Capítulo 58
[Jin]
Creí oír la voz de NamJoon justo al salir por la puerta, pero tenía tanta prisa que ni me detuve para comprobarlo, total sea lo que sea no podía venir conmigo, me dirigía al despacho de mi padre.
Últimamente NamJoon se apunta a cualquier sitio a donde iba y aunque suene realmente bien, o al menos para mí, me dejaba más confuso de lo que ya estaba. Sinceramente no lo entendía, sabía que estaba comprometido y que no podía anular la boda, pero, ¿negar lo que es evidente? Nunca fallé con mis instintos y estos me decían que NamJoon sentía algo por mí, así fuera algo mínimo.
Cuando piensas que jamás estarías con una persona, cuyo odio es mutuo y deseas alejarlo de tu vida, de pronto sucede. Me lo negué tantas veces que perdí la cuenta, entonces es que admití mis sentimientos por él. ¿Se puede pasar del odio al amor?, ya lo creo, lo sabía de primera mano.
"Pero a veces me arrepiento de haberlos soltado"
"No voy a ganar nada, sólo sufrir"
Toqué tres veces la puerta de madera oscura que daba paso al despacho y cuando escuché su voz al otro lado, entré. Estaba sentado ojeando una pila de papeles, así que decidí sentarme y esperar a que él me hablara.
— Tengo tanto trabajo... — Suspiró rascando su corta barba.
— Tranquilo, tómate tu tiempo.
— No, está bien, seguiré luego. — Echó a un lado sus papeles y entrelazó sus dedos sobre la mesa para darme toda su atención. — Te he hecho venir para informarte sobre el evento. Se dará en tres semanas, contando desde hoy. El viaje ya está pagado, todos los grupos inscritos y las reservas de habitaciones hechas. — Sacó varios sobres de su cajón. — Estos son los permisos para el evento. Ya que eres el delegado del sector dos me gustaría que los repartieras. También mandé a llamar al delegado del sector uno. Debe estar al llegar.
— Bien, no hay problema.
— Los nombres están en los sobres, también apunté el número de sus habitaciones para que sea más fácil. — Me extendió los sobres.
La puerta emitió el sonido esperado y el director dando permiso el chico, entró dando una reverencia. Se sentó en la silla justo a mi lado y me saludó también.
— YoungJae, tal y como le dije a Jin, ya están los permisos para el evento. — El chico después de pronunciar un emocionado "ohh", cogió los sobres. — Encárgate de entregarlos todos.
— Sí, señor. — Ambos nos levantamos con intención de salir.
— Jin, espera. Tú quédate, debo hablar contigo. — Asentí confundido y YoungJae se despidió para marcharse. Volví a sentarme dejando una vez más los sobres sobre la mesa.
— ¿Qué ocurre?
— Es sobre el hijo de los Kim. — Elevé mis cejas curioso. Hacía tiempo que no me hablaba sobre este tema. — Ya no tienes que vigilarlo. — "¿Eh?" — Han decidido adelantar la boda y dentro de poco se marchará.
— ¿Cómo...? — Rasqué mi nuca algo nervioso y tragué saliva dando más crédito a mi nerviosismo. — ¿S-se irá...? — Mi padre asintió y mis ojos hicieron un recorrido que acabaron plantados en el suelo.
— ¿No te alegras?, ya no tienes que estar pegado a él. — Sonreí débilmente y asentí. — Bien, pues ya puedes irte. — Asentí nuevamente y llegué hasta la puerta, agarrando el pomo para abrirla. — Jin..., los sobres.
— Oh, cierto. — Rápido los volví a coger.
— ¿Seguro qué estás bien? — Un inseguro "sí" salió por mi boca y sin esperar más cerré tras de mí e intenté asimilar sus palabras.
"Se acabó"
Caminé lentamente hasta la sala de actuaciones, tambaleando mi cuerpo por las andadas tan lentas que daba. Al girar en el pasillo vi al pelirrosa con la espalda recostada en la pared y en su mano su móvil, el cual no le quitaba ojo. Llegué hasta él y éste después de unos largos segundos se dio cuenta, levantó su mirada hacia mí y pude sentir una punzada en el pecho al conectar con sus ojos.
"Ya lo sabía"
— Acabo de hablar con mi padre. — Me dijo.
— Y yo con el mío. — Me apoyé en la pared junto a él. — ¿Cuándo?
— Dentro de seis meses. — Vaya..., tenía la esperanza de que fueran más, o quizás años... o mejor nunca, para qué engañarme. — ¿Qué te ha dicho a ti?
— Me liberó de mi trabajo como niñero. — Dije sonando algo más bromista para quitar la tensión.
— Estarás contento. — "Dime que no lo has dicho en serio".
— No. — Bajé mi rostro. — No lo estoy.
