6 - Es tu lucha, no la mía.
Olivia
Dante y Álex por fin están hablando, no pensé que fuera a afectarlo tanto, de otra forma no lo hubiese expuesto a esto.
Mi teléfono suena, así que lo busco en mis bolsillos.
Es él.
Liam - en línea
¿Dónde estás?
Olivia - en línea
Por ir a comer ¿Por qué?
Liam - en línea
No conduzcas si bebes, me llamas y voy por ti.
Eso no responde mi pregunta, se está haciendo el tonto.
Olivia - en línea
No te preocupes, no vine en mi auto. Mi chico me llevará a casa.
Liam - en línea
Okay ¿Me avisas cuando llegas?
Olivia - en línea
Sí, papá.
Liam - en línea
O cualquier cosa que necesites, estaré despierto.
Olivia - en línea
Lo sé, deja de preocuparte.
Es tierno, y confuso. Él siempre me ha cuidado, no sé si porque me quiere o solo porque soy como una hermanita. Pero siempre se ha preocupado por mí, a veces más que mis hermanos.
— ¿Quién es? — pregunta Tom al ver que le sonrío a mi celular.
Pregunta extraña. ¿Quién le pregunta a alguien quién es cuando suena su celular?
— Es un... amigo, supongo. Es el mejor amigo de mis hermanos.
— ¿Y qué quería?
— Hablar, siempre hablamos, todo el tiempo. Liam es como un hermano más.
Mentiras, viles mentiras, que se joda por andar de celoso. Si apenas lo conocí hoy y ya pregunta quién es cuando suena mi celular.
— Ah, Liam... — murmura por lo bajo.
— ¿Lo conoces? — pregunto sorprendida.
— No, claro que no. Bueno, sé que todos en esta ciudad conocen a Liam Evans, pero yo no. Bueno, no en persona. Su hermano, Frank, es mi mejor amigo. Pero él se quedó en Londres.
Su respuesta es nerviosa y entreverada.
Este chico obviamente oculta algo, pero si hago preguntas le doy permiso a que también las haga, así que no lo haré.
— ¿Frank es tu mejor amigo? Wow, que pequeño es el mundo.
— ¿Conoces a Frank? — pregunta elevando una ceja.
— Claro. Bueno, mi hermano mayor, Noah, y Liam han sido mejores amigos desde hace como… tal vez unos siete u ocho años. Sí he visto a Frank hace mucho tiempo, algunas veces, aunque no lo recuerdo mucho, Liam y él casi no hablan.
Intento recordar cómo se veía, cabello rubio, ojos cafés, ¿si eran cafés? No eran como los de Liam, ¿o tal vez sí? Pero hay algo que sí recuerdo con claridad, era completamente antisocial y desagradable.
— Frank no ha tenido una vida fácil, sus padres son… lo peor, y luego lo de su hermanita, y Liam nunca se ha preocupado por él. Pero ya no es como cuando lo conocí, ahora sí habla con la gente — luego de decir eso se ríe.
— No hables mal de Liam, no lo conoces.
— Solo digo lo que sé.
— Pues no sabes nada, si quieres llevarte bien conmigo, no hables mal de mi familia.
Rueda sus ojos y suelta una risita, no me toma en serio, pero obvio no estoy bromeando.
— De acuerdo, pequeña, lo siento.
Pequeña, odio que me llamen así.
El lugar que elegimos para comer sin dudas no era la mejor opción. ¿Por qué? Lo descubrí al cruzar la puerta.
Adam está aquí.
Señoras y señores, se me juntó el ganado.
¿Y ahora? ¿Qué voy a inventar ahora?
Tengo que ser inteligente, así que le envío un mensaje a Adam en cuanto lo veo, diciendo que nos encontramos en cinco minutos en el baño.
Dante y Álex demoran en entrar, Dante lo hace primero y ve a Adam de frente, así que comprende por completo la situación.
Me disculpo para salir, Dante distrae el tema de conversación para entretenerlo mientras regreso.
— ¿Todo está bien? — Adam pone su mano sobre mi mejilla y sonríe.
— Sí, lo siento por esto. Es que aún no encuentro la forma de hablar con Dante sobre ti, por eso no puedo hablarte esta noche.
— Tranquila bebé, si lo entiendo, tus hermanos me odian y eso no será fácil.
Me alejo un poco de él.
— No será de ninguna forma, no somos novios Adam, ni lo seremos, pensé que estaba claro.
Él suelta un suspiro y asiente.
— Lo sé Liv, fui malo contigo, no confías en mí y solo salimos ocasionalmente.
— Bien dicho bebé, ahora me iré que me esperan fuera.
Voy a salir pero me toma por el hombro para que lo mire otra vez.
— ¿Quién es el chico que te acompaña?
— Oh, es amigo de Dante. Es gay.
No estoy mintiendo, Álex también está allí.
— Okay, pero no te vayas sin darme un besito — pone sus manos en mi cintura y me atrae hacia él.
Me relajo un poco para corresponderle el beso, me gustan sus besos, me hacen recordar a los primeros, aquellos en los recesos del colegio debajo de la escalera.
