Capítulo 9
— Necesito relajarme un poco... — Cogió mis mejillas con ambas manos y las acarició con los pulgares, luego llevó mis manos a sus muslos y se acarició con ellas. — No pares.
Obedecí y él comenzó a quitar mi chaqueta, la dejó a un lado del sofá y desabotonó algunos botones de mi camisa, la abrió para descubrir mi cuello y cuando iba a acercarse para besarlo se detuvo en seco.
— ¿Qué es esto? — Señaló con un dedo en varios lugares de mi cuello. Yo lo miré interrogativo.
— ¿A qué se refiere? — De pronto tiró de los extremos del cuello de mi camisa con fuerza, rompiendo casi todos los botones de ella y dejando todo mi cuello y gran parte de mi pecho al descubierto.
— ¡¡Esto!! — Me cogió de los hombros con rudeza y me llevó hasta un gran espejo que había en el despacho. Me dejó frente a él y pude ver marcas rojizas en todo mi cuello. "Mierda, ¿Jimin me dejó esas marcas anoche?". — ¡¿Quién te ha tocado?! — Me giró quedando frente a él.
— N-no lo s-se, juro q-que no s... — El agarre en mi cuello impidió que las palabras salieran. Aumentó la fuerza ejercida en mi cuello y me estaba empezando a costar respirar.
— Maldito seas, te dije que nadie podía tocarte a parte de mí. — Puse mis manos en sus muñecas para intentar apartarlas. — Me desobedeciste...
Me empujó con fuerza contra el espejo, rompiéndolo en mil pedazos y un fuerte pitido inundó mi cabeza. Volvió a golpearme contra el ya destrozado espejo y así varias veces más hasta que un hilo de sangre recorrió toda mi cara proveniente de mi cabeza. Solté un quejido de dolor y me soltó, dejándome caer al suelo, pero no se detuvo ahí, dio varias patadas en mi abdomen y costado, y cuando vio que ya apenas me movía se detuvo.
Se acomodó su ropa y corbata, se agachó cerca mío y levantó mi mentón.
— Mira lo que me haces hacer... Te he advertido muchas veces que si me obedeces y te portas bien no tengo por que castigarte, pero tú te empeñas siempre en llevarme la contraria. — Acarició mi pelo. — No vuelvas a hacerlo. — Y me dio un tirón de pelo, volviendo a caer mi cabeza contra el suelo.
Fue hasta su mesa y avisó a su secretario personal para que viniera. Después de algunos minutos llamaron a la puerta y apareció aquel hombre alto con chaqueta.
— Límpialo y llévatelo de mi vista. — El hombre hizo una reverencia y cogió mi cuerpo apoyando todo el peso en su hombro.
Me llevó hasta un baño cerca de allí, me bajó y me puso en la encimera del lavabo. Sacó un pañuelo de su bolsillo y lo mojó en agua.
— Puedo hacerlo yo. — Fue lo único que pude articular mientras le arrebataba el pañuelo y me limpiaba la sangre con él.
— Si le hicieras caso no tendrías que acabar la mayor parte del tiempo así... — Me dijo y yo le miré de reojo.
— Preocúpate de tus asuntos y déjame en paz.
— Tengo hijos y no quisiera ver a uno de ellos así.
— ¿Y harás algo? — Permaneció callado. "Claro, ¿qué iba a hacer? Le costaría el empleo". — Preocúpate de tus hijos y el hecho de que todos los meses puedan comer.
No hablamos más, cuando terminé de limpiarme me llevó hasta mi "escuela", a la que debía asistir. Le agradecí que me trajera y se marchó.
"Genial, ahora debo ir hasta la escuela en este estado... y con la camisa rota"
Cogí un par de autobuses, en el camino varias personas no me quitaban el ojo, al parecer llamé mucho la atención, pero nadie se digno a preguntarme, simplemente me miraban callados. Al fin llegué y rápidamente sin que nadie me viera fui hasta mi nueva habitación.
