Liam

Dios ¿Qué estoy haciendo con mi vida?

¿Olivia me gusta? ¿Siento algo por ella? No tengo ninguna respuesta, pero no puedo sacarla de mi cabeza en todo el día.

Dante baja de mi auto frotando sus ojos.

— No me digas nada, lo que sea que digas se lo diré a ella.

— Siempre tan sincero — digo con una media sonrisa —. Ella me contó lo que Adam dijo, me encargaré de él.

— No te preocupes Liam, ya te he dicho que no me importa.

A mí sí me importa, Dante es como mi hermanito, de hecho lo quiero más que a mi hermano real, con el que no hablo nunca y no veo hace años, así que si alguien se mete con él yo lo golpeo, siempre ha sido así, y siempre seguirá siendo así.

— Tú eres mi hermano, me preocupo por ti y quiero que todos sepan que no pueden meterse contigo. Tú eliges, o lo golpeo yo o se lo digo a Noah.

Dante se encoge de hombros, no le interesan las peleas, nunca se mete ni opina.
— Haz lo que quieras, a mi me suena más a que quieres golpear a Adam porque le quitó la virginidad a Olivia.

Mierda.
Yo no quería saber eso, imágenes que me torturarán hasta el fin de mis días.

— ¿Fue él? — intento disimular la molestia en mi voz sin ningún resultado.

Dante abre grandes sus ojos sorprendido de que no lo supiera.
— Haz de cuenta que no dije nada.

— No, ahora dilo. ¿Es que es tonta? Luego de lo que pasó entre ellos va y le dice que sí, ¿es broma? ¿Qué pasa por su cabeza?

— Bueno, tampoco te pongas así ¿pensaste que te esperaría toda la vida? ¿incluso después de que te acostaste con su mejor amiga?

No quiero ser tan evidente porque obvio Dante se lo contará a ella, pero es que me siento tan molesto que no puedo controlarlo.

— ¡Yo no tuve sexo con ella! Estaba borracho y la chica se me tiró encima, nos besamos, ni siquiera fue bueno y luego me fui a casa porque ya no encontraba la forma de decirle que no. Nunca le haría daño a Olivia voluntariamente, ella me importa.

Creo que estoy hablando de más, mejor me voy.

Dante arruga su frente pensativo, pero lo que sea que esté pensando no me lo dice.
— Le hiciste daño Liam, las mujeres despechadas son peligrosas.

— ¿Tú dices que si yo no hubiera besado a esa chica ella no hubiera…? — ni siquiera puedo decirlo. 

— Probablemente no, pero ya no hay nada que hacer. Ahora si me disculpas, tengo sueño — estira su puño para que lo choque y lo hago solo porque necesito que se vaya.

Me subo a mi auto y me quedo allí, por varios segundos sin comprender lo que me sucede. Tanta inteligencia emocional para terminar tan confundido ante la primer emoción que se presenta en mi vida.

Tomo mi teléfono del bolsillo y llamo a la única persona que me puede entender incluso cuando ni yo mismo lo hago.
— Pollito, te necesito ¿Estás en tu casa?

— Sí bebé ¿pasa algo? ¿dónde estás tú?

— Estoy en la entrada, ya voy para allí.

Termino la llamada y vuelvo a bajar del auto, pidiéndole al universo que no me haga cruzarme otra vez con ella porque aun no tengo las ideas claras.

— ¿Qué pasa bebé? — pregunta Em que ya me espera en el sofá al lado de la estufa a leña, está haciendo frío por aquí.

Me desplomo en el sofá junto a ella con un largo suspiro.
— ¿Mi Frijolita?

— Duerme con Matteo, ya dime que pasa, no me evadas.

Soy directo y sincero, porque si no puedo ser sincero con ella entonces no puedo serlo con nadie.
— Creo que me gusta Olivia.

Decirlo en voz alta lo transforma en una absoluta realidad.

— Sí Liam, todos sabemos eso, menos tú.

— ¿Y qué hago? — pregunto como un niño pequeño.

— Solo díselo.

— Me odia, me besé con su mejor amiga y además yo no puedo ser su novio, no estoy listo para eso.

