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36 - Si es contigo

Dante

— Dan... — dice Frank a mitad de la película mientras mete su mano en las palomitas — Lo que está pasando en la película es súper triste, y yo no puedo dejar de sonreír.

Ladeó mi cabeza y lo veo con ternura.
— Tal vez no era la película indicada...

— No importa la película, es que tengo muchas ganas de besarte y no sé si puedo. ¿Puedo?

Oh Dios, me lo comeré a besos. Me siento un niñito de primaria con su primer noviecito de manito sudada.

— Tal vez no fui muy claro, solo te pedí que esperaras para que sea algo "formal" — hago comillas con mis dedos y alejo las palomitas y el jugo de piña —, pero mientras tanto, puedes hacer conmigo lo que tú quieras.

Esa frase sonó más sexual de lo que pretendía, mis hormonas acumuladas están jugando con mi cerebro.

— ¿Lo que yo quiera? — pregunta entrando en el juego que ni siquiera me proponía jugar.

— Lo que tú quieras — su mano pasa suavemente por mi brazo y mi corazón se dispara.

— ¿Y si lo que yo quiero es hacerte el amor?

Mierda, esto avanza rápido y eso me encanta. Voy a besarlo pero me detiene suavemente poniendo su mano en mi pecho.

— Espera... antes quiero... — se muestra nervioso, ni siquiera se me ocurre por qué podría ser — es que...

— ¿Qué pasa?

Fija sus ojos en el suelo y respira lento.
— Tú y yo ocupamos el mismo rol en esto...

Oh, era eso. Ya lo he pensado obviamente...

— Sí, lo sé, solo es cuestión de experimentar — me encojo de hombros restándole importancia.

— Sí... es que no creo estar listo para eso.

Lo dice bastante avergonzado, sin verme, y me genera mucha ternura. Obviamente, apenas si asume su homosexualidad, y este es un paso bastante difícil de dar, a mí me costó tres años.

— Seré yo quien lo haga por ahora ¿Sí? Solo sé cuidadoso porque nunca lo he hecho antes.

— ¿Estás seguro? — por fin voltea y sus ojos encuentran los míos.

— Ya lo había pensado, tengo curiosidad y más si es contigo.

— Es que...

Lo tomo por el cuello y lo atraigo hacia mí.
— Ya cállate y bésame — ordeno con impaciencia.

Sonríe de lado y algo en sus ojos cambia, está caliente y eso me gusta.

Me besa, pero no con ternura como otras veces, me besa con exigencia, con intensidad, sujeta mi rostro con determinación indicando claramente que él tiene el control aquí. Nunca he ocupado este rol, de hecho soy muy dominante, pero me da mucho morbo dejarlo que tome las decisiones, así que solo me relajo.

Su lengua entra en mi boca marcando su ritmo, sujeta mi rostro con una sola mano con fuerza, yo solo le sigo el beso, permitiendo que mis manos bajen y suban por su espalda. Entre besos, lamidas y chupetones la ropa desaparece, el nivel de calentura que manejo en estos momentos ha llegado a su límite, si no pasa algo ya mismo voy a explotar. Me subo sobre él, dejando besos y mordidas por su pecho y su abdomen me atrevo a meter mi mano dentro de su bóxer, que es la única prenda que ambos conservamos. La primera idea que viene a mi mente al sentir su polla en mi mano es "mierda, si dolerá", él nota mi expresión y sonríe con suficiencia.

— No te preocupes, tendré cuidado — susurra sin borrar su sonrisa.

A la mierda, si va a sonreír así que me rompa en dos si quiere, sería un placer no poder caminar mañana si eso significa que lo tuve dentro de mí. Afirmo el agarre con mi mano y borra su sonrisa para dejar escapar un jadeo completamente involuntario.

Ajá, ríete ahora...