Me alegré de que Jimin no estuviera allí. Caminé hasta mi cama, caí de rodillas al suelo y dejé caer mi cabeza a los pies de ésta, estaba tan cansado y dolorido que incluso esta posición me parecía cómoda, no tenía ánimos ni para cambiar mi ropa y mucho menos para levantarme.
Lloré, lloré tanto que por un momento sentí que se me agotaron las lágrimas, pero entonces el sueño se apoderó de mí.
[...]
— ¡JungKook! — Oí como alguien me llamaba, pero me sentía tan pesado, tan cansado... — ¡¡JungKook!!, ¡despierta! — Pude reconocer la voz de Jimin y un sentimiento de calma hizo que sonriera levemente.
Luego noté como mi cuerpo era sostenido y depositado en algo muy blandito y cómodo. Volví a quedarme dormido y de nuevo esas pesadillas arruinaron mi placentero sueño, haciéndome despertar sobresaltado y agitado.
— ¡JungKook!, ¿estás bien? — Jimin vino corriendo hasta mí y se sentó a mi lado.
— Ahg... — Me quejé por el dolor que sentía en casi todo el cuerpo.
— ¿Quién te hizo esto? — Puso su mano en mi hombro.
— ¡Tú! — Le grité y aparté su mano de un golpe.
— ¿Yo? — Se quedó extrañado y aparté el cuello de mi camisa, mostrándole las rojizas marcas causas por él. — ¿Qué tiene que ver eso con tu estado?
Suspiré, llevé mis manos a mi cara y la escondí entre mis rodillas. — Déjalo... — Y de nuevo no pude aguantar las lágrimas.
[Jimin]
¿Estaba llorando? ¿Qué había pasado? Cuando entré en la habitación lo vi tirado en el suelo con la mitad del cuerpo apoyado en la cama. En cuanto me acerqué a él vi su rostro con marcas rojas y restos de sangre seca. Lo llamé varias veces, pero no me llegó a contestar, cogí su cuerpo como pude y lo tumbé en su cama.
Ahí es cuando pude ver su maltratado cuerpo. Tenía la camisa rota y cuando se la abrí pude ver hematomas por todo su abdomen, pecho y costados. Su pálida piel había desaparecido bajo esos moratones y una rabia contenida se apoderó de mi cuerpo. ¿Quién le hizo eso?, ¿y por qué?, desde que lo conocí pude adivinar que era una persona que simplemente quería pasar desapercibida, nada de líos y su personalidad no se podría decir que fuera problemática, al contrario, parecía un chico tranquilo e introvertido que se pondría nervioso por el simple tacto en un hombro, "¿quién le haría daño a una persona así?"
— JungKook, mírame. — Le dije posando una mano en su cabeza y éste se quejó. Retrocedí mi mano y con cuidado aparté algunos mechones de pelo, viendo heridas en su cabeza.
"No puede ser... ¿acaso hay alguna parte de su cuerpo que no haya sido golpeada"
Fui corriendo hasta el baño y cogí un paño empapado en agua.
— JungKook, hay que curarte esas heridas. — Él siguió sin responderme. — ¡Maldita sea no lo pongas más difícil! — Y al fin levantó su rostro y me miró con los ojos apagados, sus mejillas estaban empapadas por las lágrimas y un impulso en mi interior me hizo acercarme más a él y secarlas con la manga de mi sudadera.
— ¿Por qué te preocupas por mí? — Comencé a limpiar la herida de su cabeza mientras él soltaba algunos quejidos.
— No lo sé. — Le respondí y era verdad, un día lo estaba maltratando y al siguiente ayudándolo... Y ahora que lo pensaba, ¿qué diferencia había con el tipo que le hizo esto y conmigo?, puede que yo no le dejara el cuerpo lleno de heridas, pero ¿cuántos sentimientos heridos le dejé? El cuerpo se cura, pero el interior...
Suspiré abatido, yo no era diferente, siempre fui consciente de ello... Y aún así, ¿por qué me siento tan mal?
"Maldición, en mi vida había tenido la conciencia tan intranquila"
— Lo siento. — Me sacó de mi guerra mental.
— ¿Qué?
— Por molestarte. Sé que sólo soy una carga, pero mañana desapareceré y no volverás a verme. Te lo prometo. — ¿De qué hablaba? ¿Desaparecer?