Me besa con mucha ternura, Adam me gusta pero sin dudas jamás confiaría en él. Así que solo disfruto de sus besos, y de alguna salida ocasional.
— Ya, me voy, te llamo luego.
Mas mentiras, jamás lo llamo.
— ¿Todo está bien Oli? — Tom pregunta acercándome una bebida.
Oli, nadie me llama así, aunque es el apodo más clásico para mi nombre.
— Sí, el baño de chicas siempre está lleno.
La cena transcurre con normalidad, comemos pizza y tomamos cervezas. Es casi hacia el final de la noche mientras comemos helado que las cosas se complican un poco.
— ¿Qué tanto te mira ese idiota? — pregunta Tom mirando hacia la mesa de Adam.
— Oh, es Adam — exclama Álex sorprendido — ¿No es tu exnovio?
Chismoso.
— A los quince años, un amor infantil — digo en un intento de burlarme de él.
— Mejor nos vamos — dice Dante intentando calmar las aguas.
— ¿Qué miras? — Tom lo increpa sin dudar.
Lo peor es que Adam no demora en responder.
— A ti seguro que no, mariquita.
Mierda.
Doble mierda.
Triple mierda.
— ¿Me llamaste cómo? — Tom se pone de pie sin dudarlo y Adam hace lo mismo.
Dante se acerca a mí y habla por lo bajo.
— Sí sabes que no peleare por ninguno de tus novios ¿Verdad?
— No pretendo que lo hagas — respondo sin quitar mis ojos de la escena.
— Mariquita — le responde Adam sin dudar.
— Tu comentario no me ofende porque no soy gay, de hecho la hermosa chica a mi lado lo confirma, pero no dejaré que seas así de descortés con mis amigos. Discúlpate, o te parto la cara aquí mismo.
Los ojos de Adam se llenan de furia, le mentí y lo descubrió. Sabe que estoy con él y que nunca lo tomé en serio.
— Me lo haces a propósito ¿verdad? Te quieres vengar por lo que pasó hace tres putos años, estás loca, estás mal de la cabeza. Ya me humillaron, ya les pedí perdón ¿qué más quieres?
No respondo, así que Tom vuelve a hablar.
— Sigo esperando tus disculpas, hacia mis amigos y ahora también hacia mi chica por hablarle así.
No estoy saliendo con Adam por venganza, solo me divertía un poco pero al parecer las cosas nunca son tan simples.
— No me disculparé con nadie, ni con la traidora con la que me acabo de besar en el baño que presumes como tu chica, ni con tus amigos mariquitas.
Tom le da el primer golpe, aquí, dentro del restaurante, lo hace caer hacia atrás sobre una mesa.
Ambos se golpean bastante pero los chicos y yo no intervenimos, los mozos entran en caos y antes de que lo notemos la policía está aquí y se los lleva a ambos.
— Ustedes no se irán, pagarán por todos los daños — asegura el dueño del lugar, furioso.
Eso es un problema, es mucho dinero y no traigo mi tarjeta más grande, solo las pequeñas.
— ¿Tú traes la Black? — le pregunto a Dante que de inmediato niega con la cabeza.
Resoplo por tener que recurrir a pedir ayuda, pero no me queda otra opción.
Tomo mi teléfono y le marco a Liam, quién responde en el primer tono.
— ¿Qué pasa, pequeña?
Aww, es tan lindo, lo amo.
— Te necesito.
— ¿Dónde?
¿Lo ven? Él no pregunta ni siquiera para qué, si lo necesito vendrá.
— Te envío la ubicación a WhatsApp, trae dinero.
— ¿Cuanto?
— Mucho.
— Estaré allí en cinco minutos.
Tres.
Tres minutos demora en llegar.
Y dos minutos más en arreglar todo este desastre hablando con el dueño del lugar.
— Y luego dice que no está enamorado de ti... — murmura Dante con una sonrisa.
— Y no lo está, él es así con todos nosotros, solo es protector.
— Ajá sí, claro.
Ojalá Dante tuviera razón. Pero no me ilusiono fácil, he aprendido de mis errores.
Álex se lleva el auto de Tom, porque le dejó las llaves. Él lo recogerá en la comisaría, así que nos vamos con Liam.
Dante se queda dormido de inmediato en el asiento de atrás. Superpoder que solo poseen él y Matteo.
— ¿Qué fue lo que sucedió? — pregunta Liam luego de un gran momento de silencio.
— Adam estaba aquí, le mentí y le dije que el otro chico con el que estoy era un amigo gay de Dante, él lo llamó mariquita y se agarraron a golpes.
— Así que tú provocaste todo esto...
— Algo así, pero no fue intencional, ninguno es mi novio, eso significa que puedo salir con los dos.
Liam niega con la cabeza entre molesto y fastidiado.
— No si no lo dejas en claro.
— Es que a este chico recién lo conocí hoy, no es como su fuera a dejar a Adam por él. Pero ahora le dijo mariquita a mi hermano, así que murió para mí.
Liam voltea a verme molesto.
— ¿Quién le dijo mariquita a Dante?
— Adam.
