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23 - Te escogería a ti

Dante

Quítatelo de la cabeza Dante, deja de pensar en él.

Me he repetido esto unas diez veces desde que me desperté, pero no funciona, no sé por qué, pero Tom se filtra en mis pensamientos una y otra vez.

Tal vez esto de ser amigos no sea buena idea. Tampoco es que lo conozco tanto, supongo que solo me hace sentir así porque es muy lindo físicamente, en realidad muy lindo y lo que le sigue, creo que nunca he visto un chico tan lindo. 

— Buenos días bebé — los labios de Álex se pegan a mi mejilla haciéndome sonreír.

Se quedó a dormir anoche, no tuvimos sexo, de verdad necesito ir lento, pero fue lindo dormir abrazados simplemente.

— Buenos días — lo atraigo a mi pecho y enredo mis dedos en su cabello —. Me gustas mucho por las mañanas.

Sus ojos hinchados y su cabello despeinado siempre me han parecido el mejor look de todos.

Nunca he dormido con otro chico, nunca traigo chicos a la casa porque este es mi mundo, mi familia es lo más importante del mundo para mí y compartir tiempo con ellos es un privilegio al que no cualquiera puede acceder. Así que siempre voy a la casa de los otros chicos, o también he ido a hoteles, pero Álex es el único chico con el que he compartido mi cama.

— ¿Sabes? A veces cuando no podía dormir solo imaginaba el latido de tu corazón, porque se me borraron muchas sensaciones de ti en estos años, pero nunca eso, nunca el ritmo de tus latidos que escuchaba cuando dormía en tu pecho.

Dejo un beso sobre su cabello porque no sé qué responder a eso, no soy muy demostrativo y él lo sabe.

Mi teléfono suena y me aparto un poco de él para verlo, es Olivia, dice que pasará el día con Liam en algún sitio que no sabe. Le respondo que disfrute y use condón, porque dos bebés Romano son suficiente por unos cuantos años.

—¿Con quién hablas? — pregunta Álex intentando ver mi teléfono justo cuando bloqueo la pantalla.

— Con mi hermana Álex, no empecemos mal el día.

— No pienses mal... solo pregunto por curiosidad, no por control.

— Ajá, claro... — quito mi brazo de debajo de él y me pongo de pie, mi estomago hace ruido y si no me levanto temprano me pierdo el desayuno, reglas de Noah.

Unos minutos después bajamos al comedor, se escucha a Noah y Emma discutir en la cocina con claridad.

— No me interesa, no me lo cuentes, ya te lo he dicho mil veces — Noah se queja molesto pero más bien parece que está haciendo un berrinche.

— Es sexo Noah, un tema como cualquier otro, algún día tendrás que tomarlo con naturalidad.

— Lo intento Emma, de verdad, pero no quiero saber los consejos que le diste a mi hermanita para que se la chupe a mi mejor amigo, es demasiado para mí.

Emma se ríe.
— Ahhh, pero bien que cuando te la chupo a ti no te da ningún pudor, no seas hipócrita Noah. A mí me hace feliz que mi hermana disfrute el sexo, que disfrute la vida, y se tome todos los cafés que quiera tomarse.

— Sí, pienso igual, estoy feliz por ellos, solo que no quiero detalles. Por favor pequeña, pónmela fácil.

Ambos se sientan en la mesa y Álex y yo contenemos la risa.

— Vine a esta vida a ponértelo difícil Noah, pensé que a estas alturas lo sabías.

Emma toma la jarra de café y Noah se la quita de la mano.

— No señorita, nada de cafeína para mis pequeños. Té o yogurt.

Emma resopla pero no se queja.

I love it when you call me señorita — tararea mientras se sirve un vaso con yogurt de frutilla.

I wish I could pretend I didn't need ya — continúa Álex.

— ¿Tú también? — me quejo rodando mis ojos.

— Amargado — murmura Emma por lo bajo y yo sonrío, estirando mi mano para acariciar su abdomen.

— Serán niño y niña, como Olivia y yo.

— Olivia y tú no son hermanos Dante, a ver si te enteras de una vez.

