10- Familia
EMMA
Emily pasó por mí al colegio y hace más o menos veinte minutos que esperamos que Noah nos recoja. Insistí en tomar un taxi pero ella me dijo que él no se lo perdonaría.
—¿Tú no viajas en autos de otras personas? —pregunto, pensando que eso ya sería un límite extraño.
—Claro que sí, de hecho tengo mi propio auto —responde y ruedo los ojos, esto definitivamente es ridículo.
—¿Y entonces por qué lo esperamos a Noah? No entiendo, digo, sé de su trauma y que no deja que sus hermanos viajen en otros autos, pero ¿qué tenemos que ver tú y yo en eso?
Ella me mira de reojo, como si la tonta que no comprende nada fuera yo.
—Es por ti, no por mí —aclara, pero eso también suena ridículo.
¿Por qué querría protegerme a mí, que apenas hace dos semanas volvimos a vernos, pero no a su mejor amiga de años?
—Él tiene que entender que no puede controlar eso por el resto de su vida, además ¿Por qué por mí? Tú eres más que yo, eres su mejor amiga.
—Sí, pero tú volviste a su manada ahora, así lo dijo él. Eso incluye las mismas reglas y los mismos cuidados.
Suelto una sonora carcajada, ese chico realmente no me conoce.
—Yo no sigo reglas de nadie, Em, solo las mías.
Ella sonríe en complicidad.
—Lo sé, me encanta eso de ti. Pero como su mejor amiga debo pedirte que lo contradigas en todo, lo vuelvas loco y le muestres que nunca va lograr tener todo bajo control. Menos en esto, porque de verdad es una fibra sensible para él, dudo que la terapia de shock sea la solución, debería ser más un proceso...
No puedo entender por qué todos le siguen la corriente con esta locura, él necesita terapia post traumática o algo.
—No le haré caso, pero no se lo diré. Es lo máximo que puedo hacer, que no se entere cuando viajo en el auto de alguien más —cedo elevando mis hombros y dejándolos caer con frustración.
—Él iba en ese auto ¿Lo sabes? El día que murió su mamá.
Oh... desde luego no había tenido en cuenta eso.
Asiento brevemente, dejando que mi mirada se pierda en la nada.
—Claro que lo recuerdo muy bien, yo tenía catorce años cuando todo sucedió. Fue muy doloroso para mi madre y también para mí, Amelia era increíble, fue mi madrina y yo la quería muchísimo. Fue culpa del chofer, se metió por el carril equivocado por ir viendo su teléfono, aunque no recordaba que Noah también estaba allí.
—¡Oh, claro! —dice ella llevando la mano a su frente—. Tú sabes más que yo, los conocías entonces.
—Mi madre no me dejó volver a su casa luego de que Amelia murió. Nunca sabré el por qué, y solo podía... extrañarlos y ya.
Siento una punzada de nostalgia en mi pecho, mi infancia con ellos fue absolutamente feliz y ahora somos casi desconocidos.
El auto de Noah se detiene frente a nosotras, por fin después de media hora de espera.
Matteo viene con él. Baja del auto para hablar conmigo cuando Emily ya está dentro y me aparta un poco para que no nos escuchen.
—¿Van al centro comercial? —pregunta en voz muy baja.
No comprendo el misterio, pero asiento.
—Toma.
Me extiende una tarjeta de débito y sigo sin entender absolutamente nada.
—No la necesito, gracias —respondo, él pone los ojos en blanco y muerde su labio inferior en un gesto rebelde que enloquecería a toda su platea femenina.
—Es tuya, mi padre la envió para ti.
Miro con atención el nombre impreso en la tarjeta, él tiene razón, es el mío.
—Pues dile que no la quiero.
Matteo me mira con una cara que claramente dice: "¿Eres estúpida o qué?"
En realidad si la necesito, mi madre no ha vuelto a enviarme dinero y obviamente no va a hacerlo. Estoy considerando conseguir un empleo de medio tiempo.
—De acuerdo, seamos claros. Una de nuestras reglas de oro es no darle al dinero una importancia que no tiene. Tenemos más de lo que podemos gastar, y tú no tienes nada. Sé que tu madre no lo está enviando, y ni siquiera te ha llamado en estas dos semanas. Somos familia ahora ¿Sabes? O en realidad siempre lo fuimos.
Siento el peso de sus palabras en mi pecho, nunca pude dejar de sentir que los abandoné cuando más me necesitaban, nunca pude arrancar esa culpa de mí, y ahora siento que no merezco que él me diga que soy su familia.
Matteo sonríe de lado con la mirada perdida.
—¿Recuerdas aquella vez que mi padre me castigó por llamarlo idiota?
—Claro que lo recuerdo —admito dejando que mi mente viaje a ese momento—, me metí en tu habitación por la ventana con mi PlayStation y jugamos toda la noche.
—¿Y aquella vez que te rompiste la pierna?
—Me llevaste más de veinte veces al baño una tarde, demasiado jugo de manzana. —Él suelta una risa divertida—. Sé lo que hemos vivido, Matt ¿Cuál es el punto?
