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20. Amor y buena compañía.

El cuerpo de Jane vibró centímetro a centímetro. Su boca se amoldó a la de Seok Jin hasta el punto de perderse en una nota dulce y armoniosa. Sus manos se aferraron a la sábana por lo temblorosas que estaban. Su conmovido corazón latía con ímpetu. No estaba segura si el beso de él era su cura luego de haberlo pasado tan mal, o su perdición.

Temía que volviese a suceder lo mismo, que él se echara para atrás y la dejara echa un mar de lágrimas. No quería volver a pasar lo mismo. Todas esas inseguridades le aterraban.

Era mejor escapar mientras tenía oportunidad. Retrocedió un poco para alejarse, sin embargo, Jin sostuvo su cabeza aferrándose a ella, y profundizó el beso. La besó con más ganas y fuerzas, tornándose exigente.

Aquí estoy, solo para ti...

Ya no tuvo fuerza de voluntad para separarse. Si la iban a condenar, que la condenasen.

Aceptó y correspondió a ese frenesí del mismo modo. Quería, no, necesitaba, creer en él.

Luego de expresarse todo lo que sentían con sus labios, se otorgaron una mirada limpia y sincera. Aunque terminaron avergonzados.

—¿Ahora si fue la gran cosa? —cuestionó Jin en son de broma.

Solo él podía hacer esa pregunta en un momento como tal.

—Tonto.

Seok Jin fingió buscar algo en el bolsillo de su abrigo, se trataba de un corazón hecho por sus dedos.

Le hizo reír.

—Sí, lo admito, soy un tonto. No sé cómo conseguí soportar tanto tiempo lejos de ti. Pero la separación y lo que sucedió hoy, por fin me hizo comprender lo mucho que me importas y lo que me haces sentir. Estoy enamorado de ti, Jane.

Ella se mordió el labio. Le era difícil creer que todo lo que decía era cierto. ¿Por fin tendría un amor genuino? ¿Por fin sería capaz de vivir esa maravillosa experiencia que hasta el momento se le había negado?

—Siento lo mismo por ti, Seok Jin.

Él sonrió y bajó la mirada, azorado. Luego frunció el ceño.

—¿Por qué no me dijiste nada? Yo solo quería una señal, una palabra, un impulso que me obligase a venir corriendo a tus brazos.

—No fue fácil. La manera en que reaccionaste me hizo pensar que me repelías. Y también fue algo de...

—Orgullo —finalizó él por ella.

—Sí —admitió—. Soy consciente que he perdido a muchas personas a causa de mi orgullo.

—El orgullo es capaz de provocar ese tipo de situaciones.

—Pero... ¿Qué hay de esa chica?

—¿Mmm? Ah... En mi afán por olvidarte, creí estúpidamente que podría retomar algún sentimiento pasado, pero no fue así.

Sintió alivio al escucharlo, tanto que quiso soltar un grito de felicidad, pero se contuvo.

En ese momento ingresó la enfermera Oh. Trajo consigo un envase con remedio para Jane.

—Lamento interrumpirles, pero Jane debe beber esta esencia para los nervios.

Ella lo reconoció, ya se lo había hecho beber en alguna ocasión anterior. Era demasiado amargo.

—No quiero enfermera Oh, su sabor es asqueroso.

La mujer chasqueó la lengua mientras fruncía el ceño.
Jin intercedió.

—No se preocupe, yo le haré beber hasta la última gota.

Antes de irse le lanzó a Jane una mirada de emergencia. Una vez que cerró la puerta, ella se bajó de la cama alejándose de su "verdugo".

—No lo sabes Jin oppa, sabe horrible, por favor tíralo.

La siguió con el frasco.

—Claro que lo sé, mi mamá me obligó muchas veces a beberlo. Ahora ven aquí, tómatelo de un solo sorbo.

Ella se corrió logrando escabullirse una vez más.

—Hey, Jane Briceño —reclamó siguiendo sus pasos.

Se mantuvieron de ese modo un tanto, hasta que la jefa volvió a ingresar de manera sorpresiva. Llevaba su ceño fruncido y respiraba grueso.

—¡Enfermera Briceño!

La pareja dio un respingo. La enfermera Oh le pidió a Seok Jin el frasco para luego dárselo a Jane.

—Enfermera Oh —suplicó.

—Sin rechistar. ¡Ya!

—Sí.

Aguantando la respiración se bebió el contenido de un solo tirón. Su jefa inspeccionó el envase vacío, sonriendo triunfante.

—Buena chica.

Jin se quedó boca abierta, había sufrido para darle de beber, para que aquella mujer se lo hiciera beber en un pestañeo. Tal vez le faltaba carácter con Jane.

