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Capítulo 16


[Jimin]

Había sido arrastrado por mi queridísimo amigo NamJoon para buscarle un compañero, pues quedaba menos para el evento y aún no había encontrado a nadie para su gusto. Muchos chicos se habían acercado a él para ofrecerse, pero los rechazó a todos, solía ser muy quisquilloso con la música.

— Ya no hay talentos como antes. — Dijo desganado el pelirrosa.

— Eso o que tú buscas la perfección. — Iba a quejarse, pero alguien nos interrumpió.

— Ho-hola. — Nos giramos a la vez. — Q-quería hablar con usted. — Dijo el chico refiriéndose a mi amigo.

Él suspiró imaginándose para que lo buscaba. — Dime.

— He escuchado que b-buscas compañero y... m-me preguntaba si...

— Ni hablar. — NamJoon a veces podía ser muy rudo.

— Oh... entiendo, siento molestar. — Y se fue con paso apresurado.

— Ni siquiera lo has escuchado. — Le dije.

— No me hacía falta, ¿has visto todo lo que tartamudeaba?, no podría aguantarlo ni diez minutos a mi lado. — Reí, pero sabía que era verdad, NamJoon no es que fuera la persona con más paciencia del mundo.

— Pero si hasta te habló de usted. — Reí tan fuerte que resonó por todo el pasillo.

Escuché a NamJoon refunfuñando al rededor de media hora, hasta que me harté y me coloqué los auriculares. Hacía como que le escuchaba, asintiendo con mi cabeza. Busqué en la biblioteca de mi móvil alguna canción y le di al play.

Paper Hearts de Tori Kelly, amaba esa canción. La música inundó por completo mis oídos y disfruté de su melodía a la vez que caminábamos por los pasillos de la escuela, buscando por cada rincón de ella algún chico del agrado de NamJoon. Él paraba algunos chicos y charlaba un poco con ellos y luego volvíamos a las andadas, llegó un momento en el que se percató de que no le estaba echando mucha cuenta, pero no dijo nada. Ambos sabemos como somos, tenemos una personalidad algo fuerte, por eso siempre tratábamos de no molestarnos mutuamente.

Al rato noté como NamJoon me sacudía y me hacía un gesto para que lo escuchara. Pausé la música, me quedé esperando a que hablara, pero no dijo nada y me di cuenta que seguía escuchando la misma canción.

La voz era de un chico y a decir verdad sonaba incluso mejor. Quité mis auriculares y pude escuchar con más claridad, provenía de alguna clase cercana a nosotros.

— ¿Escuchas eso? — Asentí. — Tengo que encontrar de donde viene. — Y empezó a caminar, siguiendo la voz.

Llegamos hasta un aula y NamJoon abrió la puerta sin pensárselo, lo que me sorprendió bastante, ni siquiera preguntó, pero más grande fue mi sorpresa cuando vi a cierta persona sentada en una silla junto a otro chico que sostenía una guitarra.

— ¡JungKook! — Gritó mi amigo algo emocionado. — ¿Eras tú quién cantaba? — JungKook se quedó estático por nuestra presencia.

— Sí, fue él. — Dijo su compañero y se llevó un pisotón. — ¡Au!, ¿qué haces?

NamJoon cogió del brazo a JungKook y lo levantó de la silla, trayéndolo hacia mí.

— Lo tengo claro. — Me dijo aún más emocionado. — Será él. — Y jungKook lo miró interrogativo, el pobre no se enteraba de nada.

— NamJoon, no seas precipitado. — Cogí a JungKook por el otro brazo y tiré de él también, pero mi amigo no lo soltó.

— Pero, ¿qué dices Jimin? — Tiró de nuevo de JungKook.

— Digo que JungKook no lo hará. — Y otro tirón del brazo contrario.

— ¿Y quién eres tú para decidir eso?

— ¡¿Queréis soltarme?! — Gritó JungKook harto de tantos tirones que le pegamos y se soltó de ambos. — ¿A qué viene esto?

— JungKook, debes ser mi compañero. — Habló NamJoon.

— ¿Compañero? — Asintió el pelirrosa y lo volvió a coger del brazo para llevárselo lejos de mí.