Muevo mi mano hacia arriba y hacia abajo, de verdad está muy duro, como una piedra. Cierra sus ojos y deja caer su cabeza hacia atrás, aprovecho su distracción para liberar su miembro del bóxer y lamerlo de la base a la punta. Sus ojos se abren de golpe y su respiración se acelera. Me aseguro de mirarlo a los ojos mientras cada centímetro desaparece dentro de mi boca y veo sus ojos voltearse hacia atrás mientras deja salir una grosería en voz muy baja. No está dispuesto a perder el control de la situación, así que se incorpora y toma mi cabello por detrás para marcar él mismo el ritmo. Solo unos minutos, porque entonces me aparta, sé que está con tanta abstinencia como yo, o incluso más, así que apenas podemos controlar nuestros impulsos.

Aun sujetándome por el cabello me arroja a la cama, se pone junto a mí y lame mi rostro lleno de mi propia saliva y sus líquidos pre seminales, jala de mi cabello hacia atrás para dejar mi cuello al descubierto y se dedica a chupar cada rinconcito allí. Aún tengo las marcas de la noche anterior, y ahora se dispone a dejar nuevas. Sus besos bajan por mi pecho, lame mis pezones con largos lengüetazos y mis abdominales con dedicación.

— Por favor bebé, me va a explotar la polla — suplico perdiendo toda mi dignidad.

— Shhhh — me calla llevando su dedo a mi boca.

Me quita el bóxer muy lentamente, y pronto siento la humedad de su boca descender por mi erección casi hasta tocar su garganta.

Puta mierda, voy a correrme en su boca ahora mismo.

Me pone de lado sin sacarla de su boca, y con su mano libre estruja mis nalgas con mucha fuerza dándome la sensación de que realmente estaba desando hacer eso. Lleva sus dedos a mi boca para que los chupe y los envuelvo con mi lengua, luego los lleva a mi trasero y desliza uno muy suavemente hacia mi entrada. La primera sensación es como un hormigueo general en todo el cuerpo, pero luego llega a tocar un punto, ÉL punto.

Tengo la sensación de que mi mente se separa de mi cuerpo, solo puedo sentir, la conciencia desaparece y es lo más placentero que he experimentado en mi vida. Mi mirada se pierde, creo que estoy a punto de tener un orgasmo ¿o ya lo tuve? Se siente como cien orgasmos a la vez pero al mismo tiempo necesito más.

Sin dejar de hacer un excelente trabajo con su boca deja que otro dedo se deslice dentro, a este le cuesta un poco más y un pequeñísimo pinchazo de dolor hace su primera manifestación. El placer es mucho más grande de todas formas, y mi interior se acostumbra rápidamente. Pronto tengo ya tres dedos dentro, y tengo que apartar su boca de mí porque estoy a punto de correrme.

— Tienes...

— En el cajón — respondo antes de que pregunte porque sé que está buscando lubricante.

Me voltea de lado, dejándome de espaldas a él, creo que esta es la posición elegida, en cucharita. No veo lo que está haciendo pero lo imagino, y de pronto siento sus dedos más resbalosos entrar otra vez, lubricando mi interior y dilatándome aún más.

Siento sus besos en mi cuello, su respiración en mi espalda, quita los dedos de mí para tomar su miembro y posicionarlo en mi apretada entrada sin hacer presión, y usa su mano libre para tomar mi polla y masturbarla suavemente.

— Relájate — me pide en un susurro en mi oído. Intento aflojarme lo más posible, y hace apenas un poco de presión haciendo que suelte un gemido un poco fuerte.

Se desliza con lentitud, lo está haciendo muy suave pero igual duele, arde, como si mi cuerpo quisiera resistirse pero a la vez necesitara más.

— Ay — se queja y siento sus músculos contraerse —. Estás tan ajustado que duele... Relájate, mi amor — insiste porque sin notarlo he tensionado mi cuerpo otra vez.

Lo hago, y al hacerlo más de él entra en mí, lo saca hasta la mitad y lo vuelve a meter muy suavemente, una y otra vez, y con una exquisita lentitud siento mi interior adaptarse a él poco a poco, el dolor aún no se va pero el placer se manifiesta cada vez con más intensidad.

No ha dejado de besarme, la espalda, el cuello, todo se siente húmedo y tibio. El sonidito que dejan sus besos sobre mi piel es hermoso y caliente a la vez, hace que inconscientemente me incline más hacia él para sentirlo, su pecho desnudo contra mi espalda, sus besos en mis hombros, todo es perfecto.

