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16. Golpe de realidad y confusión.

Una pesadilla había provocado que se despertara. Hace mucho que ya no le sucedía, pero esos días lo había experimentado con frecuencia. Perezoso se quitó el cubrecama del cuerpo para buscar un poco de agua que refrescara su boca pastosa.

Le sorprendió que la sala aun estuviese iluminada. ¿Aun ese par se hallaba despierto? Con el sigiloso caminar que lo caracterizaba se aproximó al umbral. Su corazón dio un vuelco mientras sus ojos sorprendentemente se hicieron grandes. En el sofá se hallaban su hyung y su ratona besándose perdidamente.

Apenas pudiendo asimilar la semejante escena, bajó la mirada al suelo. Con algo de torpeza volvió donde su cuarto y cerró la puerta lo más despacio posible, controlado por la inercia.

Temía que algo así sucediera tarde o temprano, desde que ella le confesó sus sentimientos por Seok Jin se tomó el trabajo de analizarlo hasta que finalmente se convenció que posiblemente sentía lo mismo, pero no se imaginó que alguno de los dos se atreviera a confesarlo, quizás no tan pronto.

Estaba en la obligación de sentir felicidad por sus amigos, pero no era exactamente así, algo extraño se había alojado en su pecho, algo que no podía descifrar.

¿Y ahora qué? ¿Qué iba a pasar con esos dos?

En la sala, tras haber cumplido su deseo furtivo, se separaron con anhelo y una promesa silenciosa de volver a repetirlo. Finalmente él había dado rienda suelta a sus ganas de besarla y, tal como lo predijo, fue maravilloso. En su corazón no quepó más que ternura al sentir sus temblorosos labios bajo los suyos, vacilantes del qué hacer.

Jane tenía mucho amor y cariño para dar, pero muy a menudo no sabía cómo expresarlo, o el miedo a salir herida se lo impedía. Dudó por mucho si ella sentía algo por él porque no lo mostraba o hacía todo lo posible por ocultarlo. Sin embargo, los ojitos brillantes con los que en ese momento le miraba se lo confirmó.

Un repentino pánico lo arremetió. ¿Qué sucedería en adelante? ¿Estaba listo para avanzar con ella? No era en lo absoluto fácil para ninguno.

Con calidez depositó un besó en su mejilla como despedida. Necesitaba salir de ahí cuanto antes para pensar bien lo que estaba sucediendo, porque si se quedaba la abrazaría toda la noche sin dejar paso a su lado racional.

Estaba huyendo como cobarde, y ella no dijo nada para impedírselo, porque así era ella, estaba seguro que no le rogaría que se quedara, al menos no en ese momento.

Manejó absorto por las calles de Seúl, rebasando los límites de velocidad, aunque no era su estilo y pese a que aún no deseaba llegar a casa. Sus pensamientos revoloteaban de aquí para allá sin llevarlo a nada concreto.

Aun podía sentir su boca pequeña dentro de la suya moviéndose con impericia, aunque con fervor. Realmente había disfrutado de sus labios medianos y en la forma en que se esforzaba para corresponderle.

Jane era una chica demasiado especial, alguien a quién no podía tomar a la ligera. Mucho antes había pensado que salir con alguna extranjera no sería problema para él, pero ahora que lo estaba experimentando, la situación se mostraba realmente distinta. Tal vez en sus pensamientos anteriores no estaba formar una relación formal, pero bien sabía que ella era para algo serio, no podría simplemente pasar el rato porque no era un hombre de ese tipo, ni ella permitiría algo así.

Tampoco estaba en edad para aventuras que lo llevaran a nada, en el fondo y en el futuro, deseaba encontrar a alguien a quién amar y que lo amara en la misma medida.

