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Capítulo 48


[Jimin]

Maldita tarde aburrida que no quería acabar rápido. Prácticamente daba vueltas en mi cuarto, pensando, comiéndome la cabeza por culpa del mocoso. ¿Por qué tenía que ser tan autodestructivo?, ¿acaso no tenía suficiente ya con sus problemas?, ¿por qué yo?, no valía tanto la pena. Un revuelo de preguntas sin responder se peleaban por querer ser contestadas, pero la verdad es que no me atrevía a pensar en dichas respuestas.

Seguía pensando igual; "no soy bueno para JungKook". Ni ahora ni en un millón de años y a pesar de todo no podía verlo con nadie más, ¿egoísta?, ya lo creo, pero evitarlo no estaba en mí. Mis sentimientos hacia él jamás cambiaron. Lo quiero, quiero tenerlo sólo para mí, que nadie más se acerque ni lo toque, solamente yo.

"Definitivamente soy muy egoísta"

"Quizás con el tiempo..."

Mi mente se detuvo cuando una vez salí al pasillo, por aburrimiento, vi a ciertas personas que no respetaban el espacio personal que debían tener los amigos. Pues un amigo no te deja contra la puerta, coge tus mejillas y te besa... como lo estaba haciendo él... con JungKook...

Nada, eso es lo que había en mi mente. Estaba completamente en blanco, más incluso que mi cara que los miraba con los ojos abiertos de par en par, y eso que en mí ya costaba...

No les pude quitar el ojo de encima hasta que YoonGi se separó de él, sonriéndole y marchándose. Fue ahí cuando, tanto mi mente como mi cuerpo comenzaron a sentir algo, algo no muy bueno. La palidez de mi cara se convirtió en rojo, mis manos que se habían quedado sin movilidad ahora estaban agarrotadas, deseando ser impactadas contra algo, mi mandíbula, antes caída provocado por el asombro, ahora estaba apretada, tanto que mis dientes rechinaban.

"Voy a matarlo"

Ese fue mi primer pensamiento después de que mi cuerpo se calentara y se le sumaran más de igual intensidad.

Con pasos ligeros y llenos de rabia, ignoré al pelinegro que al pasar por su lado ni siquiera llegó a verme, había mantenido la misma expresión desde que el peliverde se fue. Llegué al exterior viendo de lejos a mi objetivo, sí, objetivo, ahora mismo no le podía llamar amigo.

— ¡Tú! — Le grité desde lejos mientras me acercaba cada vez más. Él se dio la vuelta justo en el momento que mi puño cargado de rabia impactó en su cara.

— ¡¡Joder!! — Su cuerpo se tambaleó, llevándose una mano a la nariz. — ¡¿Estás loco?! — Sin decir nada, volví a acercarme, aún no había acabado y tenía mucho que descargar todavía. — ¡Eh, eh, eh!, ¡espera! — Puso sus manos en alto intentando detenerme mientras que daba torpes pasos hacia atrás.

— ¿Espera? — Reí descontroladamente. — ¡¡Eso es lo que tú has hecho, esperar para acercarte a él!! ¡Lo sabía y te lo dije! ¡Eres un puto mentiroso por hacerme creer otra cosa! — Cogí su muñeca para apartar su mano que cubría la cara.

— Eres un completo idiota... — Dijo antes de llevarse otro puñetazo, esta vez en su mejilla. Cayó al suelo de rodillas y me miró. — Muy idiota. — Rio.

— ¿De qué te ríes? ¿Te gusta que te peguen o qué? ¡Estás loco!

— Me río de ti, de tu forma de negar lo evidente, de lo estúpido que eres.

— ¿Aún necesitas que te de otra? — Cogí del cuello de su camiseta y lo levanté, poniéndolo de pie.

— Jimin..., deberías darme las gracias. — Lo miré confundido. ¿Qué se había fumado? — Y JungKook también.

— ...

— ¿No tienes nada que decir? ¿Ya te diste cuenta?

— ...

— Anda, ve. — Apartó mis manos de su cuello y lo acomodó; la fuerza que había ejercido lo arrugó por completo. — Nos vemos mañana. — Se giró para continuar su camino.

— ¿Qué pretendes? — Pregunté antes de que se alejara lo suficiente como para no oírme.

— Joder Jimin, te creía más listo. — Volvió a girar su cuerpo. — Tú tienes la culpa de que ese mocoso se haya enamorado de ti, así que ahora... asume tu problema.

— JungKook no es un problema. — Contesté rápidamente.