—Que somos familia, y somos una misma cosa. Tú, Noah, Dante, Olivia y yo. Siempre encontrábamos la forma de sobrevivir en el mundo loco que nuestros padres nos imponían, y eso no ha cambiado ahora, aún intentamos sobrevivir a ellos pero por separado. —Toma una breve respiración y pasa la mano por su cabello—. Ya no tiene que ser por separado, juntos siempre fue mejor ¿No?
Sonrío y asiento.
—Entiendo, estoy de acuerdo. ¿Pero qué tiene que ver el dinero con eso?
—No vas a ponerte a trabajar para solventar tus gastos mientras a nosotros nos sobra el dinero. Lo que hay, lo compartimos. Todo, absolutamente todo.
—Eso no suena justo cuando yo no tengo nada que ofrecer. —Mis ojos se clavan en el suelo, me siento entre avergonzada y conmovida por lo que él está diciendo.
—Solo promete que está vez no vas a irte, prométeme que no importa lo que pase te quedarás con nosotros.
De inmediato comprendo lo que hay oculto en su pedido, y es un reclamo.
—Ella no me dejó volver a verlos, yo de verdad los extrañaba muchísimo —susurro conteniendo las lágrimas.
—Prométemelo Emma —exige con ternura.
—Te lo prometo, Matteo, no volveré a separarme de ustedes.
Sea como sea, esa es una promesa que pienso sostener a pesar de todo.
—¿Sin importar lo que pase con Noah?
—Sin importar lo que pase con Noah.
Me jala de mi suéter y me envuelve con sus brazos dejando mi cabeza sobre su pecho, hundo mi cara en su abrigo y dejo caer la lágrima que estaba conteniendo. Me siento pequeña a su lado.
Noah interrumpe el momento tierno sonando el claxon, los celos siempre primero, es inevitable. Subo al auto rápidamente, anticipándome a Matteo en el asiento del copiloto para obligarlo a viajar atrás junto a Emily.
Todavía me siento conmovida por todo lo que acaba de suceder, cuando mi madre me dijo que debía vivir con ellos no pude evitar sentirme feliz, pero luego los primeros días fueron algo difíciles.
Nos conocíamos tanto, y ahora no nos conocemos nada... Reconstruir el vínculo con Dante, Liv y Matteo no es tan difícil, no entiendo por qué me cuesta tanto bajar mi guardia con Noah.
Al mirar por el espejo retrovisor veo que los chicos están un poco incómodos, ambos mantienen su mirada fija hacia adelante, por lo que me veo obligada a forzar una conversación.
Pienso con claridad mi estrategia, tengo que mostrarle a Emily que en realidad Matteo es mejor de lo que ella piensa. De alguna forma debo lograr sacar a ese Matteo que me habló hace un rato, el dulce e inteligente.
Empiezo por hablarle a Noah.
—Sé que sabes lo de Liv y Adam, te vi espiando tras la puerta.
Parece sorprendido de que le esté hablando, entonces recuerdo que se supone que estoy molesta, aunque ya no lo estoy.
—Sé que lo sabes, me viste ahí —dice con tranquilidad sin quitar los ojos del camino.
—¿Se lo dijiste a Matteo?
Asiente sin quitar su característica cara de amargo, así que volteo a ver a Matteo para preguntarle a él directamente.
—¿Van a hacer algo?
Matteo abre la boca para responder pero ella lo interrumpe.
—¿Qué pasa con Liv?
—Un chico la está presionando para acostarse con ella —respondo rápidamente y vuelvo mi vista a Matteo.
Por favor, no digas algo estúpido.
—No vamos a hacer nada, confío en que ella puede resolverlo por sus propios medios. Ya no es una niña, no tengo por qué meterme en su vida si ella no me lo pide.
Suena completamente natural lo que dice, no está mintiendo.
Ese es mi chico.
—Y eso por supuesto fue decisión de Noah, tú le romperías la nariz solo por respirar cerca de ella —dice Emily en tono de burla.
—No en realidad —habla el gruñón a mi lado—, de hecho yo quería correr a patearle el culo pero Matteo me convenció de confiar en ella.
Debo decir que Emily está gratamente sorprendida, sus ojos se abrieron con un brillo diferente.
—Me subestimas Em, como siempre —dice él, recuperando su sonrisa arrogante.
Sus ojos lucen tímidos en cuanto responde:
—Lo siento, tal vez me dejo llevar mucho por los rumores sobre ti.
—Eso es algo tonto para una chica tan inteligente como tú.
Emily sonríe, y ambos se miran fijamente obligándome a voltearme al frente, que soporten ellos su tensión sexual.
Miro a mi lado, Noah parece molesto, entonces recuerdo las palabras de Emily.
"No puedo hacerlo, se lo prometí a Noah"
De pronto me siento molesta yo también, es totalmente irritante lo controlador que pretende ser, cree que puede manejar la vida de todos a su antojo.
Yo voy a mostrarle que no puede, voy a encargarme de dar vuelta su vida por completo.
Llegamos al centro comercial, Noah estaciona en la puerta y me volteo a despedirme de Matteo.
Chocamos los puños como cuando éramos pequeños.
