Capítulo 60
Me apresuré todo lo que pude hasta llegar a la habitación de Tae, allí llamé varias veces hasta que el mal humor de mi amigo se dejó asomar por la puerta.
— ¡¿Qué pasa?! ¿Por qué esa insistencia? Ni me has dado tiempo a levantarme y ya estabas volviendo a llamar.
— ¿Dónde está JungKook?
— Se marchó hace pocos minutos, ¿por qué?
— ¿Te refieres a que volvió a nuestra habitación? — Un tranquilo "ajá" salió por su boca y eso sólo consiguió ponerme más nervioso. Sin decir nada más me di media vuelta y corrí por el pasillo.
— ¿Jimin? ¡Jimin! — Tae gritó desde su puerta, pero poca cuenta le eché, por no decir ninguna. No tenía tiempo, ni para gastarlo con él ni para explicaciones.
A medida que mis pasos resonaban por todo el pasillo, un miedo se apoderaba de mí. Pensar que ese maldito pudiera llegar hasta aquí y hacerle algo a JungKook, hacía erizar mis vellos, provocando un molestoso y nervioso escalofrío por todo el cuerpo.
Sabía que no eran horas, pero poco me importaban ahora los demás si dormían o no. Grité el nombre de JungKook tan fuerte como pude, lo posible para que pudiera oírme allí dónde estuviese. Pero no obtuve ninguna respuesta y mis nervios aumentaban más y más. Llegué hasta la cafetería donde eché una ojeada, pero no vi nada, por lo que decidí salir del dormitorio y buscar afuera.
Di gracias que antes de salir de la cafetería decidiera también echar un ojo a la parte más profunda, justo donde daban unas expendedoras. Y allí estaba, agachado y con su mano dentro de la abertura de aquella enorme expendedora, sacando dos botellas y poniéndose en pie una vez las obtuvo.
— JungKook...
— ¿Jimin? — Llegué hasta él, lo apresé entre mis brazos y me negué a soltarlo hasta estar tranquilo. — ¿Q-qué ocurre?
— Me has asustado, tonto. — Supongo que seguiría igual de confuso, pero no tenía ganas de explicar, realmente me asustó y verlo aquí, tan tranquilo, como si nada, me hizo sentir un poco tonto. Yo preocupado a más no poder y él comprando bebidas.
— Te he comprado esto, no sé si te guste. — Aflojé mi agarre, pero sin separarme demasiado, miré la lata que ahora me mostraba y la cogí para mirar que era.
— La próxima vez avisa. — Ignoré la bebida entre mis manos, centrándome de nuevo en el tema.
— Dije que iría a llevarle algo a TaeHyung.
— Pero no que fueras a comprar.
— No seas exagerado, ¿también debo decirte cuando vaya al baño? — Elevó su ceja no muy convencido con hacerme saber donde iría a cada momento.
— No estoy para bromas, JungKook. Sea donde sea que vayas, dímelo.
— Está bien. — Dijo resignado. — ¿Volvemos? — Asentí y pasando mi brazo por sus hombros llegamos hasta la habitación.
[JungKook]
Me encontraba sentado en mi cama, con las piernas flexionadas y rodeado de libros y apuntes. Tenía varios exámenes que hacer y con tantos acontecimientos y problemas apenas tuve tiempo para coger un mísero libro. Es por eso que ahora, casi a la una de la madrugada, me encontraba estudiando.
Jimin estaba en su cama tumbado, no me quitaba el ojo y mentiría si dijera que no me estaba poniendo algo nervioso. A veces le preguntaba por qué no dormía o si le molestaba tener encendida la lamparita, que había sobre la mesita que separaba nuestras camas, la cual apagaría si fuera el caso.
— ¿Tienes mucho que estudiar? — Al fin decidió abrir su boca.
— Demasiado.
— ¿Por qué no estudias mañana?
— No puedo, tengo demasiado acumulado. Si te molesta tener la luz encendida puedo irme al escritorio y encender la de allí... Y si también te molesta puedo salir al pasillo.
— Ni hablar, quédate aquí. — Se incorporó y se sentó a los pies de su cama. — No me molestas.
— ¿No tienes sueño?
— ¿Cuántas veces me lo vas a preguntar? — Me encogí de hombro. Él se levantó y se sentó ahora en mi cama, viendo cerca de mi hombro el libro que tenía en mis manos. — ¿Hasta qué hora piensas estudiar? — Bufé.
— Jimin, no puedo estudiar así. — Cerré el libro y lo miré serio.
— Entonces hagamos otra cosa. — Pasó su palma por mi rostro y acarició mi mejilla. Luego sus labios llegaron a los míos y los besó lentamente.
