22- Confío en ti
EMMA
Las cosas fueron bien como por diez minutos, pero de pronto Adrián toma una carretera desconocida y no puedo evitar ponerme nerviosa, saco mi celular del bolsillo y envío mi ubicación en tiempo real a Noah con la inscripción de "por si acaso".
—¿A dónde vamos? —pregunto fingiendo tranquilidad.
Él habla con mucha serenidad, mirando hacia adelante a la vacía carretera.
—Necesito hablar contigo de algo importante, quiero ir a un lugar donde no nos puedan interrumpir.
—No llevas a una chica por una carretera oscura sin decirle nada, eso es raro y me asusta —marco la distancia con mi tono de voz.
Él solo sonríe, lo cual me preocupa más.
—¿Me tienes miedo? No te haré daño, Emma, solo quiero un poco de paz.
¿Qué hay de divertido en que una chica te tenga miedo? Esto no va bien, no sé como es que de un momento a otro todo ha cambiado hasta llegar a este punto.
Detiene el auto en un pequeño parque demasiado alejado de la ciudad, hay un poco de neblina y las farolas apenas iluminan unas rotosas bancas bajo los árboles.
Mi estómago está revolucionado, pero intento mantener la calma.
—¿De qué quieres hablar conmigo?
Tomo mi teléfono con fuerza en cuanto lo siento vibrar.
Noah – en línea
¿Todo está bien? ¿Por qué demonios estás en medio de la nada?
Emma – en línea
¿Puedes venir por mí? Tranquilo todo está bien, solo estoy algo nerviosa.
Noah – en línea
Ya voy, pero me llevará al menos media hora, llámame si algo sucede.
¿Tanto tiempo anduvimos por la carretera? Me pone aún más nerviosa saber que va a demorar, y estoy comenzando a pensar en cómo demonios puedo defenderme mientras tanto.
¿Debería llamar a la policía? ¿Tardarían lo mismo que él o incluso más? Tal vez solo estoy paranoica, hay una leve posibilidad aún de que de verdad solo pretenda hablar conmigo.
—Tu amiga Karen vino a hablar conmigo —comienza a decir, mientras apaga el motor y quita las llaves para ponerlas en su bolsillo.
¿Quién quita las llaves si va a quedarse dentro del auto?
—Se llama Katia y ya no somos amigas...
—Da igual su nombre, lo que importa es lo que dijo —me interrumpe, dejando en evidencia que no quiere hablar conmigo, solo quiere que yo lo escuche.
Comienzo a comprender por dónde va esto y no me gusta para nada.
Me encojo de hombros, intentando que la conversación dure el mayor tiempo posible, por lo que hablo lento y tranquila.
—¿Qué dijo? ¿Qué soy una puta que duerme con todo el mundo? Eso no es una novedad.
—Lo es para mí, pensé que eras una buena chica —se queja.
Luce molesto, su mirada está fija hacia adelante y sus puños están cerrados sobre sus piernas.
—¿Tener sexo me transforma en una mala persona? No tenía idea.
—Ella dijo más que eso, dijo que tienes una relación muy turbia con los Romano —continúa, mi gesto se vuelve confuso, y lo dejo hablar para ver qué estupideces ha inventado Katia esta vez—. Dice que estás en una relación con los dos mayores al mismo tiempo, y ellos están de acuerdo con eso.
Ah.
Es genial cuando te enteras por otros de cosas que tú misma hiciste, es que no tenía idea, así que ahora soy la reina del poliamor. Si Noah y Matteo no fueran hermanos y fuera lo que nosotros quisiéramos, nadie tendría por qué opinar de todos modos.
Pero no es el caso, si me van a inventar una vida, al menos que tenga coherencia.
—Eso es una estupidez, solo una mente retorcida como la de Katia podría inventar algo como esto. Yo no salgo con ninguno de los dos —aseguro, y no sé por qué estoy dándole explicaciones, después de este planteo estoy segura de no querer volver a verlo en mi vida.
—Ella me mostró tres vídeos, en uno estás besando al del medio entre una multitud de gente.
