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Capítulo 36


Era la primera vez que explotaba de esa manera. Muchas veces había llegado a mi límite y terminaba por estallar en lágrimas y soportar un fuerte dolor en el pecho sumado de un nudo en mi garganta, pero fue la primera vez que lo pagué con alguien, gritándole y tratándolo de mala manera.

Si me había equivocado o no, no lo sabía, pues mis sentimientos ya no lo soportaban y me había hartado de todo. De mi padre y de sus abusos y golpes, de la ignorancia de mi madre, de Jimin y sus insensibilidades y de ser el objeto que nadie tenía en cuenta.

"Tengo sentimientos, soy una persona de carne y hueso"

"Sufro y padezco como cualquiera..."

Di gracias a que mi compañero no estaba, pues no quería aguantar preguntas y mucho menos dar pena. Aún así decidí meterme al baño por si llegaba en cualquier momento. Y así fue como llegó, justo en el momento que lavaba mi cara y miraba mi hinchado rostro en el espejo.

— ¿JungKook?, ¿estás en el baño? — Oí su voz al otro lado de la puerta.

— Sí.

— Oh, bien. — Escuché como sus pasos se alejaban un poco.

Soné mi roja nariz con un pañuelo y decidí esperar un poco a salir, ya que mi rostro aparentaba decir claramente "he llorado". Me senté apoyando mi espalda en la puerta y miré la pared de enfrente pensando en cada detalle. Cada detalle estaba grabado en mi mente y por más que quisiera no recordarlo se me venían las imágenes por si solas.

Entonces recordé el sobre, justo el que me había dado el chico rubio, Zico. Lo saqué del bolsillo, estaba un poco arrugado y ponía el nombre de Jimin en él.

"Mierda, se me olvidó dárselo..."

No tenía nada de ganas en entregársela y tener que mirarle a la cara, o al menos de momento. La alcé poniéndola a contraluz e intenté mirar su interior. Claramente pude ver que había un papel en su interior.

"Podría abrirlo..."

"No"

No sabía nada de Jimin, sólo intuiciones que yo mismo sacaba. Tenía delante de mí algo que quizás me podría mostrar un poco de él y sonaba demasiado tentable en mi cabeza, pero a la vez me hacía sentir mal.

"¿Qué debería hacer?"

Como un pequeño impulso, mis dedos levantaron la solaba y miré su interior, donde aquel misterioso papel permanecía dentro, a sólo un simple tirón.

"Nunca me lo perdonaría..."

"Aunque no tiene por qué enterarse"

"Total él no me cuenta nada"

Sin pensármelo más saqué el papel y lo desdoblé.


Familia Kang, calle Insadong nº 356.

Su nombre es Kang ChongHee. Debe 6.650.000 ₩

Te acompañará B-Bomb.


"¿Qué es esto?"

Claramente era una dirección pero, ¿por qué había una cantidad de dinero escrita?, ¿y quién era "B-Bomb"? No entendía nada, pero buena pinta no tenía.

Desconcertado guardé el papel en su sitio, levantándome del suelo y terminando por salir. YuGyeom preparaba su uniforme para mañana y tan rápido hube salido, él entró. Aproveché para esconder el sobre en mi cajón del escritorio y me desvestí para ponerme ropa más cómoda para dormir.


[...]

Desperté con la alarma del despertador que había ajustado la noche anterior antes de dormir. Decidí despertar una media hora antes.

Sin hacer ruido me levanté, vistiéndome con un pantalón de deporte y una sudadera que medio abroché. Me puse unas deportivas y tras peinarme un poco con mis propios dedos, cogí el sobre del cajón dirigiéndome hasta la puerta para abrirla, pero antes de hacerlo algo en mí detuvo mi marcha.

"Y si..."

Retrocedí mis pasos y agarré cualquier libreta que había por encima del escritorio. Saqué el papel del sobre y apunté todo lo que había en él. Ni idea de por qué lo hice, pero algo me decía que lo hiciera, por si acaso...

