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💛🌻Capítulo 2🌻💛

🤠Narra Jungkook🤠

No sé en que momento amaneció porque aún estoy acostado con la misma ropa de ayer. Al parecer me quedé dormido luego de organizar mis cosas.

Limpio el rastro de saliva que tengo en las comisuras de los labios y me quito todo quedando en calzones listo para entrar al baño pero en eso la puerta se abre.

—¡Omona!—abuela se tapa los ojos pero luego quita sus manos de los mismos.

—¡Omo! Mi nieto está en muy buena forma. ¡¡Aigoo!! Mira como tu pajarito a crecido. Y pensar que antes era del tamaño de un maní.—hizo señas con las manos indicando con ellas el pequeño tamaño de un maní.

—¡¡¡Abuelaaaa!!!—protesto y me sonrojo un poco.

—¡Aigoo! ¿Pero de qué te avergüenzas? Muchos chicos coreanos querrían tener tus dotes.—sonríe pícara y no puedo evitar reír.

—De acuerdo. Ya te dejo en paz. Solo te vine a avisar que el desayuno ya está listo. Ayer estabas tan cansado que te dormiste y me dio lástima despertarte para que comieras. Debes de tener hambre. Cuando termines de darte una ducha, baja a la cocina. Hice un desayuno bien cargado de proteínas para que sigas así de saludable como estás.—vuelve a mirar hacia abajo y más avergonzado no puedo estar. Es incómoda la situación. La abuela parecía divertirse con eso.

—Abuela, por favor. Necesito bañarme.—susurro y ella rompe a carcajadas al ver mi cara toda roja.

—De acuerdo, ya me voy.—dice secándose una pequeña lagrimita que se le había escapado y se marcha cerrando la puerta a su paso.

Cuando la abuela hubo abandonado la habitación, entro al baño a darme una ducha bien caliente. Mi cuerpo lo pedía a gritos.

Bajé a desayunar y me puse al día con mis abuelos.

Hablé con el abuelo sobre el tema del carro y estuvo muy contento al saber que yo lo ayudaría a encontrar uno mejor. Me dijo que llevaba tiempo reuniendo para comprar uno nuevo.

—Kookkie deberías de salir a dar una vuelta por la ciudad, es muy bonita y sé que te gustará mucho.—dice la abuela.

—No abue. Voy a quedarme aquí y los ayudaré en la cafetería con lo que sea necesario.—contesto.

—Oh, no, no. No voy a permitir eso.  Tú trabajas allá en Busan, no voy a permitir que también trabajes aquí en Seúl.—dice negando con la cabeza.

—Abuela. Yo necesito sentirme útil para estar bien conmigo mismo. No soy de los que le gusta estar todo el día acostado en cama sin nada que hacer. —le aclaro.

—Bueno busca algo divertido para realizar, pero no vas a trabajar.—contesta la abuela.

—Abue...yo...—no puedo proseguir con lo que iba a decir porque interviene el abuelo.— Min So Eun deja al niño que haga lo que quiera, él es libre de elegir lo que desea hacer. ¿Jungkook, quieres venir conmigo a hacer las compras para la cafetería al supermercado?—indaga.

—Claro. ¡Me encantaría! Dame unos segundos. Voy a cambiarme, vuelvo enseguida. —respondo y corro escaleras arriba.

🤠🤠🤠

En la entrada cojo el carrito de compras y empiezo a recorrer los pasillos del gran supermercado junto al abuelo. Este mercado es mucho más grande que los que hay en Busan.

El abuelo me hizo una lista de las cosas que debíamos de comprar y se separa de mí tomando una canasta de compras para ir a la sección de aseo porque, según él, a la abuela se le había acabado el shampoo y las sales de baño.

—El primer elemento en la lista son las zanahorias.—leo en voz alta.

Voy a la sección de frutas y vegetales y comienzo a seleccionar allí las mejores.

—¿Es usted la última en la fila?—pregunto a una chica que se encuentra delante de mí.

Ella voltea y su rostro parece asombrado.—No. El último eres tú que llegaste ahora.—dice con seriedad y actoseguido comienza a reírse como si aquello hubiera sido el mejor chiste de la historia. Sus cambios de humor asustan.

La miro de forma rara y deja de carcajearse.

—¿Qué? ¿No es gracioso?—pregunta borrando por completo su sonrisa y ahora poniendo cara de duda.

—Emmm...No.—contesto escueto.

Mi mirada se desvía a su cesta.