Conozco ese video, pero tengo curiosidad de saber sobre los otros dos.
—Es verdad, no tengo ganas de explicarte eso en este momento, pero sí, me besé con Matteo.
—El otro vídeo lo grabaron hoy mismo, es del mayor, el que intentó golpearme, no tenía mucho contexto, pero está diciendo que ustedes están juntos frente a otras chicas.
En cuanto lo escucho comprendo al instante que toda la discusión de esta tarde estuvo planeada por ellas para generar una estúpida prueba y yo se las dejé servida.
Me siento molesta conmigo misma por ser tan fácil de molestar, tengo que controlar mi temperamento, no puede ser que ellas supieran exactamente cómo iba a reaccionar.
—Tengo algo complicado con Noah, pero no somos novios. De todas formas, no entiendo qué mierda me estás reclamando, tú y yo no somos nada, solo nos besamos un par de veces.
Volteo mi vista a la ventanilla con indiferencia, lo único que puedo pensar es en qué quiero que Noah llegue ya, y eso solo va a suceder si prolongo esta ridícula conversación.
—¡¿Nos besamos un par de veces?! ¡Llevamos saliendo por más de un mes! —grita totalmente desenfocado, haciendo que me encoja un poco en mi asiento.
—¡No me grites! —reclamo, y él respira profundamente intentando controlar su ira.
—¿Tienes "algo" con Noah? —dice más calmado haciendo comillas con sus dedos— ¿Qué sucede con Matteo entonces?
En algún sitio de su estúpido cerebro él tiene la esperanza de encontrar una explicación lógica a esto que le de alguna especie de señal divina de que voy a amarlo. No, no pasará, y eso me deja en desventaja si Noah no se da prisa.
—Solo lo besé ese día, porque era parte de un plan —explico, y él suelta una risa que me incomoda incluso más.
—Tu amiga dijo que dirías eso ¿Entonces qué mierda significa esto? —Extiende su celular y de inmediato me doy cuenta de qué se trata.
Es el puto video de la cámara de seguridad, para peor desde el punto de vista que grabó la cámara solo se ve la espalda de Matteo, parece que realmente nos estamos besando.
Voy a matar a Matteo, juro que voy a hacerlo.
¿Cómo consiguió Katia ese video?
Si Noah lo ve estoy perdida.
—No tengo que explicarte nada, Adrián, no soy tu novia. Puedo besarme con quién me venga en gana —respondo ante mi falta de argumentos.
Él golpea el volante con furia y me sobresalto un poco, mi estómago está hecho un nudo y estoy sosteniendo mis manos una con la otra para que no tiemblen.
—¡Tú no vas a jugar así conmigo! ¡Llevo un mes, un puto mes persiguiéndote por todos lados y resulta que ahora para cada chico que conozco, coger contigo es lo más fácil que ha hecho en su puta vida! —está gritando otra vez, miro el teléfono con nerviosismo contando los minutos que faltan para que Noah llegue a mí.
—Tú nunca intentaste tener sexo conmigo, actúas como si yo te hubiese rechazado.
Concentro mis ojos en mis manos, no puedo mirarlo, solo sigo hablando para que corra el tiempo porque él es tres veces más grande que yo, y aunque intente defenderme no voy a conseguir mucho.
—¡Yo iba enserio contigo Emma! ¡Pensé que tú también ibas en serio conmigo!
Respiro profundo y trato de calmarme, no justifico su violencia, pero esto es en parte consecuencia de mis acciones estúpidas e inmaduras.
—Lo siento si te di el mensaje equivocado, estoy enamorada de Noah y solo salía contigo para despejar un poco la cabeza —confieso, aunque teniendo en cuenta lo molesto que está creo que solo empeorará la situación.
Vuelve a golpear el volante con los puños cerrados, se voltea y me mira de muy cerca.
—Tú serás mía.
—Tranquilízate, te comportas como un psicópata —digo, y considerando que las cosas se pusieron violentas, pongo mi celular a llamar a Noah para que escuche lo que está sucediendo.