Tras dejarla descansando, por fin pudo sonreír de manera tranquila. Hace tiempo que no se sentía así, y era bastante alentador. Sin embargo, al volver a su departamento, reparó en la presencia de su ex novia. Debía ser sincero con ella lo más pronto posible.

La chica salió a recibirlo con una sonrisa, aunque podía notarse que su intuición la perseguía.

Salieron un momento al balcón para tener esa tediosa charla.

Seok Jin bajó la mirada.

—Lo siento —dijo en un susurro—. Estoy enamorado de alguien más.

Ella se quedó callada. Se mordió los labios. Miró hacia el horizonte para evitar llorar. No iba a hacerlo, no delante de él. Ni siquiera lo hacía frente a sus fans, incluso si las otras miembros lloraban en algún concierto, le tocaba mantenerse fuerte para consolarlas. Detestaba que la viesen llorar, prefería hacerlo en secreto.

—De aquella muchacha extranjera, ¿no es así?

Él la miró sorprendido.

—¿Cómo lo sabes?

—Lo supe desde un inicio, pero quise aferrarme a la idea que estaba equivocada, quise engañarme que aún sentías algo por mí, que podía reconquistarte. Que lo nuestro, que todo lo que vivimos sería más fuerte que tus sentimientos por esa mujer. Tenía mis dudas por la forma en la que la mirabas, por tu falta de compromiso conmigo. —Esbozó una sonrisa amarga—. La noche de la fiesta no dejabas de verla, no la perdías ni un solo instante. No sabes cuánto me dolió cuando saliste tras ella en cuanto quiso marcharse. Me alivié un poco cuando no quiso que la llevaras. ¿Tal vez debería seguir intentando? Pero hoy saliste corriendo como loco en cuanto viste que estaba en peligro.

—Perdóname, debí haber sido claro contigo desde un inicio.

—No fue necesario. Si quise quedarme fue de manera consciente. Soy yo quien debe disculparse conmigo misma. Las mujeres siempre sabemos cuándo hay alguien más en la vida de la otra persona, nuestro sexto sentido nos lo dice en el primer instante, sin embargo, queremos pensar que tal vez algo cambiará, preferimos colocarnos una venda. —Sonrió como solo una mujer que sabe que perdió, puede hacerlo—. Realmente deseo que seas feliz con ella, oppa. Yo estaré bien, no es la primera vez que te pierdo.

Con la frente en alto, se marchó. En cuanto atravesó la puerta, sus lágrimas cayeron una tras otra.






—¿Ya estoy de alta? —cuestionó Jane un poco decepcionada—. Todos me consintieron, y pasé en cama todo el día. Bueno, fue lindo mientras duró.

Sus compañeros de trabajo soltaron en risas.

—Qué niña tan descarada —comentó el doctor Kim emitiendo una profunda carcajada—. De todos modos, tienes unos días de descanso, no te quejes.

La doctora Cha suspiró.

—Ah, yo también quisiera poder tener un descanso. Qué pena que yo no salí herida.

Su novio, el doctor Seo, le golpeó suavemente la frente a modo de reto.

—En todo caso, si el desertor te hubiera atacado, él habría salido herido. Eres la más peligrosa de cirugía, de todo el hospital, en realidad.

Nuevamente el equipo se rio.

—Acompañaré a la enfermera Jane a tomar un taxi —dijo la dulce residente Yoon

Todos estuvieron de acuerdo.

Ambas jóvenes permanecieron charlando entretenidas afuera del hospital mientras esperaban la llegada del taxi, sin embargo, la atención de Jane se desvió en el Lamborghini que aparcaba frente a ellas. No esperaba a Jin.

—Guau —susurró la residente Yoon, maravillada.

Jane suspiró, tomó sus cosas y se aproximó al vehículo a la velocidad de la luz. Al intentar sentarse en el asiento de copiloto, vio que alguien ocupaba su lugar, incluso estaba bien acomodado con el cinturón a cuestas: RJ, el peluche alpaca de Jin.

Suspirando le quitó el cinturón y lo lanzó descuidadamente en el asiento trasero.

—Hey —reclamó Jin haciendo drama. Se inclinó para tomarlo y ponerlo sobre las piernas de Jane.

Ella negó sonriendo mientras él ponía el vehículo en marcha.

—¿Tenías que traerlo? No, mejor debo decir: ¿cómo supiste que iba a ser dada de alta? ¿Te avisó la jefa Oh?

Seok Jin recordó la advertencia de la enfermera Oh cuando fue a visitar a Jane el día de ayer. Apenas salió de su habitación, la enfermera le pidió hablar en privado en una sala de descanso. La miró bien y se dio cuenta que era la víctima del juego de casamentera de Jane, con el tío de Nam.