Bufé, mirando ahora al chico que había sido abandonado y aún permanecía sentado con la guitarra en sus manos, éste me miró esperando una explicación, pero lo único que sacó de mí fue dejarle más solo aún.

Me pasé todo el camino de vuelta maldiciendo a mi amigo. Después de ayudarlo y tener que aguantarlo, me lo paga así. ¿Por qué tenía que ser JungKook?


[...]

Al final se salió con la suya y JungKook terminó siendo su compañero para el evento. Aunque he de decir que le costó bastante convencerlo, le llevó exactamente cuatro días, sí cuatro días detrás del pequeñajo y yo hasta los huevos de tenerlo todos los días en mi habitación molestando. Pero lo peor de todo no fue eso, sino que seguía viniendo.

— ¿No tenéis otro sitio a dónde ir? — Interrumpí su animada plática.

— Eres un amargado, Jimin. — Me acusó NamJoon sin siquiera mirarme.

— Tú también tienes una habitación, es lo que quiero decir.

— Sí, con Jackson dentro.

— ¿Y?

— Molesta demasiado. Si no está de bromista está hablando o cantando chino.

— ¿Y que problema hay con eso?

— Me marea el chino. — Menuda respuesta tan estúpida.

— Haced lo que queráis. — Dije derrotado.

Me pasé toda la tarde mirándolos, como hablaban de música y composiciones, de cual canción elegirán, la compenetración que tenían a la hora de gustos y como se emocionaban cada vez que repetían el nombre de una canción al unísono.

"No los soporto"

Me levanté de la cama agitado, tenía que salir de la habitación.

— ¿Dónde vas, Jimin? — Me preguntó NamJoon a la vez que yo abría la puerta.

— A donde sea. — Le respondí seco.

— ¿Estás celoso?

"¿Celoso?"

Me giré mirándolo algo cabreado, pero él sólo sonreía, disfrutando de mi actitud. Por otro lado JungKook escondió su cara al lado contrario a nosotros. Apostaba que estaba como un tomate.

Sin responder salí, cerrando la puerta de un portazo y sentándome en la misma, reposando mi espalda en ella. Sólo así podía escuchar la voz de JungKook. Por alguna extraña razón que desconozco, JungKook no cantó ni una sola vez en mi presencia, pero si lo hizo en mi ausencia. No tenía lógica pero así era de raro el chico.

Escuchar su voz era como tomar de la droga más adictiva. Era dulce y perfecta y aunque me molestara que fuera el compañero de NamJoon, debía admitir que se compenetraba perfectamente con su rap.

"Si le pidiera que cantara para mí, ¿lo haría?"


[...]

Una semana sin poder estar a solas con JungKook, excepto para dormir, claro. ¿Tenía que aguantar esto hasta que el evento terminara?, de eso nada. Tenía que hablar con JungKook y dejarle claro que no podía estar NamJoon en la habitación todo el santo día.

"¿Y si me dice que se irá con él a otra parte?"

Acallé mis pensamientos y entré a la clase de JungKook, pues después de estar buscándolo como loco su amigo me dijo que estaba en clase.

— JungKook, joder, ¿dónde te metías? — Estaba furioso de buscarlo.

Él se sobresaltó al verme entrar. — ¿Perdona?

— Llevo buscándote desde...

— No me importa. — Me interrumpió y eso me molestó bastante más que el hecho de no encontrarlo. — Vete, viene mi tutor de camino.

— ¿Otra vez ese tipo? — Rectifico, esto me molestó aún más.

— Tu-tor. — Recalcó, pronunciando de más cada sílaba.

— Me importa una mierda quien sea. Tengo que hablar contigo.

— Jimin, vete. No quiero problemas. — Se levantó de su asiento y prácticamente me echó del aula.

"Voy a explotar"

Caminé por el pasillo y divisé al tutor de cara bonita que tenía JungKook.

— Señor. — Llamé su atención y éste me miró. — Tengo que decirle algo.


[JungKook]

¿Para qué querría hablar conmigo?, no había nada de que hablar, todo lo que teníamos que decir ya lo dijimos. No pensaba escuchar ni una sola palabra suya.

Y encima mi tutor estaba tardando demasiado. Últimamente me hacía llamar mucho y la mayoría de las veces no le encontraba el sentido, ¿hará lo mismo con los demás?

