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38 - Portarse mal

Frank

— No quiero que hables con ellos — mi hermano corta frutas en una tabla y luego las pasa a un cuenco, seguro son para Olivia.

Hace una semana salió del hospital, después de pasar tres días allí, tiene anemia y debe seguir una dieta que incluya si o si cinco comidas al día. Crearon un grupo en WhatsApp que se llama "¿Qué come Liv?" allí todos le avisan a los demás lo que comió con ellos. Estoy en ese grupo, aunque no comparto tiempo con ella. Ella y Dan aún no se hablan, y como me siento responsable de que pelearan prefiero no estar en medio otra vez.

— Mamá no deja de llamarme, y como no le respondo deja mensajes en mi buzón, dice que hiciste algo grave y me necesita en casa para calmar las aguas.

— Nada está bien, por eso debes mantenerte al margen Frank.

— De verdad lo intento... es que dijo que si no regreso ya no pagará mi departamento ni me dará dinero y no es que lo material me importe pero no tengo un trabajo y quiero ir a la universidad...

— Yo me ocuparé de todo, tú solo disfruta de Dante y planeen sus vacaciones.

— Pensé que papá había vaciado tus cuentas...

Liam sonríe de lado y se voltea por el azúcar.
— Ya lo regresó, lo pasé a otras cuentas a las que ya no tendrá acceso. Tú solo... Yo podría pagar tu departamento, pero me gustaría mucho que en realidad... Si tú quisieras vivir conmigo yo podría cuidarte mejor.

— ¿Quieres que viva aquí contigo?

No sé si estoy sorprendido, porque en realidad sí lo había pensado. No me gusta vivir sólo y me gusta pasar tiempo con mi hermano pero pensé que querría tener su privacidad con Oli.

— Si tú quieres, si no lo entenderé, solo pienso que sería lindo.

— De verdad me agrada mucho la idea, aunque te avisaré de antemano que soy desordenado y no sé cocinar.

Mi hermano se ríe meneando su cabeza.

— ¿Sabes que viví tres años con Emily? Ella sí era como tener a un niño de tres años en casa, ni siquiera Ámbar desordena tanto cuando viene.

Sonrío por recordar a la pequeña sobrina de Dante, me agradan los niños en general pero ella tiene algo especial.

— ¿Ellos la llamaron... — mierda no puedo decirlo ni aunque lo intente — así por ella?

— Ella, Ámbar, dilo.

— No puedo... solo responde.

Liam suelta un suspiro y asiente.
— Sí, Em y Matteo la llamaron Ámbar para hacerme un regalo a mí, son increíbles.

El timbre suena, seguro es Olivia así que mejor me voy porque no quiero ser mal tercio.

— Junta tus cosas, me avisas y te recojo en mi camioneta — dice cuando me ve levantar mi mochila del suelo.

— ¿Hoy? — me sorprendo por la prisa.

— Sí, ¿por qué esperar?

Bueno, tiene razón, después de todo no hay motivos para retrasarlo.

— Cenaremos juntos esta noche — estira su puño y lo choco como despedida —, tenemos que hablar de algo importante. Y no le respondas a mamá, no antes de hablar conmigo ¿sí?

— Sí, adiós.

Es extraño, nunca he tenido a nadie que se preocupe por mí y ahora Liam está allí, pendiente de todo y no sé cómo sentirme con eso.

Me cruzo a Olivia en la puerta, nos saludamos con un poco de incomodidad y me meto al ascensor para marcarle a Dante.

¿Aún me siento nervioso por hablar con él?
Sí.
¿Por qué?
No lo sé, pero me sudan las manos.

Responde al primer tono.
— Hola — dice, y aunque no puedo verlo sé que está sonriendo.

— Hola — respondo y observo mi propia sonrisa en el espejo del ascensor — Liam quiere que viva con él, necesito ayuda con la mudanza ¿Puedes?

— Puedo, y si no pudiera dejaría lo que fuera que esté haciendo. Tengo ganas de verte.

Dante es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, y ojalá fuera libre de vivir con él todo lo que quiero vivir, pero soy un cobarde y creo que nunca estaré listo para que mi padre lo sepa.

