Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Primera Melodía.

09:10 p.m.

¡Maldita sea!

Exclamo furioso  

cuando la alarma de los más terribles demonios

me despierta, 

avisándome que llego tarde 

a mi quinta audición del maldito y desdichado mes.

Me levanto pateando las sábanas

que me apresan y hago lo mismo 

de cada mañana en este último tiempo; 

asearme, vestirme, 

darle de comer a Odengie, mi pequeño pétauro de azúcar, 

pero con una rapidez 

que envidia la velocidad luz

en la que sólo 

alcanzo a coger un durazno del frutero

al lado del lavavajillas.

Refunfuño y maldigo

a los inquilinos de arriba de mi

pequeño y modesto piso, 

que no me dejaron dormir anoche 

por la ruidosa música de los parlantes 

y provocaron en mi rostro

dos ojeras oscuras 

como las de un muerto 

en mis pómulos marcados.

Saludo a Jun con un ademán 

cuando lo veo cruzar en calzoncillos por el salón,

viene de Hong Kong y comparte piso conmigo,

además de Mingyo y Minho.

Me coloco el bolso colgado del hombro y salgo 

tratando de ponerme mi abrigo

mientras que en mi brazo cuelga

una bufanda azul.

Saco mis llaves del bolsillo trasero del pantalón 

y me subo a mi viejo traste de auto estacionado frente al edificio,

después de tirar mi bolso en el asiento trasero 

maldiciendo al recordar que tengo mi laptop dentro 

y que debo ser más cuidadoso.

Agradezco que en las calles no haya tanto tráfico, 

porque piso el acelerador y adelanto auto por auto

hasta que sólo me faltan unas cuantas calles

para llegar al lugar de la audición.

Los rayos del sol saliente 

entre las nubes blancas y los árboles 

me entorpecen, 

una señora a la orilla de la vereda va a cruzar la calle 

pero soy yo quien tiene preferencia, 

así que voy a doblar en la intersección

cuando un rayo de luz vuelve a dar en mis ojos 

y pestañeo.


***

No sé cuánto dura un pestañeo, 

tal vez una ínfima cantidad de segundos 

o una eternidad, 

pero todo se vuelve lento 

al ver como un chico aparece con el viento

y cruza la calle

mirándome

cuando estoy a punto

de impactar

contra

él.


***


Aprieto el freno como si mi vida, 

aunque sé que es la de él,

dependiera de ello

y es tal la fuerza

que terminó golpeándome la frente con el manubrio, 

el cual no he soltado en ningún momento 

porque de repente me tiembla todo el cuerpo 

como si me fuera a desarmar.

Se me corta la respiración.

Mi corazón deja de latir 

cuando escucho un sonido seco 

impactar contra el capó y el silencio total 

en el que deseo 

haberme despertado 

media hora y un minuto antes.


***

Cuando seas grande, Jinnie

entenderás que el amor nunca es ni sucede como uno se lo imagina.

Las personas son impredecibles.

Por más que pienses que son de una forma, 

también existe otra dentro de ellos.

Una totalmente diferente.

Lo escucho atentamente,
pero no puedo entender la magnitud de sus palabras
en ese instante.

¿Qué significa impredecible?

Mis ojos ingenuos de niño
lo miran fijamente sentado desde la alfombra.

Algo que no puedes adivinar o que no esperas que suceda. 

Amar es impredecible, porque nunca sabrás de quién te enamoraras.

Me responde

y  mis ojos pasan al pequeño de unos cuatro años

sentado en su regazo, 

que toma de su biberón y sonríe mostrándome sus dientes 

mientras señala el libro de cuentos que está a su lado.

Mi padre acaricia sus pequeñas manitas 

y le sonríe de vuelta.

Papá, entonces... 

¿Cuándo sea grande tendré muchas versiones de mí?

Le pregunto.

Veo como mi padre

vuelve a mirarme

y sé que dirá algo.

Algo que no puedo oír.

Algo que ya no puedo recordar.


***




¡Oh, mierda, ten más cuidado!

Abro los ojos estupefacto, 

viendo como el chico al que casi atropello 

golpeó el capó de mi auto con sus manos, 

dejando una pequeña abolladura 

en el intento por esquivarme.

Está totalmente ileso.

Siento un alivio que me provocan ganas de llorar, 

porque estoy crudamente consciente 

de que casi termino 

con la vida de alguien.


***

Y de repente 

lo 

conozco.

Su voz. 

Su rostro

toma forma frente a mis ojos 

como la luna tras las nubes en la noche.

Ese cabello de color canela, 

un poco más oscuro que su piel, 

sus labios gruesos y sus ojos cafés como las nueces, 

la fornidez de su cuerpo 

debajo de esa ropa semi formal

y el hecho de que

es más alto que yo

o cualquier otro chico 

que conozca.

Él me mira,

ladeando la cabeza y musitando algo 

que no soy capaz de oír.

Pero por la forma 

en la que se mueven sus labios 

sé que dice mi nombre.

¿SeokJin hyung?

Trago saliva y reponiéndome salgo del auto,

apenas sacando un pie, 

apoyándome en la puerta y en el techo del auto.

