10. Flirtear.
Si no hubiese estado tan segura de los sentimientos que tenía por Seok Jin, Yoon Gi habría representado una enorme duda en sus emociones. Le encantaba su personalidad y su filosofía de vida. A pesar de quejarse de su modo de tratarla y fastidiarla, en el fondo le agradaba que lo hiciera.
En aquel momento se encontraban en la sala armando un rompecabezas para adultos que posteriormente sería parte de la decoración, o al menos eso es lo que le había dicho su oppa. De verdad se estaba esmerando por hacer encajar bien las pequeñas piezas de lo que parecía ser un paisaje.
Él se mantenía en sepulcral silencio como solía hacer la mayoría del tiempo. Le gustaba conversar, pero no sucedía muy seguido, a lo mejor dependía de su estado de ánimo, o de lo llamativa que fuese la charla, no obstante, en ese momento Jane tampoco tenía nada interesante qué decir, solo cuando hubo terminado su parte se soltó a parlar.
—Me duele la nuca y la espalda por estar tanto tiempo inclinada. —Se estiró un poco haciendo sonar sus articulaciones.
—Creo que por fin hemos terminado pequeña ratona.
—¿Dónde lo colgaremos oppa? ¿Podría ir el algún estante? —Ella buscó su mirada, pero en cuanto logró encontrarla, él la desvió hacia lo primero que encontrase; nunca podía hacer contacto visual con ella y tal vez con nadie.
—En realidad te mentí, no es para la decoración, es para la casita de Holly —dijo soltando una risita socarrona.
—¿Qué? ¿Toda la tarde me hiciste armar un rompecabezas para tu perro?
—Hey, si te hubiera dicho no me habrías ayudado.
—¡Yoon Gi oppa! —chilló—. ¡Voy a matarte!
En medio de risas él se puso de pie en un salto para huir de sus garras, pero Jane tuvo que detenerse debido a la llamada entrante que recibió. Su corazón bombeó más rápido al ver el nombre en la pantalla: Jin el guapo glotón.
—Seok Jinnie oppa —dijo con una voz más dulce.
—Señorita enfermera necesito de sus servicios en este instante.
—¿Qué sucede?
—Mi piel está un poco reseca, eso no se le hace bien a mi apuesto rostro.
—Oppa, eso está fuera de mi campo laboral. ¿Qué tiene que ver una enfermera con la piel reseca?
—¿No que las enfermeras hacen maravillas? Ya te pagué por adelantado, revisa tu cuenta. Te espero en mi departamento, te enviaré la dirección en un mensaje.
—Pero...
Nuevamente el pip pip la dejó hablando sola.
—Ay, siempre me corta primero, no es nada caballero.
La curiosidad le hizo abrir la aplicación de su tarjeta de crédito, y efecto él le había abonado dinero.
—¿Qué? Es más de lo que me pagan en el hospital, casi el doble. ¿Se volvió loco?
—¿De qué se trata eso? —preguntó Yoon Gi.
—Es Seok Jin oppa, me contrató como su enfermera personal.
El bajó la mirada y parpadeó repetidas veces, parecía estar analizando la situación.
—¿El hizo eso?
—Sí, y ni siquiera me dejó aceptar. Ahora quiere que vaya a su departamento para ver su piel reseca.
Yoon Gi asintió, no sabía por qué, pero lo hizo, quizás había llegado a una sabia conclusión.
—Yo te llevaré.
Durante el camino su oppa gatuno se mantuvo pensativo y silencioso. Ella quería saber qué era lo que le preocupaba, pero no se animaba a preguntarle directamente. Él era tan introvertido que era difícil saber que le acongojaba.
Se adentraron en una residencial apartada y lujosa, todas las instalaciones casi rozaban el cielo, era similar a la zona donde vivía Nam Joon.
Antes de bajarse Yoon Gi le dio el número del departamento de su hyung.
Como era de esperar Jane tuvo que registrarse y pasar una serie de protocolos para poder acceder al departamento de idol, pese a que él había autorizado su entrada. De cualquier modo, la seguridad era mucha y, aunque, era tedioso, ella sintió alivio de que así fuese.