Me aburría de esperar, apoyé mi cabeza en mis brazos y cerré mis ojos descansando un poco.

— Listo. — Escuché de nuevo la voz de Jimin. — Ahora podemos hablar.

— ¿Qué has hecho, Jimin? — Ya había hecho de las suyas, estaba seguro.

— Le dije que tuviste una emergencia y te fuiste. — No habrá sido capaz.

Se posicionó frente a mí, se puso en cuclillas y apoyó su cabeza en sus brazos, imitándome y sonriendo a la vez.

"¿Por qué tienes que ser tan malditamente perfecto?"

Me quedé mirándole fijamente, sin apartar la vista de sus ojos castaños. Vi como sus labios se movían, pero no oí lo que dijo, estaba demasiado absorto así que sólo asentí con la cara de idiota que debía tener en ese instante.

Él me acarició el cabello y cogiendo mi mano se volvió a poner de pie tirando de mí. Quedé delante suyo sin aún apartar la vista de él y se acercó peligrosamente haciendo que mi trasero chocara con mi pupitre, devolviéndome a la realidad.

— ¿Qué haces, Jimin?

— Voy a darte algo que sé que deseas. — Me respondió acariciando mi labio inferior con su pulgar.

— ¿D-de qué hablas? — Comenzaba a ponerme nervioso.

— Te pregunté si me amabas. — Dijo clavando su vista en mis labios. — Y asentiste.

Estuve a punto de contestar, pero acalló mis palabras con sus labios. Cogió mis mejillas e intensificó nuestro beso, mi respiración se hacía dificultosa, pero no quería parar, mordí sus labios y él aprovechó para adentrar su lengua y jugar con la mía. El beso se hacía más fogoso y violento, hasta me quejé cuando mordió con fuerza uno de mis labios.

Cogió de mis piernas y las levantó en peso, yo las enrollé en su cintura y me llevó hasta la mesa del profesor. Nuestros labios se separaron pudiendo recuperar el aliento, JiMin aprovechó para aflojar mi corbata, quitar mi chaqueta y desabrochar todos los botones de mi camisa.

— Yo no dije... — Silenció mis labios con un nuevo beso que fue bajando hasta mi cuello, dejando un rastro de saliva en su camino. — que te amo.

Puso un dedo en mis labios para acallarlos y mordió tan fuerte mi cuello que solté un gemido y él me miró satisfecho, volviendo al cuello en busca de otro.

— Gime para mí. — Lamió mi lóbulo y llevó una mano a mi pecho, acariciando y pellizcando mi pezón.

Gemí más fuerte, porque aunque estuviera dándole la satisfacción, me era imposible resistirme y negarme. Mi cuerpo estaba fuera de control, era increíble lo que este chico hacía sentirme. Tan diferente a las caricias que recibí por tantos años.

Me tumbó en la mesa, quitó su chaqueta para luego tirarla al suelo y volvió a mis pezones, pero ésta vez para recorrerlos con su lengua. Cogí de su cabellera sin parar de gemir y él mordió uno de mis pezones, ganándose un grito mío que hizo eco en todo el aula.

Se incorporó agitado por falta de respiración y comenzó a desabrocharme los pantalones para bajarlos un poco, algo desesperado, diría. Noté que su actitud estaba siendo un poco más ruda y me sacó de mi trance de excitación.

— ¡E-espera! — Le detuve, tragué saliva y continué. — Deberíamos parar.

— Ni hablar. — Negó con su cabeza. Estaba desesperado, mordió su labio y centró su atención en el bulto de mis pantalones. — Te necesito. — Lo miré sorprendido.

"¿En qué sentido lo dijo?"

Me incorporé y le agarré de la barbilla para que me mirara. — ¿Me necesitas de verdad?

Él asintió volviendo a besarme y nuevamente dejándome llevar. Regresé a mi posición y sacó mi miembro, lamió mi glande y me estremecí al sentir su lengua, que luego recorrió desde abajo hasta arriba, metiéndose la punta en la boca, chupando y succionando. Estaba que me moría de placer, quería tenerlo dentro de mí como aquella vez. Dolió sí, pero luego fue el placer más exquisito que había sentido.

— Métemela, Jimin. — Le rogué, cogiéndole algo desprevenido por mis palabras, pero disfrutando por mi actitud.