— Me han mentido. — Comenzó a quejarse. — Se supone que me casaría cuando terminara mis estudios, pero no me tuvieron en cuenta, de hecho creo que sólo quisieron callarme mientras preparaban todo a mis espaldas.
— ¿Y qué harás?
— Mandarlos a la mierda. — Giré mi cabeza sorprendido. Creí que diría algo como: "no puedo hacer nada". Pero hablamos de NamJoon, debí imaginármelo. — Si ellos no me tienen en cuenta y hacen lo que quieran... entonces yo haré lo mismo.
Buscó con su mano la mía, que tan veloz la alcanzó entrelazó nuestros dedos y me sonrió. ¿Qué se supone que significaba?, ¿qué pretendía? Miré nuestras mano, encajadas a la perfección y luego lo miré a él, con esa sonrisa que iluminaría hasta las calles más oscuras, pero lo mejor de todo y mi mayor debilidad, fue su pronunciado hoyuelo.
— ¿Qué significa esto? — Levanté nuestras manos, esperando una respuesta a la gran confusión que tenía.
— ¿No es evidente? — Negué. — ¿Tengo que decirlo? — Asentí. Él gruñó rodando sus ojos, despegó su espalda de la fría pared y se posicionó frente a mí. — Sal conmigo.
— ... — Mi boca y ojos se abrieron de forma exagerada al mismo segundo de escuchar sus palabras. ¿Me estaba tomando el pelo?, tratándose de NamJoon todo podía ser.
— No te quedes callado, me hace sentir estúpido.
— ...
— Jin...
— Lo siento, no puedo creerte.
— Puedo entenderte. — Su mano libre viajó a mi rostro y acarició mi mejilla con la yema de sus dedos. — Te he dado muchas largas, sin contar la confusión que debes de tener por mi culpa.
— Sigo sin creerte.
— Jin, no podía, no podía estar con nadie. Es por eso que no podía corresponderte. — Bajó su mano hasta mi cuello, acariciándolo de igual forma. — Aquel día... en la biblioteca, descontrolaste todas mis formas de verte. Eras tan diferente a como te dibujaba en mi mente..., me demostraste tu verdadera cara o al menos el comienzo. A día de hoy puedo asegurar que eres la mejor persona que he conocido nunca.
— N-no te cr-creo. — Tartamudeé en un intento en vano por controlar mi voz. Tenía un molesto nudo en mi garganta, pidiendo por favor que no se desatara y rompiera a llorar.
— Cuando me acosté contigo, fue porque quise, quería sentirte y me dejaba llevar por mis sentimientos. Jamás fue un simple polvo, como tantas veces te dije. Bueno, quizás el primer intento de polvo si lo viera así, pero las otras dos veces no, tienes que creerme.
— ¿Te gusta hacerme daño? — Le reproché. Él negó mostrándome seguridad en sus ojos. Deshizo nuestro agarre y subió ambas manos a mi rostro, sujetándolo firme para besar mis labios.
— Perdóname. — Dijo al separarnos apenas unos centímetros. — Debí ser más claro y no hacerte un lío por culpa de mis impulsos.
— ¿Y qué pasará con tu compromiso? — Dije con un hilo de voz a la misma vez que unas lágrimas rebeldes decidieron escapar de mis ojos. Pasé mis manos por su cintura y las detuve ahí.
— No me importa. No voy a casarme, pueden desheredarme o negarme a verlos, pero ya no harán lo que quieran conmigo. Confié en la palabra de mi padre y ahora me arrepiento de haberlo hecho.
— Si él no hubiese roto su parte del trato...
— Sé lo que piensas. Y estás equivocado. Aún si decidiera casarme mis sentimientos hacia ti no cambian en absoluto. Simplemente los ocultaría.
— ... — Hice silencio, no sabía que contestar, me dolía el hecho que no me habría dicho nada si su compromiso hubiese seguido adelante. Borró las lágrimas cuando cayeron hasta sus manos.
— ¿Sabes?, me alegro por esto. Sea lo que sea que deba pagar por negarme a casarme, no me arrepentiré. Quiero estar contigo..., quizás hasta llegaba a romperlo sin que lo hiciera él. — Sonrió de lado.
— Te creo, pero no vuelvas a guardarte nada... ¿Sabes cuánto he sufrido?, o como me sentía cuando lo hacíamos o nos besábamos y luego me decías que...
Acalló mis palabras con sus labios. — Deja de hacerme sentir mal. — Volvió a besarme algo más rápido y desesperado. — Dime que me quieres. — Abrí mi boca para quejarme y aprovechó para meter su lengua y luchar contra la mía en una batalla por la dominación. Solté un gemido ahogado al no poder respirar bien y quise echarme hacia atrás para buscar una pequeña separación, pero sus manos aferradas a mi rostro me negaron esa oportunidad.