—————————
NOAH
Hace más de veinte minutos que conduzco por la carretera en la noche, Emma dijo que está nerviosa pero no dijo nada más así que intento mantener la calma y no imaginar cosas malas, pero de todas formas voy a exceso de velocidad, creo que es la única vez en mi vida que lo he hecho, es que de verdad siento que algo no anda bien.
Mi teléfono suena, lo pongo en altavoz del estéreo y escucho la voz de ese enfermo hablar.
Me quedo en silencio, al parecer Emma intenta que esté al corriente de lo que está sucediendo.
"No te vayas, no te haré daño" —Escucho que dice la voz del idiota.
"Pudiste decirme todo esto cerca de mi casa o en algún lugar en el que pueda irme si lo decido, esto es enfermo y de verdad estoy asustada." —dice Emma con su voz temblorosa.
Ella tiene miedo, creo que jamás había escuchado su voz así, juro que cuando encuentre al hijo de puta voy a romper cada maldito hueso de su cuerpo.
"Emma, yo te amo, solo quiero que estemos juntos" —dice él, pero no suena nada dulce, suena exigente.
"No me toques, por favor..."
Piso el acelerador a fondo y le pido a mi madre donde sea que esté que por favor cuide de los dos esta noche.
No dejes que nada nos pase mamá, mis hermanos necesitan de mí y yo no puedo vivir sin ella. Cuídala, no la abandones ni por un minuto, permíteme llegar a salvo a casa con ella.
El GPS me indica que estoy a solo dos minutos del lugar.
"¡Suéltame, idiota!" —grita Emma y siento un sonido similar al de la puerta del auto.
Está intentando escapar, pero al parecer no lo consigue, las puertas deben estar cerradas.
"Quédate quieta, de esa forma será más fácil para ambos"
Siento que mi corazón va a salirse de mi pecho, estoy desesperado y no puedo hacer que está mierda vaya más rápido.
El velocímetro marca ciento setenta kilómetros por hora cuando diviso el auto en la distancia. Me detengo justo detrás de él y tomo una barra de hierro que es parte del gato mecánico para cambiar las ruedas, porque seguro tiene las puertas trabadas y no voy a esperar que la abra.
Ni siquiera intento abrirla, le doy un fuerte golpe y rompo el vidrio en el primer intento.
Tiene sus manos sobre ella.
Tiene sus malditas manos sobre ella.
Se sobresalta por el vidrio roto y aprovecho el momento de confusión para abrir la puerta.
—¿Qué demo...? —No le doy tiempo de hablar, lo tomo por el cuello de su camiseta, lo saco del auto y lo estrello contra el mismo.
—¡Vete! —le grito a Emma, pero ella no se mueve.
Él aprovecha mi distracción y me da un golpe en el mentón intentando quitarme, pero no me mueve, solo logra que responda de inmediato con uno en su nariz.
—¡VETE DE UNA VEZ! —le grito otra vez, ella reacciona quitándose el cinturón y destrabando la puerta.
Me arrojo sobre él y golpeo su cabeza contra el auto repetidas veces, lo observo entrecerrar sus ojos por el dolor y eso no me detiene. No puedo hacerlo, hay una fuerza dentro de mí que me controla por completo. Él logra empujarme con poca fuerza, luce atontado por los golpes, así que cuando intenta golpearme nuevamente estoy mucho más lúcido que él y esquivo todos los intentos. Me lo quito de encima, cae de espaldas en el suelo y me apuro a subirme sobre él para darle un golpe tras otro como si mis manos se controlaran solas, mi mente está en blanco, solo pienso en hacerle el mayor daño posible.
Entonces escucho lo único que puede traerme de vuelta en un momento como este: su voz.
—¡Noah! —me volteo a mirarla con la sangre inyectada en los ojos y el rostro desencajado—. Solo llévame a casa.
Me levanto y él se incorpora débilmente, su rostro está cubierto de sangre al igual que mis manos.
¿Yo hice esto? Él se lo merecía, se merecía cosas peores, merece morir, pero no voy a ser yo quien lo mate.
