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40 - Levantarse

Liam

Matteo logró que Olivia se durmiera luego de un par de horas. Sé que debería estar allí con ella, pero no puedo, entonces Emma se quedó mientras nosotros decidimos qué haremos ahora.

Frank y Dante están en el hospital con mi padre, aún no se despierta y de todas formas siento que no lo golpeé lo suficiente.

— Quiero que se muera — murmuro con rabia mientras Emily se sienta a mi lado.

— Pero yo no quiero que seas tú quien lo mate — responde ella acariciando mi cabello —. Deja que nosotros nos ocupemos, debes ir con Olivia.

Ya no contengo mis lágrimas, niego con la cabeza y las limpio de inmediato.
— Ni siquiera puedo mirarla, yo no... no podré volver a tocarla, me siento muy culpable por esto.

Noah está en las mismas condiciones que yo, su mirada fija adelante, sus puños cerrados en su regazo, sé que está teniendo una batalla consigo mismo para no ir a terminar lo que comencé.

— No importa si puedes Liam, tendrás que hacerlo. Ella dice que... — Matteo esconde su rostro en el hombro de Emily y toma una respiración profunda mientras ella acaricia su cabello, se incorpora e intenta seguir hablando con el nudo en su garganta — ella dice que se siente sucia, y tú tienes que mostrarle que su cuerpo aún tiene el mismo valor, solo tú puedes hacer eso.

La situación en la sala es extraña, todos queremos llorar pero nos contenemos por la estúpida manía de ser el chico fuerte de la familia.

Fred, el padre de Olivia y Emma llega por fin.

No dijo a dónde iba, pero el odio en su mirada asustaría a cualquiera.

— ¿Qué hiciste? — lo increpa Noah sin vacilar.

— Fui a poner a salvo a Liam, podría ir a prisión más de siete años si esto se sabe.

— ¿Murió? — pregunta Matteo abriendo grandes sus ojos.

— Su estado es delicado, demasiados golpes en la cabeza, tal vez necesite una cirugía.

No me siento culpable por eso, de hecho si lo tuviera enfrente lo volvería a golpear.

— Frank, Dante y Helen declararon ya. Ella dijo que él estaba metido en algunos asuntos de negocios, y que unos sujetos encapuchados entraron en la casa. Frank y Dante dijeron que los vieron entrar y se ocultaron. Intercambiamos las cintas de seguridad del hogar por las de otro día, parecerá que estuviste allí toda la mañana. Las cintas de seguridad de la casa están en blanco al igual que las de las calles que muestran tu auto llegar allí y ya nada te conecta con la situación.

— Gracias — es todo lo que puedo articular.

— Sí, pero eso significa que no podemos denunciarlo por lo que le hizo a Olivia — dice Emily arrugando su frente.

Noah por fin habla, y nunca había escuchado en él una voz tan cargada de ira.

— ¿Denunciarlo? Tiene millones en el banco, aún si logramos que lo procesen ¿Tú has visto lo que son las cárceles para la gente como él? Un puto hotel de cinco estrellas. Tenemos que hacerle algo peor.

— No somos asesinos Noah — insiste Emily que es la única que mantiene la mente fría.

Las horas se pasan, y seguimos discutiendo sobre lo que haremos, no logramos ponernos de acuerdo, nada parece suficiente, o algunas cosas parecen demasiado, no para él si no para nuestra salud mental.

Frank y Dante llegan por la tarde, mi madre no viajó, dice que se quedará con él para ayudarnos con lo que sea que hagamos, como nuestro caballo de troya, pero yo no confío en ella, ni siquiera un poquito.

— Liam, ¿por qué no vas con ella? — Emma salió de la habitación hace un segundo y tomó su lugar junto a Noah — Despertará pronto y querrá verte, no se trata de ti hoy.

Lo sé, no importa si puedo o no, no importa lo que siento justo ahora, si ella me quiere a su lado no hay otro lugar en el mundo en el que pueda estar.

Olivia

La mano de Liam tomando la mía es lo primero que veo al abrir los ojos, me toma breves segundos recordar lo que sucedió y por qué estoy durmiendo a esta hora.

El medicamento que tomo cada vez que tengo una crisis de ansiedad me deja un poco tonta, rasco mis ojos con pereza y miro hacia la ventana, está oscureciendo, dormí todo el día.

— Buenas tardes Hadita — sonríe y besa mi frente, está acostado junto a mí, pero sobre las sábanas, volteo de lado y me acurruco en su pecho.

Aquí es donde se marca mi camino de ahora en más, tengo dos opciones: ponerme en el rol de víctima, que aunque sé que tengo el derecho y que cargaré con esto mas tiempo del que puedo imaginar, no es lo que quiero. O mi otra opción es ponerme de pie con incluso mas fuerza que antes de la caída.

Mi mente confundida viaja al pasado sin mi permiso, estaba con Emma, en el jardín, tal vez tenía cuatro o cinco años. Entonces yo no sabía que ella era mi hermana, pero de todas formas siempre se había comportado como tal.