Seok Jin-ssi, lo que voy a decirle puede parecer entrometido, pero debido a la ausencia de la madre de la enfermera Jane, se lo diré.

Esperó ansioso lo que tenía para decirle.

Adelante.

Jane puede ser muy fuerte, pero también es sensible; cuídela por favor. Es muy reservada cuando quiere serlo, pero puedo percibir que usted y ella han empezado algo. Espero que esté seguro respecto a esa decisión.

Bajó la mirada, y luego la elevó para preguntarle:

¿Ella le dijo algo?

No la pasó muy bien hace poco, debido a usted. Le pido que sea responsable en cuanto a sus sentimientos y sea sincero con ella. Está lejos de su familia en un país extraño, no merece ser herida. Cuide su corazón, por favor.

La mujer tenía expresiones duras y desafiantes, además de una mirada hostil, sin embargo, aparentemente poseía un gran corazón. Se preocupaba por una chica que había conocido no hace mucho.

Ahora comprendía por qué Jane estaba tan comprometida en emparejarla con el doctor Kim. Su preocupación y devoción era mutua.

Comprendo lo que me dice. Jane es tan importante para mí, como lo es para usted. Pondré todo mi esfuerzo para protegerla. Gracias por preocuparse por ella.

Se inclinó a modo de despedida, pero antes de marcharse se giró para verla.

Usted también merece ser feliz junto a la persona que aprecia. Dese la oportunidad.

Tras el recuerdo, volvió con Jane.

—Le pedí su número para corroborar tu estado. Me avisó que hoy estarías de alta.

—Ya veo.

En tanto avanzaron, Jane desvió su mirada a través de la ventana. Le llamó la atención el puesto de brochetas de pescado. Tenía un poco de hambre.

Jin se dio cuenta. Estacionó su auto.

—¿Quieres que te consiga una?

—Voy yo, tienes que ponerte todo tipo de artículo para que no te reconozcan. ¿Quieres una también?

—No, estoy bien.

No se tardó mucho. Volvió feliz con su brocheta como si fuese una niña pequeña. Lo que más le gustaba a Jin de ella, era que disfrutaba la comida tanto como él.

Iba a dar el primer bocado, sin embargo, él se adelantó y probó de su brocheta.

—Hey, dijiste que no querías.

—Cambié eventualmente de opinión.

Negó con la cabeza.

—¿Quieres que te compre una?

—No, quiero de la tuya.

—Uf —resopló—, eres tan consentido.

Mientras él manejaba, ella le iba compartiendo bocados de su brocheta. Le gustaba compartir de su comida con él.

Jane se dio cuenta que no manejaba en dirección de su apartamento, sino al que poseían en conjunto con los chicos.

—Seok Jin, ¿a dónde estamos yendo?

Él abrió más los ojos fingiendo estar ofendido.

—¿Por qué me hablas informalmente? ¿Dónde está el "oppa"?

—Ah pues, yo-yo lo hacía por respecto como se acostumbra aquí, ahora como las cosas han cambiado entre tú y yo, pensé... yo pensé...

Verla así de nerviosa lo conmovía, iba a aprovechar para molestarla.

—Está bien, puedes dejar el "oppa" y puedes empezar a llamarme "cariño" "cielito". —Hizo una pausa para susurrar—: "Mi amor".

Jane se puso roja como tomate. Le dio un escalofrío.

—Ah esas palabras tan cursis. —Se estremeció.

Se rieron mientras llegaban al departamento de los chicos. Jin le explicó que iban a turnarse para cuidarla en su recuperación total, y por eso la invitaron a quedarse allí momentáneamente.

Los muchachos la recibieron con un cartel de bienvenida. Se emocionó al verlo. Nunca antes la habían consentido tanto como ellos lo hacían.

Realmente se sentían contentos por su alta. Agradeció por tenerlos como amigos.

Cuando la instalaron en la que era su habitación, se fijó que seguía tal y como ella la había dejado. Suspiró. Extrañaba vivir con ellos, cuando se desvelaba con algún miembro hasta el amanecer, cuando llegaba del trabajo y ellos estaban ahí para recibirla, cuando disfrutaba de hablar de cualquier tema superficial por horas... Se sentía como estar con su familia. Sin embargo y, a pesar, que ellos le habían pedido que regrese, no era fácil. Ya había pagado la renta por adelantado, además que ya no quería abandonar a la enfermera Oh como vecina.

Jin los llamó para la cena. Preparó barbacoa, y pidió soju para acompañarla.

Yoon Gi mencionaba que solía saltarse las comidas cuando estaba solo, pero comer con ellos permitía que disfrutase de la comida debido a las charlas amenas más que del sabor en sí. Jane también lo creía, podía ser la comida más simple, sin embargo, al ingerirla en compañía de personas agradables, podía convertirla en un manjar.