Siento como el aire

me ha vuelto a los pulmones,

dejándome respirar.

Hola, Namjoon.


***

Tenemos a un compañero nuevo hoy, chicos.

Levanto mi mirada de las cartas de juego

que me muestran mis amigos 

y me siento derecho en mi asiento,

fijándome por primera vez

en la silueta de un chico sonriente 

con hoyuelos en sus mejillas

frente al pizarrón.

Se ve claramente incómodo 

al ver como todos lo miran, 

pero a mí no puede importarme menos.

La profesora le sonríe, 

dando pie para que hable.

Y el chico lo hace.

Mi nombre es Kim Namjoon

Mi familia y yo somos de Ilsan,

pero nos mudamos 

aquí hace poco,

es un gusto conocerlos a todos.

Espero que nos llevemos bien.

El chico termina de hablar

y se sienta en una de las sillas 

del fondo de la sala.

Por alguna extraña razón que no comprendo,

sus hoyuelos 

me parecen 

adorables.


***



¡Casi me atropellas, Park Seokjin!

Namjoon me mira 

con los ojos desorbitados y su boca abierta, 

como si no pudiera creer que fuera yo.

Arrugo el entrecejo por reflejo 

y la rabia me pica en mis mejillas sonrojadas.

¡Tú fuiste el idiota que se atravesó!, 

¡Estaba en verde!

Hasta la abuela que está ahí se detuvo.

Alzo la voz, 

incapaz de contenerme, 

porque sé que en realidad sigo asustado.

Namjoon suspira mirando a la anciana que

sin mirarnos 

cruza la calle, 

desviando la mirada desde la mía a los audífonos negros

que se le han caído al piso.

Sí, tienes razón.

Lo siento.

Estaba escuchando música

y no te vi

ni te escuche.

Me dice y yo exhalo, 

tratando de calmar el temblor en mis manos.

El susto aún carcome mi piel.

Silencio. 

Odio los silencios.

No importa, Namjoon

sólo ten cuidado cuando cruces la calle,

¿No te han dicho que tienes que mirar 

para ambos lados cuando cruces?

Recuérdalo, por favor.

No querrás morir el día de tu cumpleaños.

Namjoon alza la mirada hacia mí, 

curioso y atolondrado.

¿Cómo sabes que hoy es mi cumpleaños?

Sonrío de lado con desgana.

Cuando hablo con Namjoon 

nunca tengo ganas de sonreír

y eso me molesta.

No sé el porqué, 

por más que haya tratado de responder 

a esa pregunta mil veces.

No odio a Namjoon.

Simplemente no nadamos 

en la misma corriente 

directa al mar.

Media universidad habla sobre tu fiesta de mañana.

Sus ojos brillan

interesados por un instante.

¿Tú irás?

Me volteo para ver la calle,

donde un auto se avecina.

Sin mirar mi reloj sé que llego tarde.

No me has invitado, 

y tengo que irme ya.

Hasta luego, Namjoon.

Abre más sus ojos si cabe.

Me adentro al auto y bajo la ventanilla 

cuando Namjoon se pone a mi lado, 

no sin antes mirar hacia ambos lados.

El auto detrás de mí 

nos toca el claxón.

¡Espera, SeokJin

Lamento ser un idiota que casi te convierte en mi asesino,

así que deberías venir.

Estás cordialmente invitado.

Silencio. 

Lo miro sin entender.

A mi fiesta de cumpleaños.

Aclara.

El claxon nos asusta a los dos.

Mañana a las ocho... o nueve. 

O a la hora que quieras.

Yo asiento.

Aunque no estoy seguro, 

solo quiero irme ya.

Veré si puedo,

pero no prometo nada.

Namjoon parece reacio a dejarme ir.

¡Vamos!
Hemos sido compañeros de escuela 

durante mucho tiempo,

tienes que ir.

Asiento con la cabeza muchísimas veces para que me crea,

casi mareado mientras veo por el espejo retrovisor 

al hombre que nos hace señas desde su auto.

Está bien, sí, como sea.

Adiós y deja de escuchar música en la calle,

¡Sé responsable!

Namjoon cruza la calle y su voz es lo último 

que alcanzo a oír de él.

¡Lo seré, Jin hyung!

Y en ese instante

me pregunto

cuándo fue la primera vez

que me llamó así.

***


¿Por qué estás en nuestra clase?

Namjoon es más pequeño que yo 

y es el chico más guapo de la clase, 

aun cuando es relleno de las mejillas 

y las chicas lo molestan por eso.

No lo sé. 

Mi mamá dice que me adelantaron dos cursos

porque tengo buenas notas y aprendo rápido.

Yo veo todo de soslayo, 

tomando la pelota de fútbol que está a mis pies.

Los tres chicos alrededor del chico nuevo 

se ríen burlonamente

y sé lo que harán mucho antes de que le hablaran.

¡O sea que eres un cerebrito!

Exclama uno de ellos mirándole socarrón.

Y yo arrugo el ceño a la misma vez que Namjoon lo hace.

No soy un cerebrito

Mi nombre es Kim Namjoon.

Siento una sensación de molestia en mi estómago 

y en mi garganta, 

algo intenso y desquiciante.