—Emmm...No creo que esos tomates estén en buenas condiciones.—le comunico.

—¿Quién dice? Estos son los mejores.—refuta.

—No lo creo.—Tomo uno en mi mano.—Mira, esta algo blando y tiene partes negras. Creo que debes escoger mejor.—le doy mi opinión.

—¿Me ayudas?—indaga haciendo ojitos.

—De acuerdo—contestó.

—¿Entonces me dices que eres de Busan?—indaga.

—Nunca he dicho que soy de allí. ¿Cómo es que lo sabes? —pregunto frunciendo el seño con duda.

—Tú acento te delata.—me dedica una sonrisa triunfante.

—Ok.—le doy la razón.

Después de comprar los vegetales ella decide que es bueno acompañarme para darme un tour por el supermercado y según ella, que no me pierda.

—Pero dime, ¿Eres de Busan? —insiste.

—Esta es la tercera vez que me lo preguntas.—le informo.

—Y esta es la tercera vez que no afirmas mi pregunta.—hace un puchero.

—¿No crees que tu pregunta es algo retórica cuando ya sabes que soy del campo? Sí. He ordeñado vacas . La leche acabada de sacar de la uvre es la mejor. ¿Contenta?—abro los ojos y mis dientes rechinaron un poco. Debo admitir que no soy muy paciente.

Se queda mirándome por un momento y luego rueda los ojos y suelta un bufido.

—Eres un chico complicado.—comenta.

—¿Por qué lo dices?—ladeo la cabeza dubitativo.

—Olvídalo.—su respuesta y rostro ahora muestran enojo.

—¿A qué te dedicas allá?—pero ella no se da por vencida, sino que sigue con su cuestionario.

Mientras tanto yo busco al abuelo con la vista. Al menos el podría salvarme de esta situación incómoda. O sea, no es que deteste a la chica, solo que es un poco molesta esa cercanía que ella muestra cuando solo nos conocemos de hace 15 minutos.

—Bueno...Estudio en la noche  y en la mañana trabajo en la granja de mis tíos.—le despejo otra de sus tantas dudas.

—¡Wao! Con razón tienes esos brazos tan fornidos y tu
piel está más bronceada.—da inicio a la acción de apretar un poco mis bíceps.

La miro extrañado por su actitud y luego miro en dirección a donde ella estaba tocando. Capta de inmediato lo que quería decir con mi mirada.

—¡Oh!—abre los ojos cuando se da cuenta de lo que está haciendo.—Lo siento.—se separa y carraspea su garganta.

Como si fuera una luz, llega mi salvador. Mi abuelo está a unos pocos metros de mí. Está echándole un vistazo a los cárnicos.

—Lo siento. Debo irme ya. Gracias por el tour.—agradezco y comienzo a retirarme.

—¡Espera!  ¡No me has dicho tu nombre!—grita.

—¡Jungkook!—contestó algo desesperado por salir de ella.

—¿Solo Jungkook? ¿Qué hay de tu apellido?—cuestiona y ruedo los ojos de espaldas a ella.

—Si nos volvemos a ver te lo diré.—esa es mi contesta y le hago una seña de "adiós" con las manos mientra avanzo en dirección a mi abuelo. Seguro estoy que no la volveré a ver.

—¡Mi nombre es JiEun!—grita y sonrío. Después de todo, es algo graciosa.

Mi abuelo está de pie cruzado de brazos con una ceja alzada y una de sus comisuras elevadas. Sí, me mira con cara pícara.

—Ándale. Jajajja. El primer día aquí y ya tienes a las chicas revueltas.—

—No abuelo. Solo la estaba ayudando.—digo, pero él ignora lo que dije y sigue hablando.

—Se nota que eres mi nieto. Eres idéntico a mí cuando tenía tu edad.—comenta peinándose un poco el bigote.

Le dedico una sonrisa y cambio de tema.

—¿Ya terminamos las compras? ¿Cuándo vamos a ir a ver lo del carro nuevo?—intento averiguar.

—Por hoy ya terminamos las compras. Aquí tengo el shampoo de tu abuela. ¿Crees que le guste?—añade.

Se ve algo tímido. Aún siendo ya de avanzada edad se le nota mucho que sigue amando a mi abuela como el primer día.

—Claro que sí. A la abuela le va a encantar. Todo lo que le compres, a ella de seguro le gusta.—río por lo bajo.

—Jajjajaja. Como se nota que no conoces bien a tu abuela. Es muy mandona y protestona a veces.—comienza a reír observando la botella de shampoo.
Yo tampoco puedo evitar reír ante su comentario.

