Capítulo 57
Caí de espaldas cuando sentí un fuerte mareo producido por el golpe que me había dado en la cabeza con su rodilla. Todo se movía y daba vueltas, intenté recuperar la visión, pero ni sacudiendo mi cabeza lo conseguía. B-Bomb aprovechó para subirse encima mío y agarrando el cuello de mi cazadora estampó con fuerza mi cabeza contra el suelo reiteradas veces. Sólo podía oír los insultos que soltaba a mi persona y los quejidos salidos de mi boca.
— ¡¿Pero, qué cojones...?! — Una tercera voz se mezcló con las nuestras y sentí que los golpes cesaban y mi cabeza descansaba en el frío suelo de cemento. — ¡Jimin! — Esa voz sacudió mi cuerpo y con algo de dificultad abrí los ojos.
— JiHo...
— No me llames así. — Se quejó el rubio alzando mi cuerpo. — ¡Tú! — Gritó en otra dirección. — Lárgate de aquí. — B-Bomb chistó y cojeando comenzó a caminar hasta el callejón para entrar nuevamente en el local.
— ¡No! — Grité intentando separarme del cuerpo de Zico. — ¡No huyas, vuelve!
— Jimin, estate quieto. — Arrastró mi cuerpo hasta dejar mi espalda posaba en la pared y se sentó junto a mí. Lo oí suspirar después de observar mi rostro magullado y luego sacó su cajetilla de cigarros.
— Podía con él. — Comenté para mantener algo de mi dañado orgullo. B-Bomb era un contrincante duro de roer y si no llegara a aparecer Zico puede que quedara hecho papilla. Más de lo que ya estaba.
— Claro. — Rio sarcástico.
Limpié la sangre de mi rostro con mis mangas, quedando éstas manchadas completamente. Al quedarme sin tela limpia para limpiarme, tiré de la comisura de mi camiseta y seguí limpiándome.
Su cajetilla de cigarros extendida hacia mí hizo detenerme y lo miré preguntándome que pretendía.
— Sabes que ya no fumo. — Le dije para que la apartara de mí.
— ¿Cuánto tiempo llevas?
— Cerca de un año.
— Bien. — Dijo sin mucha importancia apartando los cigarros de mi vista.
— Espera..., creo que aceptaré uno. — Sonrió y volvió a ofrecerme. Encendí el cigarro con el mechero que me dejó y tras dar mi primera calada espiré el humo a la vez que relajaba mi cuerpo.
— ¿A qué ha venido esa pelea?
— El muy capullo...
— Vale, ya. No hace falta que sigas, puedo imaginármelo. JungKook, ¿verdad? — Asentí levemente. — ¿Tan importante es cómo para atreverte a enfrentarte a MinHyuk?
— ¿Y qué si lo es? — Se encogió de hombros.
— Nada. Puedo esperármelo de ti. — Hicimos silencio, dejando que lo único que se pudiera escuchar era el viento soplar o algunos papeles que volaban por su causa. — Recuerdo un momento así hace... alrededor de dos años. — Comenzó a hablar mirando al frente. — Te habías peleado con MinHyuk, como ahora, y luego tuve que separaros y nos sentamos a hablar. ¿Lo recuerdas? — Asentí.
— Siempre fue un gilipollas.
— Y tú muy impulsivo. — Lo miré de reojo y me miraba sonriendo.
— Luego cambiaste mucho. — Continuó. — Apenas aparecías para recoger un trabajo o reunirte con nosotros para llevarlo a cabo.
— Es evidente. Os odiaba y os odio.
— ¡Oh, venga ya!, no puedes decir eso. — Dio un codazo a mi brazo. — Nos lo pasábamos bien.
— Cuando eres un chico de 15 años y sabes que tu vida es una mierda... sí, fue divertido. — Apenas llevaba medio cigarro cuando lo tiré, su sabor había dejado de gustarme y ahora lo aborrecía. — Pero luego te das cuenta de lo que haces y...