Me hace acordar años atrás 

cuando se burlaban de mí por tener anteojos, 

aunque aun lo siguen haciendo,

creo que la carne fresca

les atrae más.

¡Eres un cerebrito!

Gritan los tres, 

en un canto insoportable en el que Namjoon 

no aguanta más, 

se levanta de la banca dejando su sándwich a medio comer 

y empuja al chico que está más cerca de él.

¡Voy a golpearte si me sigues llamando así!

Creo que ya es muy tarde 

cuando voy a llamar a alguien para que los detenga,

porque ni siquiera soy capaz de moverme 

cuando veo como la nariz de Namjoon 

empieza a sangrar.




***



Park SeokJin, número 25, pase.

Estoy sentado con la cabeza en alto 

como si pronto fuese mi fusilamiento, 

los nervios me carcomen la piel 

como picaduras de hormigón

y trato de ahondar 

en mis más tranquilos recuerdos

para transmitir que sigo siendo 

seguro de mí mismo.

Me hacen pasar a una pequeña sala, 

donde una fila de personas 

están sentados

frente a una larga mesa.

Se ven con más experiencia que yo 

y algunos igual de jóvenes

me observan.

Puedo sentir como me juzgan,

la presión es una mano 

que se cierne sobre mi cuello

sin dejarme respirar,

pero por alguna razón,

pienso en Namjoon,

en el reciente reencuentro,

y el hecho de que él 

piensa que soy un chico 

que vale la pena

invitar a su fiesta de cumpleaños 

lo que logra aminorar, 

de alguna forma, 

mi doloroso nerviosismo.

Puedes empezar.

Es lo que me dicen.

***

Amo lo que estoy haciendo, 

es todo lo que siempre quise, 

sólo tengo que esforzarme

un poco más... 

la pregunta es,

¿Por 

qué 

no soy

feliz

como 

creí 

que 

sería?

***

<< ¿Has 

tenido

pensamientos 

suicidas? 

¡Llama a xxxxxxxx - x, siempre estaremos para ti!

Recuerda, eres importante

¡Y no estás solo! >>

Es lo que se lee en el cartel 

de prevención del suicidio 

pegado a uno de los paneles del estacionamiento

de la empresa a la que

audicioné.

Me quedo 

mirándolo fijamente

durante no sé cuánto tiempo.

Quisiera decir que no.

Park SeokJin no es

la clase de chico que piensa

en el suicidio.

El problema es que ya no sé 

quién soy yo 

realmente

o si es alguien más quien está 

escondido

tras mi piel.


***


¿Cómo te fue hoy, Hyung?

Pregunta Jimin delante de mí.

Come el espagueti vorazmente 

mientras que yo doy vuelta algunos fideos con los palillos,

haciendo ondas y remolinos.

A la cabeza de la mesa está mi padrastro, 

un hombre frívolo y manipulador, 

y a su lado está mi madre,

una mujer solitaria y hermosamente ingenua.

Fui a una audición,

mi mala suerte me siguió como siempre;

me puse nervioso y empecé a tartamudear, 

pero luego me recompuse y terminé la escena 

que estaba interpretando.

Aunque algo me dice que no me llamarán.

Me encojo de hombros.

Silencio.

Por primera vez he sido sincero, 

pero a nadie parece gustarle.

Como siempre.

Jimin y mi madre me miran extrañados 

y mi padrastro ni siquiera se da el trabajo de hacerlo.

¿Por qué tan pesimista, Hyung?

Tú no eres así.

Es como una punzada en la quijada,

en el pecho,

en el estómago.

Las palabras

se sienten como agujas

y yo

un inerte muñeco vudú.

Sonrío como siempre y pongo los ojos en blanco,

con esa típica expresión 

que tanto esfuerzo he tejido 

a base de falsedades.

Sí, por supuesto que no soy así. 

Olvídalo.

Mañana será otro día,

¡Tal vez hasta me consiga el papel principal! 

Soy demasiado guapo,

no pueden desperdiciar 

este hermoso rostro.

Jimin recompone su sonrisa, 

una casi igual a la mía.

La de él es mucho más sincera.

La mía es forzada, 

pero ninguno parece saberlo,

porque no me creo ni una palabra 

de lo que digo.

No sé en qué momento 

dejé de creer en mi mismo,

porque todo parece

más vacío y sin sentido 

cuando sale

de mi boca.

¡Claro que eres el más guapo! 

Apuesto a que te llamarán,

eres el mejor, hyung.

De repente,

todo me asfixia 

y quiero llorar.

No sé que clase de sentimiento es, 

no sé si lo siento en realidad,

pero aparece como un rayo de luz

tras las espesas nubes grises

o simplemente la nada misma.

Insisto en que deberías 

conseguir un trabajo digno

ahora que te graduaste

SeokJin.

Dice ese hombre que no tiene rostro, 

no tiene alma 

y no tiene corazón, 

solo un engranaje

en su cuerpo de hojalata insensible.

No sé que expresión hago, 

pero es la suficiente como para que mi madre, 

bondadosa mujer que todo lo ha dado por mí, 

intervenga.

¿Quieres más ensalada, hijo?

Mi boca se seca,

miro mi plato,

levanto la mirada

y sonrío.