Siento su mano tomar la mía y alejarme, me subo al auto e intento tranquilizarme, respiraciones, movimientos de hombros, todas las estrategias posibles, pero no consigo nada.
—No... No puedo conducir —le digo observando cómo el maldito cobarde se monta en su auto y se va a toda velocidad.
Ojalá se estrelle contra un poste de camino, ojalá...
—Yo lo haré —dice ella poniendo su mano en mi hombro—, solo dame un minuto.
—Se supone que vine a rescatarte a ti —niego meneando la cabeza—. ¿Tú sabes conducir?
—Claro, saqué mi licencia a los dieciséis. —Mis manos tiemblan y mi corazón está exageradamente acelerado, nada de lo que haga dará resultado, estoy al borde de un ataque de ansiedad y ella lo nota—. No se trata de quién rescata a quien, solo confía en mí.
—Lo hago, sea como sea confío en ti.
Ella nos lleva a casa en absoluto silencio, ninguno de los dos es capaz de articular palabras. Es la primera vez en años que monto un auto que yo no conduzco, pero el estrés que tiene mi cuerpo ni siquiera me permite tomar conciencia de eso.
Entro primero a casa, ella viene detrás de mí, me quito el abrigo manchado de su asquerosa sangre y la observo subir las escaleras con la mirada perdida.
No puedo evitar seguirla a su habitación, ella dejó la puerta abierta y cuando entro está sentada en la cama, me acerco algo temeroso y busco su mirada.
Tal vez no me quiere cerca, pero no sé que más hacer, dejarla sola no es una posibilidad.
Nuestros ojos se encuentran y ya no puede contener sus lágrimas, me arrodillo en el suelo frente a ella y la envuelvo con mis brazos, ella me permite hacerlo, se acurruca como si por fin se sintiera segura, también quiero llorar, pero ella es lo único que importa ahora, ya tendré tiempo para mí después.
La dejo llorar sobre mi hombro por un rato y no puedo recordar haber sentido un dolor similar en mi vida, daría lo que fuera por volver a verla sonreír, por volver a pelear con ella, por verla idear los más perversos planes, por ver la luz en sus ojos otra vez.
Conozco su fortaleza, y sé que ella conoce de cerca el dolor, quiero confiar en que todo estará bien...
—No quiero estar sola, quédate conmigo esta noche. Por favor —me pide luego de un gran rato de silencio.
Agradezco que sea ella quien me lo pida, porque no creo ser capaz de dejarla de todas formas.
—Iré a ponerme algo cómodo para dormir —le digo apartándome de sus brazos, y de inmediato veo su boca formar un puchero—. Puedes venir conmigo si quieres.
Esboza una breve sonrisa y me acompaña a mi habitación, busco entre mi ropa unos shorts o algo así.
—¿Duermes vestido? —pregunta como si eso fuera un pecado capital.
—Por lo general duermo en boxers, pero no quiero incomodarte —murmuro y ella suelta una pequeña risita.
—No me vas a incomodar, lo que me va a incomodar es tener que dormir con ropa. —Me observa dudar, entonces refuerza su argumento—. Ya me has visto desnuda, y también en traje de baño, hay la suficiente confianza.
No me da tiempo de rebatir cuando vuelve a jalarme a su habitación sin haber buscado nada.
—¿Te sientes mejor? —pregunto en cuanto la veo sonreír otra vez.
—Me siento bien estando contigo, solo quiero olvidar todo... —Sus ojos aún están rojos, pero ya lucen diferentes.
—Eres increíble —murmuro y vuelvo a abrazarla aprovechando que hoy bajó un poco sus defensas.
—En realidad no, las mujeres vivimos cosas como esta más de lo que puedas imaginar.
La sola idea me perturba, considerando que tengo una hermanita de quince años, mis límites morales se encuentran cada vez más alejados de lo correcto en cuanto a lo que soy capaz de hacerle a quien se atreva a tocarla sin su consentimiento, o a Emma, o a Emily.
—A ti... —pienso bien la forma correcta de formular la pregunta porque es algo delicado— ¿Te han hecho algo contra tu voluntad?
