12- Un poco rotos
NOAH
De pronto me siento vacío, sabía que esto era probablemente lo que iba a ocurrir pero tenía la esperanza de que ella se quede conmigo. El hecho de que no haya ni siquiera dudado cuando le dije que no iba a volver a insistir me hizo sentir un poco tonto.
Ella no siente lo mismo que yo, ella solo quería tener sexo conmigo y me lo dijo desde el primer momento. De todas formas, a pesar de saberlo no puedo evitar sentirme usado, algo dramático lo sé, pero entiendan, estoy dolido.
Ella es absolutamente hermosa, hacer el amor con ella fue... No podría describirlo con otra palabra que no sea: Perfecto. Desde luego no consideré que si permitía que esto pasara me iba a enamorar más de ella, subestimé mis propios sentimientos, nunca imaginé que algo que ella hiciera podría causarme esta gran sensación de vacío.
Y aquí estoy, con el ego herido y el corazón también, extrañando una sensación que no volveré a tener ni volveré a buscar.
Por un momento pensé que sentía lo mismo que yo, que esto iba a salir bien, que iba a funcionar. No niego que tal vez me quiere, la tristeza en sus ojos cuando salió de mi habitación lo dejó claro, tal vez siente algo por mí, pero no lo suficiente, no de la misma forma que yo.
Tengo que hacer algo para arrancar este sentimiento absurdo que me vuelve débil y vulnerable. Lo intenté, no salió como esperaba, ahora tengo que olvidarlo y seguir.
Por esto no me enamoro, se siente como comer mierda.
Sea como sea no volverá a pasar.
Las chicas con las que me relacione de ahora en más no serán como Emma, no me arriesgaré a que vuelvan a jugar conmigo, evitaré a todas las chicas que puedan hacerme sentir emociones fuertes, solo me fijaré en chicas de las que esté seguro que no me voy a enamorar.
Como Eva, tal vez.
Estuve enamorado de Emma casi desde siempre, estaba seguro de que el sentimiento se había evaporado cuando dejé de verla pero no fue así, solo me autoconvencí de eso.
Ahora que está aquí otra vez, tal vez deba aprovechar para dejar de idealizarla.
Por ahora lo que voy a hacer es bañarme, bajar y continuar la vida como si no hubiera roto mi corazón en miles de pequeños pedacitos.
Mantener el corazón frío, como siempre, y enfocarme en mis hermanos.
Y es exactamente lo que hago a continuación, ella ya está en la sala con Matteo cuando bajo, están intentando sacar esa foto con las camisetas de Harry Potter.
Les ofrezco ayuda y Matteo me da la cámara, extiendo mi mano y sus ojos se posan en las marcas que Emma dejo allí.
Por favor, no hagas preguntas.
No las hace, sé que las hará cuando ella no esté pero eso ya es diferente.
Busco el foco y saco varias fotos en diferentes posiciones, no se siente incómodo tenerla cerca, pero no puedo borrar la memoria de su cuerpo sobre el mío.
En realidad lo que más está herido, dejando de lado mi corazón, es mi ego.
Por primera vez en mi vida salgo de mi coraza de chico duro para poner en palabras mis sentimientos por una chica, y no soy correspondido. Es como un sentimiento de tristeza, mezclado con algo de frustración y bronca.
Pero no la culpo, ella fue sincera conmigo, igual que siempre.
Ellos se quedan eligiendo la mejor foto y yo me siento en el sofá para ver un mensaje de Emily.
Emily – hace 10 minutos
¿Cómo va todo?
Noah – en línea
Cómo la misma mierda.
Emily – en línea
¿No le gustó? ¿Está molesta aún?
Noah – en línea
Es peor que eso aún, te necesito.
Emily – en línea
Yendo.
Miro diez minutos exactos transcurrir en el reloj de mi celular hasta que suena el timbre. En realidad tenemos seguridad en el portón, lo que me parece absolutamente innecesario, por eso tienen la orden de dejar pasar a todo el mundo que quiera ver a alguno de nosotros sin demasiadas preguntas.
Escucho que alguien abre la puerta mientras me dirijo allí.
—Hola Em, ¿Todo está bien? —Es Emma, obviamente le resulta extraño verla en casa cuando acabamos de dejarla en la suya hace poco más de una hora.
