Dante

Después de escuchar cien veces la canción "Ex de verdad" y tomarme varios tragos soy un hombre nuevo.

— Eres el peor amor que he conocido... tan perfecto que no te olvido — la bella voz de mi hermana retumba por el pasillo, ella ha tomado clases como parte de su formación actoral.

— Piensa en mí, ayúdame a odiarte, haz las cosas que hacen los cobardes — continúa Emily que también resultó ser una cantante oculta.

La última parte del coro la cantan a dúo.
— No me trates bien, ni sonrías más... Pues mi alma sigue sufriendo. Sé un ex de verdad... trátame mal. Ayúdame con eso... 

Wow, creo que sí he estado fastidiando con esa canción.

Salgo al pasillo aplaudiendo y ambas se ríen.

— ¿Por qué tan triste? — me pregunta Emily, ha pasado casi una semana desde le escena con Álex y aún estoy así.

— Fui sincero con Álex.

— ¿Sincero nivel Matteo o sincero nivel Dante?

También hay un sincero nivel Noah, pero ese no aplicaba aquí.

— Sincero nivel Dante.

— Oh mierda, lo destrozaste — Emily es quien habla, pero ambas piensan lo mismo.

— Tal vez un poco... — murmuro justo antes de relatarles a detalle toda nuestra conversación, aunque Olivia ya lo sabe me escucha con atención.

— ¿Y no te da curiosidad saber quién envío ese correo? — los ojos de Emily se encienden de pronto —. Te puedo ayudar con eso.

— No Em, es como revolver la herida. Alguien lo hizo y ya, no importa. Si algún día necesito saberlo te lo diré.

Ya ni siquiera quiero hablar de esto, necesito distracción, otros chicos, dejar de escuchar canciones dramáticas y salir de fiesta.

— Saldremos hoy — asegura Olivia —. Solos tú y yo, sin Liam, sin Álex, sin Tom.

Suspiro ante eso.
— ¿Liam aún no te ha llamado?

— No — murmura ella y Emily le da una sonrisa tierna.

— Hermosa, él está feliz con lo que pasó entre ustedes. Solo debes entender que sus tiempos son lentos, y lo que pasó el domingo le significa enfrentar sus sentimientos. Vendrá, mientras diviértete, sal de fiesta y pásala bien.

— Me gustaría creer que esa es la verdad, y ya no quiero agobiarme. Así que ayúdame a ponerme bonita, que hoy es noche de hermanos.

Nos decidimos por ir a una discoteca que queda bastante alejada de la ciudad para no correr el riesgo de encontrar a nadie indeseable allí, así que cuando bajamos del auto observo a Olivia responder mensajes con intensidad.

— Tom me ha llamado cinco veces ya, se está tornando bastante fastidioso.

— ¿Está celoso de que salgas sin él? — ella asiente y pone el teléfono en silencio — Pues que se pudra entonces.

— Las reglas de Liam incluyen que siga saliendo con él — dice extendiendo su celular para que lo guarde en mi bolsillo.

— Las reglas de Liam incluyen que no dejes tu vida por él, no que salgas con alguien a la fuerza, Olivia. Entiendes todo mal.

— No, si Tom me gusta. Solo que lo tengo que amoldar un poco aún, que sepa que aquí la que pone las reglas soy yo.

Me río a carcajadas de eso, ella no es buena con los chicos, pero ¿qué con eso? Yo tampoco lo soy.

— ¿Me cambias la contraseña del celular? — estiro la mano con mi teléfono en ella.

— ¿No recuerdas cómo hacerlo?

Entrecierro mis ojos.
— Claro que sí estúpida, solo que no quiero saber la nueva contraseña hasta mañana.

Ella se ríe tomando el teléfono.
— ¿De qué tienes miedo?

— Ya sabes, no quiero hablar de él.

— Pensé que ya no te importaba.

— Claro que no, pero la carne es débil y no quiero cometer errores.

Hace lo que le pido y me regresa el teléfono.

— Listo, no me pases ninguna llamada, a no ser que sea de...

— Liam, lo sé.

Sonríe y estira su mano para hacer nuestro saludo.

Entramos a la discoteca, la canción que suena nos gusta a ambos así que cantamos a los gritos.