— Ji-Jimin..., debo estudiar. — Me quejé separándome un poco.
— Déjalo para luego... — Bajó su mano hasta mi nuca y volvió a acortar la distancia entre los dos.— O para mañana. — Sonrió y atacó de nuevo mis labios, sólo que ahora más rápido y desesperado.
Quitó el libro entre mis manos y lo lanzó por algún lugar de la cama. Con una mano subió mi camiseta hasta donde pudo y con sus dedos jugó en uno de mis pezones, provocándome unos gemidos que nos obligó a separar nuestras bocas.
— Como echaba de menos esos gemidos tuyos. — Metió su lengua dentro de mi boca, penetrándome muy profundo con ella, tanto que casi me ahogaba.
— Mmh... ¡Mmmh! — Con una mano sobre su pecho lo separé. — ¡Jimin, para! — Gruñó como perro molesto porque le han quitado su hueso favorito. — Tengo que estudiar y a este paso...
— JungKook, llevamos sin hacerlo... — Se quedó pensativo. — No lo sé, pero mucho. Por favor, déjame hacértelo. — Recorrió con su mano mi muslo, acercándose peligrosamente a mi miembro.
— No es que no quiera, pero debo... ¡Ahh! — Solté un fuerte gemido una vez su mano se encontró con mi hombría.
— Sé que lo deseas. — Presionó sobre la ropa.
— ¡Ahh!.., para... ¡Ahh! — Eché mi cuello hacia atrás, excitado, intentando ocultar las ganas que ya comenzaban a obligar mi rendición y dejar así que tomara mi cuerpo. — Tengo... que...
— Complacerme. — Rio por lo bajo satisfecho. Estaba consiguiendo lo que quería y con tan sólo unas cuantas caricias y besos.
"Maldito el poder que tienes sobre mí"
Pero el poder que tuvo sobre mí también lo tuvo con él cuando una llamada entrante de su móvil lo hizo separarse de mí, y tras mirar de quien se trataba se alejó lo suficiente para responder.
"Eso sí que fue raro"
"Creí que lo mandaría a la mierda, como tantas veces lo ha hecho cuando estamos en una situación parecida"
Cogí de nuevo el libro, buscando la página que antes tenía abierta y estudiaba algo incómodo bajo la atenta mirada del pelinaranja. Mientras lo hacía también observaba a Jimin, quién hablaba bajito con la persona al otro lado de la línea. ¿Quién sería?
Colgó y se tiró en mi cama, arrugando la mayoría de mis apuntes. Me quejé por ello. "Y tanto que lo hice, a veces no tiene consideración con las cosas". Las fui recogiendo una a una para dejarlas a un lado y centrarme de nuevo en mi libro.
— Bueno, ¿por dónde íbamos? — Preguntó cuando una vez más se posicionó junto a mí.
— Yo estudiaba y tú te quedabas tranquilo y en silencio.
— No creo que hiciéramos eso. — De nuevo, su mano traviesa subió por mi pierna, sólo que esta vez si lo detuve antes de llegar al lugar que seguramente vuelva a hacer que caiga.
— Necesito estudiar, por favor. — Mi voz no sonó molesta, más bien suplicante. Sabía que podía hacerme cambiar de opinión en cuestión de segundos, por eso necesitaba que me entendiera.
— Agh, está bien. — Se tumbó de cuerpo entero a mi lado. — Pero déjame quedarme en tu cama. — Le sonreí y asentí. Bajé mi rostro hasta su frente y la besé. Me acomodé mejor, me senté dejando mi espalda recostada en la pared, Jimin extendió su brazo sobre mis piernas y lo miré sin comprender que quería o pretendía. — Hazme cosquillitas.
— Hazme cosquillitas. — Repetí imitando su voz, ganándome un golpe débil en mi abdomen. — Hey. — Reí cuando vi su rostro tranquilo, con los ojos cerrados y esperando a que la yema de mis dedos rozaran su piel. — ¿Quién te ha llamado? — Pregunté curioso mientras que mis dedos se deslizaban suavemente por su piel.
— YuKwon.
— ¿Quién?
— Un... ¿amigo?... no, un compañero.
— ¿Cómo Zico?
— Algo así, aunque YuKwon es más como Taeil. — Hice silencio, pues no sabía quién era ese chico. — El chico tras la barra del bar.
— Oh, creo que ya recuerdo.
— Ambos son más tranquilos y menos violentos, es por eso que Taeil ayuda en el bar y YuKwon se encarga de todo el papeleo.
— Entiendo, ¿y para qué te llamó?
— Está preocupado por alguien y quería saber si sabía algo.