— ¡Mmmh! ¡¡Mmmh!! — Soltó mis labios y pude respirar cómodamente. Su pecho subía y bajaba agitado, pero el mío luchaba por recolectar todo el oxígeno perdido.
— Que poco aguante. — Dijo con superioridad.
— ¡Casi me ahogas!
— No podía perder. — Fruncí el ceño y solté un bufido molesto. Tenía sus labios rojos e hinchados y los míos debían verse igual o incluso peor. — Aún no lo he oído.
— ¿Eh? — Su sonrisa ladina me obligó a recordar dicha frase entre besos. — No voy a decirlo.
— Oh venga, trágate tu orgullo.
— Tú ni siquiera lo has hecho.
— Te quiero. — Confesó y me dejó atónito. Su sonrisa bajó y una línea recta formada en sus labios mostraba seriedad. Rodeó con sus brazos mi cintura y apoyó su barbilla en mi hombro. — Te quiero mucho. — Repitió.
— Y-yo... yo también te quiero, Nam. — Lo rodeé con mis brazos de igual forma, hundiendo mi rostro en su cuello. — Mucho..., mucho..., mucho... — Murmuré repetidas veces.
No supe cuanto tiempo estuvimos así, quizás largos minutos, segundos para mí, pues cuando la puerta a nuestro lado se abrió nos sacó de nuestra pequeña ensoñación y vimos al peliverde plantado junto a nosotros, mirándonos sin creerse lo que veía.
— ¡Oh, venga ya! ¿Hay alguno de nuestro grupo que no esté emparejado? — Dijo con sus brazos en jarra.
— Tú. — Contestó NamJoon a medida que sus labios se ensanchaban y reía descontroladamente al ver el rostro de su mejor amigo.
— No debí preguntar algo tan estúpido. — Dijo YoonGi para sí mismo, volviendo a entrar en la sala.
— Debo buscarle a alguien. — Comentó el pelirrosa en cuanto su amigo cerró la puerta.
— Que se lo busque él.
— Jin..., es YoonGi...
— Tienes razón, difícilmente alguien se acercaría a él y si lo hiciera lo espantaría o se iría aburrido.
— Debe ser alguien que le de energías, que le de fuerte, duro, que...
— ¡NamJoon!
— Lo siento. — Rodé los ojos. — ¿Volvemos dentro? — Asentí y cogí su mano después de darle un corto beso.
Al entrar, todos, exceptuando YoonGi, se nos quedaron viendo, más concretamente a nuestras manos unidas. Quise apartarla, pero Nam lo impidió, sonreí nervioso sin saber que decir o donde mirar y NamJoon abrió su boca antes de que los demás lo hicieran.
— Estamos juntos. No respondo a preguntas. Gracias. — Soltó mi mano y me dejó tan petrificado como el resto de chicos.
"Me hizo ilusión que lo admitiera y no lo escondiera, pero... fue tan directo"
— ¡¿Estáis juntos?!, ¡¿desde cuándo?! — Preguntó TaeHyung alarmado y subido de pie en el butacón.
— Dije que no respondía preguntas. — Le contestó NamJoon llegando hasta JungKook. — ¿Seguimos practicando? — JungKook asintió varias veces y luego me miró. Le sonreí algo nervioso y al asimilarlo todo él hizo lo mismo, mostrándome emocionado sus pulgares levantados.
Cuando me sentí más calmado les hablé sobre el evento, entregándoles los sobres a los que estaban allí y el resto los guardé para entregarlos más tarde. Todos me llenaron de preguntas y respondí las que supe. Más emocionados continuaron con las prácticas, menos HoSeok, que había permanecido con el rostro pálida desde que oyó dicha información.
— ¡Tres semanas! ¡Y yo con éste que ni puede andar! — Se tiró de los pelos frustrado mientras que Jimin daba palmaditas en su espalda para tranquilizarlo. — ¡Deberías estar más nervioso que yo! — Le dijo quitando su mano de la espalda. — Que voy a hacer contigo... — Se tiró al suelo y se quedó sentado con las piernas extendidas.
— ¡Hobi, ánimo, aún queda tiempo! — Lo animó su novio.
— ¿Quién tiene hambre? — Dije levantándome y todos gritaron casi a la misma vez con un sonoro "yo". — Iré a comprar comida y bebidas.
— ¡Te acompaño! — Gritó NamJoon desde el otro lado de la sala. — Sigue tú. — Le dijo al pelinegro, dándole algunas indicaciones más y corrió hasta mí para acompañarme.
Salimos por la puerta y no tardó ni medio segundo en agarrar mi mano y sonreírme ampliamente. Yo hice lo mismo y apoyé mi cabeza en su hombro al mismo tiempo que caminábamos por los pasillos.
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N/A:
Choi YoungJae - Got7
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