Sí, mamá.

Gracias.

Me pregunto

qué diría mi padre

en esta situación.


***

Puedes ser quién tu quieras ser.
Y aún si no lo sabes,
hacer lo que tú quieras puede ayudar a que lo sepas.

Nunca me lo dijo,

sólo lo leí en la última carta con mi nombre.  

Me habría gustado

que lo hiciera,

que me lo dijera mirándome a los ojos 

cuando aún sonreía para mí.


***


Jinnie, ¿Quieres ver las alpacas?

Me encuentro llorando, 

con el rostro húmedo y sucio 

por el helado que se me ha caído al piso.

Mi padre trata de limpiarme,

pero sólo logra

ensuciarme más.

Sí, m-me gustan las alpacas.

Musito abultando el labio y sorbiendo mi nariz, 

prestando atención a lo que me dice 

y que logra desviar mi atención de mi 

difunto y querido

helado de chocolate.

Vamos a subirte a mis hombros, entonces.

De repente soy alzado como un volantin, 

el mundo es pequeño

y yo soy capaz de ver

absolutamente todo.

Desde los hombros de mi padre 

puedo ver a las tan graciosas alpacas

que he visto sólo por televisión 

y en libros de animales.

¡Waaa, sus dientes y ojos son tan grandes!,

¡Y sus orejas, mira papá!

Yo sonrío, 

olvidándome 

de todas mis desgracias.

¿Cómo te sientes ahora, Jinnie?

Mi padre sonríe.

Yo sonrío.

Y sé exactamente cómo me siento.

¡Feliz!


***





¿Cómo te sientes ahora, hyung?

  No lo sé. 

No lo sé.

No lo sé.

Como todos los días; mejor que nunca.

¿Y tú, Jiminnie?

Respondo indiferente, 

mientras friego los platos

y Jimin los seca guardándolos en la alacena.

Muy bien también, ¿Qué harás mañana?

Miro extrañado a Jimin.

Desde que nuestro padre se fue, 

apenas habla por decisión propia 

y es muy indiferente.

Me he dado por vencido con él 

tanto como me estoy dando 

por vencido conmigo mismo.

Bueno, me pidieron que hiciera un reemplazo en la universidad, 

todas las mañanas durante seis meses.

En la tarde, 

tal vez vaya al cumpleaños de Namjoon.

Me mira interesado,

lo que me incómoda aún más.

¿Le llevarás algo a Namjoon hyung?

Niego con la cabeza,

tatareando una canción infantil 

antes de responder. 

Tienes que ser Park Seokjin.

Tienes que serlo.

¿Quién 

es

él realmente?

Ni idea. 

No sé que le gusta a Namjoon,

no somos tan cercanos.

Jimin hace un puchero,

juntando las cejas

y notándose desconcertado.

Me pregunto porqué está tan interesado

en cosas que antes le daban igual, 

aunque siempre ha tenido

la inclinación de seguirme 

a cualquier parte que vaya 

a pesar de toda nuestra lejanía.

Pero venía a casa en los veranos

con tus otros amigos.

Pensé que eran cercanos.

Pensar en Namjoon

es sinónimo de misterio.

Podríamos estar todo un día 

en la misma habitación 

y aun así no sabría nada de él.

Sólo jugamos vídeo juegos en ese tiempo,

no quiere decir que seamos cercanos ahora.

Respondo.

Termino de fregar y me seco las manos 

en un paño con flores bordadas.

Miro la piel en mis muñecas, 

suave y tersa, 

preguntándome que se sentiría

.
.
.
.

¿Qué 

se 

sentiría 

que?


***

¿En qué momento deje de sentir,

de emocionarme 

por todo

lo que hacía?,

¿En qué momento la palabra inútil 

paso a definir 

todo lo que soy ahora?


***

¿Y con quién irás?

Pestañeo confundido.

Levanto la vista hacia Jimin,

quien ha terminado

de guardar todo.

Me apoyo en la mesa de la cocina 

y ladeo mi cuello masajeándome 

con una mano el estrés 

agarrotando mi cuello.

Tal vez con Mark o JaeHwan...

les preguntaré.

Saco mi celular del bolsillo, 

pero ni siquiera alcanzo a desbloquearlo 

cuando Jimin se sienta en uno de los taburetes.

¿Y tu amigo ese que es bastante pálido? 

Recuerdo esa vez que vino y se quedo dormido

en nuestro sillón.

Hago una mueca de desinterés, 

porque hace días que no le veo

y tampoco tengo ánimos

para ver a nadie.

Levantarme

por las mañanas

nunca había sido tan arduo para mí.

Ah, ¿Hablas de Yoongi?

No lo sé,

no hemos hablado mucho desde que me gradué. 

El bastardo no vino a mi graduación

cuando lo invité, 

pero bueno,

de seguro ha tenido otras cosas que hacer.

Tal vez vaya, 

¿Por qué lo preguntas?

Espero una respuesta, 

una que nunca llega

porque el celular de Jimin

vibra y él lo saca del bolsillo 

llevándoselo al oído

e ignorándome por completo.

Espera, Tae me está llamando.