—En cuanto a lo del carro. Tranquilo...Hay tiempo aún para comprarlo. No debemos desesperarnos.—pone una mano en mi hombro y comenzamos a caminar hacia la caja registradora para pagar algunas cosas que nos faltan.

—¡Aigoo! Mi nieto es muy guapo, ¿no es cierto muchacha?—habla a una chica que no había dejado de mirarme, y por supuesto mi abuelo se dio cuenta.

La chica asiente y baja la cabeza un poco apenada.

—Abuelo...—mascullo en protesta a su acción.

—¿Qué? No dejaba de mirarte. Es gracioso como tienes a todas las chicas que pasan por el lugar, babeando por ti. Me enorgulleces.—dice eso muy orgulloso y confiado. El abuelo es divertido.

🤠🤠🤠

—¿Shampoo anti-caídas? ¿Estás jugando conmigo? ¿Acaso crees que me estoy quedando calva, eh?—la abuela está muy brava con el abuelo, pero en parte me hace gracia por la cara de susto que tiene el abuelo. Yo me mantengo callado, pero intentando con todas mis fuerzas contener la risa.

—¡Mujer...Cálmate! Pensé que ese sería el mejor. No creo que te estés quedando calva, es solo para evitarlo.—el abuelo se ve muy sumiso.

—¿Para evitarlo? JA! Puras excusas. ¡No te burles de mí!—la abuela Min mira al abuelo Jeon con cara de pocos amigos.— ¿Acaso ves que tengo algún claro en la cabeza Jungkookie?—esta vez la pregunta es para mí. Ok. Esa pregunta no la voy a contestar.

—Emm...Abuela no seas así con el abuelo. Él no lo hizo por mal. Lo hizo por tu bien. ¿Cómo crees que se estaría burlando de ti? Él parecía muy emocionado cuando te lo compró. Creo que deberías agradecerle. —los gestos faciales de la abuela se ablandan un poco y regresa la mirada hacia el abuelo.

—¿Es verdad lo que dijo Kookie amor? Awwwn. Muchísimas gracias por el gesto.— la abuela muy enternecida le abraza.

—¿Cómo crees que me burlaría de ti mi amor? Aunque ahora que te veo de cerca. Tienes 2 claros por aquí. Señala en su cabeza.—la abuela se separa abruptamente de él y esta vez sí parecía que le caería a sartenasos.

Me di una palmada en la frente. —Yo tratándolo de ayudar y él lo empeora.—murmuro para mí y comienzo a subir las escaleras.

Los dejo solos para que  se entiendan entre ellos. Aunque creo que hoy tendré que compartir la comida mía con el abuelo, porque sinceramente creo que la abuela no va a cocinar para él hoy.

Cuando estuve en mi cuarto. En menos de 5 segundos me quedo solo en bóxers. Tomo una toalla en la gaveta de mi closet y voy para el baño.

Cuando salgo me siento en la silla de mi escritorio y abro mi libro de Colmillo Blanco para seguirlo leyendo por donde lo había dejado.

🤠🤠🤠

Un nuevo día en las calles de Seúl. Así como los colores del cielo cambian al atardecer, la vida en la ciudad es bastante agitada y está en constante metamorfosis. Supongo que de eso se trata todo, el constante girar de la Tierra que no sentimos, así como las veces que nuestro corazón late al día. Todo cambia, unos nacen y otros mueren, unos ríen y otros lloran a la misma vez, lo que en distintos lugares.
Quisiera que también mi vida diera un giro completo. Un buen giro.

Hoy estaba acompañando al abuelo en la compra de su nuevo auto. Fuimos en bus ya que creí que era mejor y llegaríamos más rápido. El auto que tiene en casa ya está muy viejo.

🤠🤠🤠

—¡Kook! Voy a por un café. ¿Quieres uno?—pregunta el abuelo.

—No gracias abuelo. Te espero aquí.—sonrío y me siento en un banco que hay cerca.

Siento el sonido de unas aclamaciones a lo lejos y decido ir a curiosear. Las personas parecen divertirse mucho.

Logro alcanzar a adentrarme en la multitud y llegar adelante para ser espectador.

Un chico de pelo rojizo, que usa una gorra bien llamativa, vestido con una sudadera de un rojo vivo, con detalles en amarillo y azul, un jean de mezclilla roto y unos zapatos azul marino, bailaba animadamente y daba volteretas en el aire junto a otros. Parecían estarse retando. Las personas echaban monedas cuando ellos pasaban la gorra.