— Exacto. — Me guiñó un ojo, pero al hacerlo una mueca de dolor apareció. — Es la primera vez que te oigo decir que algo no es un problema. — Fui a contestarle, pero realmente no había pensado qué. — Ve rápido, creo que lo dejé con un shock mental bastante severo. — Rio a la vez que se limpiaba la sangre de su nariz.

— ¿Por qué...?

— ¿Por qué hago esto? — Hizo una pausa. — Supongo que sois mis amigos y me da rabia que seáis tan tontos como para no daros cuenta de lo mucho que os necesitáis... y sin embargo decidís separaros. — Negó con su cabeza sin entendernos.

— No. — Enarcó una ceja. — Sólo yo soy el tonto. Él anoche intentó... que nosotros...

— Entonces tú eres el único tonto aquí. — Cortó mis palabras.

— Y tú muy listo. ¿Era necesario besarlo como lo has hecho?

— No, pero quería. Ya que os hago el favor quería cobrármelo. — Sonrió, rozando sus labios con la yema de los dedos. — Me voy, hace frío. — Suspiró y se marchó.

Vi como se iba alejando y su delgada silueta desaparecía entre la oscuridad. Entonces me di cuenta de lo tarde que se había hecho, así que corrí de nuevo hasta el interior del dormitorio. Al principio pensé que al llegar a su puerta lo vería ahí parado, pero no fue exactamente así. No estaba afuera, pero al entrar en su habitación, la cual dejó abierta, estaba quieto en el centro de ésta, tal y como estaba cuando me crucé con él.

"No falló YoonGi cuando dijo que le había dejado un buen shock mental"

— ¿JungKook? — Lo llamé, obteniendo absoluto silencio como respuesta. — Hey. — Rodeé su cuerpo para verle el rostro y cuando lo vi estaba mirando al frente, con la boca medio abierta y sus dedos tocaban sus labios. — JungKook, ¿estás bien? — Nada. — ¡Hey, te estoy hablando! — Nada de nuevo. — ¡¡Jeon JungKook!!

— ¡Ah! — Pegó un brinco, moviéndose del sitio y mirándome asustado. — Me asustaste.

— Y tú a mí. Parecías una estatua.

— ¿Te asusté? — Abrió sus ojos. Conocía esa expresión y me dolía cuando la borraba por culpa de mis palabras.

— ¿Ha pasado algo? — Pregunté curioso por saber que me respondería.

— B-bueno..., no s-sé. — De repente se puso nervioso. Aún si no los hubiera visto, sabría que algo andaba mal, nada más por sus gestos y su famosa tartamudez.

— ¿No sabes?

— ¿Y a ti qué te importa? — Respiró fuerte por la nariz y fue al baño. Yo lo seguí, viendo como lavaba su rostro, pero más que nada por disimular. Si yo no estuviese ahí simplemente lavaría sus labios.

"Tengo que comentarle esto a YoonGi, así me vengo por lo del beso"

— Te he visto. — En cuanto escuchó mis palabras tiró un bote de colonia que estaba cerca de su mano.

— Mierda. — Mordió su labio inferior, observando aquel bote roto en mil pedazos.

— ¿Te gustó? — No se movió ni un milímetro, tuve que coger su muñeca para provocar que me mirara al menos. — ¿Te gustó? — Repetí.

Negó levemente. — Ju-juro que yo no...

— Ven. — Tiré de él, sacándolo del baño, si llegara a resbalar y caer sobre los cristales no sería nada bueno. Gesticuló sin soltar palabra, señalando aquel estropicio. — Luego lo recoges.

Mi intención era venir para hablar con él, pero lo cierto es que no sabía muy bien qué decir, ¿qué debía decirle?, ni siquiera estaba muy seguro de que hacer aún. Sí, YoonGi me dejó muy claro nuestra estupidez pero..., nada cambiaba, nuestros sentimientos ya los conocíamos muy bien y ese no era el problema. Si volvía con él formaría de nuevo parte de mi vida y era lo último que quería.

"Joder, esto es tan difícil"

Con la cabeza gacha jugaba con sus manos y movía sus labios nervioso. — JungKook...

— ¿Hmm?

— Lo pensaré.

— ¿Eh? — Levantó su cabeza, llamándole la atención mis confusas palabras. — No entiendo.

— El estar juntos.

Sus ojos parecían que saldrían de sus órbitas. — ¡¿En serio?! — Dio un paso y agarró la parte baja de mi camiseta a la vez que sonreía por primera vez desde que entré en la habitación.