El la recibió vestido con una polera y pantalón de chándal completamente de blanco, como el color más predominante de su hogar.
—Oh, mi amiga favorita está aquí —exclamó con exageración.
—No tienes más amigas, oppa.
—Oye, ¿estás diciéndome asocial?
Simplemente se rio como respuesta porque estaba ocupada en hurgar el departamento. Tal como se lo había imaginado el inmueble tenía decoraciones sobrias y elegantes. La iluminación era bárbara, poseía mamparas enormes y llamativas. La vista hacia el exterior también era impresionante.
—Oppa, ¿de verdad vives solo aquí?
—Sí, ¿no quieres venir a vivir conmigo?
—Sí, ¿me ayudas a traer mis cosas?
—No esperaba eso como respuesta —dijo riendo, y con las orejas rojas.
—He estado pensando cuidadosamente respecto a tu piel reseca, y creo que lo mejor será colocarte una inyección.
Instintivamente él se cogió las nalgas.
—¿Quieres pincharme?
Entonces ella pudo reír a carcajadas.
Más tarde se encontraron recostados sobre la alfombra de la sala, con los rostros cubiertos de mascarilla, y pepinillos en los ojos.
—Oppa —murmuró sin abrir demasiado la boca—, no creo que sea necesario una enfermera para ponerse una mascarilla.
—¿Qué dices? ¿Qué tal si me da una reacción alérgica?
—Eres un exagerado.
—Nada que tenga que ver con el precioso rostro del wide world handosme puede ser exagerado.
—Uff.
***
Ya habían pasado días desde que Jane había aceptado ser la enfermera personal de Jin, hasta el momento ni una sola vez él la había convocado para exigir sus servicios que comprendían a su carrera, siempre la llamaba para cualquier situación aleatoria. Ella llegó a pensar que en lugar de una enfermera lo que en realidad necesitaba era una amiga. Eran muchas las ocasiones en las que él había mencionado los escasos amigos cercanos que poseía, a parte de la banda, claro está.
Tenía intenciones, de decirle que no necesitaba pagarle para pasar tiempo con ella, ya que su mayor adoración era estar junto a él. Pero Jin tampoco lo tenía claro, de un momento a otro sintió la necesidad de compartir momentos agradables junto a ella. Jane era animada, simple y divertida, con ella podía mostrarse sin filtros tal como lo hacía con sus seis amigos. Con otras chicas se ponía tímido y nervioso, le apenaba mostrar su interior, pero con ella se sentía libre.
—Hyung —le llamó Ji Min—, Jane me ha enseñado a bailar lambada.
—Lambada, ¿qué es eso?
—Una danza brasilera. ¿Quieres ver?
—Bueno, a ver si matan mi aburrimiento.
En aquel momento los chicos llegaron en mancha al departamento donde se alojaba Jane. Apenas habían salido de la empresa, él y Ji Min se les adelantaron.
Jun Kook traía consigo pollo frito y cerveza, su bufet favorito para matar el tiempo.
—¡Jane, los niños ya llegaron! ¿Ya sales?
—Ya voy Ji Mincito —contestó ella desde su habitación.
Yoon Gi se sentó a lado de su hyung echando un bostezo.
—¿Qué fue lo que te dijo la ratona? —Concentró su mirada en Ji Min.
—Ji Minshito. Exactamente no sé qué significa, pero me dijo que es una forma cariñosa de mencionar mi nombre.
—Cada vez hay algo interesante que aprender de Jane —dijo Nam Joon.
Hobi asintió.
—Como sus danzas.
—Sus comidas —acotó Tae.
Jung Kook soltó una risita aguda.
—Y su forma de golpear.
Los chicos se le unieron en carcajadas.