— Pero no me acuerdo, no me acuerdo, y si no me acuerdo no pasó... Eso no pasó...

La primera imagen que obtengo al ver al otro lado de la pista me hace reír.

— Mira quién está allí.

La cara de Olivia expresa más de lo que puedan imaginar, es Liam, él está aquí.

La empujo hacia donde está y ella da un paso dubitativo.
— Ve, ponlo un poco loco, iré a buscar unos tragos y un chico bueno.

Olivia se va, se pierde entre la gente y yo doy vuelta a la barra para ir a la segunda pista y entonces veo los problemas avecinarse.

Es Tom.

Tom está aquí, y mi hermana está con Liam.

Bueno, no es que ellos sean novios ni nada, es más, creo que ni siquiera se han besado. Pero no creo que sea buena idea que él sepa de Liam.

— Hola — lo saludo quitando el trago de su mano y dándole un sorbo. Si tengo que interactuar con este chico que es tan sexy como extraño, para proteger a mi hermana, entonces lo haré.

— Hola Dan, ¿Olivia está contigo?

— No, ella se quedó en casa con mis hermanos. No se sentía muy bien, está en sus días de chica.

Nivel de sinceridad: Emma. No tiene problema con soltar mentiras en cualquier momento.

— Oh, ¿y con quién viniste?

— Solo — vuelvo a mentir y sin que se dé cuenta lo guío hacia el otro lado — ¿Tú?

— También — obvio está mintiendo, se nota, solo espero que no haya venido con Álex.

— ¿Sabes? No quiero estar aquí, ¿por qué no me acompañas a casa?

Pensé que diría que no, pero hasta parece feliz con la idea.

— Claro, pero vine en taxi, no traje mi auto.

Saco mis llaves del bolsillo y las elevo.

— Bien, yo conduzco, no me dejaste ni probar el trago — dice riendo mientras observa el vaso vacío en mi mano y toma mis llaves.

No me opondré a eso, si vuelvo a conducir habiendo tomado mi hermano enviará mi auto al deshuesadero.

Tomo mi teléfono para enviar un mensaje a Liam.

Mierda, no sé la contraseña, y si saco el teléfono de Olivia ahora él sabrá que estoy mintiendo. 

Supongo que ella me llamará en algún momento, y no necesitaré la contraseña para atender, así que me voy.

— Sé lo que pasó con Álex — dice en cuanto pone el auto en marcha.

La mierda, el asunto me persigue.

— No quiero hablar de eso, Tom.

— Es que yo se lo dije ¿Sabes? Él no puede pretender regresar después de tres años y que tú lo sigas queriendo. Es demasiado tiempo.

Resoplo rodando mis ojos.
— Por fin alguien sensato.

— No, es que de verdad me preocupa. Llevamos mucho tiempo siendo amigos, y nunca ha logrado superarte.

Si fueran tan amigos no me diría esas cosas a mí, se las diría a él.

— No quiero hablar de Álex.

Tom aprieta sus labios y los deja salir suavemente.
— Lo siento Dan, hablemos de otras cosas.

¿Por qué estoy mirando sus labios? Mierda. Me gusta este idiota.

Si hay algo que siempre soy es sincero conmigo mismo, obvio nunca me fijaría en él porque para algo están las reglas que escribí con Olivia, pero que me gusta, me gusta.

No es que me gusta como que siento algo ni mierdas, está bueno, me siento atraído hacia él.

— ¿Te llevo a casa? ¿O quieres ir a otro sitio? Digo... seremos cuñados pronto, seria genial que también fuéramos amigos.

Seremos cuñados pronto... ¡Ja! Sueña Tom, mi hermanita a estas horas estará perdiendo su virginidad con Liam.

No la juzgo, Olivia y yo nunca hemos sido chicos que se detienen a pensar si lo que hacen es correcto o no, hacemos lo que nos da la gana, siempre. Eso trae problemas, muchos, pero la vida es más divertida así.

Igual, a diferencia de mi hermana, nunca le he roto el corazón a nadie, siempre soy claro con mis intenciones, eso facilita el sexo casual y evita problemas.

— ¿Y? ¿Qué quieres hacer? — vuelve e preguntar riendo de mi falta de concentración.