Me quedo en un silencio 

contradictoriamente ruidoso 

en la cocina de mi antigua casa.

Se me viene a la mente ir a mi antigua habitación, 

hacerme un ovillo entre las sábanas

y, sólo si tengo suerte, 

morir 

unos 

instantes.


***

SeokJin Oppa, ¿Vas a venir a verme?

Estoy sentado a la orilla del ventanal 

de mi habitación en el lugar que arriendo,

sintiendo el vidrio frío

contra mi frente 

mientras veo la ciudad en una 

noche eterna y llena de vicios.

Una ciudad que me hace sentir solo 

y tan apartado en mi pequeño

rincón del mundo.

Dibujo caritas tristes y felices 

en el vaho

de la ventana.

Hola, linda Jisoo

¿Cómo estás? 

Yo bien, perfecto, 

¿Y tú?

Respondo burlón, tratando de sonar como siempre.

Me siento cansado.

Estoy tan cansado, 

que tengo que poner más esfuerzos 

en cada palabra que digo 

mientras sostengo el celular contra mi oreja.

¡Te extraño! 

No seas bobo, quiero verte.

Su voz no me tranquiliza, 

contrario a lo que pienso, 

me hace sentir aún más solo.

Mañana iré a la fiesta de Namjoon

podríamos juntarnos.

No sé porqué lo menciono.

Ya no quiero ir a la fiesta de Namjoon, 

pero si no voy,

¿Qué

haría 

Park Seokjin?

¿Le regalarás algo?

Yo no.

Le daré un descuento en el cine. 

Sabes lo descuidado que es Namjoon,

de seguro rompe lo que le des.

Se ríe. 

Yo trato de reírme, pero no puedo.

El vacío se llena de más vacío y es algo que no parece llenarse jamás.

No digas eso, 

puede que rompa todo lo que toque,

pero no lo hace con intención.

Jisoo se escucha rara tras la línea, 

que ya no puedo escuchar

su risa ni percibir su humor.

Sí, lo sé,

estaba bromeando,

¿Pasa algo? 

Te escucho raro.

No eres el mismo de siempre.

Lo soy. 

Soy el mismo. 

¿Por qué todos parecen saber lo que soy menos yo?

¿Y cómo soy siempre?

Muerdo mi labio inferior,

en un intento por no sentir 

el vacío mezclando un tipo de rabia

royendo como la gangrena

en mi interior.

Ya sabes. 

Divertido.

Ingenioso. 

Encantador como ninguno.

Gracioso.

¿No tienes otro chiste para mí hoy?

No sonrío. 

Quiero hacerlo. 

Quiero tanto sonreír,

pero las fuerzas ya no me pueden mantener de pie. 

Cierro los ojos y me dejo ir.

Yo... Lo siento, Jisoo, tengo que colgar. 

Alguien me está llamando ahora,

prometo llamarte mañana, ¿Sí?

Te invitaré uno de esos café latte

que tanto te gustan.

Sólo está la oscuridad, 

su voz cálida y suave

en una extraña tonada.

Está bien,

nos vemos luego, SeokJin.

Te quiero.

No hay nada más en esta oscuridad.

Te quiero también, Jisoo.

Quiero que haya algo más.

¡Te mando muchos besos!

Pero no lo hay.

Y sé tristemente que no lo habrá nunca.



***

No te ves bien, Jinnie.

Estoy frente al piano de pared de mi padre.

Toco la tecla de Fa, hasta do, re, mi...

y luego el silencio.

Mi madre se sienta a mi lado y percibo sus dedos en mi nuca.

¿Qué? N-no, no pasa nada, mamá. Estoy bien.

Sonrío, pero ella me mira con suma preocupación.

Sabes que puedes mentirle a quien sea, pero a mí no, hijo.

Su voz es amarga.

La miro horrorizado, 

un temblor gélido en mi espalda.

Estoy bien. 

Realmente lo estoy.

Ella suspira.
Yo ni siquiera puedo mirarla, 

sólo agacho la cabeza y sigo mirando las teclas bicolor.

SeokJin, si estás triste sólo dilo

Demuéstralo.

Deja de esforzarte tanto o colapsarás.

Mi rostro decae, 

mi labio inferior tiembla y vuelvo a tratar de sonreír 

con todas mis fuerzas.

Mamá, de verdad no te preocupes.

Mi madre me toma del rostro delicadamente, 

mirándome con una dulzura indescriptible.

Sé que estás triste por tu padre, Jinnie

Pero él siempre estará cuidándote donde sea que esté.

Y lamento tanto que hayas visto eso.

Mis ojos se hunden de lágrimas. 

Escondo el rostro en el hombro de mi madre, 

respirando su acogedora fragancia 

y envolviéndome en ella.

Mamá.

Murmuro, sosteniéndome de ella.

¿Sí, cariño?

Su voz es tierna, 

meciéndome en sus brazos 

como una nube blanda 

y mezclándome de sentimientos 

en los que sólo predomina uno.

¿Es normal sentir tanto dolor?



***



17:56 pm.

¿Crees que le guste este gorro?

Le pregunto a Jisoo, 

que se cuelga de mi brazo a un lado mío 

mientras vemos los escaparates de gorros.

Pero si aun no estamos en invierno.