Emily toma mi mano y me ve con ternura.
— No digo que seas su novio Li, solo que no te cierres a ella, que te saques de la cabeza todas las trabas estúpidas que tienes y dejes que las cosas fluyan, haz lo que te salga, permítete sentir lo que sea que sientas por ella y luego decides.

— ¿Y si le hago daño como a tu hermana?

— Cuando dos personas se relacionan la posibilidad de que alguien salga herido siempre está, ambos lo saben, y tú nunca le harías daño a propósito.

— Es que no es solo una chica Em, es la hermana de Noah y de Matteo, si algo sale mal todo será caótico.

— Deja de pensar en eso, Matteo me ha dicho mil veces que le encantas para Olivia, y Noah ya no es el mismo de antes, no te pelearás con ellos si algo sale mal, no se meterán, estoy segura.

— Tengo miedo pollito, ella no es una chica fácil. Y ahora sale con ese chico, y con Adam, ella tuvo sexo con él y yo siento que estoy enloqueciendo, que no quiero que nadie la toque.

Ella se ríe meneando su cabeza.
— Pues si no avanzas otro lo hará, ella es hermosa, no escapa a los ojos de nadie, has estado perdiendo el tiempo como un idiota.

— Lo sé, ella me acaba de decir que está enamorada de mí desde los doce años, y que si soy un cobarde es asunto mío, que ella no ocultará lo que siente.

— Wow, que valiente — murmura dejando que su mirada se pierda —. Sólo deja que las cosas pasen Liam, no te contengas y sé sincero, con ella y contigo mismo.

— Lo haré, iré a buscarla ahora. ¿Qué hora es? 

— Las once, ve, ella se duerme tarde.

Busco mi valor donde sea que esté y me pongo de pie. Sé que esto no será fácil, sé que ella está molesta, sé que sale con otros chicos, sé que estoy poniendo demasiado en juego, pero si no enfrento lo que me pasa con ella nunca la podré sacar de mi cabeza.

— ¿Qué quieres? — dice en cuanto abre la puerta dejándome espacio para pasar.

— Verte.

— Me viste hace diez minutos.

Sale al jardín del fondo y la sigo, se para junto a una gran columna apoyando su brazo en ella y soltando un suspiro.

— Sí, pero no te dije algo importante.

Dilo Liam, tú puedes.

No, no puedo, no soy tan valiente como ella.

— Sé que Dante te dijo que lo hice con Adam.

Ag, no quiero pensar en eso, de verdad me pone mal.

— ¿Es verdad?

Me acerco lentamente, sin notarlo, ella tiene como un extraño magnetismo.
— ¿Por qué? ¿Te molestaría que lo fuera?

Seré sincero, a eso vine.
— Sí, me molestaría muchísimo.

Ella sonríe de lado, la malicia en sus ojos me despierta algo dentro que no sabría explicar.
— ¿Sabes? No debes preocuparte por eso.

Se acerca a mí viéndome a los ojos con confianza, me toma por los hombros y me pone contra la columna en la que ella estaba apoyada recién.

— Aún soy virgen — susurra muy cerca de mí —. Y eso solo dejará de ser así el día que tú lo decidas, porque tú, eres el único hombre que quiero entre mis piernas.

Puta mierda, ella sabe cómo provocar a un hombre, ahora no puedo pensar en otra cosa que no sea volver realidad la última frase que ha dicho. La deseo, la necesito, todo mi cuerpo me lo pide a gritos, sobre todo una parte de por ahí abajo que tiene vida propia, y está despertando de su sueño con el único interés de estar dentro de ella.

Da un paso hacia atrás y se ríe divertida.
— Deberías ver tu rostro.

Traidora, me ilusiona en vano. Pero si quiere volver esto una lucha de ego sexual le aseguro que ganaré.

Yo aquí venía todo inocente como niño de primaria a decirle que me gusta y ella me sale con que me quiere entre sus piernas.

— No juegues conmigo Olivia, no sabes dónde te metes.

Me sostiene la mirada, sus ojos brillan con deseo.
— No me asustas, no tienes el valor para jugar mi juego.