Llegué frente a la puerta del pelinaranja y llamé. Me costó unas cuantas veces, pero a la quinta abrió, dejándose ver adormilado, con el pelo alborotado, el rostro hinchado y su torso desnudo.

"No caigas"

— ...

— ...

— ¿Qué haces aquí? — Me preguntó con un ojo cerrado y despeinando su pelo.

— Vine a darte algo. — Dije serio, mientras sacaba el sobre.

— ¿Darme algo...? — Miró mi mano viendo aquel amarillento sobre.

Le extendí el sobre, el cual cogió con algo de molestia. — Nos vemos. — Me giré para salir rápido de allí, pero su mano en mi hombro me detuvo.

— ¿Qué es esto?

— Me lo dieron para ti.

— ¿Quién?

— Zico... o algo así.

— ...

— ¿Me sueltas?

— Has mirado su interior.

— No. — Mordí mi lengua, sintiéndome algo mal por mentirle.

— Mírame. — Lo ignoré, pero con poco esfuerzo me hizo girar, quedando nuevamente frente a él. — ¿De verdad que no lo has mirado?

— Ya dije que no. — Intenté sonar lo más creíble posible y al parecer lo hice bien porque se lo creyó.

— Bien.

— Adiós.

— Espera. — No di ni medio paso y ya me detuvo de nuevo. — ¿No tienes nada más que decirme? — Enarqué una ceja.

— ¿Yo? — Me señalé con el dedo. Él sólo asintió. — ¿Por qué debería?

— ¿Quizás por la forma en que me hablaste anoche?

— No tengo nada que decir. — Bajé mi vista, evitando sus ojos.

— JungKook, tenemos que hablar de lo ocurrido.

— Adiós. — Esta vez si me giré, comenzando a andar, sin una voz deteniéndome.

"Y lo agradecí, no quería hablar de ello ahora"

Acomodaba mi corbata del uniforme torpemente cuando YuGyeom se levantó sorprendiéndose de verme levantado y vestido tan temprano. No le di muchas explicaciones, simplemente que debía hacer algo temprano y poco más. También le hice saber que lo esperaría en la cafetería para desayunar.

Las clases comenzaron y con ellas el aburrimiento, o al menos para las primeras asignaturas. En más de una ocasión quise dormirme en clase y recuperar algunas horas de sueño perdido por culpa de mi estúpida cabeza que le encantaba atormentarme en momentos de sueño. Aguanté como pude hasta el descanso dónde terminé tirado en un banco con mis ojos cerrados y a punto de dormirme para el resto del descanso.

— ¿Tanto sueño tienes como para dormirte en un banco tan frío e incómodo como éste?

Una voz me sobresaltó, haciéndome caer al suelo y quejándome por mi mano que me la había raspado. Con suerte no llegué a darme en el brazo ya que mi mano lo había amortiguado. Levanté mi vista para ver el idiota que me había molestado, viendo un hermoso rostro, pero muy conocido.

Entonces esta escena me recordó a la misma que viví al llegar aquí, pero la diferencia era que este chico no me miró de la misma forma que lo hizo Jimin. Tan despectivo, como si fuera un simple gusano.

— Jin hyung, menudo susto me has dado. — Tan amable como siempre me ayudó a levantar con cuidado. — Gracias.

— Lo siento, no era mi intención asustarte. — Se sentó junto a mí en el banco. — ¿Te hice daño en el brazo?

— Oh, no, gracias a mi otra mano no me hice nada. — Reí.

Sin permiso cogió mi mano y la miró, viendo la raspadura en ella. — Vayamos a la enfermería, te la curaré.

— ¿Qué?, no hace falta, esto no es nada.

— Insisto, se puede infectar. — Sin darme opción a elegir me levantó y nos encaminamos hasta dentro del centro. — No nos quitará mucho tiempo.

— Gracias.

En la enfermería pidió permiso al enfermero para usar algunas cosas y sin mucho impedimento se lo dio. Me indicó sentarme en una de las dos camas que habían allí, cogiendo un poco de algodón y mojándolo en alcohol.