— Yo también, te espero en mi casa ahora ¿Sí?

— Deja me pongo ropa cómoda y salgo para allí, dame diez minutos.

— Tranquilo, tenemos todo el día — suelta una risita que me hace sonreír — Y... Dan...

— ¿Qué?

— Te amo.

— También te amo — murmura avergonzado y eso me da mucha ternura, ya quiero llegar a casa y verlo.

El timbre suena, me apresuró a abrir para que no se cruce con Álex en el pasillo, él vive justo al lado y no tuve eso en cuenta al invitar a Dante aquí. No es que me importe pero no quiero incomodarlo.

— Hace mucho calor — es lo primero que dice, mi departamento está fresco porque tengo el aire encendido pero es verdad, la primavera está siendo demasiado calurosa.

Su auto también tiene aire, así que el calor lo pasó en el ascensor, exagerado.

Lo miro y me aguanto la risa, creo que nunca ha estado aquí, siempre soy yo quién va a verlo.

— ¿No hay un beso para mí? — pregunto cerrando la puerta luego de que entra. 

— Uno, dos, diez, cien. Los que quieras — me toma por el rostro y me besa sin contemplaciones, mi cuerpo se relaja de inmediato. Él es como mi droga personal, una dosis de Dante al día y mis niveles de serotonina se disparan.

Siento su sonrisa en mis labios antes de romper el beso y voy a morir de amor aquí mismo.

— Estamos hechos dos idiotas — se burla de ambos y tiene razón.

— Lo sé, no entiendo cómo pudo pasarme esto.

Se ríe con arrogancia y se deja caer en mi sofá.

— Es un poder que solo los Romano poseemos...

— ¿Cuál?

— Volver idiotas a los Evans.

Vuelvo a besarlo, pero me detengo antes de que las cosas se pongan calientes. No porque no quiera, sino porque hay mucho que hacer y me pasaría la tarde entera haciendo el amor con él.

— Bien, solo llevaré las cosas que están en mi habitación, debes ayudarme a guardar mi ropa y mis cosas y luego tenemos que bajar por el ascensor de cargas mi cama y mi armario. Y también el sofá que tengo en mi habitación, el pequeño.

— Liam tiene una cama en la habitación libre, ¿Por qué llevar otra?

— Solo duermo en mi cama, la traje desde Londres.

Dante se ríe a carcajadas y luego asiente poniéndose de pie.

— También duermes en la mía — eso es verdad, nunca había dormido fuera de mi cama pero hace un par de noches me quedé dormido con él sin notarlo y dormí muy bien toda la noche, incluso mejor que en mi propia cama, pero es diferente.

— Contigo, duermo donde sea.

Sonríe como respuesta, no suele decir cosas bonitas pero cuando lo hace sabes que si le salieron naturales.

Nos ponemos a trabajar de inmediato, metemos toda mi ropa en valijas, y todas mis otras cosas en cajas. Ahora solo queda bajarlas a la calle, un camión vendrá por ellas, Liam no puede llevar mi cama en su camioneta.

Bajamos la cama y la dejamos en el lobby, finalmente decidí dejar el armario así que solo queda el sofá.

— No te apures, yo soy quien va de espaldas — se queja viendo hacia atrás.

— Ya, quejoso, no falta nada — mi tono de bula lo molesta y deja el sofá sobre el suelo a mitad del pasillo.

— Descansaré aquí — se sienta sobre el sofá y me sienta sobre sus piernas —. Y no seguiré hasta que no me des un beso de disculpas.

Cierra sus ojos y levanta el mentón esperando por mi beso, pero lo único que obtiene es un mordisco en su mejilla.

— ¿Te rebelas, pequeño? Ya verás... — pone su mano en mi cuello y con su pulgar levanta mi cabeza para tener acceso. Pasa su lengua muy suavemente generando un inconfundible cosquilleo entre mis piernas. Me llena el cuello de besos suaves y pausados, su rastro húmedo me puso muy caliente y ya no hay cómo detener esto.

— ¿Vamos dentro? — pregunto conteniendo la respiración.

— No — se pone de pie quitándome de sus piernas y se ríe —. Llevemos esto.