— ¿En qué estás pensando...? — Me temí lo peor.
Rio, pero una mueca de dolor hizo que se borrara esa sonrisa. — Tranquilo, no voy a suicidarme si es eso lo que estás pensando.
— ¿Entonces? — Insistí.
— Dejaré la escuela.
Cogí el paño húmedo y lo pasé por su pecho, pero él me sostuvo la mando deteniéndome. — Déjame hacerlo. — Y después de varios segundos quitó su mano. — ¿Por qué no me cuentas?
— ¿Qué debo contar?
— La primera vez que te vi salías de un lujoso coche, con chófer y una mujer que no sabría decir si era tu madre o tu... ¿niñera?
— Se podría decir que lo último.
— Luego tu documentación me dejó bastante más claro que eres un chico con una buena posición en la alta sociedad. — Pasé ahora el paño por uno de sus costados y continué. — Entonces comencé a preguntarme que hacía un chico como tú aquí, ya me lo pregunté en su tiempo, pero digamos que la curiosidad aumentó.
— ¿Tienes curiosidad por mí?
— No te equivoques, me preocupa TaeHyung. — Bajó un poco su rostro. "¿Eso fue decepción?"
Después de un largo silencio decidió hablar.
— Engañé a mis padres. — Presté atención a sus palabras pero sin dejar de hacer lo que hacía. — Ellos creen que voy a una prestigiosa escuela especializada en economías. El ¿por qué?, simple, estaba cansado de hacer siempre lo que ellos querían y por una vez quise hacer algo que yo pudiera disfrutar... ¿por qué es tan difícil?
Me detuve y lo miré, mi mente empezó a unir puntos invisibles que me ayudaron a entender situaciones y razones. Lo único que aún no entendía era el estado de su cuerpo y lo más importante, ¿quién?
"Recapitulemos, ayer no habló con nadie más que con HoSeok y conmigo... no espera, la llamada, era su padre y le pidió que fuera hoy a verle...", y entonces caí en la cuenta. "No puede ser... su padre..."
— JungKook... — Solté el paño y cogí sus mejillas para que me mirase. — ¿Fue... fue tu padre? — Sus ojos más grandes ahora me dieron la respuesta. — ¿Tu padre te hizo esto?
No dijo nada, permaneció callado, asustado y de nuevo sus ojos se cristalizaron.
— ¿Desde cuándo...? — Le pregunté mientras su barbilla temblaba y las lágrimas desbordaron de sus ojos recorriendo ahora sus mejillas. Comenzó a sollozar y cerró sus ojos.
Lo abracé, no sé por qué lo hice, simplemente sentí que debía hacerlo... o quería.
— Tranquilo, llora cuanto necesites... — Y así lo hizo, pero me sorprendí aún más cuando después de escuchar mis palabras sus sollozos se hicieron más fuertes.
"¿Desde cuándo lloras en silencio?"
Después de un rato noté como se calmó un poco, lo alejé algunos centímetros de mí y el agachó su cabeza, no quería que lo viera así.
— No agaches tu cabeza. Tú no tienes la culpa de nada, no debes sentirte así. — Cogí su mentón y lo elevé fijándome en sus grandes y vidriosos ojos negros.
Me sentía hipnotizado sin poder apartar la mirada de él y un deseo en mi interior me gritó que necesitaba de él. Y entonces lo besé. Él al principio se sorprendió pero no hizo el intento de detenerme, al contrario, cerró sus ojos y disfrutó del beso como yo lo hice.
Fue un beso cálido y delicado, cuando despegué mis labios de los suyos lo miré y de nuevo el deseo de besarlo llegó y así lo hice, aunque un poco más rápido y deseoso. Cogí sus mejillas e intensifiqué nuestro beso, luego lo eché hacia atrás de modo que quedara tumbado completamente, me subí encima suyo sin tocar mucho su cuerpo; por las heridas. Mordí su labio y cuando abrió su boca metí mi lengua recorriendo toda su cavidad bucal, mientras que cogía sus manos y las entrelazaba con las mías. Hice un recorrido de besos desde sus labios hasta el cuello y besé cada marca que dejé la noche anterior.