—Oh, sí tranquila. Estoy aquí para ver a Noah —me acerco a ellas y Emma se voltea sonriendo.
De verdad planea fingir que nada ha pasado y tal vez sea lo mejor.
—¿Vamos al jardín? No tengo ganas de estar en mi habitación ahora —murmuro dándome la vuelta, puedo oír a mis espaldas como intercambian algunas palabras más sobre subir luego a ver el mural y no sé qué más.
Salgo al jardín y me siento en una de las reposeras junto a la piscina, el aire está algo fresco pero no me molesta. El sol está a punto de desaparecer y la noche amenaza con cubrirnos pronto.
Emily se sienta a mi lado en la misma reposera y en completo silencio pone su mano sobre mi hombro. Me toma unos segundos poder hablar, pero ella no hace preguntas, simplemente espera hasta que lo hago.
—Me rechazó. Dejé de lado mi ego, le dije lo que siento de una forma sincera y real, pero ella no me quiere de todas formas.
Decirlo en voz alta lo vuelve más real, siento ganas de llorar y al mismo tiempo de golpear algo por la frustración.
Emily pasa su mano por mi cabello de una forma muy tierna.
—¿Qué fue lo que dijo? Cuéntame lo que pasó.
—Le gustó mi regalo, de hecho le gustó demasiado. Ella se veía emocionada y yo dije un montón de cosas que siento sin cuestionármelo, entonces volvió a mostrarse fría y me fui a mi habitación. —Mientras las relato, las escenas se repiten en mi mente una y otra vez, como una película.
—Ella está asustada...
—Espera, eso no fue todo —la interrumpo.
No puedo despegar mis ojos del suelo mientras hablo, porque si la miro a Emily, entonces voy a llorar.
Tomo valor para contar lo siguiente, no sé si es correcto o si Emma quiere que alguien lo sepa, pero Emily es mi mejor amiga y comparto todo con ella.
—Me siguió a mi habitación, y me besó.
—Oh... —se escapa muy suavecito de sus labios— ¿Cómo fue? ¿Qué sentiste?
—Fue perfecto, como si ella y yo hubiéramos sido creados para amarnos simplemente.
A través de mis palabras Emily sabe la importancia de lo que digo, jamás he hablado de amor antes, jamás le confesé sentir ni lo más mínimo por alguien.
Pero ahora todo cambió...
Mierda, las lágrimas pican en mis ojos pero necesito terminar la historia, descargarla para poder dejarla atrás.
—¿Y qué pasó luego?
—Hicimos el amor.
Ella no se sorprende, supongo que se lo esperaba.
—¿Y estuvo bien? —pregunta, y una sonrisa pequeña se dibuja en mis labios.
—Estuvo increíble. No sabría explicarlo porque no se puede comparar de ninguna forma con las otras veces que tuve sexo. Había algo más, como una conexión entre los dos que no sabíamos que existía hasta ese momento.
—¿Amor? —sugiere elevando sus cejas.
—La amo, pero ella no me quiere.
—No puedes estar tan seguro de eso, ella está asustada por lo que siente.
Niego con la cabeza de inmediato.
—Ella se fue, dijo que no puede darme lo que quiero, que finjamos que nada sucedió.
—Vas a estar bien, Noah, sé que duele pero vas a superarlo. Has superado cosas peores.
Levanto la vista del suelo por fin, y la miro a ella. Está conmocionada, el vínculo que tenemos es bastante profundo, sé que ella sabe lo que siento y está afectada por eso.
—Lo sé, pero duele. —Mi voz se quiebra un poco al final, ella sonríe con tristeza y me envuelve en un abrazo.
—Puedes llorar si quieres, solo hoy, aquí. Y luego seguiremos adelante, como siempre.
Hago lo que dice y dejo caer algunas lágrimas silenciosas por mis mejillas mientras ella me abraza y acaricia mi cabello.
________
EMMA
Puedo seguir adelante con esto, no estoy afectada para nada.
Deja de mentirte a ti misma, tonta.
Me siento en el sofá y envuelvo mis rodillas con mis brazos para hundir mi rostro en ellas.
Estoy muy confundida, sé que siento algo por él, pero no es suficiente como para evitar hacerle daño. Prefiero hacerlo ahora, de una sola vez, que siempre.