Bueno, si le digo que me lleve a casa hay altas probabilidades de que regrese a la discoteca y le arruine la noche a mi hermana, así que haré el sacrificio y lo distraeré un rato más.

— No quiero ir a casa, necesito distraerme.

Tom sonríe de lado y asiente.
— Sé perfectamente a dónde ir.

Gira el volante bruscamente y toma un camino poco transitado. Creo que nunca anduve por aquí así que no tengo idea a dónde va.

Tampoco pregunto, en realidad hago esto para facilitarle las cosas a mi hermana, pero de igual forma necesito distraerme y sacar a Álex de mi cabeza.

Mierda, traje a Álex a mi cabeza otra vez.

— Es que es un idiota ¿Sabes? Ahora viene con toda la mierda de que mi padre le envió un correo desde el más allá. No digo que mienta, él no suele mentir, o al menos no solía hacerlo, pero ¡Vamos! De verdad es una excusa ridícula, pudo simplemente decirme y él sabe que mis hermanos y yo hubiéramos encontrado la solución. Sigue siendo un cobarde, un cobarde con motivos, pero un cobarde en fin.

Tom piensa por un momento y asiente.
— Tú no estabas allí Dante, no sabes cómo fueron las cosas.

— ¿Y tú si? ¿Tú estabas allí?

— Sí.

Nueva información, algo extraño sucede aquí.

— ¿Desde cuándo son amigos?

— Desde que se fue a Roma, nuestras familias son amigas, tienen negocios juntos.

Bufo rodado mis ojos.
— Ser amigos y tener negocios juntos son cosas diferentes.

— No es una amistad por conveniencia si eso insinúas, él y yo conectamos desde el principio y de hecho dejamos a nuestras familias en Europa para venir aquí.

El comentario inicial despierta algo desagradable dentro de mí. Obviamente son celos, y lo admito, recuerden que siempre soy sincero conmigo mismo. 

— Para venir por ti — completa la frase provocando una risa involuntaria en mí.

— ¿Y quién le dijo que yo quería que viniera por mí?

Tom también ríe, algo en él hace que me caiga bien, aunque no sé muy bien qué.
— ¡Vamos Dante! Todos sabemos que aún sientes algo por él. Por algo estás así, si se te ve la tristeza en los ojos.

No voy a responder eso, de ninguna manera, así que desviaré el asunto.

— ¿Y tú solo cruzaste el océano para acompañar a tu loco amigo a buscar a su primer amor?

Tom parece contrariado ante mi pregunta.
— Sí, bueno, no solo vine por eso, tengo mis propios asuntos que resolver aquí.

No haré preguntas personales, de algún modo tengo que mantener la distancia.
Por suerte por fin detiene el auto en un sitio bastante agreste, pero una música muy alegre se escucha de fondo.

— ¿A dónde me trajiste?

— Baja, te gustará.

El baja del auto primero, así que aprovecho la oportunidad para llamar a Liam desde el celular de Olivia.

— ¿Estás con Olivia? — pregunto antes de dejarlo hablar.

— Sí — dice él y escucho la risa de mi hermana de fondo. Ya no se oye música, así que ni siquiera haré preguntas.

— Okay, me fui de la discoteca, cuídala y avísale a Emma.

— Lo haré, diviértete Dan.

— Ustedes también — suelto una pequeña risa antes de terminar la llamada.

Por fin estos dos les dan rienda suelta a sus sentimientos, de una forma extraña, lo sé, pero al menos lo hacen.

Dejo el teléfono de Olivia en la guantera y bajo tras Tom.

La música se vuelve cada vez más cercana, suena como mexicana, pero no soy bueno con esas cosas. O sea si me gustan los tacos, pero es todo lo que conozco de México.

Es como un pequeño bar cerca de la playa, de hecho se puede escuchar el océano desde aquí, la gente parece alegre y todos cantan a los gritos.

Lo veo a Tom y me rio.
— Como sea no encajamos aquí — él parece un refinado niño rico inglés, y yo nunca me he vestido con ropa muy costosa, pero de igual forma no encajo aquí.

— Eso es lo más divertido, ahora ándale wey — imita muy mal el acento mexicano —, vamos por unos caballitos de mezcal.

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