—¡Oye! ¿Puedo intentarlo?—grito para que se me logre oír por encima de las aclamaciones del público.

Me parece interesante, así que quiero hacerlo.

El chico detuvo lo que hacía, abrió sus ojos de par en par y me miró con una sonrisa burlona dibujada en su boca.

—¿Qué quieres intentar?—cuestiona. Esta vez alzaba las cejas e intercambiaba miradas con sus compañeros de baile.

—Bailar.—no dudo ni un segundo en responder.—He visto muchas batallas de baile en la tv y parecen divertidas.—repongo.

—¿Qué me quieres decir? ¿Qué nunca has bailado y me estás retando?—alza la barbilla y sonríe de nuevo intentando mostrarme superioridad. Siento la rivalidad, pero a la vez veo el interés del chico por saber lo que haré. Soy un granjero con muchos talentos ocultos.

—No se hable más y bailemos. —las personas a mi lado hacen una gran ovación y escucho sus vítores.

—Veamos lo que tienes chico.—me propuso uno de ellos, el peli-rosado.

Comienzo a bailar. Unos cuantos buenos movimientos y las personas se emocionan.

—Mmm...Bastante bueno.—asiente sonriente el peli- rojo y comienza a hacer sus pasos, obviamente son más geniales que los míos, pero yo por nada del mundo me mostraré acoquinado. No suelo conformarme fácil y odio ser humillado, además que me gusta asumir retos así que hago, por primera vez, la mortal hacia atrás para luego dar giros en el suelo con intercambio de pies y manos. Evidentemente el chico no se va a quedar atrás y tiene mucha más experiencia que yo en esto. Para mí es mi primera vez llevando cosas como esta a la práctica.

—Eres un chico arriesgado, pero te falta práctica hermanito.—comunica el chico y hace un gran final. Final que me lleva aceptar la derrota. Él es magnífico.

—Oye! Estuviste genial chico.—dice el peli-rojo dándome unas palmadas en la espalda y apretándome fuerte la mano.

—No mejor que tú.—sonrío.

—Admito que me hiciste sudar y eso conmigo no sucede muy seguido. —repone.

—Jjajjaa. Vamos. Es obvio que estás siendo humilde.—digo incrédulo por su actitud.

—Admiro tu valentía muchacho. ¿Eres principiante?—interroga.

—En realidad nunca he bailado. Solo he visto programas de competencias b-boys con mi hermano, esta es la primera vez que lo llevo a la práctica.—rebato ráscandome la cabeza.

La órbita de los ojos se le amplió bastante más.

—Waoo!! Daebak!! ¿Es en serio? Parecía que ya tuvieras un buen tiempo de entrenamiento.—el tono de asombro no pasaba desapercibido.

—¡Oh, vamos! No nos mientas. ¿Dónde es que están las cámaras? Obviamente ya has tenido entrenamiento.—interviene el peli-rosado quien permanece sin querer creer mis palabras.

—No estoy mintiendo. No hay cámaras tampoco.—contesto.

—¿Cuál es tu nombre?—pregunta el peli-rojo.

—Jungkook, Jeon Jungkook.—contesto.

—El mío es Mark. Un gusto bro. —me da un apretón de manos. Cuando quieras puedes llamarme, aquí tienes mi número de contacto.—me entrega una tarjeta.

—Tienes un gran talento. Si eres tan genial sin tener apenas entrenamiento, imagínate cuán genial serías teniendo todas las técnicas y la preparación correcta. Serías mejor que todos juntos.—sonríe emocionado el b-boy Mark.

—El peli-rosado también se presenta.—Mi nombre es Taeyeon dice de mala gana y se retira.

—¿Quieres ir a comer algo con nosotros?—propone Mark.

Estaba al aceptar cuando recordé que andaba con el abuelo y que de seguro estaba buscándome porque me fui de donde me encontraba.

—Me encantaría, pero estoy algo ocupado hoy. Fue muy divertido compartir con ustedes.—guardo mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

—De acuerdo. No hay problema. Nos veremos pronto, lo presiento.—sonríe de nuevo, pero esta vez era una sonrisa sincera, no burlona.

Camino de vuelta por donde había venido antes y me topo con el abuelo.

—Oye. Te vi allí. Estuviste genial. No sabía que bailabas.—dice el abuelo y ríe. —Al parecer el arte corre en las venas de nuestra familia. Lo que tu estilo es completamente diferente al de Jimin.—señala.

