34 - Adiós y hola
Dante
No he salido de mi habitación en todo el día, debía ver a Álex por la mañana pero no fui, no puedo ver a nadie a los ojos, todos en la casa deben saber lo que sucedió a estas alturas, y no estoy listo para escuchar reclamos de nadie, ni lo que debería haber hecho, porque ya lo sé.
Sé que debería haber hablado con Olivia luego de aquel beso, o incluso después, cuando noté que él me gustaba, o incluso más tarde, cuando me di cuenta de que en verdad estaba enamorado. Pero no lo hice, tuve miedo, fui lo que se supone que nunca somos los Romano, un cobarde.
No lo hice y ahora ya es tarde para hacerlo, le fallé a la única persona a la que no debía fallarle en la vida, y no hablo de Olivia, hablo de mí mismo. Ser sincero, con los demás y conmigo mismo, era mi esencia, era lo que me hacía ser Dante, y dejé de hacerlo, y ahora tengo que asumir las consecuencias.
Las dos más importantes, perderla, y perderlo.
Mi hermana me dijo cosas muy hirientes, sé que no las siente, pero igual dolieron. Pero de todas las palabras que dijo en su momento de enojo me quedaron grabadas solo unas, "sabes que me hubiera hecho a un lado sin dudarlo", y ¿saben por qué me quedaron grabadas? Porque es verdad, sí lo sabía, sabía que si era sincero y le hablaba con mi corazón ella haría lo que fuera por verme feliz. Y no lo hice, no lo hice porque asumir que me gustaba Frank significaba asumir mi debilidad, significaba asumir que no puedo manejar mis emociones, significaba asumir que era capaz de romper las reglas y significaba asumir que en realidad no amaba a Álex y que lo nuestro había terminado para siempre.
Y fui un cobarde, y ahora lo perdí todo.
Alguien golpea mi puerta, me pongo de pie para abrir porque de todas formas no me puedo ocultar para siempre.
Es Matteo.
— Álex te busca ¿quieres que le diga que no estás? — niego con la cabeza y tomo mi camiseta del suelo para ponérmela — Dan...
— No tengo energías para discutir Matteo, sé que soy una mierda, no hace falta que me lo digas.
— No... nosotros solo... te estamos dando tu espacio, pero si me necesitas, o a Noah, estamos aquí para ti.
Dios, necesito tanto un abrazo, pero mi orgullo no me deja pedirlo, siento que en realidad no lo merezco.
— ¿No estas molesto? — pregunto sin poder evitar que mis ojos se llenen de lágrimas otra vez.
Matteo me da una media sonrisa.
— Dan... si hay alguien en esta casa que sabe lo que se siente cagarla, ese soy yo. Te amo, soy tu hermano, y estoy aquí.
A la mierda si no merezco el abrazo, lo necesito, así que se lo doy y él lo corresponde.
— Lo solucionaremos ¿sí? Está molesta pero se le pasará, te necesita tanto como tú a ella.
— Hay cosas que no se pueden reparar Matt, y romper la confianza es una de ellas.
Pasa su mano por mi cabello y lo despeina.
— ¿Recuerdas cuando besé a Emma? Pensé lo mismo que tú, que Noah nunca volvería a confiar en mí y me lo merecía. Pero él fue capaz de ver que sí estaba arrepentido, que sí estaba dispuesto a reparar mis daños. Porque no se trata de pedir perdón, se trata de reparar. Sabes lo que tienes que hacer Dante, no eres tonto.
— ¿Qué?
— Solo ser Dante otra vez.
Tomo una respiración y luego la suelto lentamente.
— De acuerdo, lo intentaré, empezaré justo ahora.
Álex me espera sentado en la escalera de la entrada, me siento junto a él y nos quedamos en silencio por unos segundos.
— Lo siento — murmura rompiendo el hielo.
— También yo.
— Sé lo que escuchaste, pero lo que dijo Frank es solo una parte subjetiva de la verdad...
— Lo sé, por eso estoy aquí, para escuchar tu verdad.
— Es verdad lo de los correos, y es verdad que te mentí y que te fui infiel antes de eso. Pero no es verdad que solo regresé porque teníamos buen sexo, nadie cruza un océano por eso, regresé porque luego de vivir todas mis experiencias, luego de probar otros mundos, nadie me hacía sentir como tú. Nadie me daba la seguridad que tú me dabas, con nadie sentía esa conexión.
Asiento, eso tiene mucho más sentido y me hace sentir menos idiota.
— ¿Y por qué me mentiste?
Sus ojos se llenan de lágrimas, y las aleja con su mano mirando fijamente el suelo.
— Porque así soy, solo sé hacer daño. Nunca mido las consecuencias solo hago las cosas para conseguir mis objetivos, y cuando lo noto ya es tarde.
