Capítulo 39
Como si arrastrara mi propio cuerpo caminé hasta mi habitación donde me sentí vacío y solo, no quería cargar con esta sensación, al menos no ahora, necesitaba de alguien. Que alguien me dijera si hice lo correcto o de nuevo me había vuelto a equivocar. Volví a salir, saliendo de los dormitorios y anduve hasta los dormitorios del sector 2, donde llamé a una puerta.
— ¿Jimin?
— ¿Puedo pasar? — Dije cabizbajo.
— C-claro. — Mi amigo un centímetro más alto que yo se hizo a un lado y pude pasar. — ¿Te ha pasado algo? — Me preguntó preocupado.
— Que no me pasa... — Me dejé caer en su cama, sentado y con la mirada al suelo.
— Me estás asustando. — Se arrodilló frente a mí. — Nunca te he visto así...
— Yo tampoco. — Llevé mis manos a mi rostro, ocultándolo.
— ¿E-estás... llorando? — Negué con la cabeza. — Es la primera vez que te veo llorar. — Quitó mis manos, viendo mi rostro empapado en lágrimas.
— ¿Podrías abrazarme? — Debía verme muy débil pues el rostro de YoonGi era entre sorprendido y apenado. Él sólo asintió, se sentó junto a mí y me rodeó con sus brazos.
No eran los brazos de JungKook, pero necesitaba sentir el calor de alguien. Estaba tan derrumbado que fue la primera vez en mi vida que pedí un abrazo a uno de mis amigos. Ni siquiera a mi mejor amigo se lo pedí, pues él siempre que me veía mal lo hacía por si mismo sin yo tener que pedirle, pero no podía recurrir a él, porque entonces se sentiría culpable de todo.
Mis problemas aumentaron desde que ayudé a HoSeok con el tema de TaeHyung y aunque era algo que podía soportar nunca pensé que tuviera que sufrir tanto. Había sabido llevar bien mis "trabajos", hasta que la persona que menos querría hacer daño en este mundo se metió por medio.
"Ojalá pudiera volver atrás"
— ¿Me contarás que ha pasado para que estés así? — Deshizo el abrazo, pero dejó posada una mano en mi espalda.
— He metido a alguien muy importante en mis problemas. — Me sequé las lágrimas con la manga de la chaqueta de JungKook que aún llevaba.
— ¿A quién metiste?
— A JungKook. — Dije, sin más, sin importar que diría o pensaría.
— ¿A J-JungKook?, ¿el amigo del alien?, ¿el pelinegro?, ¿el que...?
— Sí, ese. — Lo interrumpí o no acabaría nunca.
— JungKook... alguien importante para ti... — Se quedó pensativo. — ¿De qué me perdí?
— Sólo lo sabe Tae. — Me levanté. — Y porque nos pilló.
— ¿Os pilló...?, ¿haciendo qué...?
Me quité la chaqueta, mirándola detenidamente e ignorando las preguntas de mi mayor. — Estábamos juntos, o algo parecido. — Me giré, viendo como iba a decir algo, pero cuando vio mi sudadera manchada de sangre se atragantó con su propia saliva, levantándose rápidamente y preocupado se acercó a mí.
— ¿Qué cojones ha pasado?, ¿qué le has hecho a JungKook?
— ¡¿Qué?! — ¿Cómo llegó a pensar que le haría algo? — No le he hecho nada. No es su sangre, sino la de un tipo que debía..., ya sabes.
— ¡Joder, Jimin!, ¿de nuevo metido en problemas?
— No es que sea algo nuevo.
— No, pero creí que habías dejado los trabajos gordos.
— Y eso hice, pero al ayudar a HoSeok...
— La madre que lo parió. — Cabreado hizo el intento de salir de la habitación para buscar a mi mejor amigo y partirle la cara, pero bien sabía que no lo iba a permitir. — ¿Por qué no se ocupó él?
— No le dejé.
— ¡Jimin, no puedes seguir así, tu cuerpo terminará tirado en las vías de un tren o en el río! — Me sujetó del brazo con fuerza.