¿Jane podría ser esa persona? Era una chica con la que se sentía cómodo, con la que compartía muchas similitudes y a quién tenía instinto de proteger, pero el hecho de tener costumbres distintas marcaba una brecha, sobre todo para la sociedad coreana y la posición de idol que tenía. ¿Qué diría el resto? ¿Qué pensaría su familia?

Se hallaba entre la espada y la pared porque realmente disfrutaba estando junto a ella. Jane... ella le hacía florecer todo tipo de sentimientos hermosos.

La confusión primaba en ese momento, necesitaba mucho tiempo para analizar la situación y encontrar la mejor forma de que ninguno saliera herido después del acercamiento que habían tenido. En aquel momento no había tenido tiempo para pensar con claridad, simplemente se dejó llevar por el deseo de besarla sin dar paso al raciocinio.

Por otro lado, Jane se metió a la bañera para pensar con detenimiento lo que había pasado hace poco. Llevó la mano a su boca temiendo borrar las huellas de los besos de Jin que al momento parecía irreal.

Sonrió embobada; ya no había vuelta atrás, estaba completamente enamorada, adoraba a ese hombre de todas las maneras posibles. Y si él había dado el primer paso... significaba que también sentía lo mismo, ¿no?

¿Qué pasaría al día siguiente? ¿Qué le diría él? Llegaría tal vez con un ramo flores, no, él sabía que prefería las plantas vivas así que a lo mejor se asomaría con una maceta de girasol.

Aun flipaba hundida en la espuma imaginando todos los escenarios posibles donde él confesaba su amor, aunque a su cabeza vino el momento repentino en la que él la había dejado allí sin decir nada. A lo mejor su lado tímido lo había obligado a salir de ese modo, no podía ser otra cosa.

Estaba muy ansiosa porque el día siguiente llegara y ver con qué sorpresa salía él. Aun no podía creer que de verdad sintiera lo mismo, no podía creer que al fin después de tantos fracasos en el amor, por fin el mundo le había regalado lo que más quería: él.

Apenas había conseguido pegar el ojo, su sueño se vio interrumpido indeterminadas veces debido al éxtasis que la embargaba. Como nunca despertó antes que la alarma sonara. Se puso la ropa más linda y se tomó tiempo de más para maquillarse. Estaba realmente feliz.

Con la sonrisa más grande que la luna salió de su habitación. Se sorprendió al encontrar a Yoon Gi en el departamento, creyó que el día anterior solo se habían quedado ella y Jin.

—¿Te quedaste a dormir aquí? —cuestionó cautelosa.

—Sí —contestó seco, de por sí evitaba el contacto visual, pero esa mañana lo hacía aún más.

—¡Oppa, tengo que contarte algo, no lo vas a creer! ¿Me jalas mientras te cuento?

Indiferente echó su canguro al hombro mientras se dirigía a la salida.

—Tengo prisa.

No dijo más, simplemente desapareció de su vista dejándola con la palabra en la boca. ¿Qué le ocurría? ¿Estaba molesto? Pero no le había hecho nada... Tal vez estaba de mal humor. Cuando se ponía así era mejor dejarlo solo. Seguro que ya después le escribía, no podía arruinar su felicidad.

Camino a la universidad revisó el chat que compartía con Seok Jin con la esperanza de ver un mensaje invitándole a salir o algo parecido, pero no había nada más que un sticker que había utilizado el día anterior.

Seguramente estaba ocupado, recordó la prontitud con la que su amigo cara de gato había salido, así que pensó que estaban en la empresa viendo algún proyecto; pacientemente esperaría el siguiente movimiento.

Por suerte tenía turno en el hospital de modo que no se la pasaría pensando en él sin poder hacer nada. Tenía muchas ganas de contárselo a las chicas, pero no era el momento, después de todo no se había besado con cualquier ciudadano, se trataba de un idol muy importante del entretenimiento.

Como nunca y como siempre se la pasó bromeando en el trabajo, riendo por aquí y por allá, y cantando alguna balada romántica que solo ella entendía.