No lo juzgaré, también fui injusto con él, aquí no hay culpables, o en todo caso ambos lo somos.
— Suponte que puedo entender eso, también te escuché proponerle a Frank tener sexo en un armario, estabas conmigo, y no te importo.
Álex suelta una risita y niega con la cabeza.
— Es Frank, obviamente diría que no, solo estaba siendo malo con él.
Volviendo a mi esencia, diré mi verdad ahora.
— Estoy enamorado de él.
Álex asiente, otra vez con su voz llorosa.
— Lo sé, tenía tanto miedo de que eso sucediera que en parte ayude a que así fuera.
— ¿Por qué?
— Yo jugué mucho con los sentimientos de Frank, él no me amaba pero el hecho de no asumir del todo su sexualidad me daba el poder de ser el único chico en su vida.
Dios, es muy cruel lo que dice, no quiero enojarme, pero demasiado a sufrido Frank en su vida como para tener que cruzarse con Álex.
— Él no... no es tan liberal como te dije. Él ha besado a otros chicos, pero solo ha tenido sexo conmigo y yo no podía dejarlo ir. Fui un idiota, un egoísta y me merezco esto.
De hecho sí, se lo merece.
— Cuando él me dijo que tú le gustabas tuve mucho miedo, porque él es exactamente la clase de chico que tú podías amar y yo ya no era ese. Tenía miedo de perderte y comencé a tomar decisiones estúpidas, y a presionarte, y lo siento, de verdad. Pero no dudes que te amo.
Bien, es mi turno de hablar, no hay mucho que decir pero sí algunas verdades.
— Dejando de lado a Frank, lo único que siento por ti es nostalgia por aquellos momentos que vivimos hace tres años. Si yo te amara, si lo que había entre nosotros siguiera vivo, jamás me hubiera enamorado de él. Lo siento por esperar a llegar a este punto en donde todos salimos heridos para decir la verdad, pero lo mejor será que te alejes, de mí y de él.
Asiente, con las lágrimas rodando por sus mejillas.
— Él... ¿Él también está enamorado de ti? — abro la boca para responder que no lo sé pero me interrumpe — No, no importa. Si no lo está lo estará pronto, eres Dante Romano ¿Quién no te amaría?
Es tonto lo que dice, y por un momento siento que él realmente nunca pudo ver al verdadero Dante. Solo un objetivo, solo el chico popular, solo me idealizó.
— Siempre recordaré cuanto te quise, siempre recordaré con mucho amor cuánto me ayudaste a aceptar quién soy, pero es tiempo de dejar ir.
— Adiós, Dante — dice poniéndose de pie y enjuagando sus lágrimas una última vez.
— Adiós, Álex.
Da solo unos pasos, y se detiene. Levanto mi cabeza para ver lo que sucede y lo veo, allí parado frente a él, está Frank.
Mi reacción natural a Frank se potencia por diez justo ahora, corazón acelerado, estómago revuelto y manos sudorosas, el combo perfecto.
— Hola — saluda Álex sorbiendo por su nariz—, parece que ganaste.
— Parece que sí — Frank le resta importancia moviendo su cabeza hacia a un lado para verme a mí —, no molestes Álex, no quiero tus disculpas solo que me dejes en paz.
— Bien, parece que sobro aquí... — murmura bajando la cabeza.
Frank se sienta junto a mí, le da una última mirada y un gesto con su cabeza para que se vaya y por fin lo hace.
— Me tenías preocupado ¿por qué no me atiendes el teléfono? — pone su mano sobre mi rodilla haciendo que me tensione.
— Ni siquiera sé dónde está mi teléfono.
— Pensé que no querías hablar conmigo... — murmura fijando su vista en el suelo y luciendo muy tierno y preocupado.
— En realidad tenía miedo de hablar contigo, no quería volver a escuchar que solo me quieres como amigo y que nada de esto valió la pena.
No nos estamos mirando a los ojos, no podría determinar quién de los dos está más asustado, pero es lindo a la vez.
— ¿Tú me quieres? — murmura conteniendo la respiración.
¿Sinceridad nivel Dante? No volveré a fallar.
— Sí te quiero, estoy estúpidamente enamorado de ti, no sales de mi cabeza en todo el día y ando por la casa sonriendo como idiota cada vez que sé que voy a verte.
— Pero... — dice en un suspiro esperando la parte mala de la historia.
— No hay peros, te quiero y ya.
Sonríe, y por fin se anima a mirarme de frente.
— También te quiero, Dante.
Si mi corazón latía como un loco ahora mismo se detuvo, no esperaba eso, y no puedo borrar la sonrisa de mi rostro.
— ¿Como amigo? — lo provoco porque sé lo mucho que le cuesta asumir cosas.