— Yo me encargaré de él.
Eso me hace reír, este chico no para, se estresa demasiado.
— Dante ya te ha dicho que no lo afectan esos comentarios, tú quieres golpear a Adam y aprovechas esta oportunidad.
Liam esboza una media sonrisa.
— Tal vez sí, y no la dejaré pasar.
Estoy esperando que mencione lo que sucedió hoy en mi casa, él nunca evita los temas así que solo diez segundos después lo hace.
— Olivia, sobre lo que pasó en tu casa hoy...
— ¿Fuiste un idiota? Sí, lo sé.
Suspira y evita mi mirada.
— Sí, lo siento. No sé qué pasó conmigo, pero no quiero que te confundas. Tú y yo no...
— Yo no estoy confundida Liam, tú ya no me gustas. Fuiste tú quien intentó besarme, así que tal vez seas tú el confundido.
Resopla con incomodidad.
— Lo siento ¿Sí? No volverá a ocurrir, y tampoco volveré a meterme con tus amigas, no quería hacerte daño.
— Ya, que dramático estás. Tú me gustabas, como muchos otros chicos, tampoco es como si fueras el amor de mi vida.
Mas mentiras, me estoy transformando en una experta.
— Okay, pongamos una serie de reglas. Yo no me meto con tus amigas, tú no me hablas de otros chicos, ni de sexo, ni te paseas con poca ropa frente a mí. Yo no volveré a intentar besarte, y tú no intentarás provocarme.
Reglas.
Cómo si yo fuera capaz de cumplir alguna regla en mi vida. Sin contar las que tengo con Dante, claro.
— Es que no te entiendo Liam, yo no te gusto, no sientes nada por mí, ¿por qué no puedo hablarte de otros chicos?
— Porque no me gusta y ya.
Siento que estoy ganando esta batalla, él necesita reglas para mantenerme lejos, porque de alguna forma logré meterme un poquito en su cabeza.
— De acuerdo, acepto tus tontas reglas, salvo la de la ropa, es mi cuerpo, puedo ponerme lo que quiera.
Suspira pero asiente.
— Bien, mientras uses ropa creo que estará bien.
— Podría no usarla — digo elevando mis cejas.
Él suelta una risita y menea su cabeza.
— Regla número cinco Olivia, no intentarás provocarme.
Bien, ahora las tontas reglas hasta tienen número.
Uso un tono irónico para imitar su voz.
— Regla número uno Liam, no puedo provocarte si no te gusto.
— Claro que sí, eres una chica absolutamente hermosa, tu puedes provocar a cualquier chico con solo mirarlo.
Wow, esto avanza demasiado rápido, pensé que me tomaría mas tiempo meterme en su cabeza pero no contemplé la posibilidad de que tal vez yo ya tenía mi lugarcito allí.
— Lo sé, de hecho lo hago. ¿Recuerdas al hermano de Em? Eric. He hablado con él algunas veces, el efecto que tengo sobre él es increíble, solo lo miro a los ojos y parece que va a hacerse pipí. Tal vez lo bese algún día, es lindo y podría levantar un poco su autoestima.
Gruñe por lo bajo y detiene el auto en la entrada de mi casa.
— Regla numero dos, Olivia. No me hables de otros chicos.
— Allá tú con tus tontas reglas, yo no las necesito para mantenerme alejada de ti, hazte cargo de lo que te pasa y no me cargues con tus complejos.
Bum, sinceridad nivel: Matteo. No es tan cruda como la de Dante, si no mas bien inteligente para ocultar las partes convenientes.
Me acerco para besar su mejilla con mucha ternura y me bajo de su auto, sin dejarlo responder nada.
Apenas termino de bajar el viene tras de mí, da la vuelta al auto rápidamente y lo tengo frente a frente en menos de cinco segundos.
— Ya Olivia, por favor, ya no hagas esto.
— ¿Qué? ¿Qué se supone que estoy haciendo?
— Te quieres vengar de ella y me usas a mí. Sabes que yo no puedo tener una novia, y si algo pasara entre tú y yo solo generaría problemas. Ya no me provoques, no sé cuánto tiempo más podré contenerme.
Dios, no quiero que se contenga, pero tampoco quiero ser la tonta de esta historia.
Sus ojos encuentran los míos, hay algo entre nosotros. Una conexión de la que ambos somos conscientes, los dos sabemos que está ahí, que hay algo que nos hace querer estar cerca uno del otro, que hay algo que nos hace contener la respiración cuando estamos tan cerca como ahora, pero él pone las barreras, él no deja que lo que sentimos salga a flote, él es un cobarde, y yo no lucharé sola contra eso.
— No me pidas nada Liam, tú me gustas, yo siento cosas por ti desde que tengo doce años, y me hago cargo de eso, tu hazte cargo de lo que te toca, no me pidas que te evite porque eres un cobarde que no quiere sentir nada, esa es tu lucha, no la mía.
Bum. Sinceridad nivel: Dante. Crudo y sin anestesia, totalmente directo y rozando los golpes bajos.
No lo dejo responder, las salidas dramáticas son lo mío.
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