Me río y asiento.
— La mitad del tiempo lo olvido, eso da igual.

— ¿Qué haremos hoy? — me pregunta Álex por lo bajo.

— Nada, le dije a Matteo que cuidaré a Ámbar. ¿Quieres quedarte conmigo?

Sé de inmediato cual será su respuesta.

— Gracias bebé, pero paso. Sabes que los niños y yo no nos llevamos bien. Si quieres me llamas cuando termines y hacemos algo por la noche.

— Gracias bebé, pero paso — respondo con ironía, un poco es en broma, pero un poco me fastidia su actitud —. Estoy castigado hasta nuevo aviso, no puedo salir por las noches.

— Pues entonces te recojo en el colegio mañana ¿Quieres?

— Okay... — ni ganas de discutir tengo, al menos es sincero y no hace cosas por compromiso.

Luego del desayuno lo llevo a su casa.

Me vendrá bien un día con mi pequeña, para reponer energías y sanar un poco mi herido corazón, ya que Álex prefirió dejarme solo, y Olivia está muy bien ocupada, no me queda más que buscar distracción.

Cuando entro a mi casa un BMW me sigue dentro, conozco perfectamente este auto, es de Tom.

— Hola — me saluda en cuanto ambos bajamos de nuestros autos.

Sus ojos lucen tristes, parece no haber dormido, y su voz suena muy apagada.

— ¿Estás bien? — llevo mi mano a su mejilla sin notarlo, no me gusta verlo así, me duele por algún motivo.

— Ehh... no. Mañana pasará algo que probablemente lo cambie todo, mi vida por completo, y yo... no quería estar solo hoy. ¿Quieres ir a algún sitio?

— No puedo, hoy me toca cuidar a mi sobrina. Pero yo tampoco quiero estar solo, ¿Por qué no te quedas con nosotros? Pediremos helado y miraremos Frozen por vez diez mil.

— Me parece el plan perfecto — esboza una media sonrisa y me sigue dentro de la casa.

— ¿Vamos al jardín? La pequeña y Matteo se despiertan tarde.

— ¿Cómo se llama? — pregunta mientras salimos fuera.

— Ámbar — iba a contarle la historia de su nombre, pero luego decido que tal vez sea mejor no mencionar a Liam.

— Es un nombre hermoso.

— Lo es, ¿ahora me contaras qué te sucede? Somos amigos, no lo olvides.

Tal vez sea yo el que no debería olvidarlo.

— Frank regresará de Londres mañana, y explotaran todas las verdades.

— ¿Tú y él han tenido algo?

— No... bueno... sí o no se...

— Cuéntame.

— Bueno... yo... estoy enamorado de alguien.

— ¿Y cual es el problema con eso?

Demora un poco en responder, al parecer es algo que lo afecta.

— Es que hay un chico al que yo quiero mucho, y está saliendo con esa persona. Y no quiero hacerle daño.

Siento que hay un extraño triángulo amoroso entre Tom, Álex y Frank. Ni siquiera sabía que a Frank le gustaran los chicos, es extraño que los tres sean gays.

Aunque Tom no ha dicho eso, solo estoy haciendo teorías locas.

— ¿Es su novio?

— Aun no, de hecho no estoy seguro de que lo ame, yo creo que no, a él no se le da muy bien eso del amor.

No entiendo mucho lo que me dice, pero solo hay un consejo útil que se aplica a todo.

— Sé sincero Tom, pregúntale si lo ama, o la ama, y deja claro lo que tú sientes.

— Es que corro el riesgo de dañar a muchas personas... — nos sentamos en el columpio de jardín en el que hablamos ayer y recuesta su cabeza hacia atrás cerrando sus ojos.

— Pero si no lo haces te dañas a ti, y créeme que puedes fallarle a quien sea, pero no puedes fallarte a ti mismo porque al final de cuentas eres lo único que tienes.

Sus ojos celestes me ven de frente, muerde su labio inferior y suspira.

— Tengo muchas ganas de llorar — murmura tragando el nudo en su garganta.