— Haré lo que me pidas, pequeño. — Susurró cerca de mis labios y luego los besó mientras bajaba la cremallera de su pantalón y lo dejaba caer. Se despegó de mis labios y bajó su bóxer.

Me lanzó una mirada a la vez que sonreía y terminó de bajar mi pantalón junto a mi bóxer. Separó mis piernas y se posicionó entre ellas cogiendo su miembro para masajearlo un poco.

— ¿Preparado? — Asentí algo temeroso.

Alargó un par de dedos a mi boca y entendí que quería que los chupara para llenarlos de saliva. Cuando lo hice y quedaron suficientemente húmedos, los acercó a mi entrada y noté un pequeño dolor al introducir uno. Lo movió un poco e introdujo el segundo, moviendo ahora los dos a la vez, metiéndolos y sacándolos con lentitud, mientras me agarraba a mi propia camisa por el dolor.

— Duele. — Musité.

— Tranquilo. — Besó mi abdomen bajando a mi miembro para lamerlo. Eso me relajó.

— Ya puedes. — Dije algo más seguro y aliviado.

Retiró los dedos y cogió su miembro, haciendo presión en mi entrada. Solté un grito que estaba conteniendo a medida que introducía su miembro. Se quedó quieto y masajeó suavemente el mío para aliviarme del dolor.

— Necesito hacerlo ya. — Su voz se escuchaba desesperada y sin hacerle esperar más sólo asentí ante su comentario y comenzó a moverse.

Volví a agarrarme a mi camiseta y cerré mis ojos con fuerza, deseando que el dolor desapareciera rápido.

— Estás demasiado estrecho. — Dijo soltando algunos gemidos. — Me encanta.

Sus embestidas se intensificaron y el dolor pasó a un segundo plano siendo ahora un placer lo que recorría todo mi cuerpo. — Más rápido. — Le pedí y aumentó su velocidad.

Apresó mi miembro con su mano, masturbándolo y unas cuantas embestidas más bastaron para venirse dentro de mí y yo haciéndolo en su mano, manchando también la parte baja de mi abdomen.

Soltó un fuerte suspiro y salió de mí para dejar caer la mitad de su cuerpo en el mío. Yo sólo lo estreché entre mis brazos y nos quedamos así, esperando recuperar el aliento.


[...]

Terminaba de abrochar mi último botón y vi a Jimin sentado en un pupitre de espaldas a mí. Me acerqué y lo abracé por detrás, apoyando mi cabeza en su hombro izquierdo.

— ¿En qué piensas?

— En ti. — Me contestó.

— ¿En mí? — Asintió levemente.

— No quiero hacerte daño, pero...

— ¿Pero?

"Por favor, no digas algo que vuelva a querer alejarme de ti"

— No puedo estar contigo.

— Pero, ¡¿por qué?! — Me puse ahora frente a él y cogí sus manos. — Dime por qué. No puedes decirme sólo eso y negarme una razón. — Mi voz había comenzado a volverse temblorosa.

— Mi vida es una mierda, no hay nada bueno en ella.

— ¿Y tus amigos?, ¿acaso eso no es algo bueno?... o ¿yo? — Permaneció callado. — Jimin, mi vida también es una mierda... hasta que apareciste tú en ella. Al principio te odiaba e incluso hasta hace poco lo hacía, pero entonces vi algo en ti que me hizo cambiar toda opinión que tenía y sin darme cuenta me enamoré de ti. — Abrió sus ojos sorprendido. — Sí, te amo. No puedo sacarte de mi cabeza y tú sólo sabes hacerme daño con tus palabras.

Acaricié su mejilla y le sonreí. La verdad es que desde esta posición podía verlo muy lindo, como su cabeza estaba elevada hacia arriba, por estar sentado en la mesa.

"Quiero tenerlo sólo para mí"

"Me he vuelto un blando, he tirado mi orgullo y dejado llevar sólo por él. Si eso me convierte en un estúpido, seré el mayor estúpido del mucho. No me importa"

— JungKook, ¿recuerdas los tipos que encontramos en aquella calle? — No sabía a que venía eso ahora, pero los recordaba perfectamente. Asentí. — Hay muchas cosas que no sabes de mí.

— No me importa. — Pegué su cabeza en mi pecho y lo abracé. — Quédate conmigo.

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