Luego de quitarse el uniforme y calzarse su ropa de civil, volvió a revisar ansiosa el celular, pero su mirada cayó al no encontrar nada de parte de él ni de nadie. Tenía la ilusión de que la fuera a recoger y le declarara frasis cursis, pero eso no había pasado.

¿Y si a lo mejor la esperaba con alguna sorpresa en casa? Eso era muy probable. Así que rápidamente se fue al departamento con la ilusión de encontrarlo allí.

Las luces apagadas y el silencio reinante la alertaron, pero quizás notó su llegada y lo hizo adrede, de modo que sin perder su sonrisa encendió el bombillo, no obstante, solo faltaban los grillos cantando para avisarle que allí no había nadie.

¿Qué estaba pasando? Toda la energía positiva del día se vino abajo. Con la carita de cachorrito que llevaba, soltó un suspiro. No le comprendía, ¿por qué la había besado?

Tomó su celular y buscó su contacto, estuvo tentada a presionarlo, pero ¿qué le diría? No se atrevió. Decidió ocupar su tiempo en cualquier otra cosa para no sobre pensar, a lo mejor era demasiado pronto. Pero lo esperado nunca llegó, los chicos llegaban uno tras otro, pero él nunca, ni siquiera Yoon Gi, parecía ser que ambos la evitaban.

La felicidad de días atrás se había convertido en profunda tristeza, todo aquello apuntaba a que él se había dejado guiar por un impulso y no sabía como lidiar con la situación. Si al menos lo viera podría decirle que no se preocupara que podían dejarlo atrás, pero hablarle ella primero, no era una opción.

Mientras, Yoon Gi no se entendía ni a él mismo, ni su actitud de hace días con su amiga. ¿Por qué había hecho eso con Jane? No lo comprendía, pero en cuanto notó su presencia el recuerdo de ella besándose con su hyung le dejó un sabor amargo en la boca. Le impidió mirarle la cara de felicidad que seguro se cargaba.

Se suponía que debía estar feliz por ella y por él, pero no era así. Tan solo pensar en ese par juntos se le tornaba pesado. ¿Ya se habían consolidado?

Estaban ocupados ultimando algunos detalles en la empresa así que no se había cruzado con Seok Jin. Por supuesto los chicos se encontraban, aunque sea para mirarse un par de segundos, pero él había tratado de evitarlo, sin embargo, su líder le había citado a una reunión grupal.

Se mantuvo con un perfil bajo mientras escuchaba las ideas de todos; era lo mismo de siempre, cada cual aportando lo primero que se le venía a la cabeza. Sin querer su mirada se posó en el mayor, a diferencia de otros días, y a como esperaba hallarlo, lo descubrió cabizbajo y pensativo. ¿Entonces... Jane?

—Discutamos los últimos puntos en la noche en nuestro centro de reunión comunal —propuso Ji Min de manera carismática—. Incluso podemos pedir la opinión de nuestra pequeña Jane, ella como army podría orientarnos adecuadamente.

Por supuesto al resto le pareció genial, aunque a su hyung pareció desagradarle la idea.

—No creo que yo pueda ir, pero acataré todo lo que ustedes decidan. Entonces me voy, los veo luego.

Todos se quedaron en silencio.

—¿No parece que hyung se ve extraño? —cuestionó Tae.

Hobi asintió.

—No es común verlo con ese semblante.

—Debería estar bromeando conmigo —prosiguió Jung Kook.

Sí, Yoon Gi también estaba de acuerdo, y le parecía extraño. Todo apuntaba a lo que había ocurrido con la pequeña. Si él estaba así, ¿cómo estaría Jane? Aun no tenía ganas de verla, pero solo él estaba al tanto de lo que ocurría y estaba en la obligación de darle una solución.