Toma el sofá por su lado y me da una mirada burlona.

— ¿Me dejarás así? — pregunto señalando lo evidente entre mis piernas.

— Por portarte mal conmigo.

Podría decir que estoy molesto pero no, me encanta la confianza, me encanta que vuelva todo esto un juego de egos, me encanta porque luego, cuando lo tengo en la cama yo soy quien pone las reglas.

— ¿Sabes que me vengaré? — pregunto siguiendo el juego.

— Me encantará ver cómo...

Tomo el sofá y camino con él hacía el ascensor de cargas, lo dejamos allí marcamos la planta baja y regresamos al ascensor tradicional para bajar nosotros.

Apenas ponemos un pie dentro lo arrincono contra la pared.

Contiene la respiración pero aún trae su gesto arrogante tan característico como sexy.

— ¿Decías algo sobre portarse mal? — rozo nuestras narices y nuestros labios pero él se aparta suavemente.

— Hay cámaras aquí — murmura viéndola fijamente.

En realidad no funcionan, tuvimos una reunión de vecinos esta mañana por eso, pero no se lo diré.

— ¿Y qué? ¿Tienes miedo de que te vean manoseándote conmigo?

Abre sus ojos sorprendido, pero de inmediato borra el gesto de su rostro y sonríe.
— No, tengo miedo de que te vean desnudo y me quieran robar lo que es mío.

Oh mierda, si el camión no esperara abajo lo llevaría al puto departamento ahora mismo.

La puerta del ascensor se abre y se pincha la burbuja.

Mierda.

— Oh... que bonito — murmura Álex al otro lado.

De todas las personas que nos podían interrumpir justo tenía que ser él.

Dan me lanza una mirada, y parece que acordáramos que ninguno de los dos emitirá palabra.

— Me lo quitaste finalmente — murmura cuando bajamos, él no entra, solo sostiene la puerta con la mano.

— No es un objeto y menos un premio, ya no molestes Álex, conserva el poco de dignidad que te queda.

No me gusta ser grosero, de hecho nunca lo hago pero que Álex después de todo el daño que ha hecho se pinte como la víctima de esto me molesta demasiado.

Dan parece fastidiado por tener que hablar con él, así que solo toma mi mano y murmura por lo bajo.

— ¿Vamos? — le doy una sonrisa y asiento.

— Dan... — lo llama cuando nos damos la vuelta.

— ¿Qué? — suena molesto, por suerte ya no viviré aquí y ya no tendremos que verlo.

— ¿Podemos hablar un momento? A solas... — suelto su mano y le doy una sonrisa, si quiere ir está bien por mí, no pretendo que lo olvide de un día para el otro y además confío en él.

— No, ya hablamos lo que había por hablar. Aprende a soltar Álex — vuelve a tomar mi mano y la jala para irnos.

No quiero sonreír pero lo hago, aunque de inmediato me siento una mala persona por eso y me pongo serio otra vez.

Las cosas ya están en el camión, Dan y yo en mi auto cuando mi teléfono suena.

— Mi hermano — le comento a Dan antes de responder —. Hola, ya voy para allí.

— No vengas, papá está aquí.

— ¿Por qué? ¿Qué pasó?

— Vino a buscarte, ve a casa de Dante. Te buscare allí más tarde.

— No entiendo, ¿A buscarme para qué?

— Álex le envío fotos Frank, de él y tú... Solo no vengas, ve con Dante y yo me ocuparé.

Liam

— No levantes la voz, es mi casa, mi novia está durmiendo y Frank no está aquí — hablo con autoridad, pero la realidad es que tenerlo aquí me asusta, este es mi espacio, mi lugar, no lo quiero aquí.

— Lo encontraré, y le quitaré lo marica de un puñetazo, solo dile.

Se va dando un fuerte portazo y unos segundos después Olivia sale de mi habitación frotando sus ojos.

— ¿Qué pasa? — pregunta confundida. Solo trae camiseta y bragas y frota sus ojos con pereza.

— Me encantas Hadita, pero ya no puedes andar aquí así, Frank llegará pronto.

— Lo siento — murmura jalando su camiseta hacia abajo sin lograr cubrir mucho —. Me desperté sobresaltada por un sonido y no me fijé.