— No está bien. — Terminó mi frase. — No puedo quitarte la razón, a veces siento que estoy muy cansado de esto, pero, ¿cómo salir? — Lo miré sorprendido.
— El gran Zico, el más temible y respetado del grupo y quien me enseñó todo... ¿me está diciendo que se hartó? — Se encogió de hombros.
— Tengo 21 años y ni siquiera puedo tener una pareja porque sale corriendo cuando me ve. — Solté una carcajada que escondí con mi mano, pero que al pillarme no pude evitar reír fuerte. — Lo digo en serio.
— Déjalo. — Le dije, borrando toda mueca de mi rostro. Él se me quedó mirando por un rato, quizás pensándose lo que dije o alguna respuesta que darme.
— Imposible. — Apartó la mirada. — Siento no poder decirte lo mismo. Y con respecto a JungKook, no te preocupes, me ocuparé de eso.
— Gracias.
— ¿Deberías darme un beso ahora? — Giró su cabeza e hizo morros cerca de mi rostro. Yo lo aparté de un empujón y comenzó a reírse tanto como yo lo había hecho antes. — No nos pega la cursilería.
— Aún te odio. — Dije y sonrió para luego imitarlo yo.
Ésta era nuestra relación, no se podía etiquetar de amigos, porque no lo eramos. Lo odiaba y difícilmente cambiaría ese sentimiento. Creo que lo único que nos mantenía unidos era nuestro odio mutuo y cuan asqueados estábamos de los "trabajos" que realizábamos.
Tiró su cigarro una vez lo terminó y se levantó echándome una mano. — Vamos, te llevo hasta tu escuela.
— No hace falta.
— Ajá y ahora levántate. — Rodé los ojos y agarré su mano para poder levantarme, fue entonces cuando sentí como el dolor volvía a mi cuerpo. Las piernas me temblaron al principio y tuve que esperar un poco para acostumbrarme, por no hablar de lo encorvado que iba al andar por el feurte dolor en mi abdomen.
Antes de subir a su moto llamé a JungKook, pidiéndole si podía salir a la puerta dentro de unos quince minutos para así ayudarme a cargar mi cuerpo, por supuesto no le hablé de mi estado, pero con oír mi voz algo se olió.
[JungKook]
Llevaba afuera del dormitorio desde que recibí la llamada de Jimin, sabía que me había dicho que saliera en unos quince minutos, pero me sentía inquieto, seguro algo le había pasado. Al poco tiempo escuché el motor de una moto y ver bajar de ella dos personas. Una de las dos siluetas llamó al porterillo de la escuela y al agudizar mi vista pude ver a Jimin sujeto por el otro chico. Aceleré el paso, pero fui disminuyéndolo cuando vi su rostro.
— ¡Jimin!, ¿qué te ha pasado? — Saqué mis brazos entre los barrotes para alcanzar su cara, ya que el portón aún estaba cerrado. — ¡¿Qué le has hecho?! — Me encaré con Zico y éste se sorprendió por verme de esa forma.
— Tranquilo, sólo lo estoy ayudando. — Miré a Jimin para asegurarme.
— No te preocupes, Kookie.
Unos pasos resonaron detrás mío y giré mi cabeza para ver al guardia acercarse a la puerta. Rápidamente quité mi bufanda y se la pasé para que tapara un poco su rostro. Zico le ayudó a ponérsela y justo el guardia abrió el portón. Primero me miró a mí, preguntándose que hacía aquí y luego cogió el justificante que Jimin le había extendido.
— ¿No es un poco tarde para llegar? — Dijo el hombre con bastante desconfianza.
— No tiene hora establecida. — Dijo Jimin en su defensa. El hombre suspiró y lo guardó en su bolsillo.
— Anda, entra y que no se vuelva a repetir.