Porque si algo tengo claro es que no hago esto solo por mí, también lo hago por él.
Estoy acostumbrada a hacer daño, incluso cuando no lo pretendo, tengo una forma de ver la vida muy libre e independiente, muchas veces me cuesta ver por los demás y eso genera muchos conflictos cuando la persona que tengo enfrente de verdad siente algo por mí, cuando alguien pretende cuidarme siento que me quiere quitar algo.
Siempre he estado sola, la vida me ha enseñado que las personas se van con la misma facilidad con la que llegan, por eso no puedo apegarme a nadie, por eso en cuanto alguien se quiere acercar de un modo más real todas mis defensas se activan, porque sé que en algún punto también se irán.
Sé que el podrá prometer que no me dejará, que es para siempre y que lo nuestro es real. Pero no puede prometer cosas que no están en sus manos, porque si hay algo que aprendí, es que el futuro no está en manos de nadie.
Entonces soy así, egoísta, fría y desapegada.
Pero Noah es diferente, detrás de ese chico duro y reacio se esconde uno dulce y frágil, no puedo con eso, sé qué voy a dañarlo más de lo que lo estoy haciendo ahora, y no voy a poder evitarlo.
Entonces cambia.
Ojalá fuera tan simple.
Siento el peso de alguien más en el sofá, pero no levanto mi cabeza. Tengo miedo de que sea él, si me mira a los ojos y me dice que me quiere otra vez voy a echar todo mi autocontrol por la borda.
Pero no es Noah, él dejó en claro que no iba a volver a insistir.
—¿Estás bien? —pregunta Matteo con una voz en extremo dulce.
—No —admito sin levantar mi cabeza aún.
—¿Es Noah? ¿Qué pasó entre ustedes?
Sé que él notó la mordida en su mano y las pequeñas marcas en mi cuello, pero de todas formas no hizo preguntas.
—Tuvimos sexo —digo, como si no fuera algo importante.
—Eso ya lo noté, te pregunto qué pasó después —insiste, y yo dejo escapar un suspiro antes de levantar mi cabeza por fin.
—Él esperaba más de mí, pero yo no puedo dárselo así que lo rechacé como una cobarde.
Su boca se abre ligeramente pero la cierra de inmediato y me jala hacia él con un movimiento un poco brusco.
Me dejo abrazar hundiéndome en su pecho, me siento segura con él, es lo más parecido a un hermano que tengo.
—Estarán bien, te lo prometo. —Su mano se posa sobre mi cabeza y acaricia mi cabello suavemente mientras pregunta—: ¿Quieres llorar?
—No, yo no lloro por ningún chico. Solo necesito pensar en otra cosa.
No vuelvo a moverme, solo me quedo en su pecho con los ojos cerrados por unos minutos mientras él acaricia mi cabello.
—Es bonito sentir que alguien me cuida.
—Así funciona una familia, todos para uno y uno para todos —dice, y sonrío ante su comentario— ¿Pedimos pizza y miramos Netflix?
—El mejor plan de la historia, pero yo elijo la película. Nada de romance. —Mientras hablo mis ojos se desvían a la puerta del jardín.
Emily y Noah vienen entrando, ella tiene una sonrisa un poco forzada y él tiene sus ojos irritados. ¿Estuvo llorando? No parece algo que él haría, así que seguro es por otra cosa.
Ajá, lo que sea por no asumir que lo lastimaste, y mucho.
—Ey, vamos a la sala de juegos a ver una película y pediremos pizza ¿Quieren venir?
Mi idea es actuar natural a su lado, intentar que no nos gane la incomodidad. Porque en verdad él es alguien importante en mi vida, no quiero perderlo.
—Está bien por mí —dice Noah encogiéndose de hombros— ¿Tú vienes, Em?
Puedo ver la mirada expectante de Matteo a mi lado, está feliz de que haya decidido incluirlos.
—Sí, claro, cuenten conmigo —dice por fin.
Me levanto del sofá dejando un beso en la mejilla de Matteo y anuncio:
—Voy a buscar a los chicos.
Subo al primer piso y golpeo la puerta de Dante primero, parece feliz de verme.
