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Lisa

Cómo lo había prometido, Lisa no se dejaba adoptar. Ante cada presentación frente a nuevas parejas, se comportaba de una manera desagradable y si era necesario, llegaba al punto de morderlos o golpearlos.

Habían tratado de hablar con ella, pero se negaba a responder, en su mente solo estaba en volver a ver a Jennie. Sabía que la castaña tampoco la había olvidado, puesto que cada año, en su cumpleaños, una carta aparecía entre los arbustos del patio.

"Creo que es más fácil esconderse, creo que ya no me reconocen. Ayer regresé aquí y pude andar con más libertad. ¿Cómo has estado? Te ves bien, estoy escribiendo esta carta mientras te miro, estás en el parque con el resto. Me gustaría acercarme pero sé que me pondría en riesgo de que me reconozcan. Hace poco conocí un lindo lugar, había un lago y cisnes nadando, me gusta pasar la noche allí. Podría decir que los cisnes son mis amigos, me acompañan en las noches y comemos juntos debajo de un puente donde hay un bote olvidado. ¿sabes lo que estoy pensando mientras te veo sonreír? Eres muy hermosa, Lisa. Quizá también me hayas visto, estaba sentada al lado de un árbol mientras escribía cerca de ustedes. Tenía una gorra negra que me cubría y un perrito sin pelo me acompañaba. Se llama Joky, lo adopté hace poco meses, era apenas un bebé cuando lo encontré dentro de una bolsa en un río. Las personas son tan crueles, ¿pero sabes algo? Descubrí quién lo había hecho, ya sabe lo que siente, eso me tranquiliza. Falta poco para que cumplas 18, iré a verte y nos iremos, como lo había prometido. Pero si no lo deseas, lo entenderé, sabes que solo quiero tu felicidad.

Te extraño y quiero. Jennie"

En la primera carta que recibió, logró ver a Jennie solo unos segundos antes de que ella le avisara dónde lo escondería. Eso fue hace diez años, desde ese día solo sabía de la castaña a través de palabras escritas por ella.

Aveces Jennie le pedía que le dejara pistas de que aún está de acuerdo en querer ir con ella, como pañuelos atados en las rejas de la entrada. Cada mañana Lisa regresaba a ver si el pañuelo que había colocado había desaparecido, Jennie siempre se los lleva y deja una rosa roja a cambio. Lisa sostenía la rosa y sonreía con cariño, era la primera en levantarse para que no se dieran cuenta y había sido así durante todo ese tiempo.

En pocas horas Lisa cumpliría dieciocho años, esa tarde ella junto a sus compañeros y la hermana mayor saldrían a disfrutar de helado. Al salir, Lisa sintió una mirada sobre ella, curiosa giró a sus espaldas y aquella mirada gatuna escondida detrás de la entrada de una tienda, logró atraparla.

_Jennie...

La castaña sonrió levemente al verla, su mirada fue de pies a cabeza, viendo en la hermosa mujer en la que se había convertido. Lisa observó con disimulo a la hermana y viendo su distracción, corrió lejos del grupo y se escondió en el mismo lugar donde estaba Jennie.

Se vieron unos segundos, como si aún no creyeran que estaban frente a la otra. Lisa se lanzó a ella en un abrazo, sonriendo con emoción. Jennie cerró los ojos en el abrazo, sintiendo esa agradable sensación de la calidez de su cuerpo.

Ambas alejaron sus rostros lentamente, viéndose con un brillo en los ojos.

_¿Es hora? ¿nos vamos? - Lisa sonreía.

_¿Segura que quieres hacerlo? Podrías vivir una vida tranquila, conmigo solo tendrías que esconderte.

_Te he esperado muchos años como para echarme para atrás, Jennie. Quiero ir contigo.

La castaña sonrió con nostalgia.

_Está bien. ¿nos vamos ahora? ¿No tienes algo qué hacer o de quién despedirte? - tomó su mano.

_No, nunca tuve un amigo allí dentro. Cuando les contaba la historia de Pan, lo único que hacían eran burlarse. Tenía tantas ganas de hacerles lo que tú hiciste con esa directora. Pero no podía arriesgarme, tenía que esperarte.

_Hiciste bien. Vámonos - se alejaron a pasos rápidos de aquel lugar.

***

Caminaron por largos minutos, Jennie siempre usaba esa gorra para cubrirse, llegaron a un barrio un poco descuidado, había poca gente al rededor. Lisa la siguió a un edificio, las escaleras rechinaban y todo estaba polvoriento.

Mientras se acercaban al piso 12, habitación 4, Jennie se detuvo un momento, frunciendo los ceños con extrañeza.

_¿Qué pasa? - Lisa preguntó a sus espaldas.

_Joky...- apresuró su paso - él siempre ladra cuando estoy cerca. Jennie abrió la puerta, llamó el nombre de su perro pero este no aparecía, Lisa la siguió hasta su cuarto, ambas vieron al perro echado en la cama con los ojos abiertos, sin algún rastro de vida - no...- la voz de Jennie se agudizó, sus ojos comenzaron a cristalizarse - Joky...- se acercó a él.

Al levantarlo, se dió cuenta de la espuma en su boca y el líquido blanco que manchaba la cama. Sus puños se cerraron con enojo y su cuerpo se tensó de la furia al darse cuenta que lo habían envenenado.

Volvió a ver a su perro y su corazón se destrozó, Lisa veía desde la puerta a Jennie abrazar al cachorro y llorar, escuchaba sus lamentos y Lisa desvío la mirada, también le afectaba.

Lisa se alejó de la habitación y llegó a la sala, observó el suelo con detalle y notó algo extraño en el piso cerca dela puerta, había rastros de comida. Se acercó y se inclinó, observando con más detalle. Alguien había metido comida por debajo de la puerta, se veía el rastro húmedo que lo empujaba desde afuera.