Ella ríe.

Puede usarlo en otoño también, ¿No?

Hace una mueca dudosa, 

para luego encogerse de hombros 

como si no estuviera totalmente descartado.

No sé, una vez lo vi con un parche de Kanye West.

Seguimos avanzando por la tienda de ropa,

 hasta encontrar las camisetas colgadas en hileras.

Entonces podría comprar una camiseta de Kanye.

Jisoo hace un globo con su chicle haciéndolo estallar.

¿Y si ya no le gusta Kanye?

Pongo los ojos en blanco 

y saco una de tantas camisetas colgadas para inspeccionarlas.

A nadie puede dejar de gustarle Kanye.

Replico burlón, 

a lo que ella exclama soltándome el brazo 

y sonriéndome como una niña pequeña.

¡Está bien, sabelotodo, compra una camiseta!

Busco entre el montón de camisetas

 una talla más grande de las que uso, 

encontrando el logotipo que quiero.

Sonrío hacia Jisoo 

y le desordeno el cabello cariñosamente.

Eso haré. 

Gracias por el consejo, preciosa.

Me inclino y deposito un beso fugaz en sus labios.

Tiene sabor a menta de ciruela. 

Espero sentir un cosquilleo que me haga sentir vivo, 

pero no siento nada de eso.

El vacío sólo se hace más,

más 

y más

grande.

¡Eres un bobo!

Suelta una risa risueña 

mientras se sonroja.

Me parece adorable, 

donde un hoyuelo aparece en su mejilla.

No sé porque, 

pero un chico de tez canela y sonrisa amable

aparece en mi mente.


***


¡Es una camiseta!

Exclamo divertido, 

extendiendo la camiseta de Kanye 

frente al rostro de Namjoon.

No puedo evitar reír al ver como sus ojos

 se abren y mira la camiseta con devoción.

¡Muchas gracias! 

No tenías que hacerlo, ah...

Es una camiseta genial.

Él me sonríe hasta que sus ojos 

desaparecen por completo, 

sus mejillas se abultan y

 sus hoyuelos son más notorios.

Tengo la boleta de compra por si te queda demasiado grande.

Digo sonriente. 

¿Desde cuándo una sonrisa 

volvió a provocar la mía?

Ven, te invitaré un trago.

Niego con la cabeza, 

viendo como Namjoon abraza el regalo contra su pecho

 provocando un cosquilleo en el mío.

Oh, no hace falta, 

estoy con Jisoo y no quiero dejarla sola tanto tiempo.

Su semblante luce un poco decepcionado, 

pero es solo una reacción fugaz.

Bien, entonces nos vemos en un rato, 

que la pases bien.

Hay de todo en la cocina, 

sírvete lo que quieras.

Sonrío con sutileza, 

tratando de imitar una de las sonrisas

 más sincera y honesta que he visto en mi vida.

Gracias, Namjoon.


***


¿Por qué lloras, Namjoonie?

Todo estará bien, tranquilo. Ya verás que sí.

Musito de soslayo 

viendo el cuerpo encogido de un niño conocido

 dentro de uno de los tubos de cemento. 

Su espalda se estremece a cada sollozo que se le escapa.

N-no te importa. Déjame en p-paz.

Me sorprendo, 

a pesar de que sé que Namjoon prende como el fósforo

 ante el mínimo fuego, 

jamás pensé que me hablaría así. 

Nunca le había hecho nada malo. 

Quería ayudarlo.

Oye, no me hables feo, yo sólo...

De repente alza la cabeza hacia mí 

y me asusto al ver lo destruido que está, 

mirándome con tanta rabia que me intimida

 haciéndome daño.

¡Que te vayas!

Grita.

Ya no me mira. 

Y no sé porqué, 

pero inesperadamente yo me enojó igual que él, 

pero es una rabia triste, 

un reflejo de él, 

una que ninguno de los dos puede soportar.

Eres un idiota.

Ni siquiera sé porqué lo ataco de vuelta. 

Lo único que sé es que ha clavado sus espinas en mí 

y ya no quiero acercarme a él.

Frustrado y abochornado, 

me 

voy.

A mis espaldas escucho algo, 

tal vez una frase,

 pero es tan ininteligible que me da igual.


***


¿Jisoo?

La llamo, 

viendo su largo cabello negro 

dándome la espalda en una de las mesas 

donde están las bebidas y los vasos de plástico.

Sus ojos están

un poco rojos y su aura 

huele a humo de cigarrillo.

Hola, Seokjin oppa.

¿Quieres cerveza?

Le sonrío 

y agarro la que me tiende dándole un sorbo, 

no por gusto, 

sino por sumo aburrimiento. 

¿Dónde estabas? 

Te perdiste la pelea de B-free con ese chico, 

un amigo tuyo, 

el tal Yoongi.

Alzo las cejas.

En cierta parte no me sorprende

que se hayan peleado, 

son archienemigos

desde la primera vez 

que el chico rapado vio 

a mi amigo y le insultó por pura satisfacción propia.

¿Yoongi?

 Estoy enojado con él, 

¡No fue a mi graduación! 

Necesito una explicación.