—Emma, justo iba a buscarte. Estuve pensando mucho sobre mi asunto, y decidí que voy a hablar con Noah —me mira con expectativa, para ver mi reacción.
Yo solo sonrío y lo abrazo, entiendo la valentía que tuvo que reunir para tomar esa decisión, y estoy orgullosa de él. Quisiera tener una reacción más efusiva, no sé por qué siento la energía tan baja, como si sonreír requiriera el triple de esfuerzo que cualquier otro día.
—Todo va a estar bien, te lo prometo —digo, separándome un poco.
—Quiero pedirte que estés conmigo en ese momento, de verdad te necesito ahí.
—Claro que voy a estar contigo, cuenta conmigo —acepto, él me da una mirada nerviosa y sonríe—. Ahora, vamos a ver una película en la sala de juegos. Noah, Matteo, Emily y yo, pediremos pizza ¿Vienes?
—Solo si luego me cuentas lo que te pasa a ti, si vamos a ser amigos funciona para ambos lados.
Okay, al parecer mi cara me está vendiendo.
¿Qué pasa contigo Emma? Eres experta ocultando sentimientos, haz lo tuyo.
—Okay, luego hablamos de eso. Ahora baja, yo voy a buscar a Liv.
Más tarde inventaré algo para no contarle realmente lo que me pasa, una cosa es Matteo, él y yo conectamos de alguna forma, pero Dante aún es pequeño y no pienso hablar con él sobre cómo me acosté con su hermano.
La puerta de Liv está cerrada, y puedo escuchar música sonando dentro.
Me detengo a pensar la cantidad de tiempo que pasa esta chica en su habitación encerrada, creo que no es sano. Nunca la veo por la casa, nunca está haciendo nada fuera de esas cuatro paredes, si no vengo a verla aquí probablemente no la vería.
Golpeo fuerte para que escuche sobre la música, y al parecer funciona porque la escucho bajar el volumen y caminar hacia la puerta.
Sus ojos están rojos, y el caos que hay en su habitación es increíble. Hay cosas tiradas por todos lados, pero no el desorden de una adolescente normal, es como si aquí dentro hubiera habido una batalla. Las sábanas y almohadas de su cama están en el suelo en un bollo, las cortinas están en el suelo y todos los libros de su repisa también.
—¿Qué pasa aquí? —pregunto dando un paso dentro sin invitación.
—¿A ti que te importa? ¿Qué es lo que quieres? —suelta con una actitud desagradable que hasta hoy no había visto en ella, pero de la que sus hermanos me han hablado.
—Claro que me importa y tú no vas a tratarme así porque estás molesta, yo no tengo la culpa de eso —digo con voz firme, no voy a dejarme intimidar y no voy a moverme de aquí hasta que me diga lo que le pasa.
—Solo vete ¿Sí? Eres experta en eso de todas formas —bufa conservando su cara de desprecio.
Oh, ella sabe ser hiriente si quiere, pero no va a lograrlo conmigo. Soy exactamente igual que ella.
—Mira Olivia, tienes dos opciones. Hablas conmigo ahora y me dices qué mierda te sucede... —Saco mi celular del bolsillo y finjo marcar un número mientras continúo—: O los llamo a Noah y Matteo y nos lo cuentas a los tres.
—No seas chismosa... —me acusa con los ojos entrecerrados.
—Prefiero ser chismosa que dejarte sola.
—Está bien, pasa... —Suspira con resignación y señala su cama con el colchón descubierto.
—¿Es Adam? —adivino sentándome sin abandonar mi postura firme.
Su semblante se afloja un poco, al parecer está dispuesta a hablar sin más maltrato, así que yo también me relajo.
—Sí, terminó conmigo —susurra con sus ojos completamente inundados de lágrimas.
—Es un idiota ¿Lo hizo solo porque le dijiste que no tendrías sexo aún?
Asiente sorbiendo por su nariz.
—Es peor que eso en realidad...
Deja sus pestañas caer, todas las lágrimas que había estado acumulando en sus ojos verdes marcan varios caminos por sus mejillas.
—Dímelo, Liv, lo que sea lo resolveremos. —Estiro mi mano a la suya y ella esboza una leve sonrisa.
—Le dije que aún no estoy lista, dijo que soy una niñita y que él no sale con niñitas.
—Bueno, tienes quince años, no sé qué esperaba.