— ¿No es un poco tarde para llamar?
— Si tú no supieras donde estoy y estuvieras desesperado por saberlo, ¿te preocuparías por la hora?
— No.
— Pues es lo mismo.
— ¿Y por quién está preocupado?
— Muchas preguntas, ¿no crees? — No contesté, miré su brazo, viendo como sus vellos se ponían de punta cuando mis dedos pasaban por ciertas zonas. — Por alguien que quiere mucho, pero el otro que es un pedazo de idiota siempre lo jode todo y terminan peleando. — Explicó, quizás pensaba que por mi silencio esperaba una respuesta, pero lo cierto es que ya había desistido.
— Pues espero no lo haga sufrir.
— Ya lo hace.
Dejando zanjado el tema, volví a mi libro, teniéndolo sostenido con una sola mano y con la otra seguía dando caricias en su brazo. No me di cuenta de la hora que era hasta que giré mi cuello para crujirlo y ver las 03:27 marcando en el reloj que teníamos sobre la mesita. Luego miré a Jimin quién aún seguía con sus ojos cerrados.
— Jimin. — Lo llamé, pero no contestó.
Cerré el libro dejándolo en el suelo, donde acabaron el resto; además de todos los papeles. Me levanté para coger la manta de su cama, ya que se había quedado dormido sobre la mía y no quería despertarlo. Volví a la cama y me tumbé junto a él, tapándonos a ambos y pasando mi brazo por su cuerpo para darnos calor.
— Buenas noches. — Susurré y besé su nariz para luego caer tan dormido como él.
[...]
Mis exámenes llegaron, pude pasar todos con buena nota gracias a las horas de estudio que les eché. Cada día me quedaba hasta tarde, recuperando las tantas horas perdidas. Jimin se quejaba de lo poco que dormía y era verdad, apenas conseguía dormir unas dos o tres horas cada día. Era agotadísimo, pero el esfuerzo dio sus frutos y ahora sin ningún examen a la vista me sentía liberado y más tranquilo.
Dormí bastantes horas el mismo día que acabé con los exámenes. Jimin no se movió de la habitación, y eso que fueron como unas trece horas seguidas de sueño, realmente se tomó muy en serio el no dejarme solo, porque sí, en una de mis noches rodeado por mis libros, me prometió que no se apartaría de mí ni un solo segundo, que no me dejaría a solas y que si se me ocurría irme a algún lugar sin él, se enfadaría mucho.
Su actitud al principio me pareció algo infantil y bromista, pero la seriedad en sus palabras me hizo cambiar de opinión y pensar que tendría alguna razón para exigirme tal cosa.
De cualquier forma el tenerlo a mi lado nunca me molestaba, al contrario, siempre me agradaba su cercanía y compañía. Aunque a veces me sentía un poco mal por tenerlo tan aburrido, pero ahora que tenía mi tiempo libre podíamos hacer cualquier cosa.
— ¡Bueno, me voy Tae! — Pegué un salto hacia adelante y con la mano me despedí de mi mejor amigo.
— ¡Espera!, ¿a dónde vas?
— Con Jimin.
— Mira tu móvil.
— ¿Eh?
— Tú míralo. — Saqué mi móvil del bolsillo y miré la pantalla. — ¿No tienes ningún mensaje? — Ahora que lo decía, sí que tenía. — NamJoon hyung nos ha mandado un mensaje a todos para que nos reunamos en el patio.
— ¿Para qué?
— JungKook, esos exámenes te han dejado el cerebro frito. — Puse los ojos en blanco. — Dentro de dos días es el evento, idiota.
— ¡¿Tan pronto?!
— Ni te has dado cuenta del tiempo que has pasado entre libros. Ni tiempo para ver a tu amigo tenías. — Se cruzó de brazos fingiendo enfado.
— Fue muy duro, Tae. — Solté un fuerte suspiro. — Compadécete de mí.
— Sólo si me dejas llamarte, conejito.
— Ni lo sueñes.
— Conejito. — Rio divertido.
— Elefantito. — Le enseñé la lengua.
— Conejito
— Elefantito
— ¡Conejito!
— ¡Elefantito!
— ¡¡Conejito!!
— ¡¡Elefantito!!
— ¿Perdonadme, me podéis decir si esto es preescolar?... ¡¡Es qué he perdido a dos niños de tres años que no paran de hacer el idiota!! — Tae y yo cerramos nuestros ojos a causa de los gritos que pegaba el dueño de la cabellera naranja que recién había llegado.
— Joder, Jimin, no grites.
— ¿Qué se supone que hacéis?, parecéis niños pequeños.