Claro que lo tengo pequeña, como que me llamo Liam Evans que serás mía.

Tomo sus muñecas con una sola mano y las elevo sobre su cabeza en un movimiento rápido, huelo su cuello suavemente, huele bien, es su aroma, uno que me encanta.
Llevo mi rostro a escasos centímetros del suyo rozando nuestras narices.

Su corazón late tan fuerte que puedo oírlo desde aquí, me encanta que ella se sienta así por tenerme cerca. 

Rozo mis labios con los suyos, que se abren ligeramente esperando por mí.

Pero si ella quiere jugar con la tensión sexual que tenemos entonces lo haré, Em dijo que me dejara llevar, así que solo me alejo de ella y me río también.

— ¿Tú crees que puedes jugar conmigo? ¿O se te saldrá el corazón de la emoción antes?

— Idiota — murmura aunque sabe que se buscó esto —. Idiota y cobarde.

— Tú comenzaste.

— Lo que dije es verdad, solo me causó gracia tu reacción.

Sé que es egoísta teniendo en cuenta que yo sí estuve con muchas otras chicas, pero eso me hace sentir aliviado. Ella aún me espera, así que la respetaré también, y hasta que no tengamos claro lo que sucede entre nosotros no volveré siquiera a mirar a otra chica.

Estoy a punto de cruzar la puerta cuando volteo a verla con una sonrisa arrogante.
— Ve a cambiar tu ropa interior, estoy seguro de que te hace falta.

Ella no se ve avergonzada, dudo que conozca ese sentimiento, se acerca a la puerta para entrar antes que yo y se detiene justo para hablar en mi oído.
— Lo haré, pero antes de cambiarla tendré que descargar la tensión yo solita, imagínalo, y sueña conmigo, bombón.

Dios, yo doy un paso, ella da cuatro. Nunca podre ganarle, obviamente soñare con ella, despierto y dormido, ya no podré sacarla de mi cabeza en ningún momento del día.

Olivia ya ha subido a su habitación, no le dije que me gusta pero le di a entender que entro en su juego, aunque no sé muy bien qué significa eso.

Emma sale de la cocina, revolviendo una taza de la que sale humo.

— Ella te volverá loco, y te lo mereces.

— No tengo idea de qué estás hablando — miento pero soy muy evidente.

— Confío en ti, así que no te daré ninguna advertencia, solo habla con Noah y no seas tan idiota como Emily y Matteo.

No me deja responder, de todas formas no sabría qué decir así que regreso a mi auto y voy camino a casa.

La amiga de Olivia me está llamando, pero no responderé, ni siquiera recuerdo en qué momento le di mi teléfono.

Pero para mi desgracia, en cuanto estaciono en la puerta de mi casa ella esta esperando allí.

— ¿Qué quieres? — pregunto de mala gana.

— Hablar contigo, necesito que me ayudes.

Solo la dejo hablar por cortesía, porque no la ayudaré con nada.
— ¿Con qué?

— Con Olivia, ya no quiere hablarme. Tal vez puedas decirle que tu iniciaste con esto.

Me río, pero no es con maldad, me sale natural.
— No le mentiré a Olivia, y menos por ti. Yo no sabía que ella siente algo por mí, tú sí lo sabías y te metiste conmigo igual. De hecho te rechacé tres veces y seguiste insistiendo, así que no pretendas que ahora ella te perdone, porque tiene razón.

— ¿Qué te cuesta? No te afecta en nada y puedes ayudarme.
— No, de hecho sí me afecta porque yo también siento algo por ella y no lo arruinaré por ti. Hazte cargo de tus decisiones.

No quiero seguir con esta conversación, solo quiero llegar a mi cama y dormir. Así que sin despedidas abro la puerta del edificio y la dejo fuera. Poco cortés, poco educado, pero ella lo sabía, ella sabía que la dañaríamos y no dejó de insistir.

______________________________________

Hola gente bella ❤️

¿Cómo andan? Aquí les traigo la doble actualización antes de tiempo. De nada ❤️

Leo sus opiniones, amo sus comentarios, quiero que sepan que leo cada uno y me río mucho.

Los quiero ♥️

Besos, mil besitos 💋