No sé si es el sabor amargo del liquido en mi garganta,

 pero empiezo a sentirme más acalorado.

Me tomo toda la cerveza 

de un sorbo y la dejo 

en uno de los muebles.

¡Pero quédate aquí conmigo!

Hace tiempo que no estamos juntos, 

Oppa, ¿Qué te sucede?

Jisoo hace un mohín, 

cruzándose de brazos y mirándome suplicante.

Espérame, Jisoo

Ya vuelvo, lo juro, no me demoro, 

¡Solo voy a hablar con ese idiota!

Me marcho sin ningún propósito en realidad, 

sólo trato de pasar el tiempo 

que ya no tiene ningún sentido para mí 

más que un interminable mar de vacío sin sentido.

Sólo excusas.

Tantas excusas.



***




Cuando veo a Yoongi conversando con Namjoon, 

encuentro a mi hermano menor detrás de él. 

Me desconcierta a tal grado que,

 luego de que me dirijo a Yoongi, 

encaro a mi hermano menor, 

quien al parecer vino encubierto como 

un chico rubio rebelde y no como el azabache reservado 

que siempre fue. 

Tengo 15 años, hyung

¿No te lo dije?

Dice Jimin cuando Yoongi le pregunta qué edad tiene. 

Yo aún sigo mirando con el ceño fruncido a mi hermano menor, 

que se apareció como un fantasma

 sin invitación.

Siento la presencia de Namjoon a un lado de nosotros 

mirándonos con descaro e interés.

¿Eres el hermano menor de Seokjin?

Pregunta Yoongi,

 perplejo cuando Jimin le dice que sí. 

Yo no sé en qué momento mi hermano menor

 entabló amistad con uno de mis amigos.

Voy a preguntar en qué momento

 se hicieron tan cercanos, 

cuando detrás de mí 

aparece Jisoo 

tirando de la manga de mi chaqueta

para llamar mi atención.

SeokJin, ven conmigo. 

Lo siento, chicos, 

tengo que llevármelo un momento.

De reojo, veo a Namjoon.

Está cabizbajo y tiene el semblante serio. 

Quiero preguntarle qué le pasa,

 pero luego recuerdo que no soy 

esa clase de chico entrometido. 

No más. 

Y por eso me dejo guiar.



***



¿Qué pasa contigo? 

SeokJin, dime lo que pasa.

Dice Jisoo cuando entramos a la cocina, 

en la que un chico estaba besando a una chica, 

pero que salieron entre risas y murmullos al vernos. 

No sé lo que me pasa, 

no sé lo que le pasa a ella. 

No sé lo que nos pasa ambos.

Estábamos bien y ahora...

¿De qué hablas? 

Estamos bien, ¿No?

Me mira dolida, 

sus ojos rojos lagrimosos y su labio inferior tiembla

 como si estuviera a punto de quebrarse en pedazos.

Su voz es débil y quebradiza 

como las hojas en otoño.

No, no estamos bien,

 es decir, tú quieres creer que estamos bien. 

Pero no. 

Te he llamado varias veces para que... 

nos juntemos como antes, 

salgamos o al menos hablemos más, 

pero siento que... 

siento que no te importa.

Estás siendo frío.

Aquella palabra me toma desprevenido. 

Quiero sentirme triste, 

pero en este momento no siento nada. 

Vacío.

Todo lo que siento es un vacío gélido en mis venas.

¿Frío?

Ni siquiera soy capaz de mirarla a los ojos.

Últimamente lo eres. 

Ya no te reconozco.

 ¿Qué somos, SeokJin?, 

¿Somos amigos o...?

Se acerca a mí tratando de ver en mis ojos esquivos 

la respuesta que espera.

Yo respondo automáticamente 

y me dan ganas de dejar este mundo, 

porque sé que le he clavado una daga

 en su puro corazón.

 Somos amigos. 

Lo siento.

Pensé que...

Jisoo se quita una lágrima

 escurridiza en su mejilla. 

¿Pensaste que estábamos en la misma sincronía? 

Perdón, SeokJin

pero yo no me acuesto con mis amigos.

Lo dice tan amargamente

 que no me sorprende que me odie. 

Yo me odio. 

Yo no debería estar haciendo esto.

Park Seokjin no le rompe el corazón a las chicas. 

No, no es eso.

Yo te quiero, Jisoo, pero...

Soy incapaz de seguir.

No sé que palabras usar. 

¿Qué puedo decirle 

cuando en mi mente

 lo que sigue está totalmente en blanco?

Mi guión está en blanco.

No sé que decir, 

hacer 

ni qué sentir.

¿Pero qué?, 

¿Quieres que seamos novios o no?

Me exige, casi gritándome con ira. 

Ante mi silencio, 

resopla con dolor y niega con la cabeza, 

rehuyendo como si no valiera la pena. 

Y no lo valgo.

Está bien. 

No importa.

Haz lo que quieras. 

Me cansé de correr detrás de ti 

todo el tiempo.

Entro en pánico. 

Y quiero detenerme. 

Quiero detenerla.

Apenas alcanzo su mano 

cuando ella la zafa de mí ferozmente.

Jisoo, espera...

Me da una cachetada.

Y me grita con todas sus fuerzas. 

