NOAH

No sé por qué estoy tan molesto, pero quiero golpear en el rostro a mi hermano y borrar esa sonrisa de su boca.

Ella es mía, no puedes tocarla.

—A Emma no le gustan los celos hermano —suelta con una sonrisa cargada de arrogancia.

—No te pedí tu opinión —contesto, grosero.

Ella acomoda su camiseta jalándola hacia abajo.

—¿Qué te pasa? Actúas como un idiota.

—Te dije que solo fuéramos amigos, pero no pensé que en ese mismo momento ibas a venir a hacer lo que sea que hacías con mi hermano en mi propia casa.

Matteo ya no sonríe, ahora parece enojado, y Emma muerde su labio inferior con molestia.

—Puedo hacer lo que me da la gana, tú no tienes ningún derecho sobre mí.

Ella no lo niega, no dice que solo son amigos, o que no pasa nada entre ellos. Eso sólo me enfurece más.

—¿Qué más se puede esperar de ti? ¿Códigos? Seguro no sabes lo que significa, siempre actuaste como una cualquiera.

Sé que fui demasiado lejos en el momento en que las palabras abandonan mi boca, sus ojos se cristalizan pero no llora y mi hermano se pone de pie para enfrentarme.

—¿Qué te pasa idiota? ¿Estás enfermo? ¿O los celos no dejan que el oxígeno llegue a tu cerebro? Pídele disculpas si no quieres que te golpee ahora mismo. —Sus puños se cierran a los lados de su cuerpo, él de verdad piensa golpearme.

—No te metas, Matteo, esto no es asunto tuyo. —Lo hago a un lado para seguir hablando con ella pero cuando la veo nuevamente mi corazón se suaviza un poco, de verdad luce decepcionada.

Soy culpable por eso ¿En qué estaba pensando?

Se levanta del sofá y se acerca a mí, si quiere golpearme me lo merezco.

—Eres un completo imbécil, no vuelvas a acercarte a mí —dice con la voz completamente vacía de emoción.

Ella tiene razón, ahora que el enojo inicial ya no está me siento como un verdadero cretino. Sube las escaleras corriendo y me quedo solo con mi hermano.

—¿Qué mierda pasa contigo, Noah? estábamos pasando el rato, solo somos amigos —dice, y me da un ligero empujón.

De verdad no puedo justificar mi reacción desmedida, no sé qué decir ni cómo voy a disculparme con ella.

—Tenías tus manos dentro de su ropa, Matteo, no me tomes por idiota.

—Su camiseta se subió por las cosquillas, y no la estaba tocando de la forma que tú crees.

—Ella te gusta —insisto intentando justificarme.

—Claro que no, sabes que nunca te haría algo así.

—¿Sabes que es lo peor? Qué sé que en realidad sí lo harías, sin dudarlo ni un minuto.

Rueda los ojos y bufa, mostrando que la situación ya lo aburrió.

—Estás ciego, te comportas como un imbécil.

Él dice la verdad. Estoy ciego, no puedo entenderme ni a mí mismo.

Sube las escaleras tras ella y me quedo solo, en la sala, intentando ordenar mis ideas.

¿Qué te pasa Noah?

La inminente sensación de que no puedo reparar el daño que le hice se apodera de mí, ella no es una cualquiera, yo no pienso eso, y nunca voy a convencerla de lo contrario ahora.

Tengo problemas para controlar mis emociones, en cuanto algo se sale de lo que espero, de mi propio orden, algo dentro de mí nubla por completo mi sentido común. No tardo mucho en notarlo, pero en cuanto el daño ya está hecho, y la mayoría de las veces mi orgullo ni siquiera me deja reconocerlo.

Son las consecuencias de años de dolor atorado en la garganta, pero como sea Emma no tiene por qué pagar por eso.

Subo las escaleras y golpeo la puerta de su habitación, pensé que no iba a abrirla pero lo hace.

—¿Qué quieres? ¿Vienes a gritarme que soy una puta o a comportarte como un psicópata celoso? —Ella no llora, pero en sus ojos está la huella de que tal vez lo hizo.

—Vengo a disculparme, lo siento, Emma.

Ella me mira a los ojos, desafiante, y de inmediato sé que algo se rompió entre nosotros.

—No me sirven tus palabras, Noah, te quiero fuera de mi vida —asegura, sonando tan decidida que siento mi pecho hundirse.

—No lo hagas, sé que soy un idiota pero de todas formas te quiero.

¿Le dije que la quiero? Estoy realmente desesperado.

Emma suspira profundamente, su mirada aún marca una distancia increíble.

—¿Sabes? No son sólo tus tontas palabras, sé que lo dijiste por despecho. Es tu actitud de macho posesivo lo que me hace querer correr de ti.

Tiene tanta razón, estoy decepcionado de mí mismo en este momento.