— ¡Au! — Me quejé al sentir el escozor.

— Si duele es buena señal. — Me sonrió.

— ¿Qué significa eso?

— No sé, es lo que siempre decía mi padre cuando yo era pequeño. — Cogió otro trozo de algodón limpio, repitiendo la acción.

— ¿Cómo es que estabas en mi sector? — Pregunté curioso, aunque ya me olía la respuesta.

— Los privilegios de ser el hijo del director.

Me quedé mirando como limpiaba mi herida con sumo cuidado y delicadeza. Una vez terminó guardó todo lo que había usado y se sentó en la cama junto a mí.

— ¿Puedo preguntarte algo? — Me dijo, con sus ojos pendientes de mí.

— Claro.

— ¿Qué te pasó anoche? — Preguntó curioso.

— Nada. — Bajé mi cabeza, recordando de nuevo lo sucedido.

— De repente te pusiste raro... ¿Dije algo malo? — Noté su mano en mi espalda.

— No quiero hablar de ello, hyung. — Hice una leve pausa. — Lo siento.

— Está bien. — Asintió sonriendo y dando caricias en mi espalda. — ¿Nos vamos?

El resto de clases fueron algo más entretenidas y aunque me hubiese gustado participar más no lo hice, mis ánimos me lo impedían.

Al salir fui directo al dormitorio donde iría a dormir por el resto del día que quedaba; que era largo, pero lo necesitaba. Mi compañero se fue a la habitación de un amigo y pude tener el cuarto sólo para mí. Tenía tanta pereza y estaba tan cansado que hasta con uniforme decidí dormirme.

Bueno, lo habría hecho de no ser porque habían llamado a la puerta. Al abrir vi que era Bobby quién preguntaba por TaeHyung, pero sintiéndolo mucho no sabía donde se metía mi amigo ahora; seguro que con HoSeok.

Mientras se despedía vi a Jimin pasar por detrás, lo seguí con la vista viendo como se dirigía a la salida del dormitorio. Me despedí de Bobby y volví a centrar mi atención en el pelinaranja.

"¿A dónde irá?"

"¿No será que...?"

Sin terminar la frase en mi mente, rápidamente volví dentro, arrancando el trozo de papel donde escribí todo lo que había en ese sobre y tras cerrar la puerta corrí hasta el exterior, buscándolo en todas direcciones.

No lo vi por ninguna parte así que me atreví a preguntar, dando una leve descripción de él. La tercera persona a la que pregunté me indicó que lo vio irse por detrás del edificio, así que sin más miramientos corrí hasta allí, viendo a Jimin saltar el muro.

Con el doble o quizás el triple de cuidado hice lo mismo, siguiendo sus pasos por cada calle que cruzaba. Tenía el pulso acelerado, temiendo que llegara a pillarme y no saber como reaccionar o que decir, pero para mi sorpresa lo hice tan bien que llegué hasta donde decía aquel papel.

A medida que iba llegando me di cuenta del barrio en el que me estaba metiendo. Bastante peligroso para pasear uno solo en la noche... incluso puede que hasta de día. En fin, ya que había llegado hasta aquí no era plan de salir corriendo.

Vi como Jimin hablaba con otro chico más alto que él. Por supuesto no llegaba a enterarme de la conversación, ya que decidí quedarme algo alejado para que no me viera. Después de unos largos minutos ambos chicos llamaron a una casa, cuando saqué el trozo de papel arrugado de mi bolsillo vi el número que había escrito en él y coincidía con la casa. Un chico salió por la puerta, pero tan pronto lo hizo, Jimin lo empujó hacia dentro y la puerta se cerró.

"Pero que..."

Incorporé mi cuerpo, que había estado agachado para ocultarme y me quedé confuso mirando aquella casa.

"No entiendo nada"

"¿Qué está pasando?"

Sumergido en mis dudas y pensamientos una mano se posó en mi hombro, asustándome y haciéndome girar rápidamente.

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