— No, no como amigo. Me gustas, yo también estoy enamorado de ti.
En tu cara, maldita friendzone.
No me entra la felicidad en el cuerpo, de verdad, quiero reír, quiero besarlo, quiero hacerle el amor y luego volver a reír, pero debo tener paciencia, esta vez haré las cosas bien.
— ¿Qué pasa con Olivia? — arruga su frente en un gesto que se me hace super tierno y ladea su cabeza.
— Yo tengo que arreglar eso, necesito algo de tiempo, tú podrías... ¿esperar por mí?
Sus labios forman un pequeño puchero que borra de inmediato.
— No me pedirás que me aleje ¿verdad? No quiero hacerlo, ella tiene que entender...
Niego con la cabeza, elevando mi brazo para acariciar su mejilla.
— Olivia no está molesta porque tú y yo tenemos algo, esta decepcionada porque le mentí. Solo te pido que me esperes porque te quiero, y quiero darte mi cien por ciento, no está cosa rota que soy ahora.
— ¿Y no tengo que alejarme? ¿Solo seguiremos como antes hasta que estés listo?
— Exacto.
— Entonces te esperaré el tiempo que haga falta, Dante.
Dios, no puedo creer que esto está pasando, mi exterior está calmado y sereno, pero en mi interior estoy bailando y quiero besarlo.
Ya, tendremos tiempo, debo arreglar mis asuntos antes.
— Se me antojan palomitas — digo rompiendo la tensión y haciendo que ría.
— Bien, te buscaré unas, busca una película — busca las llaves de su auto en el bolsillo y se pone de pie.
¿Cuánto tiempo aguantaré sólo en mí habitación con Frank sin que pase nada? Ni diez segundos, mejor hablo ahora con Olivia, o al menos lo intento.
Me pongo de pie y cruzó el jardín que separa mi casa de la suya, Emma está afuera, lleva una gran caja que de inmediato quito de sus manos.
— ¿Estás loca? No puedes llevar peso — la regaño dejando la caja en el suelo.
Uy, tal vez esté molesta, casi había olvidado que todos saben lo que sucedió.
Pero para mi sorpresa ladea su cabeza para verme con ternura, su gesto compasivo me despierta las ganas de llorar nuevamente y aunque las contengo ella lo nota.
— Bebé... — murmura acariciando mi mejilla y dejo caer mi cabeza en su hombro mientras me abraza — Eres un tonto, pero un tonto valiente, así que ve y da la cara, está con Liam en el jardín del fondo.
— A eso vengo... A qué me diga otra vez que le doy asco y lo feliz que está de no llevar mi sangre...
Emma abre grandes sus ojos.
— ¿Eso dijo? — le doy un asentimiento, llevando mi mano a su panza a ver si mis sobrinos me regalan su apoyo en forma de pataditas — Sabes que no es cierto, solo habla con el corazón y... sé tú.
Los bebés sé mueven haciéndome sonreír y tomo valor para enfrentarla.
Salgo al jardín, al parecer Liam y ella ya se entendieron, está sentada sobre sus piernas y ambos ríen. No puedo evitar sentirme feliz por eso, se merecen el uno al otro, ya es hora de que sean felices.
Apenas me ve llegar se pone de pie y entra a la casa sin siquiera mirarme.
Me dejo caer junto a Liam y entierro mi rostro en mis manos.
— ¿Hablaste con mi hermano? — pregunta y asiento.
— Estaba aquí, fue a comprar palomitas para ver una película.
Sonríe con sarcasmo poniendo su mano en mi hombro.
— Si le haces daño te patearé el trasero.
Me río brevemente.
— Claro que no lo harás.
Eleva sus cejas con arrogancia.
— Ajá, claro, pruébame.
— No le haré daño, de verdad lo quiero.
— Eso espero, ahora síguela, está en el altillo.
Liam siendo Liam. Siempre he pensado que él es el chico perfecto para mi hermana, el único capaz de poner sus pies sobre la tierra.
Camino por las escaleras lentamente, preparándome mentalmente para toda la mierda que voy a recibir.
Paciencia Dante, recuerda que la amas y la entiendes.
No golpeo la puerta, simplemente la abro. Está sentada en el sofá de la ventana, viendo hacia afuera, son sus rodillas elevadas y sus brazos rodeándolas.
— ¿Cómo sabías que estaría aquí? — pregunta con seriedad, este lugar es de Emma, ella nunca viene aquí.
— Tenemos conexión de gemelos.
— ¿Liam te lo dijo?
— Liam me lo dijo.
Silencio, sé que soy quien debe hablar, me corresponde, pero su frialdad me asusta.
— No estoy lista para esto... — murmura conteniendo las lágrimas.