—Verdad o reto —propuso Tae Hyung en medio de la comida.

Yoon Gi lo miró despectivamente.

—Qué infantil eres. ¿Acaso estamos en secundaria?

Los chicos se rieron, aunque Tae se resintió. Su hyung siempre lo molestaba en broma.

Jin intervino.

—Yoon Gi-ah, pídele disculpas —le ordenó.

El chico de pálida piel formó un corazón con los dedos y se lo puso en la cara a Tae Hyung.

—Te amo.

Nuevamente los chicos soltaron en risas.

—¡Empiezo yo! —expresó Jane. Miró a Hobi para preguntarle—: ¿Verdad o reto?

—¿Yo? —Se señaló Hobi—. Verdad.

—¿Latinas o coreanas?

Él expulsó su bebida debido a la risa.

—¿Por qué la pregunta?

—Hay rumores que te atraen las americanas —expuso divertidamente.

—Una latina en particular —respondió Ji Min por él.

Hobi le dio un suave empujón sin dejar de reír. Ellos se guardaban muchos secretos.

—Realmente no me importa la nacionalidad, solo ella —contestó Hobi—. Ahora pregunto yo, ¿cierto? Jin hyung, no volviste con tu ex, ¿estás interesado en alguien más?

—Sí —contestó él sin dudar.

—¿Sales con ella? —prosiguió Hobi.

—Sí.

Todos se sorprendieron frente a la confesión.

—¿Quién?

Jin miró a Jane rápidamente, pero volvió a mirar a Hobi. Yoon Gi que había estado bebiendo, concentró su atención en su hyung. Para el resto que desconocía la situación entre ambos podría pasar desapercibido, pero para él no dejaba de ser una incógnita.

—Solo era una pregunta. Ahora me toca a mí —dijo el mayor dejando a sus amigos en ascuas—. Jung Kookie, ¿tienes a alguien especial en tus recuerdos?

Jung Kook sonrío algo sonrojado mientras bajaba la cabeza.

—¡Miren su expresión! —se burló Ji Min.

Nam Joon se unió a la burla.

—Ahora no puede negarlo.

—Ay —se quejó el maknae—. No les puedo mentir. —Se rascó la cabeza—. Conocí a alguien en uno de nuestros conciertos.

—¿Una fan? —cuestionó Jane emocionada.

—No, no era fan. Pero no he vuelto a verla, y tampoco puedo contactarla. Es algo difícil debido a mi situación.

Los chicos asintieron comprendiendo a qué se refería. Jane entendió que la fama era difícil, las relaciones de todo tipo eran complicadas para ellos siendo mundialmente famosos. Miró a Seok Jin tratando de comunicarle su preocupación. Éste le sonrió con calidez pidiéndole que no se preocupara. Aun así, ella supo que la relación con él no sería nada fácil, quedaba un camino largo y difícil por recorrer.



Jane sintió sus párpados pesados. Sus amigos ya se habían ido a dormir también. Estaba dejándose ir cuando recibió un mensaje en su celular. Sonrió de inmediato al comprobar el remitente.

Jin el guapo glotón: ¿Ya estás durmiendo?

Ya casi...

Jin el guapo glotón: ¿Necesitas algo para dormir?

Jane sonrió. No solía ser atrevida, pero estaba dispuesta a molestarlo.

Un abrazo tuyo.

En un abrir y cerrar de ojos Seok Jin tocó su puerta preguntando si podía entrar.

Le latió fuerte el corazón al verlo frente a ella portando su pijama celeste de camisa y pantalón. El punto extra fue verlo llevar a RJ en su brazo.

—Mi preciado RJ te abrazará por mí. —Dejó al peluche en su brazo. Con una sonrisa socarrona, intentó salir de la habitación.

—¡Oye! —se quejó Jane.

Jin volvió soltando una carcajada de esas que solía dar, y abrazó a Jane con ternura, depositando un beso en su mejilla. Ella sintió como su corazón latía a toda prisa. Él era capaz de hacerla temblar con cualquier simple acto.

—Descansa cariño —le susurró en su oído, provocando que todas sus terminaciones nerviosas colapsaran.

Nuevamente se dispuso a marcharse sin hacerse responsable de la revolución que en ella causaba. Conseguiría venganza.

—Hasta mañana, mi amor —fue capaz de pronunciar.

Se detuvo para mirarla. Tenía las orejas y mejillas rojas. No se lo esperaba, no cuando Jane solía ser tímida para esas cosas.

Volviendo en sí, regresó con ella para besarla. Esa sí fue una despedida. 

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