— No me digas lo que ya sé. — Me solté de su agarre. — Pero no iba a permitir meter a HoSeok en todo eso.
— Te entiendo, es tu mejor amigo, pero...
— No hay peros hyung, pasó y ya está, podría haberlo hecho como lo había estado haciendo hasta entonces, pero que JungKook se metiera por medio... lo cambió todo. — Me senté nuevamente, dejando mi cuerpo flojo. — Lo quiero mucho y nunca me perdonaría si le llegara a pasar algo por mi culpa.
— Me sorprendes, Park Jimin. — Alcé mi cabeza para verlo. — Eres mi amigo, pero siempre te he visto vacío, aparentando algo que ni tú mismo te crees. Haces creer que eres fuerte por poder soportar tanto, que no necesitas ayuda de nadie, que nada te duele, pero lo cierto es que es todo lo contrario. Te esfuerzas por ser valiente ante todo, haces todo lo posible para no pedir ayuda aunque quieras hacerlo y todo te duele, cada cosa que haces mal, el daño que haces a las personas y sobretodo sentirte solo en todo. Puedes decirme que no, que nos tienes a nosotros, pero lo cierto es que nunca compartes tu dolor, quizás nosotros somos los que aún te mantenemos estable, pero el sufrimiento lo vives tú solo cada día.
Se alejó de mí, yendo hasta su escritorio y sacando una ¿foto? del cajón, volvió a mi lado donde me la mostró. Vi la foto de JungKook, en la que aparecía con TaeHyung y ambos sonreían.
— Si te preguntas por qué tengo esto... Bueno, se la pedí a Tae hace un tiempo. — Lo miré extrañado. — Igual no te gustará lo que vas a oír, pero me sentí un poco atraído por el chico. Aunque es más una tontería que otra cosa, tranquilo. — Le quité la foto de su mano. — Lo que quiero decir... es que quizás él te haya roto todos los esquemas y por una vez en tu vida estés demostrando tu debilidad.
Me quedé mirando aquella foto, su radiante sonrisa, sus ojos empequeñecidos a causa de ésta, lo feliz que se veía y el dolor que debía y debe de ocultar detrás de ese rostro que aparenta felicidad...
— Quisiera que sonriera así siempre. — Dije, sin apartar mi vista de la foto.
— ¿Y piensas que alejándote lo conseguirás?
— Sí. Al menos no ahora, pero lo ayudaré en todo lo que pueda y luego se olvidará de mí. — Mordí mi labio, debía verme todo un masoquista. — Y será feliz.
— No te ves muy convencido.
— Lo estaré. — Me levanté de la cama y cogí la chaqueta de JungKook. — Gracias por escucharme y por tus sabias palabras. — Me sonrió. — Debo admitir que tienes razón, soy débil, pero debo seguir ocultándolo.
— Ya sabía que seguirías haciendo de idiota. — Rodó sus ojos. — Espero algún día cambies eso y sepas que siempre vas a tener a tus amigos, no cargues tu solo con el peso.
Asentí levemente. — Lo intentaré.
— Bien. — Comencé a caminar hasta la puerta. — Oye. — Me volví para mirarlo. — La foto... ¿te la llevarás? — Lo miré irritado. El hecho que me haya escuchado y ayudado a aclarar un poco mi mente no quita que supiera que había intentado o que intenta ir detrás de JungKook y eso me cabreaba demasiado. — Está bien, está bien, puedes llevártela.
[JungKook]
El horrible dolor en mi pecho no desaparecía. Me había pasado horas y horas llorando en el hombro de TaeHyung, pensando que en cualquier momento mis lágrimas se agotarían y dejarían de salir, pero lo cierto es que aún seguían saliendo y tenía un enorme dolor de cabeza. TaeHyung me suplicaba que dejara de llorar, pero por más que lo intentara terminaba llorando de nuevo.
Mi amigo había venido hasta mí cuando mi compañero de habitación me vio tirado en el suelo sollozando y asustado sin saber que hacer, corrió a llamar a Tae quién vino a la velocidad del rayo.