— Siento esto, ha sido culpa mía.
— N-no ha sido cul... — Le interrumpí con un beso.
— Shh, no hables.
Cogí los extremos de su camisa rota y se la saqué. Besé sus brazos, su pecho, su abdomen, sus costados. Quería besar todo su cuerpo, pero también sabía que estaba dolorido, aún con la delicadeza de mis besos no pudo evitar soltar algún quejido.
Quité mi sudadera y la camiseta que llevaba debajo, dejando mi pecho al descubierto y ruborizando al chico que tenía bajo mío. Eso me encantó y no pude evitar sonreír por ello. Volví a sus labios y con mi pierna presioné la entrepierna de JungKook, quién soltó un gemido ahogado.
— ¿Te gusta? — Le pregunté divertido, lo que él asintió avergonzado.
Bajé de la cama y saqué mis pantalones y bóxer, JungKook al verme se llevó sus manos a la cara para taparse.
— H-hyung...
— ¿Hyung?, ¿desde cuando me llamas así? — ¿Era una señal de que me había ganado su respeto? ¿o era simplemente por vergüenza? — No me digas así, prefiero que me llames por mi nombre.
Asintió y volví a mi lugar besando su abdomen y bajando a la parte inferior. Desabroché el pantalón y lo bajé, miré hacia JungKook y lo vi más rojo aún. Era demasiado lindo. Posé una mano en su bulto y lo acaricié ganándome unos gemidos como recompensa, agarré el extremo de su bóxer con mi boca y lo bajé lentamente.
— J-Jimin, no estoy seguro d-de esto...
— Shh, déjate llevar. — Lo volví a callar. — No te haré daño o al menos no tanto, te lo prometo.
Al parecer eso lo calmó y continué sacándole toda la ropa restante. Cogí su miembro y lo masturbé suavemente mientras volvía a besarle. Varios gemidos escaparon de sus labios, pero no dejé de besarlo, no hasta que tuvimos que separarnos por la falta de aire.
— Jimin, c-creo que...
— Ah no, de eso nada, no puedes venirte, no aún. — Detuve mi mano y me incorporé. Me posicioné entre sus piernas y acerqué un dedo hasta su entrada. — Relájate, ¿vale?
— Eh, ¿Porq...? — Metí un dedo y él soltó un pequeño quejido.
Comencé a moverlo y cuando vi que entraba y salía sin problemas, metí otro y así hasta tener tres de mis dedos dentro.
— Dijiste... que no... dolería.
— Sólo he metido los dedos, no puedes quejarte aún. — Y pude ver la cara de horror que se le puso, quise reírme pero no lo hice por temor a que se pusiera más nervioso.
Saqué mis dedos y cogí la punta de mi miembro e hice presión en su entrada. Vi como fruncía el ceño y cerró sus ojos esperando mi embestida. Cuando lo hice JungKook soltó un grito algo sonoro que temí que alguien fuera de esta habitación lo oyera.
— Duele. — Me dijo con sus ojos cerrados con fuerza por el dolor.
— Tranquilo, no me moveré hasta que me lo digas.
Después de algunos minutos me dio permiso y empecé a moverme, al principio lentamente y luego aumentando mi velocidad a medida que dejaba de dolerle.
— Se siente bien. — Me dijo a la vez que encorvaba su espalda por el placer que le producía.
Me acerqué a sus labios y atrapé sus gemidos que no paraban de salir de su boca. Llevé mi mano hasta su miembro y lo masturbé.
La habitación se llenó de gemidos provenientes de ambos y segundos más tardes se vino en mi mano, manchando mi abdomen y el suyo. Yo lo hice poco después llenándolo con mi semen y al sacar mi miembro varios hilos de semen corrieron abajo hasta manchar las sábanas.
Me tumbé junto a él con la respiración agitada y todo el cuerpo sudado. Él se giró hacia mí y me abrazó, descansando su cabeza en mi pecho y eso me hizo sentir... raro.
"¿Qué he hecho?"
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