Muerde su labio inferior preparándose para el regaño luego de la siguiente confesión.
—Sí... Es que él es un poco mayor que yo.
—¿Un poco cuánto?
—Tiene dieciocho.
Asiento suavemente porque no quiero decir nada que le haga más daño ahora, pero ese chico es un imbécil.
Sé que tres años no parecen tanto, pero en realidad, siempre depende de las circunstancias y de la madurez de cada uno. Olivia aun piensa y siente como una niña, y que ese chico quiera corromper esa parte de ella es muy peligroso.
—Yo me sentí muy mal, entonces fui a buscarlo para solucionar las cosas. Él estaba hablando con sus amigos y no vio que me acercaba, estaban hablando de mí.
Pasa el dorso de su mano por sus ojos para enjuagarlos pero no es suficiente porque de inmediato otras lágrimas marcan los mismos caminos.
—¿Qué decían? —pregunto con delicadeza, aunque estoy segura de que no era nada bonito.
—Él les decía "solo estoy con ella por su dinero, pero si logro acostarme con la mocosa sería un premio extra".
Lo último lo dice con el poco de voz que le queda antes de volver a romper en llanto.
—Adam es un imbécil, vamos a vengarnos de él te lo prometo.
Sí, no es muy maduro de mi parte, pero lo haré de todos modos. Nadie puede dañar a las personas que me importan.
Olivia no me escucha, solo sigue hablando mientras llora.
—Yo pensé que me quería, dijo muchas cosas bonitas y yo necesitaba... no lo sé, creo que me enamoré de él. Ahora me siento una tonta, una ilusa y no sé cómo voy a superar esto. —Vuelve a llorar, esta vez un llanto más ruidoso y ahogado.
Me aproximo a ella y la envuelvo con mis brazos, es su primer corazón roto, nunca pasé por esto pero al parecer es algo doloroso.
Sin embargo, ella me empuja.
—No me... toques... Emma, solo... vete. —Su respiración suena entrecortada y comienzo a preocuparme.
—Estoy aquí contigo y no voy a irme.
—No... puedo... respirar —susurra entre lágrimas.
—Lo sé, solo dime que hago para ayudar, por favor. —Estoy a un segundo de perder la calma y desesperarme igual que ella.
—Ma... tteo —dice como puede y salgo disparada por la puerta.
Bajo las escaleras a una velocidad increíble, no sé cómo hago para no caer pero llego a la sala de juegos con la respiración acelerada.
—¿Qué pasa? —Noah se pone de pie al verme entrar y pone sus manos a los lados de mis brazos para atraer mi atención.
—Es Liv, está llorando y no puede respirar, quiere a Matteo. —No he terminado de decirlo cuando Matteo ya se había levantado y corre escaleras arriba en este momento.
Noah corre tras él y yo lo sigo.
En cuanto llegamos Matteo está arrodillado frente a ella y sujeta su rostro por los lados.
—Respira conmigo, estarás bien, estamos juntos —murmura en un tono de voz muy calmado que nunca había escuchado—. Sabes que puedes respirar, siempre lo logras porque eres más valiente de lo que piensas, lo que sea que haya pasado puedes con eso, podemos juntos, tú y yo.
Olivia respira mejor, pero aún con dificultad.
Noah y yo solo permanecemos en silencio.
—¿Quieres que te cante una canción? —le pregunta mientras hace un ademán con sus manos para que salgamos.
Le hacemos caso, de igual modo sobrábamos allí, así que cerramos la puerta y nos sentamos del otro lado, en el suelo del pasillo.
—¿Esto pasa siempre? —pregunto al ver que ya saben cómo comportarse.
—Le pasa desde los doce años, pero ahora hacía mucho tiempo que no ocurría. —Sus codos están sobre sus rodillas, y sus ojos en algún punto fijo.
—¿Y Matteo? Él sabe cómo resolverlo —puntualizo escuchando como una suave canción sale de la habitación.
Noah asiente sin mirarme.
—Sí, ellos tienen un vínculo especial.
Quiero saber más, pero sé que no es momento de interrogatorios. Sin embargo después de unos segundos él continúa la historia por sus propios medios.