—No me han violado si es lo que quieres saber, pero sí me han manoseado, me han besado por la fuerza y se han puesto insistentes o incluso violentos cuando reciben un no.
Ni siquiera puedo imaginar eso, es como que la violencia quiere surgir de mí otra vez.
—El mundo apesta —susurro y ella me da una breve sonrisa.
—Hablemos de otra cosa o de otra forma no podré dormir —dice arrastrándome a la cama con ella mientras se quita los pantalones.
Noah, enfócate, hoy no es un buen día para ser un pervertido.
Aparto mis ojos de ella porque no quiero arruinar nada, solo quiero estar para lo que ella me necesite.
—¿A dónde estabas antes de que te llame? —pregunta mientras me hace una seña para que me voltee y así cambiarse la camiseta.
Obedezco mientras respondo, nervioso por saber que ella está desnuda detrás de mí.
—Estaba en el cumpleaños de Eva —respondo con la verdad, y ella estalla en risas, creo que ese es mi sonido preferido.
Toca mi hombro para que me voltee, trae puesta mi camiseta sin nada debajo y recogió su cabello en un moño que deja caer algunos mechones casualmente.
Es la cosita más bella que vi en mi vida. Me pregunto si siempre dormirá con mi camiseta o solo hoy...
—Es increíble cómo logro molestarla incluso cuando ni siquiera me lo propongo —puntualiza cuenta como un gran logro mientras continúa riéndose.
—¿No crees que ya fue suficiente? Digo, tampoco fue tan grave lo que te hizo, demasiado tiene con todas las mentiras que le digo.
Me quito el pantalón y la camisa, apago la luz y me meto en la cama con ella. La habitación solo queda iluminada por una pequeña lámpara en su mesa de noche que emite una luz algo amarilla.
En cuanto me deslizo por sus sábanas ella se pega a mí de inmediato, pensé que mantendríamos las distancias, pero al parecer no está en sus planes. Se acuesta en mi pecho y pasa su pierna por arriba de las mías, no me quejo, de hecho, podría dormir así por el resto de mi vida.
Nunca hemos dormido juntos, esto podría ser contraproducente, ¿cómo podré dormir solo luego?
—¿Por qué piensas que la empujé a la piscina?
En realidad, nunca lo había pensado, dejé a Eva en la sala, pero la encontré en el jardín y eso solo significa que en realidad ella fue a provocar a Emma.
—No lo sé, dime.
—Ella dijo que yo solo vine a romper tu familia haciendo que tú te pelees con Matteo, y que solo hablas mal de mí cuando estás con ella diciendo que no ves la hora de que me largue.
Es verdad que he estado mintiéndole mucho a Eva, pero al parecer ella tampoco se ha mostrado conmigo como es realmente.
—Tú sabes...
—Sé que todo eso es mentira, no te preocupes, pero mi guerra con ella no ha terminado. —Cierra los ojos y siento sus largas pestañas rozar contra mi pecho desnudo.
—Terminaré con ella de todas formas, iba a hacerlo hoy pero luego me enteré de que era su cumpleaños y me pareció algo cruel —confieso, y puedo sentirla sonreír, pero luego su sonrisa se desvanece y se aleja de mí.
—Debo hablar contigo de algo, pero no quiero hacerlo porque se arruinará todo de una forma que luego no tendrá solución —dice con el miedo brillando en sus ojos.
—Dímelo, te prometí que siempre encontraríamos una solución —la animo, sé exactamente lo que va a decirme, pero de todas formas quiero oírlo para poder confirmar que de verdad puedo confiar en ella.
—Sé que estás molesto con Matteo por intentar tener algo conmigo. Él tomó la culpa y yo lo dejé hacerlo, aunque en realidad ambos somos responsables. —Se gira y queda tendida sobre su espalda, mi cuerpo se siente extrañamente vacío sin ella.
—¿Estás diciéndome que tú querías tener sexo con él? —pregunto obligándola a ser más específica.
—Sí, por un momento lo consideré.
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