Manejando con tranquilidad encontró a su amiga a unas cuadras del departamento. Caminaba taciturna con las manos en el bolsillo. Se acercó y presionó el claxon para que reparara en él. Ella agudizó la vista para reconocerlo; al hacerlo una sonrisa se dibujó en su ovalado rostro.

Con una seña le indicó que subiera.

—¿Estás de ida al departamento?

Afirmó con un sonido gutural.

—¿Tú vuelves del hospital?

—Sí.

Puso en marcha el vehículo. Le costó un poco retomar el tema del otro día.

—Mmm, ese día ibas a contarme algo.

Inmediatamente ella desvió la mirada hacia la pista.

—Ah, no era nada importante.

Con esa respuesta confirmaba que sus amigos no habían llegado a nada.

—Yo vi todo Jane.

Como se hallaban frente a un semáforo en rojo, pudo ver su expresión.

—¿De verdad?

—Sí.

Avanzó en el cambio de color, y pronto se hallaron frente al edificio, aunque decidieron quedarse en el auto.

—Él no me ha hablado desde ese día —mencionó compungida. Encontraba más entretenido mirar sus manos. Ella no era así—. Para él debe ser un error y no sabe cómo mediarlo. ¿Qué debo hacer? Pienso que tengo que hablar con él y decirle que no pasa nada que no es la gran cosa.

Sintió muchas ganas de abrazarla, por más pequeña que fuese, era una chica fuerte que no se dejaba quebrantar, pero en esos momentos verla tan vulnerable a causa de su amigo le molestaba y apenaba a la vez.

—No lo hagas, tal vez se esté tardando, pero sea que se haya arrepentido o no, tarde o temprano te lo dirá. Percibo que está abrumado, lo noté hoy cuando lo vi.

—El hecho de que lo esté pensando tanto quiere decir que se arrepiente, ¿no es así? Es mejor no esperar nada.

—No quiero que esperes una respuesta positiva, pero si quiero advertirte de lo conservador y reservado que es Seok Jin hyung en esos temas. ¿Has notado la infinidad de buenos modales que posee? Siempre está inclinado a hacer las cosas de manera correcta, él es así, así fue criado. Su familia es tradicional y costumbrista. Si te besó fue porque le gustas, no lo habría hecho de otro modo, no es su manera. No es del tipo que anda besando muchachas solo porque se le antoja, tal vez no pudo controlarlo, no estuvo planeado, pero si lo hizo es porque hay sentimientos de por medio.

La carita triste de su amiga se iluminó, pero no quería que luego saliera más decepcionada, así que continuó:

—No quiero que te ofendas, pero ya llevas buen tiempo aquí, y has podido notar que la sociedad coreana es muy patriota, el hecho de que alguien formalice con algún extranjero no es del todo bien visto. Seok Jin hyung debe estar pensándolo mucho. Lo más seguro es que tenga miedo a avanzar, tenga miedo de que salgas herida, sobre todo porque no es alguien ordinario. Espero sepas comprender.

—¿Entonces tú percibes que puede ser que el mayor obstáculo es mi nacionalidad?

—Es un supuesto.

—No hay nada de malo en ti, salvo que eres enojona, ruidosa y orgullosa —bromeó para aminorar la tensión.

—¡Oppa! —exclamó golpeándolo suavemente.

—A lo que quiero llegar es que si él duda no es por ti, sino por su entorno. Es consciente que no puede tomarte a la ligera, tiene que cuidarte.

—Entiendo.

—Entremos.

Al hacerlo encontraron ya a los chicos conversando entretenidamente, ella buscó con la mirada a él, pero era evidente que aún no estaba listo para hacerle frente.

Siempre cuando estaban ellos se quedaba acompañándolos sin importar qué cansada estuviese, pero no estaba de humor y no tenía fuerza necesaria más que para dirigirse a su habitación y bañarse.

Un par de días más hizo que Jane se sintiera menos afligida, sinceramente estaba enamorada de él, pero aun así su aparente rechazo no iba a detenerla. Se desenvolvió con normalidad en su área de trabajo sin dar paso al pensamiento.