—Tú también te sentiste celosa de Eva —argumento, tengo claro que no es lo mismo pero igual voy a jugar esa carta.

—Sí, lo hice. Pero los celos no son el problema aquí. Puedes sentir celos, eso es normal cuando ves a la persona que te gusta con alguien más. Pero no puedes ponerte violento conmigo por eso, no puedes gritarme y ofenderme solo porque estás molesto.

Ojalá yo tuviera mis ideas tan claras como ella.

—Tienes razón, tengo problemas para controlar mis emociones y tú me importas demasiado, si te metes con mi hermano vas a destruirme por completo.

Estoy tratando de ser sincero, la sola idea me genera un vacío en el pecho.

—Ese no es mi problema, Noah, no tengo que aguantar tus agresiones porque eres inseguro. Solo vete ¿Sí?

De pronto siento ganas de llorar, pero nunca lo haría frente a ella.

—De verdad lo siento, bonita. —Pongo mi mano en su mejilla tibia pero ella la quita y da un paso atrás.

—No me toques, esto no está funcionando. Lo mejor va a ser que tomemos distancia, las relaciones tóxicas no son lo mío.

Corro mi vista un poco y veo dentro de su habitación, ella está con él otra vez.

Mi corazón vuelve a latir acelerado y resoplo con molestia.

—¿Y así esperas que te crea?

Ella se ríe y voltea sus ojos hacia mí hermano.

—Yo no pretendo que tú me creas nada, Noah, no te debo explicaciones, soy una cualquiera ¿Recuerdas? Voy a comportarme como tal.

Cierra la puerta en mi cara, el nivel de frustración que siento en este momento no tiene comparación. Odio no poder conmigo mismo, odio no entender lo que siento o por qué es tan repentino, odio sentir una cosa y al instante sentir todo lo contrario.

No tengo gestión de mis emociones, y eso me daña y daña a los demás.

Necesito un cable a tierra para poder calmar mi temperamento, así que decido enviarle un mensaje a Emily para que venga, ella me aclara la mente en momentos como este.

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—¡Eres un completo imbécil! —dice golpeando mi brazo en cuanto le termino de contar lo que sucedió.

Sacudo la cabeza con frustración, sé que ella tiene razón en realidad.

—Lo sé, Em, no sé qué me pasa.

—Tiene razón si no vuelve a hablarte en su vida, yo no lo haría si fuera ella —continúa mientras yo resoplo mirando al techo, eso no es lo que quería escuchar.

—Te llamé para que me ayudes, no para que me hundas aún más. —La miro un poco molesto, pero ella continúa diciendo la verdad.

—¿Cómo quieres que te ayude? Le dijiste que es una cualquiera luego de montarle una escena de celos enfermizos y todavía ni siquiera se han besado.

Suena completamente ridículo dicho de esa manera.

—Lo sé, pero no la quiero perder, ella me importa.

—Sé que no eres malo, Noah, y vas a encontrar la forma de arreglar esto. —Cambia su expresión por una un poco más comprensiva, animándose a preguntar—: ¿Estás enamorado de ella?

Doy un largo suspiro y me recuesto en la cama.

—No sé cómo pudo pasar —asumo y ella sonríe mientras acaricia mi cabello.

En realidad, sí sé. Tenía como doce años cuando comencé a ver a Emma de otro modo, para mí ella siempre había sido la única chica, pensaba que al crecer nos casaríamos y tendríamos hijitos. Luego se fue y me rompió el corazón, y desde entonces he tratado de convencerme de que era un asunto superado, pero cada vez que encontraba una foto suya mi corazón se sentía igual de herido que el día que se fue.

Nunca la superé, aun cuando intentaba no pensar en ella la encontraba en mis dibujos.

De pronto, un recuerdo reciente se manifiesta como una revelación.

"Me gustaría que tú me regales tu arte"

Y entonces se me enciende la lamparita, se me ocurre una genial idea para pedirle perdón de una manera creativa.

—Necesito tu ayuda, tengo una idea —digo, incorporándome de repente.

—Dime ¿Qué puedo hacer por ti? —pregunta con predisposición.

—Necesito que la mantengas fuera de la casa, mañana todo el día.

—¿Cómo voy a hacer eso? ¡Apenas la conozco! —protesta, pero le pongo ojitos de cachorrito y ella sonríe negando con la cabeza—. De acuerdo... ya veré qué invento.

—¡Gracias! ¡Eres la mejor del mundo!

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EMMA

Alguien golpea la puerta de mi habitación, espero que no sea él otra vez porque de verdad estoy molesta.

Abro sin muchas ganas y me sorprende encontrar a Emily justo ahí. Entonces mi mente hace conexiones, ella es su mejor amiga.

—Si te manda Noah dile que no te haga perder el tiempo —suelto sin saludo previo.

—Oh, no. Él no me envía, se comportó como un idiota contigo y vengo a ver si estás bien.