No se separó ni un solo momento de mi lado, incluso pidió a YuGyeom si nos podía dejar solos, lo que el otro simplemente accedió sin una sola queja.
TaeHyung mientras yo lloraba y empapaba su camiseta, se dedicaba a maldecir al pelinaranja, diciendo cosas como: le cortaré los huevos, le quemaré el pelo, le daré tantas patadas en el culo que se quedará sin él y muchas cosas así. Sus palabras llegaban a mis oídos, pero no les echaba mucha cuenta, mi mente estaba inundada por las últimas palabras de Jimin.
— JungKook... por favor, no llores más. — Me abrazó fuerte. — Terminarás por hacerme llorar a mí también.
— L-lo s-siento. — Mi voz sonaba gangosa.
— No lo sientas. — Agarró mis mejillas y quitó algunas lágrimas con los pulgares. — Es que me duele verte así. — Besó mi frente. — Llamaré a Hobi para que le de una paliza a Jimin.
— ¡N-no!
— ¡Pero se lo merece! — Negué. — JungKookie..., mira que te lo advertí... — Hice pucheros, amenazando con volver a llorar de nuevo. — ¡No, no, no!, no llores por favor, lo siento, no quise decir eso.
— Duele... — Apreté mis labios con fuerza mientras llevaba mi mano al pecho.
— Lo sé. — Me volvió a abrazar y yo rodeé su cuello con mi brazo, ocultando mi cabeza en su hombro para nuevamente llorar. — Mi conejito... — Noté sus caricias en mi espalda.
[...]
No sé en que momento me hube dormido, pero al abrir mis ojos, con algo de esfuerzo, me vi a Tae junto a mí, dormido. Me incorporé llevando mi mano a la cabeza, quejándome silenciosamente por el fuerte dolor que tenía.
"Me va a explotar la cabeza"
"Necesito algo"
Con cuidado para no despertar a mi amigo, salí de la cama, volviendo a arroparlo y buscando en el baño si había alguna pastilla para el dolor. Cogí la cajita indicada, pero ésta estaba vacía.
"Genial"
Abrí el grifo, dejando correr el agua y con mi mano izquierda empapando mi cara poco a poco, quizás eso aliviara un poco el dolor. Después de salir del baño me quedé sentado en la cama de mi compañero, que aún no había vuelto.
"¿Qué hora es?"
Cogí mi móvil, mirando la hora, la 01:28. Era bastante tarde para no estar aquí, ¿se habría quedado en la habitación de un amigo? En fin, mañana se lo preguntaría en clases. Clases a las que no tenía ningunas ganas de ir. ¿Y si me las saltaba?, no estaba de humor para aguantar a nadie y seguro terminaría con la cabeza en otra parte todo el rato y puede que hasta llorando por cualquier rincón.
"Jimin..."
De nuevo su imagen se me vino a la cabeza, acompañado por sus palabras que tanto daño me hacían. Dijo que terminaría haciéndolo yo, pero lo cierto es que en ningún momento se me había ocurrido alejarme de él. Es verdad que me dio miedo, que me enfadé, que quise darle un buen golpe y muchas cosas más, pero... ¿alejarme de él? Lo quiero demasiado y no estoy seguro de si lo habría hecho, aún sabiendo el daño que me ha causado y que podría hacerme.
"¿Lo habría hecho?"
"Ocultarme todo sobre él..., ¿no es lo mismo que si no lo conociera?"
"Acabo de darme cuenta que no conozco a Jimin"
"¿De quién me he enamorado?"
Mientras me comía una vez más la cabeza, me levanté dispuesto a quitarme la ropa, que aún no me había quitado. Estaba muy sucia e incluso tenía algunas manchas de sangre, y no iba a dormir así.
Llevé mi mano al cuello de mi camisa, notando algo raro, como que algo faltaba. Palpé mi pecho y efectivamente algo en mí faltaba.
"¿Y mi corbata?"
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