— Realmente no te entiendo. Después de todo lo que me soltaste, lo que viste y lo que aún no sabes..., ¿por qué quieres estar conmigo?

— Porque duele más no estar contigo que saber lo que haces. — Ocultó el notable rubor que aparecieron en sus mejillas por la confesión tan cursi que me había hecho. Reí silenciosamente ante su comentario sin que pudiera llegar a darse cuenta, pues tenía su cabeza baja.

— Te has convertido en un mocoso muy cursi, ¿lo sabías? Se te está pegando de Jin. — Esta vez reí sin poder controlarme y a cambio recibí un golpe en el pecho.

— No soy cursi. — Me miraba con los mofletes inflados y el ceño fruncido.

— ¿Te repito lo que me acabas de decir?

— ¡No! — Contestó rápidamente.

Nuestras miradas se cruzaron y nos quedamos así por un buen rato, sin ninguno decir nada, ni siquiera gesticular por miedo a romper el momento. Inconscientemente sonreí y mi mano no tardó en subir hasta su mejilla y acariciarla. Su piel cálida a causa del sonrojo me transmitía su calidez, mi pulgar recorriendo su labio inferior su suavidad y mi pecho contraído luchaba contra mis impulsos de probar esos labios una vez más; como tantas veces lo había hecho.

— Aún siento la sensación de los labios de YoonGi hyung sobre los míos. — Me dijo el muy condenado, provocando que mis impulsos ganaran. Y así fue.

Uní nuestros labios en un beso deseoso y desesperado. Tanto tiempo sin sentirlos me había estado volviendo loco y el saber que alguien más los había profanado daba peor resultado. Quería comérmelos, eliminar todo rastro que el peliverde puso en ellos. Eran míos y jamás debí dejar que alguien más los tocara.

Sin dejar de besarle fui hasta su cama donde me senté y él con sus piernas a los lados se sentó en mi regazo. Mis manos buscaban desesperadamente tocar su piel y brindarle el calor que éstas tenían. Las metí bajo su camiseta, recorriendo el largo de su espalda, desde abajo hasta arriba. Sentí el jadeo sobre mis labios cuando mis manos entraron en contacto con su piel y sonreí satisfecho. Echaba de menos ver las reacciones que provocaba en mi mocoso, al igual que recordar el poder que tenía él sobre mí y lo que me hacía sentir. Con tan sólo un beso hacía arder mi cuerpo y despertar en mí la excitación más deliciosa que jamás había sentido en mi vida.

— Ji-Jimin... — Apretó sus ojos cuando sintió mis manos agarrar fuertemente sus nalgas bajo el pantalón.

Como respuesta recibí su trasero haciendo fricción sobre mi notable bulto, que pedía a gritos ser liberado, pues la ropa me apretaba y llegaba a doler.

— Joder, JungKook. — Gruñí por lo bajo, teniendo mis labios pegados a su cuello, que al rozarlos con su piel sentía como encogía sus hombros por el cosquilleo que le proporcionaba.

Pasó sus brazos al rededor de mi cuello y pegando más su cuerpo al mío, comenzó constantes movimientos con su trasero. Casi podía sentir que lo penetraba si no fuera porque nuestras ropas lo impedían.

Saqué una mano de su pantalón y la llevé al cierre, intentando desabrocharlo con algo de dificultad, ya que no paraba de moverse. Metí mi mano y acaricié su miembro que estaba igual de empalmado que el mío.

— Ah... Jimin...a-ah... — Gimió cerca de mi oído y no pude evitar morder fuerte mi labio por aguantar las ganas de tirarlo contra la cama y penetrarlo sin prepararlo siquiera.

— Mu-muévete más, Kookie. — Noté como asintió y no tardó en hacerme caso, haciéndome gemir a causa de ello. — Joder, me vuelves loco.

Me mostró la sonrisa causada por mis elogios y besó mis labios sin borrar aquella hermosa sonrisa.

Todo era perfecto. Sin pensar en problemas, en las consecuencias, si estaba bien o no, nada, sólo éramos él y yo, perdidos en el éxtasis que proporcionaban nuestros cuerpos. Sabía en que iba a acabar y lo deseaba con todas mis ganas, pero al parecer no fue ni el mejor momento ni el mejor lugar...

— ¡JungKook, he traíd...!

JungKook y yo giramos nuestros rostros al escuchar la voz de un intruso que había entrado sin previo aviso y cuando vi de quién se trataba entendí porque ni siquiera hubo llamado.