Le he roto el corazón y yo...

¡Déjame!

 Eres un estúpido, ¿Te gusta ilusionar a las personas, no?,

¿Te gusta usarlas y luego dejarlas de lado? 

No vuelvas a llamarme nunca más.

No siento absolutamente nada.


***

Estoy asustado. 

Me estoy quedando sin sentimientos, 

como un tarro de monedas vacío. 

Quiero sentir remordimiento, 

sentir tristeza, 

desolación, 

pero el vacío es mucho más grande.

Y se va llenando de más vacío.

Ya no soy quién era ayer. 

Y eso no me gusta en absoluto.

 Quisiera tanto poder rebobinar en un tiempo 

donde era mi mejor yo 

y me gustaba ser quién era.

Si es que alguna vez supe quién era.


***

¿Por qué lloras?

Ni siquiera sé en qué momento el vacío 

se convirtió en lágrimas.

Tal vez eran lágrimas de cansancio, 

 porque me encontraba en el piso de la cocina 

con un dolor de cabeza insoportable.

Habían granadas 

estallando dentro de mí 

destruyéndolo todo. 

No estoy llorando.

Musito ido,

 sin fuerzas. 

Namjoon se acuclilla frente a mí, 

mirándome fijamente.

Lo estás.

En mi fiesta.

¿Qué pasó?

¿Acaso mi nacimiento te conmueve?

No puedo mirarlo a los ojos. 

Lo único que puedo mirar es que se ha puesto la camiseta que le regalé.

No es eso, idiota.

De soslayo veo su sonrisa burlona 

y sus tentadores hoyuelos. 

Algo se retuerce dentro de mí, 

pero no puedo explicar si es el mareo 

por todas esas cervezas que me tomé 

o algo más.

¿Entonces?, 

¿Peleaste con Jisoo?

Inhalo preparándome para huir. 

Trato de pararme tambaleándome

 y Namjoon me agarra del brazo

 cuando estoy a punto de caer.

Tengo que irme.

Esbozo, 

no sé si lo suficientemente alto. 

Me siento terrible, 

y sé que no es por el alcohol.

No he bebido lo suficiente para perderme 

en la espesura de la mente.

SeokJin.

Me llama, 

pero me deshago de su agarre.

¡Jin!

Grita detrás de mí 

cuando salgo al pasillo

 repleto de gente y música.

En ese momento me detengo, 

dándome la vuelta y mirándolo 

directamente a los ojos.

No me digas Jin

No somos tan cercanos.

Contrario a lo que espero, 

Namjoon no se enoja. 

Sólo me sonríe 

provocando temblores y huracanes 

en mí.

Podríamos serlo otra vez si quisieras.



***

¿Has visto a Jimin? 

Mi hermano pequeño...

Mark deja de coquetear con una chica

 y se voltea a mirarme. 

Tengo que gritar en su oído para que me escuche 

por encima de la música.

No, pero vi a Taehyung

De seguro se fue con él.

Asiento, desbloqueando mi celular 

y encontrándome con un mensaje de Jimin, 

diciendo que se quedará con Taehyung. 

Respiro mucho más tranquilo 

y me paso los dedos por mi cabello .

Yo me voy a casa, Mark

Juntémonos otro día.

Espero a que me detenga, 

pero gracias a todo ser mágico y divino 

me deja ir sin prestarme atención. 

Ser invisible 

es todo 

lo que necesito.

¡Claro, nuestro guapo SeokJin!



***



00:59 a.m.


Es tarde cuando encuentro mi auto estacionado

 a dos cuadras de la casa de Namjoon.

Me meto dentro y,

 rodeado del silencio que me sofoca, 

me quedo mirando

 fijamente la noche frente a mí.

Las calles solitarias de 

pavimentos húmedos y focos deslumbrantes.

La noche que nunca termina, 

agotadora y terrorífica.

Quería ir a casa,

esperando sentirme más sobrio, 

pero sólo pude reaccionar casi una hora después 

cuando la puerta

 del asiento del copiloto se abrió

 dejando entrar a un Kim  Namjoon 

con un bolso gigante 

y el rostro rojo como una ciruela. 

Sácame de aquí.

Espeta Namjoon, 

como si pudiera aplastarme 

con su gruesa voz y sus ojos brillosos

 mezclados con ansiedad.

¿Qué demonios, Namjoon?

Balbuceo,

 a lo que él reacciona aun más aireado.

Acelera, ¡Vamos!, 

¡Pisa el acelerador, ya!

No entiendo nada, 

por lo que mi cuerpo

 no se mueve en absoluto

 y se detiene a observar 

si hay algo amenazante 

a nuestro alrededor.

¿Qué te pasa?, 

¿Alguien te está siguiendo?, 

¿Qué...?

Namjoon me mira desesperado, 

moviendo sus manos de aquí para allá.

¡Jin, por favor, acelera!,

 ¡Vayámonos!

Está tan alterado que termina contagiándome también,

 por lo que prendo el motor del auto con rapidez 

y acelero a sus ordenes. 

El corazón me late tan rápido 

que probablemente estalle

rompiéndome en dos.

Y por alguna razón 

eso me hace sentir mucho mejor.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro