24 - Frank
Liam
Me despierto temprano aunque no puse un despertador, de hecho, ni siquiera encendí mi teléfono aún. Cuando lo hago me sorprendo por dos cosas: la primera, Emily me ha llamado muchas veces, y me ha dejado muchos mensajes que dicen que necesita hablarme de algo importante, le envío un mensaje que dice que enseguida voy y abro el segundo.
Es de mi hermano.
Frank – hace 15 horas
Liam, algo pasó, tomaré un vuelo de última hora hacia allí, espero puedas buscarme en el aeropuerto a las nueve porque de verdad necesito hablar contigo.
Miro la hora, son ocho y veinte y tengo veinte minutos hasta el aeropuerto, así que Emily tendrá que esperar, le avisaré de camino.
Me levanto muy rápido, me doy una ducha casi que en menos de un minuto y salgo en busca de mi hermano. Esto me pone nervioso por dos motivos: no sé qué puede ser tan importante para hacerlo regresar de Londres tan precipitadamente y hace cuatro años que no lo veo.
Sí, desde que se fue a Londres no ha regresado, y yo nunca fui a verlo, hablamos a menudo por WhatsApp pero no es lo mismo. Es casi que un desconocido para mí y a la vez lo amo, el sentimiento es extraño.
Llego al aeropuerto nueve menos cinco y me siento en la entrada de donde se supone tendría que salir. Es extraño porque ningún vuelo de Londres llega a las nueve, pero de todas formas me quedo aquí, esperando.
Nueve y diez lo veo llegar, pero no sale de la puerta que se supone que debería salir, ni trae maletas. Al parecer de verdad fue un viaje urgente.
— Hola — saluda sin verme a los ojos sentándose a mi lado.
Se siente incómodo, yo no lo hago pero lo comprendo.
— Hola Frankie — paso mi mano por su cabello castaño y de pronto siento que quiero llorar por lo mal hermano que he sido — ¿Qué le has hecho a tu cabello? El rubio es una marca de los Evans.
— Sí, tal vez ya no quería ser un Evans... — murmura aun evitando mirarme.
— Entiendo eso — susurro y de verdad lo hago, de verdad entiendo cómo se siente porque eso me motivó a abandonar a mi familia a los diecisiete años.
— Claro que lo entiendes... — su voz suena irónica, aunque esa no fue su intención.
— Sé que no he sido un buen hermano Frank, pero...
— No, claro que no lo has sido, tú ni siquiera has sido un hermano Liam — voltea su rostro para verme por fin, sus ojos celestes iguales a los míos me miran con todos los reproches que me merezco.
— Lo sé... — murmuro conteniendo mis lágrimas.
— De verdad lo entiendo de todas formas... Ella era tu vida, y tú... — sus ojos también se empañan.
— Ámbar, ella se llamaba Ámbar ¿Papá aún no te deja pronunciar su nombre?
Él simplemente niega con la cabeza y siento un nudo formarse en mi garganta que cada vez se vuelve más difícil de tragar.
— ¿Sabes Liam? Siempre he pensado que te arrepientes de haberme salvado ese día. Sí tú la hubieras sacado primero a ella, estaría viva.
Hace un poco más de siete años, mi hermanita de doce años se cayó a la piscina. Yo no estaba ahí, estaba dentro de la casa jugando videojuegos. Frank y Ámbar jugaban afuera, mi mamá estaba en una junta y mi padre estaba con sus amigos jugando al póker.
Estaba a punto de terminar una partida muy importante cuando los gritos de Frank llegaron desde el jardín, me asomé a la ventana para decirle que dejara de hacer escándalo y entonces noté lo que sucedía.
Frank tenía once años y un cuerpo muy pequeño, pero en el transcurso en el que corrí por ese enorme pasillo, y bajé tres tramos de escaleras él creyó que podría ayudarla a salir y se lanzó al agua también. Ella, en su desesperación por salir y respirar lo arrastró al fondo de la piscina también, y para cuando llegué él estaba casi inconsciente.
Le grité a mi padre por ayuda pero nunca apareció.
Saqué a Frank primero, vomitó agua al borde de la piscina pero aún tenía sus ojos abiertos y sus pulmones funcionando.
Ella no.
Saque su cuerpo helado del agua, sus labios morados y su respiración inexistente, no dejé de gritar por mi papá, pero llegó tarde. Ella ya no estaba allí.
— Nunca Frank, mírame — sus ojos rojos y su semblante molesto obedecen mientras sorbe por su nariz —, jamás vuelvas a pensar eso. Si todo volviera a suceder te volvería a sacar primero, te amo al igual que a ella, eres mi hermano.
— ¿Soy tu hermano Liam? — murmura y ya no contiene las lágrimas.
— Claro que sí, sé que yo no he estado...
Me interrumpe con su voz seria y profunda, sin levantar su tono ni por un segundo.
— Me dejaste solo, te fuiste sin mirar atrás. Me dejaste con él, sin poder pronunciar su nombre y sin poder llorar. Tú no tienes idea de los lugares oscuros a los que he llegado, no tienes idea de cuantas veces pensé que mi mejor opción era irme con ella...
No puede seguir hablando porque su voz se quiebra, yo no puedo hablar porque la mía ya se quebró hace rato, él tiene razón, y no puedo con la culpa.
— Y no importa cuánto tiempo pase... el dolor no se va, el dolor no me abandona, el dolor sigue ahí, recordándome cada día que ella no está, que no regresará, que no importa nada de lo que pase después, siempre va a doler, y jamás podré volver a pronunciar su nombre...
— A mí tampoco me abandona el dolor.
— Pero eres feliz, tienes una familia, tienes hermanos, tienes quien te abrace mientras lloras, tienes quien te ayude a cargar tu dolor, yo no tengo nada.
— Me tienes a mí...
Asiente alejando las lágrimas de su rostro.
— Por eso estoy aquí, porque ya no quiero estar solo...
— Perdóname, sé que no tengo una excusa que pueda justificar mi egoísmo, pero me estaba ahogando al igual que tú, me estaba ahogando en mi dolor y solo podía pensar en alejarme de él, no pensé en ti y no tengo una excusa, lo siento y de verdad te amo, de verdad quiero cuidarte y sé que tal vez es tarde, pero aquí estoy.
— No, yo estoy aquí, y ni siquiera vine por ti. Solo estoy hablando sobre esto porque ya no puedo sostener mis mentiras y porque quiero ser sincero contigo.
Eso suena a problemas, muchos problemas, he aprendido en esta vida que la felicidad es demasiado efímera.
— ¿Qué secretos?
— Hay una chica, he estado enamorado de ella desde que éramos niños. Y hasta en los momentos de peores oscuridades pensar en ella podía hacerme sonreír.
— ¿Regresaste por ella?
Él hace una pausa, toma aire por su nariz y asiente.
— Pero ella está enamorada de ti.
El nudo que venía creciendo en mi pecho duplica su tamaño, no puede pasarme esto, no justo ahora.
— Yo... soy Tom.
— ¿Cómo? — articulo con el poco aire que les queda a mis pulmones.
— Es que si ella sabía que soy tu hermano nunca se fijaría en mí, entonces solo cambié mi nombre por el de Tom y me mostré como soy esperando que se fijara en mí.
— ¿Estás diciéndome que estas enamorado de Olivia? — ponerlo en palabras lo vuelve todavía más doloroso.
— Sí, pero no quiero que me malinterpretes, yo no pretendo que tú... — hace una pausa para buscar las palabras adecuadas — Si tú también sientes algo por ella yo lo entenderé, lo aceptaré y tarde o temprano estaré bien. Pero no puedo dejar de pensar en que tú nunca te enamoras de nadie, y que es una gran posibilidad que solo estés jugando con ella, o pasando el rato. Y si eso fuera así... tal vez podrías...
— Hacerme a un lado — completo su frase con el semblante vacío de emoción.
Ya ni siquiera siento ganas de llorar, siento que las emociones me han abandonado por completo, sé qué es lo correcto, sé que es lo que debo hacer, y sé que aunque no sea del todo ético lo haré igual. Porque no puedo con la culpa, porque se lo debo por abandonarlo.
— Solo si no la amas Liam, no quiero que te sacrifiques por mí, yo te amo, aunque no hayas estado te entiendo, porque yo también hubiera huido si hubiera podido. Sí tu sientes lo más mínimo por ella, si tu crees que puedes sentirlo, seré yo quien me haga a un lado.
— Yo no la amo — miento, y aunque siento que me traiciono a mi mismo, que la traiciono a ella, que traiciono todo lo que hemos construido, no daré ni un paso atrás.
Es mi hermano, es toda la familia que me queda, y si puedo hacer algo para ayudarlo a llevar su carga lo haré.
— ¿Estás seguro? No se trata de que seas el héroe, se trata de que seas sincero.