— Álex le envío fotos de Frank y él besándose a mi padre, está buscándolo y vino aquí.

Sus ojos verdes se abren grandes y deja su mirada perderse.
— Eso suena mal de la forma que sea.

Es verdad, y lo peor de todo es que no sé cómo mierda protegeré a mi hermano de esto.

— ¿Dónde está ahora? — pregunta volviendo a fijar sus ojos en mí.

— En casa de tu hermano.

— Tú crees que... en lugar de dormir aquí hoy podamos... No es que piense hablarle, pero tal vez si Dante me necesitara mucho mucho en una situación extrema, me gustaría estar cerca por las dudas...

Sonrío y beso su frente, obviamente lo extraña mucho pero no puede con su orgullo.

— Claro, vístete y vamos.


Olivia

No puedo dormir, así que salgo al jardín buscando un poco de aire fresco, la noche está muy oscura, no hay luna y eso hace que las estrellas sean las protagonistas absolutas.

Me siento en el columpio de jardín que suele usar Dante, realmente lo extraño, pero ¿cómo se hace? ¿Cómo se perdona? ¿Cómo se vuelve a confiar? Ojalá nada de esto hubiera pasado y pudiera abrazarlo ahora, decirle que no tiene la culpa de lo que Álex le hizo a Frank, que lo amo, y que todo estará bien.

¿Por qué soy tan orgullosa? Si algo de lo que me dijo Alegra era verdad es que perdonar también es amar, y más si él de verdad notó que estuvo mal, y más si está dispuesto a repararlo.

No lo veo salir de la casa, cuando lo noto ya está sentado a mi lado.

— Caminas raro — comento para romper la tensión.

— También tú... — dice aguantando la risa.

— Al parecer los Evans vienen bien dotados.

Vuelve a reír meneando su cabeza con arrogancia.
— Los Romano también.

Finjo cara de asco y ruedo mis ojos.
— Sí... yo no necesitaba saber eso.

— Ni yo saber si tu novio está bien dotado.

— Pues lo está... — se ríe, y el silencio nos gana otra vez. Ni siquiera lo puedo mirar a los ojos — ¿Cómo está Frank?

— Mal, él de verdad está asustado por lo que su padre pueda hacerle.

— Ese hombre es desagradable...

— ¿Lo conoces? — voltea su rostro hacia mí pero yo aún no lo hago.

— Tengo el desagrado.

Bufa y entierra las manos en su rostro.
— De verdad estoy batallando para no ir a romperle la cara a Álex... es que me siento muy...

— Responsable, lo sé — completo la oración y él asiente —, pero no es tu culpa.

— Él nos vio juntos hoy, quiso hablar conmigo pero lo rechacé y ahora hace esto por venganza.

— Pensaremos en algo... no te preocupes, solo cuida de él.

Pensaremos, sí, ya me involucré en esto ¿Cuánto tiempo piensan que puedo estar de por fuera de la vida de mi hermano? Porque yo ya no aguanto más.

— Liv... no tienes idea de cuanto te extraño — murmura tragando el nudo en su garganta.

— Si vuelves a mentirme te juro que no te lo perdonaré — volteo a verlo, las lágrimas brillan en sus ojos y sonrío —. Ven aquí, idiota, ya no puedo estar sin ti.

Lo jalo hacia mí para abrazarlo y él me envuelve en sus brazos con fuerza.

— ¿De verdad? ¿Me perdonas? — no me suelta y eso me hace reír.

— Sí, te amo y te extraño, sé que no volverás a hacerlo.

— Jamás, lo juro, no volveré a romper las reglas.

— Ya no necesitamos esas tontas reglas, los dos sabemos qué es lo correcto, solo... abrázame más fuerte.

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Hola gente bella ❤️ (Bebecita solo hay una)

Owwww, sé que estaban esperando esto, aunque sí me asusta un poco el señor Evans, las cosas no se pondrán más fáciles de ahora en más, pero algo tenemos claro, a nuestros bebés unidos no les gana nadie.

Los quiero ♥️ siganme en Instagram, aparezco como @ineskyblue

Besos, mil besitos 💋

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