—Me alegra tenerte de vuelta, Mariposa —dice, no puedo aguantar la carcajada ruidosa que sale de mi boca, y Noah tampoco.
Cuando tenía más o menos ocho años tenía una fijación con las mariposas, tanto que había decidido cambiar mi nombre por "Mariposa" y no respondía si no me llamaban de esa forma. Ellos estuvieron llamándome así por al menos dos meses, hasta que simplemente se me olvidó.
Aún me gustan las mariposas y todo lo que simbolizan, tengo un tatuaje pequeño de una en la parte baja de mi abdomen.
—Traeré unos mangos para ti —digo antes de cerrar la puerta del auto luego de bajar.
Escucho sus risas al alejarme y no puedo dejar de sentirme bien, como si antes de volver a ellos me faltara algo.
—Hay algo en el aire cuando los tres están juntos —dice Emily en cuanto nos quedamos solas.
—Tú no te haces una idea de cuánto los quiero, extraño nuestra complicidad y la facilidad para hacer travesuras que teníamos juntos —confieso, y de repente la culpa por haberlos dejado me invade otra vez.
Sé que no fue mi elección, mi mamá me prohibió acercarme a su casa pero pude haberla desobedecido. Era pequeña, y manipulable. Con el correr del tiempo cuando crecí lo consideré algunas veces, pero tenía tanto miedo de que me odien por haberlos dejado en su peor momento que nunca lo hice.
—¿Y Noah? —pregunta mientras entramos a una tienda de ropa un poco friki.
—¿Qué hay con Noah? —Me hago la tonta, pero sé exactamente de qué va su pregunta.
Emily me indaga con sus ojos oscuros, y luego los rueda para decir lo obvio:
—Te gusta, a él le gustas.
Trato de verme natural y desinteresada mientras miro la sección de Harry Potter dentro de la tienda, siempre quise comprar estas cosas pero nunca pude.
—Yo no soy buena en estos asuntos. El amor no es lo mío, de hecho he generado más daño del que me gustaría asumir. No soy buena para él, voy a lastimarlo tarde o temprano.
Tomo una camiseta de Slytherin para mí y otra de Gryffindor para Matteo.
—Pero te gusta... —insiste, ella no mira nada, solo camina a mi lado.
No sé por qué estoy asumiendo esto, pero lo hago sin pensar, supongo que necesitaba hablarlo con alguien y mis amigas no son una opción.
—Sí me gusta, pero es más que eso. Él ha estado en mi cabeza desde que tengo memoria, de hecho, cuando era pequeña estaba convencida de que nos casaríamos al crecer.
Dejo las camisetas sobre el mostrador y espero que la chica me las cobre.
—No puedes ser tan mala como dices, de hecho yo pienso que eres linda, me caes bien.
Me cuesta pensar en una respuesta a eso, así que mientras lo hago salimos de la tienda, y caminamos sin un rumbo fijo.
—Soy así la mayoría del tiempo, en casi todos los aspectos de mi vida. Menos con los chicos, entonces soy manipuladora, arrogante, bastante cruel y fría. Aunque intente ser diferente para no causar daño, mi personalidad es explosiva y me aburro rápido de todo —admito ante esta chica que hasta hace unos días era una completa desconocida.
—Pero tú dijiste que él no es cualquier chico, puedes cambiar eso por él —sugiere, dando en el punto justo.
—Ese es el punto. Yo no quiero cambiar, el desapego me mantiene a salvo, y ya vi que Noah es esclavo de sus impulsos. Ser como soy es más divertido y, sobre todo, seguro.
Señalo un puesto de helados y ella solo asiente, nos dirigimos allí mientras hace un gesto descreído.
—¿A qué te refieres con seguro?
—Nadie puede romper mi corazón si nadie lo tiene, es mío. Quiero mucho a Noah, pero no voy a darle el poder de destruirme.
—Eso suena muy dramático y cobarde —dice, y me encojo de hombros.
—Tal vez soy ambas cosas, pero no voy a cambiar mi vida por un chico, estoy bien así, sin amor no hay dolor. Noah está de acuerdo conmigo en eso.
Emily no parece conforme con la respuesta, ni parece estar de acuerdo para nada, pero de todos modos no vuelve a insistir con el tema.
Intenté hablar sobre Matteo, pero ella evadió el tema de forma magistral, así que, dejando a los chicos de lado, el resto de la tarde se pasó rápido entre conversaciones interesantes. Nunca antes me había pasado algo así, de congeniar tan perfectamente con alguien a pesar de no tener las mismas ideas. Como un complemento. Emily es más sensible, a veces se preocupa mucho por todo y tiene muchas inseguridades físicas, pero ninguna emocional. Todo lo contrario a mí, y por eso el equilibrio, por eso me hace pensar que de aquí podría surgir una amistad bonita, de las que son de verdad.
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Hola Pollitos 🐣
Capítulo corto y bonito, en el próximo sabremos cómo reacciona Emma al regalo de Noah, y a partir de allí ya todo será diferente 😳
Los quiero, y lean Lluvia con Sol, que ya va a terminar y sé que les va a gustar♥
Besos, mil besitos 💋
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