— No es para tanto. — Hice puchero con la cabeza algo agachada.
— Idiota no hagas eso, pareces más infantil. — Dijo TaeHyung.
— Mira quién fue a hablar..., elefantito.
— ¡Conejito! — Un golpe en la cabeza del castaño provocó que casi cayera al suelo, pero tan sólo dio un traspiés y se quejó por el golpe que le dio Jimin.
— Y tú. — Se refirió a mí. — No me hagas darte uno también. — Me alejé un par de pasos y negué.
— Le diré a Hobi que me has pegado. — Jimin rodó los ojos y el castaño comenzó a caminar, resonando sus pasos por todo el pasillo.
Tal y como dijo TaeHyung, nada más llegar al patio y ver a HoSeok allí, fue corriendo hasta él y le contó todo, bueno exceptuando nuestra forma de actuar tan infantil, HoSeok que ya conocía muy bien a Tae, le dio las gracias a Jimin, sabía que algo malo o raro estaría haciendo como para que el pelinaranja le regañara, así que después del berrinche que montó Tae porque su novio apoyara a su amigo, pudimos comenzar la charla sobre el evento.
— ¿Entonces iremos todos en el mismo autobús? — Preguntó YoonGi.
— Sí, conseguí que nos metieran a todos en el mismo. — Contestó Jin muy animado.
— ¡Eso es genial! — HoSeok animado pasó su brazo por la cintura de Tae, pero éste lo miró aún enfadado y giró su cabeza para el lado contrario a su novio.
— ¿Tenemos asientos asignados o podemos sentarnos con quién queramos? — Preguntó Jimin, con las intenciones que eran evidentes.
— Están asignados, lo siento, más no podía hacer. — Le respondió Jin.
— ¿Y cómo iremos? — Esta vez en preguntar fue NamJoon.
— No lo sé, las listas las tiene mi padre y no he podido verlas.
Hablamos sobre el viaje, también como sería nuestra estancia allí, sobre el hotel y cómo nos presentaríamos. Jin tenía bastante información que había recopilado gracias a su padre y que ahora nos hacía saber a nosotros.
Cuando estuvimos a punto de irnos YoonGi agarró mi brazo y me detuvo. Jimin se giró al ver que no estaba a su lado y cuando miró al peliverde, éste le hizo un gesto para que continuara y terminara dejándome a solas con él.
— ¿Pasa algo? — Pregunté algo confundido.
— No, no, sólo quería preguntarte algo. — Rascó su nuca. — ¿Estás enfadado conmigo?
— ¿Por qué lo estaría?
— Por... lo del beso.
— Oh. — La imagen de aquel día, la sorpresa y lo asombrado que quedé, llegó a mi mente. De repente me sentí nervioso, no sabía que decir o contestar, ni siquiera podía mirarlo.
— Quería pedirte perdón. — Alcé mis ojos para verlo, pero él no me miraba a mí sino al suelo. — No voy a engañarte, me gustas, pero no lo hice por eso. Ese día esperé a ver a Jimin por el pasillo para hacerlo.
— ¿P-por qué?
— Para que dejara de ser tan idiota y abriera los ojos. — Cruzó miradas conmigo. — Digamos que le mostré la realidad. Si te dejaba ir, te perdería y aunque eso era lo que él quería, era una tapadera, realmente no lo deseaba. Un idiota, para que alargarlo más.
— Vaya, no sabía eso.
— Quisiera que no te sintieras incómodo conmigo, que me trates como a los demás, como a un amigo. — Hizo una leve pausa. — ¿Eso podría suceder?
— Hyung, tú ya eres mi amigo. — Le sonreí.
— Gracias, JungKook, prometo que con el tiempo también te veré igual. Jimin tiene mucha suerte de tenerte. — Negué como si sus palabras fueran demasiadas exageradas para mí. — Bueno, te dejo libre para que vayas con tu novio, el celoso. — Me señaló con el dedo detrás mío y al girar mi cabeza vi a Jimin apoyado en una pared del edificio a unos metros de aquí. — Ya me parecía extraño que te dejara a solas conmigo. — Rio y comenzó a caminar, pasando por mi lado.
— Hyung. — Lo llamé. — Gracias. — Me sonrió y despeinó mis cabellos cariñosamente.
YoonGi se marchó hasta su dormitorio y yo corrí hasta llegar a Jimin, quién atrapó mi mano y fuimos directos a nuestro cuarto.
Dos días para el evento y los nervios ya me estaban consumiendo, creo que si no me hubiesen dicho nada habría sido mejor, pues el sólo imaginar que cantaría delante de un público y muchos profesores me ponía los pelos de puntas.
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