— No la amo, intenté hacerlo, pero no estoy listo para amar a alguien, yo solo... no quiero dañarla así que necesito buscar la mejor forma de hacerlo ¿sí?
Llamo a Emily de camino a casa de Olivia y responde al primer tono.
— Es tu hermano Liam, Frank es Tom.
— Lo sé, vengo de hablar con él, ya me dijo la verdad.
Emily me conoce mejor que nadie, ella sabe perfectamente lo que está pasando ahora, sabe lo que estoy pensando, sabe lo que estoy sintiendo.
— No lo hagas, tú también la amas. No es justo, solo ven conmigo, lo hablaremos, encontraremos una solución.
— No hay una solución Pollito, se lo debo.
— No le debes nada a nadie, ven por favor...
— Estaré allí en quince minutos — termino la llamada y estaciono mi auto en la entrada de la casa de Olivia, ella es quien me abre la puerta.
La tengo frente a frente, y no sé que decir. No sé como hacer esto, duele como no imaginé que podría doler. La amo, y tengo que decirle que no lo hago, tengo que dañarla, tengo que arruinar todo lo que hemos logrado.
Va a saludarme con un beso, pero me hago a un lado y luce sorprendida.
— ¿Qué pasa? — pregunta ladeando su cabeza en un tono muy tierno.
Por favor, no seas tierna ahora, ódiame, haz que no duela tanto.
— Es que... ya no puedo con esto.
Un gran trueno resuena a lo lejos, parece que lloverá pronto.
— ¿Con qué? — pregunta pero ya sabe la respuesta, las lágrimas que llegan a sus ojos la delatan.
— No puedo estar contigo.
Sus labios forman un puchero y me ve a los ojos buscando explicaciones.
— ¿Por qué? ¿Qué hice mal?
— Nada, eres hermosa, tú... eres todo lo que está bien. El problema soy yo, no puedo con esto, pensé que podría, pensé que podría amarte... pero no.
— ¿No me quieres? — pregunta con las lágrimas brillando en sus ojitos verdes, y destrozando por completo mi corazón.
Te amo, si supieras cuanto te amo, si supieras cuan feliz me haces, si supieras cuanto duele esta mierda...
— No de la forma que tú esperas — le miento, y contengo mis propias lágrimas.
— Lo entiendo... — murmura mirando el suelo — Podía pasar, me arriesgué y perdí, solo... vete ¿Sí?
— Hadita...
— No, Liam, ya no me llames así. Te entiendo, de verdad que lo hago — su voz se corta por las lágrimas pero hace un esfuerzo para seguir hablando —. Pero duele, duele mucho, y si de alguna forma te importo solo mantente lejos, no me hables, no me mires, no...
No puede seguir hablando, necesito abrazarla pero no lo hago.
— Lo siento — le doy una última mirada y salgo de allí justo cuando las primeras gotas comienzan a caer, desde el cielo y por mi rostro.
Necesito... no sé que necesito, me duele el pecho, quiero llorar, quiero gritar, odio esto, odio ser el chico correcto, odio ser el que siempre se sacrifica por los demás.
Desearía que no me importara, desearía poder tenerla a mi lado sin importar más nada, pero no soy ese. Mi hermano carga un dolor que sólo él y yo comprendemos, pero la diferencia entre él y yo es que él siempre lo ha cargado sólo. Yo no estuve ahí, yo me prioricé y lo dejé solo en un mundo de mierda y si ahora tengo que sacrificar mi propia felicidad para que su mundo tenga un poco más de luz lo haré.
Mi Hadita es luz, y él la ama.
— ¿Qué hiciste Liam? — dice Emily resignada en cuanto me abre la puerta de su casa y ve mis ojos llorosos.
— La dejé — respondo y siento el nudo en mi pecho ahogarme mientras dejo mis lágrimas correr —. Dejé a la única mujer que he amado en mi vida.
Emily me abraza, sus brazos siempre han sido consuelo, pero hoy no hay consuelo posible, siento que no podré volver a sonreír en mi vida.
Conozco el dolor desde muy pequeño, es algo que he cargado en mi alma por años, y algo a lo que con el tiempo te acostumbras, pero que nunca te abandona. Pero este es un dolor diferente, este es un dolor cargado de frustración, es un dolor que te recuerda que tuviste la oportunidad de ser feliz y fallaste.
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Hola gente bella ❤️
Ya, hoy no diré nada, solo dejen sus lágrimas aquí y ya...
Los quiero ♥️
Besos, mil besitos 💋
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