— ¿Y qué pasa si me caigo? — le pregunté temerosa luego de que ella aseguró que ya era tiempo de quitarle las rueditas de seguridad a mi bicicleta.

— Pues te levantas y lo intentas otra vez.

— Pero ¿y si me lastimo? — estábamos haciéndolo a escondidas de Noah, porque Emma sabía que él no estaría de acuerdo.

— Te pones de pie, limpias tus rodillas y lo vuelves a intentar — su determinación me dio valor, así que tomé con fuerza el manubrio e hice mi primer intento.

Obviamente me caí, apenas un raspón en mi rodilla y mis labios formaron un puchero. Emma ya estaba a mi lado otra vez, me dio la mano para ponerme de pie y miró mi pierna con atención.

— Puedes llorar si quieres, y luego cuando estés lista lo intentamos otra vez — no quería llorar, Emma era lo más grande que existía para mí, quería ser como ella, quería que me viera como una niña fuerte y valiente, así que me puse de pie y volví a subir a la bicicleta —. Mantén tus manos firmes, y no dejes de pedalear sin antes bajar tus pies al suelo ¿Sí?

Le di un asentimiento y volví a intentarlo. Esta vez logré atravesar el jardín, y aunque me costó frenar logre hacerlo sin volver a caer.

Emma corrió hacia mí muy entusiasmada y yo me sentí una niña grande y fuerte.

— ¿Viste? Si te caes te levantas con más fuerza aun y lo vuelves a intentar, siempre ¿me lo prometes?

Abrí grandes mis ojos por la sorpresa de tener el honor de ser parte de una de sus promesas.
— ¿Una promesa? ¿Cómo las que tienes con Noah?

— Sí, y mira que son para siempre — estiró su dedo meñique para sellar la promesa y yo hice lo mismo con el mío entrelazándolos.

— Lo prometo, no lo olvidaré.

Y al parecer no lo hice. Me sorprende la claridad del recuerdo para lo pequeña que era, supongo que de alguna forma inocente me marcó, y por eso lo recuerdo justo ahora, exactamente cuando lo necesito.

— Buenas tardes, mi amor — levanto mi cabeza y busco sus ojos.

— ¿Cómo te sientes? — su mirada cargada de culpas me duele, necesito que deje de culparse por todo, necesito que se permita ser feliz.

— Cansada...

Y ahí está, en tres... dos... uno...

— Lo siento — pongo mi mano en su boca para que deje de hablar.

— No debí exponerte a esto, es un asunto mío y te puse en peligro, lo siento Hadita, me siento culpable de cada cosa que pasa porque soy un tonto — imitó su voz para terminar su discurso por él y logró que se ría —. Sabía dónde me metía Liam, tus asuntos también son míos y estoy dispuesta a asumir los riesgos.

Niega con la cabeza y quita mi mano de su boca.

— No asumirás más riesgos, tus hermanos y yo nos encargaremos de ahora en más.

— No me dejaras fuera Liam, no me subestimes, no hagas lo mismo que ellos — me pongo de pie y busco mis zapatos, abajo en la sala parece haber un gran revuelo, están discutiendo.

— Ven, no te vayas — me pide jalándome a la cama otra vez —. Déjame abrazarte un poco más.

Me siento junto a él y lo miro con seriedad, el también se sienta para darme su atención.

— Lo que pasó allí en ese baño fue... — contengo mis ganas de llorar, necesito buscar mi fortaleza en esto porque si vuelvo a derrumbarme ya no sabré como volver a reconstruirme — fue horrible, yo... te prometo que no haré como si nada hubiera pasado, lo hablaré con mi psicólogo y encontraré la forma de... dejarlo atrás. Pero deja de mirarme así, deja de verme como algo vulnerable, necesito que me hagas ver que esto no me define, los chicos no querrán que yo me involucre y necesito tu apoyo.

— Te amo — responde depositando su mano en mi mejilla —. Tienes mi apoyo siempre, en cada paso que des en la vida me tendrás a tu lado.

Sé que está luchando contra su instinto protector, sé que si de él dependiera me mantendría lejos de todo y asumiría él mismo cada riesgo, pero Liam siempre respeta lo que quiero, lo que necesito, y creo que es uno de los motivos por los que lo amo tanto, nunca me ha subestimado como los demás, siempre me ha llevado a la par, siempre de su mano, aunque vaya al frente de batalla.

— Estaré bien — aseguro dejando un beso en sus labios, para convencerlo a él, pero más para convencerme a mí misma.

Cuando bajo las escaleras todos se quedan en silencio, odio sus miradas de pena, odio que crean que no debo formar parte de esto cuando lo están haciendo por mí.

— No me vean como a una cosita rota, no ayudan.

— Pequeña — mi papá se pone de pie y se acerca a dónde estoy — ¿tienes hambre?

Ajá, así que planean dejarme afuera de esto.

— Olivia ya ha decidido lo que haremos — Liam da un pasado al frente y toma mi mano.

Noah le lanza una mirada confundida, al parecer ya habían acordado que no formaré parte.

—  Liv, ¿por qué no mejor vas con Dan...?

Interrumpo a Matteo rodando mis ojos.