¿Desconfío de sus palabras? Desde luego, desconfiar es mi sexto sentido. Sin embargo, lo pienso por un momento y veo en ella la oportunidad de ayudar a Matteo, así que abandono la actitud arrogante.

—Sé que no es malo, pero yo no apruebo ese nivel de toxicidad en mi vida —digo, y ella sonríe —. Pasa, hablemos un rato.

Entra en mi habitación mirando todo a su alrededor, se sienta en el suelo y apoya la cabeza contra mi armario.

—Puedes sentarte en la cama si quieres —digo haciéndolo yo.

Niega con la cabeza y sonríe.

—Me gusta el suelo, gracias.

La observo detenidamente y veo por qué a Matteo le gusta. Unos perfectos rizos caen por su espalda como resortes y llegan a su cintura pequeña. Ella es delgada, pero su cuerpo es definido, sus caderas son anchas y sus piernas tonificadas. Sus ojos cafés se ven perfectos con largas pestañas y su piel es levemente morena, como si siempre tuviera un bronceado perfecto.

—Quería invitarte a salir mañana —dice después de unos segundos—. Me caes bien, y no tengo amigas mujeres. Solo Noah y Liam.

Sonrío y asiento, aunque no deja de parecerme extraña la situación, algo más hay en su invitación, pero no veo forma de descubrirlo si no es aceptando.

—Oh, claro. Mañana no tengo planes, si quieres salimos después del colegio.

—No quiero que pienses que soy una loca, sé que es raro lo que digo. Me cuesta llevarme bien con otras chicas porque no encajo mucho en el mundo femenino. Todo ese asunto de competir, hablar mal de otras chicas, comportarse como está socialmente estipulado y esas cosas no va conmigo.

De repente ella me cae de maravilla.

—Entiendo, tampoco es lo mío. Todo el mundo espera que te comportes de una manera predeterminada solo porque tienes una vagina. Eso es completamente estúpido si me preguntas, yo no encajo ahí —coincido, y aunque desconfío bastante de ella, de todos modos me agrada lo que dice.

—Lo sé, Noah me habló de ti. Por eso estoy aquí, creo que podemos ser muy buenas amigas.

Yo de verdad amo a mis amigas, pero a veces siento que estamos a años luz de distancia. No puedo hablar de la mayoría de los temas con ellas porque siempre discutimos.

Suelto un suspiro meneando mi cabeza.

—Sé que digo todo esto y luego me fijé en Noah que reproduce todo lo que odio. Pero de verdad no pude evitarlo, no sé qué es lo que me atrae a él, hay como un magnetismo extraño.

Ella sonríe y sus ojos se ponen chinitos.

—Noah no es malo, si fuera como se mostró hoy contigo yo no sería su amiga. Nunca sintió algo por una chica como lo siente por ti, está confundido y actúa como un idiota.

Me río de forma descreída, las actitudes de Noah hablan por sí solas.

—Suenas como una madre justificando a su hijo insoportable.

Ella también ríe.

—Tal vez lo soy un poco, él es importante para mí.

La forma en que lo dice me resuena un poco, no me gusta no saber lo que sucede, así que no dudo en preguntar:

—¿Tú y él...?

Ve la intención de mis palabras y me interrumpe rápidamente.

—No, claro que no.

—Qué suerte entonces, eso no sería nada lindo porque aunque sea un idiota me importa de todas formas.

Su sonrisa se vuelve algo triste, lleva sus ojos hacia el suelo y habla casi como si fuera su pensamiento.

—Créeme que te entiendo, estoy enamorada del chico más machista, mujeriego e insensible que puedas imaginar.

—Matteo no es así, creo que deberías conocerlo mejor.

No sé si habla de Matteo, pero si es así, eso debió sonar épico.

El gesto de sorpresa en su rostro me indica que no me equivocaba.

—¿Cómo lo supiste? —pregunta consternada.

—Soy muy observadora —miento, en realidad sólo fue suerte—. ¿Sabes? Matteo es un chico tierno y sensible detrás de ese personaje cliché que ha formado. No te dejes llevar por lo que dicen de él, él es mucho más que eso.

No quiero meterme mucho, sé que ellos pueden resolverlo solos.

—Ojalá pudiera creerte, de todas formas no puedo acercarme para descubrirlo, se lo prometí a Noah —admite, un poco triste.

¿Por qué ella haría algo así? No voy a preguntar.

Se levanta del suelo pasando las manos por su trasero como acto reflejo.

—Ya debo irme, mañana paso por ti a las doce —se despide, y luego sale de mi habitación sin decir más.

Bien, descubriré qué trama y obtendré información para Matteo, ese es el plan para mí. 

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Listo, prometo que para la próxima no me tardo, espero les este gustando el cambio♥

Síganme en Instagram, en estos días estaré subiendo allí un extra de cómo fue que Emma y Lucas se conocieron♥

Besos, mil besitos💋