— No sé en qué momento me convertí en un imbécil, pero no quería hacerte daño.
Voltea su rostro hacia mí, con sus ojos húmedos pero su mirada fuerte.
— ¿De verdad Dante? ¿Usarás la misma excusa que todos? ¿Querías protegerme? Pues ya dejen de hacerlo, porque con tantas ganas de protegerme me arruinan la vida.
Me siento frente a ella, apoyando mi cabeza en la ventana y dejando mi mirada perderse.
Sinceridad Dante, se la debes.
— Ojalá el motivo por el cual te oculté la verdad fuera tan noble, pero no lo es. Es meramente egoísta. Quería mantenerte a mi lado, porque te necesito, y romper las estúpidas reglas significaba perderte.
— ¿Eso crees? ¿Creías que si venías, y me decías que lo amabas yo te odiaría? Pues eres un idiota, porque nunca, jamás podría culparte por querer a alguien.
Lo que más me duele de lo que dice es que es la verdad, sé que es así, y de todas formas fui un imbécil.
— Lo sé, pero estaba tan confundido que tomé decisiones estúpidas. Álex estaba en medio, y luego tú, y Liam se fue y Frank te quería a ti... No todo es tan simple como lo dices, había demasiadas personas involucradas.
— Y todas y cada una de ellas salieron heridas porque tú no dijiste la verdad a tiempo.
Pum, una cachetada de sinceridad fiel a mi estilo, me lo merezco, ella dice la verdad.
— Estoy consciente de eso.
Aleja las lágrimas de sus ojos y vuelve a mostrarse dura.
— Entonces no sé qué haces aquí.
— Te amo, necesito que me perdones.
— Y yo necesitaba poder confiar en ti. Ya es tarde para ambas cosas.
Eso sí duele, últimamente duele todo tanto que estoy empezando a acostumbrarme.
Ni siquiera sé que decirle, así que ella sigue hablando.
— No me malinterpretes Dante, me encanta que hayas encontrado a un chico que si valga la pena, Frank es increíble y sabes que siempre tendrás mi apoyo en lo que te haga feliz, ese no es el punto.
Se queda en silencio y yo también, la sensación de que no tengo forma de reparar lo que rompí se apodera de mi mente, quiero llorar, no me entiendo, no entiendo cómo llegué a este punto con una mentira.
Su voz se vuelve a quebrar cuando habla, porque lo que está a punto de decir de verdad le dolió.
— Tú permitiste que yo te hiciera daño, y te quedaste callado. Tú sabías que yo no lo amaba, tú sabías que solo estaba jugando con él y te estaba lastimando, lo besé, me insinué a él delante de ti, ¿y tú qué? ¿Llorabas al llegar a casa?
No puedo responder a eso, las lágrimas hacen fuerza por salir y ya no las puedo contener, así que solo asiento con mi cabeza.
— ¿Y me pides que te perdone? No puedo con la culpa Dante, no puedo con el dolor de saber que porque no tuviste los huevos de ser sincero conmigo estuve meses haciéndote daño.
— Ese es tu problema Olivia, ves el detalle y no ves todo el asunto. Tú no deberías jugar con los sentimientos de nadie, porque no solo importa el dolor de los tuyos, importa el de todos.
Rueda sus ojos, ya se puso en actitud caprichosa y veo que está conversación no llegará a nada.
— Ahora me darás lecciones de vida... — murmura con ironía.
Me pongo de pie para dar por finalizado el asunto, al menos por hoy.
— Cuando quieras resolver esto me buscas, te amo, ya te pedí disculpas y asumí mis errores, ahora queda todo en tus manos.
No dice nada así que me voy, no sirvió de mucho la conversación, pero de todas formas me siento mejor.
Frank me espera en la entrada de mi casa, sonríe y yo también. Me da la sensación de que más allá de lo que pasa con mi hermana, todo irá mejor a partir de ahora.
— Te compré ese jugo de piña asqueroso que tanto te gusta — dice levantando la bolsa que trae en su mano.
— No te metas con el jugo de piña, o no te dejaré entrar en mi burbuja.
— Dijiste que era nuestra, tengo llave también.
Sonrío y él me devuelve la sonrisa con complicidad.
— Pues entremos, olvidemos esta estúpida realidad.
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Hola gente bella ❤️
Pues no sé, hay un equilibrio justo entre felicidad y tristeza en este capítulo.
¿Cuál predominó? No lo sé, tú dime.
Síganme en Instagram, a mí y a los chicos. Todo lo que ellos publican está directamente relacionado con lo que sucede en la historia, así que vayan, yo sé que quieren.
Aparezco como @ineskyblue y en mis historias destacadas están los perfiles de los chicos.
Los quiero ♥️
Besos, mil besitos 💋
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