¿Por qué me afecta tanto lo que le sucede? Apenas lo conozco.

— Pues hazlo.

Niega con la cabeza y me da una media sonrisa.

— Mi papá nunca me ha dejado llorar, dice que es para débiles.

— Pues no veo a tu papá por aquí...

Deja caer sus gruesas pestañas y una sola lágrima rueda por su rostro, tengo el impulso de limpiarla, pero mejor mantengo un poco la distancia.

¿Nunca les ha pasado que sienten en carne propia el dolor de alguien más? Porque hasta hoy solo me había pasado con Olivia y de pronto llega este chico, lleno de secretos y misterios, y ahora llora, y quiero llorar con él.

A la mierda la distancia, necesito abrazarlo y lo hago.

Recuesta su cabeza en mi hombro y me deja abrazarlo, afloja su cuerpo como si hiciera muchísimo tiempo que nadie lo abraza, pero el momento es interrumpido por una tierna vocecita que sale de la casa. 

— ¡Tío Nante! — grita saludándome con mucha emoción por la ventana, aún trae su pijama.

— Seguro se le escapó a Matteo.

Tom se aparta de mí y limpia su lágrima con la mano volviendo a sonreír como si nada hubiera pasado.

— Vamos dentro — me dice poniéndose de pie —, hace frío aquí para ella.

Oh, eso fue tierno.

Entramos a la casa y vemos a Matteo salir con sus ojos hinchados de la habitación y tomar a Ámbar en sus brazos.

— Te lo dije — murmuro por lo bajo y Tom se ríe.

— ¿Frozen dijiste? — deja que su mirada se pierda y busca sus llaves en el bolsillo.

— Sí, ya me la sé de memoria...

No me deja terminar porque sale disparado hacia la puerta.

— No comiencen a verla sin mí, estaré de vuelta en veinte minutos.

Y sin decir más nada se pierde en la puerta.

Una hora después Ámbar es una muy hermosa Elsa, Tom es Olaf y yo soy el príncipe Hans.

— ¿Por qué me toca el villano? Kristoff me cae mejor — me quejo luego de bailar Libre Soy unas diez veces.

— Porque tienes porte de príncipe, te queda muy bien y no había disfraz de Kristoff, era esto o Anna, y aunque me hubiese encantado verte con trencitas no creo que sea tu estilo.

Eso me hace reír a carcajadas solo por imaginarlo.

— Definitivamente no.

— No abrir tu codazón... Pues ya se abioooooo — Ámbar canta a los gritos y nosotros reímos.

— ¿No te sentiste así cuando saliste del closet? — yo aún recuerdo esa sensación de alivio dentro de mí, como si por fin pudiera ser yo mismo.

— Es que... en realidad aún no lo hago del todo.

Su repentina confesión me confunde, recuerdo claramente cuando nos besamos, él dijo que no estaba en closet ni nada parecido.

— Mis amigos lo saben, voy por la vida como un chico bisexual declarado, pero mis padres no lo saben.

— ¿Por qué?

— Mi padre es super machista, él en realidad es... lo peor que me ha pasado en la vida.

— Créeme que sé sobre eso, por suerte el mío murió, solo nos arruinó la vida a todos.

— Lo sé... al menos tienes hermanos que te aman.

— ¿Y tú no?

— No, estoy solito en el mundo — hace un tierno puchero y luego suelta una risa.

— Y yo te robé a tu novio... — recién caigo en cuenta de eso, y de lo extraño que es que seamos amigos.

Tom se echa a reír a carcajadas, es gracioso verlo reír con un disfraz de Olaf.

— Claro que no tonto, las personas no se roban, las personas toman decisiones y él te eligió a ti. Estoy bien con eso, de hecho lo entiendo, yo también te escogería a ti.

Mierda, lo dice muy casual, como si no fuera un detalle importante, no quiero dejarme afectar pero lo hago.

Se pone de pie y regresa a bailar con Ámbar, dejándome otro momentito de esos que guardo en un lugar de mi cerebro al que llamo rincón de represión. No puedo sentir nada por Tom, así que solo ignoro y sigo como si nada.

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