Seok Jin era consciente de que las manos pequeñas de su amiga daban buenos golpes. Se descubrió sonriendo, cuando de repente apareció Jane frente a ellos. Estaba lista para bailar, con un top blanco, y una pequeña falda ondulada lila. No entendió por qué, pero sintió una punzada en el abdomen. Aunque no quiso, sus ojos se desviaron a sus piernas. Tuvo que tragar saliva porque sus mejillas las sintió calientes; no pudo evitar sentirse avergonzado, pero al echar un vistazo a sus compañeros, los atrapó admirándola del mismo modo.
—Con razón te tardaste tanto —dijo Ji Min.
—Tenía que estar preparada para este baile.
Hobi rápidamente sacó su celular.
—¿Van a bailar? Esperen que voy a grabar.
La chica encendió el equipo de música y le entregó el control a Jung Kook para que pusiera play. Al posicionarse la pareja, ella se sostuvo del cuello de él, mientras Ji Min colocó la mano en su cintura, sus manos restantes las unieron rumoreando complicidad.
En tanto la música empezó a sonar, contonearon sus caderas muy pegadas una de la otra, y con muy pegadas no era exageración. Prácticamente sus piernas estaban entrelazadas, la pierna derecha de ella estaba metida en medio de las de él, y viceversa. Era un baile demasiado incitante para ser bailado entre amigos. Aun así, Seok Jin se preguntó que sentiría Ji Min al bailar tan pegado a ella, y se preguntó que llegaría a sentir él si tenía tan cerca a Jane.
Aunque estaban bailando los dos, él no podía despegar la mirada de ella. El modo en que movía sus caderas era hipnotizador, su falda se elevaba de vez en cuando dejándole ver espejismos de lo que llevaba debajo. No podía imaginarse que ella podía llegar a ser tan sensual.
Los chicos aplaudieron cuando el baile terminó, seguido por un largo ¡oh!
Nam Joon incluso mencionó que le encantaría alguna vez incluir un tipo de escenario relacionado con la lambada en uno de sus MV.
Jane estaba feliz de compartir con ellos su cultura latina. Pensó que el siguiente en aprender una danza sería Jung Kook, aunque aún no se decidía por cual.
Los muchachos se retiraron cada uno a sus habitaciones después de comer y beber hasta cansarse. Ella pudo recostarse en su cama luego de secar su cabello húmedo y ponerse su pijama. Entró a TikTok a husmear un poco, pero un mensaje de Jin le paralizó el corazón, casi nunca le mandaba mensajes personales, por no decir nunca, por ello le sorprendió que iniciara una conversación en su chat privado, pese a que se encontraban bajo el mismo techo.
Jin el guapo glotón.
Estoy celoso.
Muchas dudas se mudaron a su cerebrito intentando descifrar a qué se refería, pero era mejor preguntar antes que inventar una novela.
¿Por qué exactamente, oppa? XD
Les enseñas a bailar a los chicos y a mí no.
Ah, era eso. No me lo habías pedido, pero si tú quieres también puedo enseñarte. No sé qué iría bien contigo. ¿Tal vez tango, o bachata?
La incertidumbre y la espera era tanta como nunca antes lo había sentido. ¿Por qué se tardaba tanto en responder?
Acabo de ver ambos, y creo que no podría con ninguno ja,ja,ja.
No creo que sea más difícil que algunas de sus coreografías.
¿Qué tal eso de bachata?
Tiene algo de similar a la lambada.
¿Bailaremos pegados, así como bailaste con Ji Min?
¿Crees que bailamos muy pegados?
Sí.
¿Fue incómodo? ¿Me veía mal?
Su ausencia de respuesta le hizo morderse las uñas. Se preocupó pensando que no contestaba porque su baile le causó desagrado. Claro, los coreanos eran tan reservados que seguramente ese baile les parecía demasiado vulgar. Tal vez eso pensaba él de ella y por eso no le respondía.
El llamado a su puerta le hizo ponerse de pie de un salto. ¿Quién la habría ido a buscar a su cuarto? Al abrirla nuevamente su corazón dio un vuelco. Era Jin quien había ido a buscarla. La mirada intensa en sus ojos, y su brazo reposando sobre el marco la dejó sin aire.
—Fue estupendo, y te veías muy linda —pronunció con voz profunda, erizándole la piel.
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