico, era tu papá.
Esta vez sí lo interrumpo.
— Cuando tú me dejaste había muerto hacía un mes.
— No es posible...
— Sí, ¿recuerdas que regresaste antes de dejarme? Fuimos de compras con Fred y Olivia, pasamos el fin de semana juntos y luego volviste a irte.
— Sí, ¿Qué con eso?
— Mi padre ya estaba muerto allí.
— ¿Cómo es eso posible? Ni siquiera lo mencionaste.
— Así es Álex, ya, da igual. Sigue con tu historia.
Parece consternado, pero igual continúa hablando.
— El correo decía que él sabía que estaba contigo, y qué si no terminaba con nuestra relación te alejaría de tus hermanos. Te metería en un internado fuera del país. Yo sé qué tal vez debí decirte, pero solo podía pensar en ti. Podías sobrellevar estar sin mí, de hecho podías hacerlo bien, pero no estar sin ellos, entonces solo lo hice.
Suena bonito, pero es mentira. Mi padre estaba muerto, y no regresaría del más allá para joderme la vida.
— Ajá, ¿Y tienes ese correo?
— Por supuesto.
Saca su laptop de la mochila y busca por un rato.
— Aquí está.
Voltea la computadora hacia mí y leo lo que hay en pantalla. Sí es un correo de mi padre, sí es de hace tres años, y sí dice lo que Álex dijo recién.
— Fue enviado casi dos meses después de que murió, así que no tengo idea de quién lo envió, pero no fue él.
Álex luce confundido, es raro, es difícil de creer que dice la verdad pero tal vez haya alguien más involucrado en eso.
— Okay, te creo. Estás perdonado y toda la mierda esa.
Sus ojos buscan los míos pero aparto la mirada.
— ¿Qué pasa Dante? ¿Qué pasa contigo?
Suelto un suspiro y muevo mi pierna con nerviosismo.
— ¿Por qué lo preguntas?
— Es que no logro llegar a ti, estás distante y frío, como si volver a verme te valiera mierda. Estuve tres años esperando a que fueras mayor de edad y regresar por ti, y ahora eres esta cosa extraña. ¿Por qué no haces uso de la cualidad que tanto presumes y eres sincero conmigo?
Resoplo y por fin pongo mis ojos en él.
— ¿Eso quieres? — pregunto elevando una ceja.
— Sí, por favor.
— Ya no me importa lo que haya pasado, la verdad es que ni siquiera sé lo que hago aquí. Teníamos quince años, creíamos en el amor y toda la mierda. Pues yo ya no lo hago, y estaba perfectamente bien sin ti, estaba bien sin saber nada de esto, y quiero seguir estándolo. El Dante que conociste no existe, crecí, soy más seguro, y no necesito un hombre al lado para ser feliz. Y si tú piensas que hay alguna posibilidad de regresar conmigo, solo olvídalo ¿Sí?
Me pongo de pie sin dejarlo responder, todo lo que dije es verdad, pero es que ni siquiera yo lo tengo claro. Antes de irme volteo a verlo, las lagrimas ruedan por sus mejillas pero aun tengo otra cachetada de sinceridad para él.
— Es que aún me duele, volver a verte duele, tú dueles, y no te quiero en mi vida.
Esta vez sí me voy, el pecho me arde, las lágrimas quieren salir y a la mierda, que lo hagan.
¿Por qué reprimirlas? Saco mi teléfono del bolsillo y le marco a ella.
— Te necesito — murmuro pero ya lo sabe.
— Lo sé, te estoy esperando en casa.
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Hola gente bella ❤️
Aquí les traigo un bello pero dramático capítulo #Dalex.
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@ineskyblue
La próxima actualización será el jueves.
Los quiero ♥️
Besos, mil besitos 💋
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