— Yu-Yu-YuGyeom. — Tartamudeó el pelinegro, apartándose rápido de mis piernas y abochornado abrochaba su pantalón.

— L-lo siento..., debí llamar. — El chico se había quedado petrificado al vernos y lo único que conseguía mover eran sus labios, y aún así le costaba.

— A-ah, n-no te preocu...

— Sí, debiste llamar. — Me levanté malhumorado por el calentón que tenía y que no podría satisfacer por culpa del muy hijo de... Respiré hondo, antes de que mis impulsos ganaran de nuevo, pero esta vez por proporcionarle un buen puñetazo en su bonita cara.

— Lo siento. — Hizo una reverencia a modo de disculpa.

— N-no, YuGyeom es tu habitación también. Lo siento yo. — Kookie dio un codazo en mi costado y me quejé del dolor.

— Bu-bueno, yo vuelvo luego.

— ¡No! Él ya se iba. — Antes de que pudiera echarle una mirada que demostrara lo poco de acuerdo que estaba ya se había posicionado a mis espaldas para empujar mi cuerpo y sacarlo de la habitación.

— ¿Me estás echando? — Le pregunté desde el pasillo.

— Bueno eso es evidente. — Elevé mis cejas sin creer el comentario que claramente lo había dicho sin pensar. — Q-quiero decir que... mañana hablamos.

— Kookie..., no me dejarás así. — Vi sus ojos bajar hasta el gran bulto de mis pantalones, provocando un rubor en sus mejillas.

— Lo siento.

— Ésta me la pagas. — Le dije rencoroso y sin despedirme me fui hasta mi habitación.


[...]

[JungKook]

Desperté antes de que mi despertador lo hiciera, ¿el porqué?, pues porque apenas había dormido en toda la noche. El pensar que ocurrió en la habitación antes de que YuGyeom nos pillara, me quitaba el sueño y no en el mal sentido, al contrario, me ponía nervioso y me moría porque las horas pasaran rápido y así volver a verle y quizás..., seguir lo que dejamos a medias.

Estaba feliz, sí, los problemas y sus consecuencias poco me importaban ahora, por no decir nada. Me había hartado de todos ellos, si en algún momento debía pagar por estar con él entonces pagaré, pero aprovecharía cada momento que estuviéramos juntos sin importar que vendrá luego.

"No puedo perder más de lo que ya pierdo"

"No lo perderé a él"

Sentir esos hormigueos, o como lo suelen llamar "mariposas en el estómago", era lo mejor que había sentido nunca. Siempre pensé que era algo exagerado e imposible, pero que tan equivocado estaba...

Alargué mi brazo para coger el móvil y apagando la alarma antes de que sonara abrí la aplicación de mensajería, que al ver mis contactos me acordé que no lo tenía agregado. Pero no suponía un problema para mí, pues desde aquel día que no pude recordar su número decidí aprendérmelo de memoria y tan rápido añadí su contacto le envié un mensaje.


Jimin:

"Buenos días, Jimin, espero hayas dormido bien"

06:13 am.

"Y siento lo de anoche..., yo en realidad quería..., ya sabes"

06:17 am.

"¿Puedo ir hoy a tu habitación al salir de clases?"

06:18 am.


Quizás un tonto mensaje sin mucha utilidad, ya que si lo veía podría decirle lo mismo, pero sencillamente me sentí con ganas de hacerlo.

Después de desayunar con mi compañero de habitación, que por cierto, no había dicho ni comentado nada de la pillada, volvimos a la habitación para coger nuestras mochilas.

— ¿Estás saliendo con Jimin? — Ya había estado tardando en preguntarme.

— B-bueno... — Ladeé mi cabeza, preguntándome si debía decir sí, pues no me lo dejó muy claro. — Supongo que...

Las tres llamadas consecutivas a nuestra puerta cortó nuestra conversación y adelantándome a mi compañero fui a abrir.

— Buenos días. — La sonriente conserje que estaba al otro lado de la puerta hizo una pequeña reverencia y yo simplemente la imité. — Aquí tienes la llave de nuevo. — Me pasó una llave y miré su número... — Espero ésta sea tu última mudanza. — Rio divertida recordando las veces que había entregado mis llaves.

— Oh, gracias... — La chica se marchó y me quedé aún mirando aquella llave.

"¿Por qué me han vuelto a dar la llave de la habitación de Jimin?"

"No entiendo nada"

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