Jimin entró dando pequeños pasos hasta mí y pasé su brazo por mis hombros para sostenerlo y evitar que cayera. — Nos vemos. — Le dijo al rubio y éste con un gesto de mano se marchó.
Lo tumbé en la cama cuando entramos a nuestro dormitorio y fui a por agua y alguna toalla pequeña. Regresé dejando todo a un lado y lo incorporé para sacarle la ropa. Mi cara al ver su piel toda magullada y amoratada me hizo pensar en cómo pudo sentirse él al verme a mí así.
— Jimin..., ¿qué has hecho? — Musité débilmente, pasando mis dedos por su piel de forma delicada, evitando hacerle daño.
— En el cajón hay la pomada que compré para ti. — Fui a por ella y la dejé sobre el colchón. Mojé la toalla en el agua y limpié delicadamente sus moratones y cortadas. Cuando llegué a su rostro una mueca de dolor imitó la suya. — El herido soy yo, deja de poner esa cara.
— Es que mírate... — Alzó su mano hasta mi cabeza, la acarició y al bajarla vi sus nudillos reventados y llenos de sangre. — ¿Por qué todo tienes que arreglarlo a la fuerza?
— Es el estilo de B-Bomb.
— ... — Detuve mi mano y tiré la toalla al cuenco con agua.
— No te enfades, tenía que hacerlo.
— No, no tenías. — Agarré su mano entre las mías, clavando mi vista en ella. — Deja de hacerte el héroe. Ni siquiera sabía que pagaste por lo de TaeHyung. ¿Llegará el día que dejes de meterte en más líos?
— ¿Y tú? — Bufé molesto, pero él sonrió y me abrazó. Al estar acuclillado frente a él, mi cara la apegó a su pecho y se quejó al instante que ésta rozó sus heridas. — ¡Ay! — Me separó. — Te debo un abrazo. — Puse mis ojos en blanco y negué.
Seguí con mi cometido de dejar su cuerpo más despejado y cuando lo tuve completamente limpio apliqué la pomada por todos sus moratones. También puse alcohol en las heridas abiertas que tenía en su rostro y en algunas partes de su cuerpo.
Lo ayudé a meterse en la cama y lo tapé hasta arriba.
— B-Bomb no volverá a molestarte.
— Hubiese preferido soportarlo antes que verte así.
— Ven. — Destapó un poco las mantas y palmó el colchón. — Duerme conmigo.
— No me cambies de tema.
— No lo hago, sólo quiero dormir contigo. — Vencido por su tierna voz, quité mis ropas y las cambié por unas más cómodas. Me metí bajo las mantas y nos tapo a ambos. — Me hubiese gustado darte bien duro esta noche..., pero me tendré que aguantar. — Le di un manotazo y éste soltó un fuerte quejido. — ¡Kookie!
— Ay, lo siento, lo siento, lo siento. — Despegué mi cuerpo todo lo que pude del suyo. — Debería dormir en mi cama.
— No. — Apagó la pequeña lámpara de la mesita de noche y agarrando mi mano cerró sus ojos. — Ni se te ocurra escaparte a tu cama en mitad de la noche.
— ¿Cómo sabías que pensaba eso...? — Suspiró sin abrir sus ojos.
— Duérmete. — Terminé por cerrar los ojos y esperar a caer rendido ante el sueño.
[...]
— ¡¿Cómo pretendes bailar así?! — Observé como HoSeok le daba una buena reprimenda a Jimin.
— ¡Cállate, puedo hacerlo!
— ¡Pero si estás para ir en silla de ruedas!
— ¡Tú si que vas a ir en silla de ruedas como no te calles!
— No les eches cuenta. — TaeHyung llamó mi atención para que dejara de mirarlos con la boca abierta, porque sin exagerar llevaban más de media hora así. — Mira, éste es el diálogo de Jin hyung. — Me pasó otra libreta, en este caso el de Jin, ya que minutos antes había leído el de mi amigo.