Luego de cambiarse tomó el celular que había dejado abandonado. La doctora Cha se había ofrecido a acercarla a casa, así que se sentó a esperarla. Al desbloquear su celular, el corazón le martilló fuertemente a causa de un mensaje.

Jin el guapo glotón:

Hola Jane, lamento no haberte contactado antes, de verdad lo siento.

Hablemos, ¿sí? Los chicos vendrán a mi casa. Le pedí a Jung Kook que te pase recogiendo. Ven por favor.

Respiró hondo para evitar que un ataque de ansiedad la arremetiera. Se encontraba muy nerviosa. ¿Qué le diría? ¿Se disculparía y le pediría que olvidara ese beso?

Se disculpó con la doctora Cha ya que al instante le entró una llamada del maknae preguntándole donde se hallaba.

Más tarde partieron hacia del departamento del mayor. No podía dejar de lado sus nervios, por suerte su amigo reprodujo una lista de karaokes de los que se adueñaron hasta llegar a su destino.

Las piernas le temblaban un poco y las manos le sudaban. ¿Debía actuar con naturalidad? ¿Debía mostrarse seria?

Cuando estuvieron frente a la puerta se mordió los labios. Jung Kook pegó su ojo a modo de broma, y entonces apareció él. Se alojó un nudo en su garganta. Cruzaron mirada por unos instantes, sin embargo, inmediatamente la fijaron en el pelinegro como si fuese lo más interesante del mundo, claro que lo era, pero no iba al caso. Se saludaron de manera formal e incómoda.

Los muchachos hicieron escándalo como era habitual.

—Jane, esta vez sí te esperamos para comer —alegó Nam Joon.

Ella le sonrió para luego sentarse a lado de Hobi.

Señorita Brisheño —la saludó.

El siempre lograba brindarle tranquilidad y confianza sin importar qué. Sinceramente era un sol.

Cenaron entre broma y broma como era costumbre, aunque la incomodidad y tensión entre ella y Jin era notoria, tal vez no para todos, pero si para Yoon Gi.

Luego se dispusieron a recoger la mesa y lavar los platos.

Para los que se encontraban en la sala, el sonido del timbre los alertó. Se miraron entre sí porque no esperaban a nadie. El líder se puso de pie siempre dispuesto a protegerlos.

—Yo voy.

Miró a través del interfono en tanto entornaba sus pequeños ojos, luego giró hacia ellos para hacerles notar su sorpresa.

—¿Quién es? —cuestionó Ji Min en un susurro.

Guiado por la inercia abrió la puerta. La persona entró un poco vacilante y con una sonrisa incómoda.

—Hola Nam Joon. Chicos qué tal —saludó con media sonrisa.

Todos se quedaron algo pasmados, incluso Jane que no sabía quien era. Se trataba de una hermosa chica de cabello largo y negro. Se veía tan perfecta que no podía despegar su mirada de ella. Tenía la sensación de haberla visto antes, pero no sabía dónde.

—¿Por qué de pronto se quedaron callados? —indagó Yoon Gi que salía junto a Tae Hyung y Seok Jin; la reacción fue la misma.

Sin meditarlo concentró su atención en el mayor. La sonrisa con la que había salido desapareció en cuanto la vio. No conseguía descifrar su expresión, pero estaba más que segura que algo pasaba.

—Oppa, ¿has estado bien? —cuestionó la recién llegada. Aparentaba querer correr y saltar sobre él.

Su corazón quería romperse por el modo en que ambos se miraban.

Los chicos intentando disimular se levantaron prestos a marcharse. Sin mirar atrás ella también tuvo que salir.

—¿Quién es? —le preguntó a Ji Min en cuanto salieron del departamento. Intentó fingir desinterés disfrazándolo con curiosidad.

—Es la ex novia de Seok Jin hyung. 

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