Ya no duele, sentirlo tanto es increíble, quisiera abrir mis ojos pero no puedo, el placer es incomparable, realmente alcanza cada zona de mi cuerpo.

Se sale de mí, y aun así no puedo abrir mis ojos, me toma por el hombro para dejarme de espaldas en la cama. Se sube sobre mí y deja un beso en mi mejilla, uno en mi nariz, uno en mi frente y un último en mis labios.

Abro mis piernas y vuelve a posicionarse en mi entrada, esta vez entra casi sin dificultad.

— Lo haré más rudo esta vez ¿Estás bien con eso? — susurra en mis labios pasando su lengua por allí inmediatamente.

Le respondo con un asentimiento, y mis ojos se abren de golpe cuando siento que va más allá de dónde había llegado hasta ahora. Acaricia mis labios con su pulgar, y los abro ligeramente soltando un involuntario gemido.

— ¿Te gusta? — murmura empujando con más fuerza.

— Mjmm — asiento cómo puedo.

Las embestidas se ponen muy intensas, el placer es tan inmenso que siento que no quiero que se detenga nunca, siento sus labios rozar los míos provocándome y saco la lengua para lamerlos justo en el mismo momento que su mano vuelve a envolver mi erección mientras se mueve de arriba a abajo acompañando el ritmo de sus empujes.

Ya no puedo aguantar, quiero decirle pero ni siquiera encuentro las palabras, así que sin previo aviso me corro en su mano, siento mi propia calidez derramarse en mi estómago y... mierda. El placer de prolonga más de lo esperado, mi cuerpo pierde la fuerza y se mueve al ritmo de sus embestidas mientras intento abrir mis ojos para ver su rostro de suficiencia al verme sucumbir ante el placer. Levanta su mano llena de mis fluidos y la mete en su boca sin dudarlo, pasando su lengua de una forma muy sexy y segundos después detiene sus embestidas.

Lo observo, como él a mí, sus ojos cerrados, su cabeza echada hacia atrás, un suspiro sonoro que sale desde su interior y unas últimas contracciones de su miembro dentro de mí mientras suelta su descarga caliente en mi interior.

Mierda, lo amo. Quiero ser el dueño de cada uno de sus orgasmos de ahora en más.

Sale de mi interior y se deja caer sobre mí, juntando su pecho transpirado con el mío, con los corazones de ambos latiendo al máximo. Roza su nariz por mi cuello en un gesto super tierno y personal, y luego se recuesta a mi lado con su mentón apoyado en mi hombro.

Por lo general, luego del sexo suelo sentir una especie de rechazo hacia el otro chico, soy de los que se ponen de pie de inmediato y van a tomar una ducha para evitar el momento incómodo, pero no hoy, no con él, podría quedarme aquí para siempre, de hecho la idea de alejarme me desagrada.

— Creo que ya nunca querré salir de la burbuja — murmura y me pongo de lado para tenerlo frente a frente, la sonrisa en sus labios es tan sincera como hermosa.

Abre sus ojos y ve directo a los míos, no puede ser real, es increíblemente perfecto.

— Aún no creo que sí me miraste — confieso regresando a mis orígenes sinceros.

Sonríe de lado y deja un pequeño besito en mi nariz.
— Creo que hice más que mirarte. ¿Estás bien?

En realidad mi cuerpo comienza a enfriarse, y el dolor se hace bastante presente.

— Estoy feliz.

— También yo, haces que toda esta mierda haya valido la pena. Lo siento por tardar tanto en asumirlo, pero te amo.

¿Él dijo exactamente lo que yo escuché? Creo que voy a llorar.

— ¿Qué tú qué?

— Que yo te amo, Dante.

No puedo no besarlo luego de escuchar eso, un beso mas dulce y tierno que los anteriores, breve, pero cargado de sentimientos.

— También te amo, Frank.

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Hola gente bella, aquí les traigo lo que tan ansiosamente esperaban, morbosas.
Espero leer muchísimos comentarios, creo que me los merezco ¿O no?

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