—Matteo y yo nos quedamos solos cuando mamá murió, y teníamos que cuidarlos. Yo me incliné más hacia Dante y él hacia Liv, funcionaba bien. Cuando ella empezó con las crisis de ansiedad Matteo mudó la cama a su habitación, durmieron juntos por más de un año porque ella aseguraba que tenía miedo. Él sabe cómo calmarla, ella va a estar bien —me tranquiliza pero de todas formas luce preocupado.
—Él es increíble —murmuro sin notarlo.
Asiente desganado con un gesto de frustración.
—Lo sé, entiendo por qué sientes algo por él.
—¿De qué hablas Noah?
¿Él piensa de verdad que me gusta Matteo? Entiendo que dije cosas, pero el sentido común le falla, porque era obvio que solo las decía por molestarlo.
Si alguien me gusta voy por él, por lo que si Matteo me gustara no me hubiese negado a él tantas veces, incluso algunas fueron en su propia cara.
A veces parece un tipo seguro, pero en definitiva, sus inseguridades siempre terminan hablando por él.
—Sé que sientes algo diferente por él, y lo entiendo. Pero de todas formas no deja de doler —susurra esquivando mi mirada.
Oh, cosita bella de Dios, creo que voy a comérmelo.
—Yo no siento nada por Matteo, él no me gusta. Al menos no en ese sentido, sí veo lo increíble que es, pero lo veo solo como un hermano, un amigo, esas cosas ¿Entiendes? —Pongo mi mano sobre su hombro para que me mire, pero no lo hace.
Tomo consciencia de lo mucho que lo estoy hiriendo, y por primera vez en mi vida siento culpa por algo como esto.
Él me importa, no quiero hacerle daño.
¿Por qué todo tiene que ser tan difícil?
—Yo solo me siento de esa forma por ti —asumo en voz muy baja, con la esperanza de que no lo escuche.
Por fin levanta la vista y me mira a los ojos.
—Pero no soy suficiente.
Esa es la clase de pensamientos que no deberían estar en la mente de nadie, y mucho menos en la suya, porque él es más que suficiente.
—Es en realidad todo lo contrario, eres demasiado para lo que tengo para dar.
Se ríe con amargura rodando los ojos.
No me cree, sé que no me cree, yo no me creería.
—¿Vas a rechazarme usando una frase tan básica y ridícula como "no eres tú, soy yo"?
Niego con la cabeza, no quiero que piense que yo no lo quiero porque no es cierto.
—Mira, te voy a decir algo desde el fondo de mi corazón, solo hoy y nunca más voy a repetirlo. Tú me gustas, eres importante para mí y... —Me detengo, no estoy segura de decirlo, nunca he dicho esto en mi vida.—Estoy enamorada de ti cómo nunca lo estuve de nadie.
Recuesta la cabeza en la pared cerrando los ojos.
—¿Pero? Después de las cosas bonitas siempre viene el pero...
—Pero no voy a estar contigo, porque voy a hacerte daño tarde o temprano.
Su expresión se transforma en una un poco más molesta.
—¡Deja de fingir que haces esto por mí! ¡Sé que solo lo haces por ti! Tienes miedo, por eso huyes, crees que vas a salir de esto con el corazón roto y no vas a lograr recuperarte nunca. Entonces prefieres romper el mío, me haces daño a mí para preservarte.
Me quedo en absoluto silencio por unos segundos, él tiene razón.
Sé que tarde o temprano se irá, solo me estoy protegiendo de ese dolor.
—Eso no cambia nada, Noah, los motivos no son importantes. Lo nuestro no es posible, no va a suceder.
Se ríe, es una risa irónica, como si viera cada intención detrás de mis palabras.
—Ya lo sé Emma, me equivoqué contigo. Juegas a ser una leona pero no eres más que una gatita asustada, no me gustan las cobardes, no te preocupes que haré mi vida y no volveré a molestarte.
Me pican los ojos.
¿De verdad voy a llorar por esto?
No quiero hacerlo, pero él me está dejando ir.
¿No es eso lo que quería?
Eso pensé, pero ahora que es real no se siente bien.
Díselo entonces.
Iba a hacerlo, pero entonces Matteo sale de la habitación e interrumpe nuestra pequeña discusión.
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Ahora sí, listo por hoy, nos vemos mañana con un nuevo capítulo♥ Los quiero.
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