_Las personas...- Lisa apretaba los puños - son lo peor que pudo existir...

***

Lisa había hablado con Jennie, la castaña le dijo que había cámaras de seguridad en los pisos, pero que el dueño casi no estaba, solo venía a cobrar. Las cámaras de seguridad estaba en el primer piso y Lisa se ofreció a averiguarlo, Jennie asintió, confiaba en ella.

Lisa salió del departamento por unas horas, luego regresó con otro aspecto, cubría su rostro y aparentaba ser un hombre. Llegó a la habitación de las cámaras y con una palanca forzó la puerta, rompiendo el seguro. Ingresó rápidamente y buscó las grabaciones del de hace horas, ya era de noche.

Finalmente lo halló, en el vídeo se veía a una mujer llegar a la puerta de Jennie y mirando a todos lados, echaba la comida en el suelo y con una regla lo empujaba, se podía escuchar los pequeños ladridos del cachorro. Al terminar la señora apresuró su paso, Lisa la siguió en las siguientes cámaras y la vió ingresar a la habitación 3, era su vecina de piso.

_No sabes...lo que Jennie te hará...- Lisa sonrió de lado.

***

Solo una hora después y de que Lisa haya apagado las cámaras, incluso borrar el vídeo donde le daba comida al cachorro, Jennie caminaba entre silencio en el pasillo, su mirada era fría, reflejaba el odio que sentía.

Tocó la puerta de la vecina, y cuando esta abrió, Jennie ingresó de inmediato empujándola. La mujer quiso gritar pero Jennie se subió a ella y puso un pañuelo húmedo sobre su boca, la mujer quedó inconsciente en solo segundos.

_No tuviste piedad con él...- Jennie pronunció al levantarse - no voy a tener piedad contigo...- se quitó su chaqueta, relajando sus brazos y cuello - siempre te quejabas de sus ladridos, como si yo no tuviera que soportar tus fiestas todas las jodidas noches - tiró su chaqueta a un lado - debí de matarte cuando me golpeaste por quejarme - sacó una cuchilla de su bolsillo - ¿Creíste que era una débil solo por no responderte? Yo no quería peleas, pero mira lo que hiciste - tomó sus brazos, arrastrándola hasta en medio de la sala - atacaste a un inocente, alguien que no tenía nada que ver...mataste a mi amigo - la dejó en el suelo y se acercó a la mesa, veía el filo de su cuchillo.

_Recuerda no tocar nada - Lisa ingresaba con una mochila - ni quitarte los zapatos - cerró la puerta. 

Ambas tenían guantes para evitar las huellas, incluso llevaban toallas suaves pegados debajo de sus zapatos para no dejar pisadas. Sus cabellos estaban atados y cubiertos con gorras especiales para no dejar caer ni un cabello, se habían puesto gel para evitar algún error.

Ambas se bañaron para evitar dejar algún tipo de perfume, traían mascarillas y todas las cuchillas eran nuevas, solo tenían las huellas del vendedor, Lisa los había comprado en una tienda demasiado alejada, ella lo había planeado todo.

Cargaron el cuerpo dejándolo en la cama, ataron sus manos y piernas, pusieron mucha cinta sobre su boca y antes de que despertara, pero antes de hacer eso, Lisa había colocado anestesia en su lengua. Jennie miraba a Lisa, era alguien muy inteligente.

La mujer fue despertando y al abrir los ojos, se encontró con Jennie observándola, sostenía una cuchilla en su mano. La mujer trató de moverse pero se dió cuenta que estaba atada, trató de gritar pero su lengua estaba dormida y sus labios igual.

Lisa retrocedió y tomó el pomo de la puerta, aún no estaba lista para ver aquello y Jennie lo entendía, giró su rostro al ver a la castaña acercarse y salió de la habitación con tranquilidad cuando escuchó el primer quejido.

***

Pasó una hora en dónde la mujer finalmente murió, Lisa abrió la puerta y observó a Jennie con salpicaduras de sangre, sus ojos estaban cristalinos, recordaba a su amigo e imaginaba el dolor que él habría sentido, si tan solo habría gente buena que entendiera el sentir de los animales, ella no sería así.

_Tienes que salir ya - pronunció Lisa con calma, Jennie se acercó a ella y se detuvo al borde de la salida, como Lisa ya le había explicado - no toques nada, recuerda que la sangre dura mucho en las paredes y objetos.

Se inclinó a ella, de su mochila sacó nuevos zapatos con suaves toallas de algodón debajo, quitó con cuidado los de Jennie y al colocar los nuevos, Jennie pasaba el pie al pasillo, para evitar guiar las salpicaduras a su habitación.

Lisa fue limpiando su rostro, sus manos y fue cambiando todo, todo con sumamente cuidado, incluso tuvo que cambiar a Jennie de ropa en pleno pasillo. Cuando todo estaba listo, Lisa cerró la puerta y limpió por las dudas el pomo. No sin olvidar su chaqueta, ya lo había tomado antes.

_Gracias...- pronunció Jennie, su voz era apagada.

_Vamos, no puedes ducharte aquí - ambas bajaban las escaleras - a esta hora los saunas están abiertos, allí hay mucha gente - salieron del departamento - iremos a uno muy lejos, tardaremos una hora en llegar. En caso quede algún rastro de sangre cuando te bañes, habrá miles de personas a quien tendrán que investigar.

_Ella tenía problemas con su ex...- mencionó Jennie - siempre peleaban...llegaron incluso a los golpes. Es un idiota que anda en las drogas.

_Entonces...esto será más fácil de lo que pensaba.

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