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08: Fuera de los límites

CAPÍTULO 8.

Estaba preocupado.

No había el característico caliente y resbaloso olor a celo, tampoco veía la neblina de necesidad que anoche había cubierto los bellos ojos de este hombre. Aún así, quería desesperadamente joder al chico por su apretado y mojado culo.

Y eso era un problema.

SeokJin sabía que tomar a este Omega sin su calor involucrado estaba fuera de los límites. Pero seguir dentro de la línea imaginaria era difícil cuando el pequeño Omega lo miraba con esos ojos de corderito, como rogándole que le hiciera toda clase de cosas sucias; entonces era inevitable que su polla se interesara en el juego, irguiéndose en busca de su lubricado agujero.

No sabía que estaba pasando con él para que tuviera toda esta excitación desmedida corriendo por sus venas. Era un hombre saludable, pero no tenía mucho sexo por placer; follar con tres o cuatro omegas en celo por semana definitivamente podían acabar con el libido de cualquiera, así que esto jodidamente no tenía sentido.

SeokJin se había apareado con este hombre seis veces. Seis. Su polla debería estar gastada para toda una vida.

Sin embargo, no era el caso y un Omega hermoso ofreciéndose era una oportunidad imposible de rechazar.

—Yo creo que es una idea estupenda. —JiMin dijo, inclinándose y dejando un besito en su boca. Sus siguientes palabras fueron solo un susurro. —¿Quieres sentirlo? Puedo hacerte notarlo.

Entonces, él agarró su polla con su húmeda mano pequeña y SeokJin se encontró completamente indefenso ante su encanto. Miró la profunda desesperación en sus ojos, el miedo a ser rechazado y más pronto de lo que podría haberse dado cuenta, a través de besos calientes y lametones desesperados, estaba follándolo sin un condón de por medio, dándole seguridad de ser deseado y JiMin devolvía el gesto, montándolo tal jinete del viejo oeste, con su dulce culo redondo tragando su polla como si hubiera nacido para ello.

El tronco de su pene era más resbaloso cada vez que se escondía dentro de él y luego volvía a aparecer, los muslos lechosos del Omega apretándose alrededor de su cintura por el intenso placer. Tenía una cara de satisfacción sinvergüenza que SeokJin adoró, empujando y cepillándose más duro en su interior.

JiMin gimió, moviéndose rápido y certero. —Papi, sí. Así.

SeokJin no tenía palabras. No las tuvo hasta que el chico se corrió con un jadeo sin aliento, y su propio clímax se apoderó de él con una fuerza inimaginable.

Cuando la respiración se normalizó en su pecho, finalmente fue consciente de lo que habían hecho.

Oh, señor.

¿Qué diablos había dejado que sucediera? ¿En serio había tenido ese alucinante sexo con un Omega fuera de su celo, pero que solo un segundo antes había sido su cliente?

Era romper el puto código de ética profesional entero.

¿Por qué carajos se sentía tan bien?

SeokJin se sentó en la cama velozmente ante la realidad, olvidando el cansado cuerpo Omega descansando sobre el suyo y su polla aún dentro de él. JiMin se sonrojó, gimiendo el dolor del nudo hinchado en su interior y sosteniéndose de sus hombros.

Le dió una miradita tímida, que decía algo como: "por favor, no te muevas"; y SeokJin se sintió tan malditamente avergonzado.

Apretó la cintura del Omega suavemente en una forma mediocre de tranquilizarlo, suspirando un beso en su cuello después. —Lo siento, no pude evitarlo.

—Está bien. —Su voz sonaba un poco rota. —Puedes sentirte incómodo.

Estaba repitiendo sus palabras.

¿Por qué sonaban así de malas?

—No es- no me siento incómodo.

Y ahora la mentira sonaba peor.

Joder.

—Quiero decir, eres genial. Me encantas. —SeokJin lo pronunció a pesar del nudo formándose en su garganta, pero lo que dijo a continuación pesó tanto como tragar una piedra. —Pero no estuvo- no es algo que deberíamos haber hecho.

JiMin mordió su hombro y la mierda sí que dolió. Físicamente. El Omega solo lo soltó cuando SeokJin raspó un gemido estrangulado a través de su boca, exhibiendo el dolor que le estaba provocando.

Se congelaron, enredados juntos.

—¿Por qué? —JiMin le preguntó, luego de un extenso momento de silencio pesado. —Lo hicimos antes.

—No es lo mismo, lo sabes. Sabes que es diferente.

El Omega no respondió.

SeokJin lo acurrucó bajo su brazo y suspiró: —Estás confundido, los estragos residuales del celo hacen eso. Tú no me quieres, JiMin. Es lo que el instinto te hace pensar.

Las palabras fueron un puñal.

—Debiste haber dicho una mierda cómo esa antes. —JiMin se sacudió y se levantó de su regazo directamente fuera de la cama. Solo entonces SeokJin notó que el nudo había desaparecido mientras hablaban. —Ahora no sirve de nada, es estúpido que me lo digas. Eres estúpido.

SeokJin abrió los ojos, sorprendido. —¿Soy estúpido por decir la verdad?

—Eres estúpido por tocarme y luego darme excusas.

—Te me has tirado encima, ¿qué se supone que debía hacer?

La cara de JiMin se frunció tanto que parecía que iba a llorar, pero no lo hizo. Dió una vuelta por la habitación buscando su ropa y desapareció por la puerta que daba al baño de un portazo.

SeokJin lo sabía.

Sabía que lo arruinó.

Lo había dicho jodidamente mal, de nuevo. SeokJin había pensado decirle que simplemente no había podido resistirse a tomarlo y luego dar algún cumplido al hombre perfecto que no podía ni siquiera soñar con tener, pero ahora que las palabras estaban fuera de su boca, era evidente que estaba acusándolo de haberse aprovechado.

Estúpido. Realmente era un estúpido.

La acusación había estado absolutamente fuera de los límites, casi tanto como su presencia aquí. Era definitivamente de clase baja y un Omega como JiMin tendría que haber tenido un servicio cinco estrellas, no algo como él ocupando su cama.

Tenía que irse. Se lo debía.

SeokJin suspiró y se levantó de la cama sintiendo el cuerpo pesado, los ánimos por el suelo. Buscó su ropa por todos lados y cuando la tuvo ajustada y bien puesta en su sitio, recogió su teléfono y se marchó.

JiMin encontraría una habitación vacía cuando saliera del baño, dispuesto a perdonar a su compañero.

Y se sentiría aún más herido.

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