— ¿Leyendo mis diálogos? — Jin asomó su cabeza entre las nuestras.
— Es muy bueno. — Le dije y Tae envidioso por escuchar un cumplido sobre Jin y no sobre él, comenzó a hacer un berrinche.
— ¿El suyo sí y el mío no?, ¿por qué a él si lo elogias? ¡El mío apenas le echaste cuenta!, ¿era más interesante ver a esos dos tontos hacer el idiota?
— ¿Quién hace el idiota? — Dijo Jimin de brazos cruzados en cuanto se enteró.
— Tú. — Le contestó.
— ¿Y yo también? — Preguntó en esta ocasión HoSeok.
— No, tú nunca. — Tae le hizo ojitos y HoSeok feliz de escucharlo miró a Jimin, quién tenía sus ojos entrecerrados.
— ¡¿Qué?! — Gritó HoSeok y volvieron a desencadenar una segunda guerra.
NamJoon apareció por mi lado con un pequeño cuaderno de apuntes. A primera vista parecía la letra de una canción, pero como siempre estaba llena de tachones y anotaciones dudé un poco.
— Ven, quiero que la cantes. — Agarró mi mano y me levantó de la silla en la que estaba sentado junto a Tae.
— ¡Eh, tú! — Gritó Jimin desde el pequeño escenario que tenía la sala de actuaciones.
— Relájate fiera, sólo vamos a practicar. — Lo calmó NamJoon al ver que el pelinaranja sería capaz de tirarse para luego echarse encima suyo.
Jin había pedido a su tutor la sala de actuaciones para que pudiéramos practicar y después de varios grupos a la espera, nos tocó a nosotros poder usarla. Era bastante espaciosa, repleta de sillas, como un pequeño teatro. Había un escenario donde estaban Jimin y HoSeok bailando..., bueno, no se podría llamar bailar a lo que hacía Jimin, no entendía mucho de bailes, pero lo suficiente para ver que Jimin parecía un viejo de 60 años con artrosis. Jin y TaeHyung estaban sentados en los butacones color burdeo ensayando sus diálogos. YoonGi unos más atrás con su cámara, mirando detenidamente cada foto que había sacado. Y NamJoon y yo nos alejamos lo suficiente para no molestar, pegados a una ventana, frente a frente.
— No creo llegar a la nota que me pides. — Le confesé después de intentarlo como unas diez veces.
— Claro que sí, ten más confianza.
— Valgo para el dibujo..., no creo que sirva para cantar.
— JungKook, ¿te estás escuchando? — Dijo alarmado. — Tienes una voz increíble, más de lo que piensas. — Mis mejillas se encendieron y las oculté tras la libreta que aún tenía en mis manos. — Vamos, inténtalo.
Volví a intentarlo, una y otra vez hasta que pude hacerlo correctamente. NamJoon se echó a mis brazos felicitándome por ello y no pude evitar sonreír contento por su aprobación.
Los nudillos de alguien tocando la puerta llamó nuestra atención y todos giramos nuestros rostros, excepto la de Jin y Jimin que nos miraban sin despegar sus ojos de nosotros.
"Celos"
"Que tiernos"
— ¡Pasa! — Gritó YoonGi desde su asiento, pues no tenía intención de levantarse.
Un chico que había visto un par de veces entró saludando a todos y sentándose al lado de YoonGi, al parecer era su compañero. Si mi memoria no me fallaba su nombre era HanBin.
— ¡Ahora vuelvo! — Dijo Jin colgando su móvil y corriendo hasta la puerta.
— ¡Espera! — Intentó detenerlo NamJoon, pero el mayor ya se había ido. — ¿Dónde va con tantas prisas? — Me encogí de hombros al mirarme, como si yo tuviera la respuesta que busca. — ¿Tomamos un descanso? — Asentí y fuimos con los demás. Me senté junto a él y TaeHyung y miramos como aún esos dos del escenario seguían con su disputa.
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