—Jimin también sabe hip-hop y break-dance. Pero lo de él es la danza contemporánea.—río.

—Deberías intentar aprovechar tu talento y empeñarlo aquí en la ciudad.—comenta.

Me quedo pensativo.—Abuelo. Tengo un trabajo y mi vida en la granja.  Mi madre y mis hermanas dependen de mí para su sustento. No creo que pueda vivir bien si sé que ellas pasan necesidades.—me reclamo los labios para continuar hablando. —Además...El mundo del arte es algo inseguro. ¿Y si invierto mi tiempo en el baile o la música y al final no triunfo? Habré decepcionado a mi familia y sobre todo a mí mismo.—

—No pierdes nada con intentar. Falles o no, sabes que nosotros queremos lo mejor para ti y si es tu sueño no vas a desistir hasta que lo logres. Jimin lo siguió y está muy bien en Europa, también ayuda a la familia. Todos hemos tenido nuestra propia vida, tú mereces vivir la tuya. Aprovecha la adolescencia que es una etapa en la que se debe intentar todo, para no arrepentirnos en un futuro de las cosas que no hicimos. —su consejo me hace detenerme a reflexionar, pero no digo nada al respecto solo asiento y continuamos el camino hacia la parada.

Ya hemos hecho la compra del auto, pero hoy no lo llevaremos a casa. Mañana lo llevarán.

🤠🤠🤠

—Nieto. Tu madre llamó para saber como iba todo. Dice que todo va bien por allá y que te hizo la transferencia a una preparatoria aquí en Seúl.—comenta  el abuelo mientras toma su café y lee el periódico calmadamente.

—¿Qué?—abro los ojos y la boca  atónito.—Pero abuelo. Solo voy a estar dos meses aquí. No es tanto como para que ella haga eso.—refuto.

—El caso es que tu hermano Jimin quiere que estudies lo que quieres aquí en Seúl.  Dice que tienes un gran potencial y que ha oído de tu mamá y tu tía que cantas muy bien.—rebate el abuelo, que ahora comienza a meserse lentamente en el sillón.

—Abuelo. El problema no es ese. Mi mamá necesita de mi ayuda en Busan y el dinero que gano en la granja malamente me alcanza para pagar la matrícula de la escuela allá. Y mis hermanas también me necesitan.—respondo.

—En cuanto a tu mamá. Para ayudarla están tus hermanas, tu tía y tu tío también. En cuanto a las chicas. Jimin dijo que comenzará a hacerse cargo de los pagos de la escuela para ellas y también de la tuya.  Además dijo que también enviará dinero para tu madre. Así que ya deja de pensar en esos impedimentos que solo tú te has puesto.—contesta bajando un poco el papel en sus manos y mirándome por encima de la armadura de sus espejuelos.

—Pero...yo...—no puedo culminar porque soy interrumpido.

—No más "peros" Kookie Tokki. Tú madre está de acuerdo con eso y quiere que seas feliz también.  Que hagas lo que te guste al igual que lo hizo tu hermano. Ella va a estar bien. Solo deja de preocuparte un poco y enfócate más en ti. Esas fueron
sus palabras.—menciona la abuela mientras lleva una bandeja repleta de galletas recién horneadas hasta la meseta de la cocina.

—Suelto un largo suspiro y asevero resignado —Bien—sonrío levemente y me siento cerca del abuelo después de robarle alguna que otra galleta a la abuela.

—Hoy traen el carro. ¿Cierto abuelo Jeon?—pregunto.

—Sí. Es hoy.—contesta.

Justo en ese mismo instante tocaron el timbre de la casa.

—¿Por qué no vas a abrir tú Kookie?—propone la abuela.

—De acuerdo.—me levanto del asiento y meto la galleta con ships de chocolate entera en la boca. De seguro parezco una ardilla, pero no me importa. Camino hasta la puerta masticando con algo de dificultad el dulce, las chispas de chocolate se derriten en mi boca junto a la masa de la galleta y la sensación es muy agradable.

Abro la puerta y me topo con una chica de pelo corto  frente a mí. Yo aún no acabo de tragar la galleta porque siento que si lo hago me atragantaré.

—¿¡Oh!? ¡¡¡Eres tú!!!— la chica  exclama con asombro marcado en su tono de voz.

—¿Quién eres?—pregunto a medio tragar la galleta.

°°°Espero que lo esten disfrutando.°°°

                  
                   ¤▪SofiMin0093▪¤

Historia en Edición

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