— ¿De verdad crees que funcionará? Ya no tengo cinco años.

Liam se sienta en el sofá y me sienta sobre sus piernas.
— La cosa es así, mi Hadita y yo hemos pensado en un plan, si no están de acuerdo serán ustedes los que queden fuera.

— Liam ¿podemos hablar un minuto? — Noah parece molesto, pero a Liam no le importa.

— No, no nos pondremos de acuerdo. Te lo dije, seré para ella lo que ella necesite, y ella necesita nuestra confianza, si tú quieres ver por tu egoísta necesidad de protegerla y hacerla sentirse inútil entonces hazlo solo, ella es mi compañera y siempre caminará a mi lado, nunca un paso por detrás.

Contengo el suspiro para no parecer tonta, pero ¡Dios! Lo amo, no se que hice en la vida para merecer a este hombre, pero gracias universo, estaré en deuda contigo para siempre.

— Estoy con Liam — proclama Emma sin ni rastro de duda.

— También yo — murmura Matteo, más porque sabe que es lo correcto que porque sea lo que desea pero el esfuerzo también cuenta.

— Y yo — lo apoya Emily.

Dante toma mi mano con fuerza.
— Sabes que siempre estoy de tu lado.

— Y yo del tuyo — Frank dice mirando a su hermano.

— Bueno... si no hay alternativa — murmura mi padre sin estar muy convencido.

Todos nuestros ojos se posan sobre Noah, parece molesto y un niño caprichoso a la vez. Emma lo mira y sus regaños están en el aire.

Finalmente suspira y asiente.

— Bien, ¿cuál es el plan?

Sonrío de lado, esta es mi parte favorita de todo.

— Iremos por su dinero. Lo quiero en la quiebra, que no le quede dinero en el bolsillo ni para comprar un pedazo de pan.

— Olivia cree que es la única forma de herirlo realmente, y yo pienso que tiene razón — agrega Liam y los demás asienten.

— Y entonces cuando ya no tenga nada lo enviamos a prisión.

Lo último que digo es lo que convence a Noah y a mi papá. Tengo un buen plan, no tiene fisuras, solo puede salir bien.



Un mes después la bocina del auto de Frank suena fuera, espera por mí y aún no termino el desayuno. Muerdo una tostada rápidamente y le doy un último trago al café con leche.

— Estaré de regreso en un par de horas — beso la mejilla de mi papá y el vientre de Emma que ya parece que va a estallar en cualquier momento, y salgo corriendo de la casa.

Vamos al gimnasio, como cada mañana, incluso hoy que es sábado.

Noah está en el jardín, lo saludo solo con mi mano porque llevo prisa y Frank baja su ventanilla para saludarlo también.

— Conduce con cuidado, te estaré observando — le grita lleva sus dos dedos bajo sus ojos y luego lo señalan.

Me río involuntariamente, Frank conduce a altas velocidades pero es muy buen conductor, Noah no lo sabe, o no me dejaría subir con él, solo es su instinto.

— Buenos días Oli — dice en cuanto estoy en su auto —. Liam te envía esto.

Estira su mano con una bolsa de ositos de goma que tomo con muchas ganas.

— Buenos días Frankie, Dante no te envía nada, aún no se despierta.

— Lo sé, anoche hablamos hasta tarde — pongo mi cinturón y enciende el motor que a penas si hace un ruidito imperceptible.

— Sal con cuidado, no subas la velocidad hasta que pierdas la casa de vista — lo pido aunque ya lo sabe, y sonríe.

— Ya no más Oli, Liam lo descubrió y puso un limitador de velocidad, iremos como simples mortales a partir de ahora.

Protesto abriendo mi bolsa de ositos y Frank se ríe.
— Es un aburrido, tampoco es que ibas taaaaan rápido.

— Ya, no importa, podemos divertirnos igual.

Pisa el acelerador en una calle vacía, alcanza los ochenta kilómetros por hora y no se detiene al llegar a la curva. Dobla a esa velocidad haciendo que mi cuerpo se voltee hacia ese lado.

— Wow — exclamo llevando la mano a mi pecho por la sorpresa — ¡Otra vez!

Frank se ríe y niega con su cabeza.
— Necesito tu ayuda con algo.

— Dime — cedo metiendo muchos ositos en mi boca.

— Dan me dijo que podríamos ir en serio cuando tú lo perdonarás, eso ya pasó hace más de un mes y sí estamos juntos pero nunca hemos dicho que somos novios ni nada...

— ¿Quieres pedírselo? — pregunto muy entusiasmada.

— Sí...

Ni lo dejo hablar, esto me pone muy feliz.
— ¿Y qué quieres que yo haga?

— Que organices un fin de semana en la playa y nos invites, tú, Liam, Dante y tal vez Alegra también quiera ir... ¿Puedes?

Obviamente si soy quien lo organiza Dante no sospechará nada.

— Obviamente, cuenta conmigo.

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Hola gente bella ❤️

Hoy no hay nota, tengo prisa 🤭

Los quiero, síganme en Instagram ❤️ @ineskyblue

Besos, mil besitos 💋

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