Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9._Enemigos


Mary estaba teniendo éxito en todo lo que se proponía, pero aquello tuvo costos para otros. Los daños colaterales de su treta del agua afecto,de manera permanente, cinco campos y entre ellos estaba el de Milk. Por supuesto nadie sabía que ella era la responsable y los que lo sospechaban no tenía pruebas. Dos de los afectados pusieron en venta sus tierras. Los otros tres estaban contemplando posibilidades.

Mary aprovechó que la secretaria regional agrícola y de salud fue a hacer sus estudios, respecto a lo que fue considerado un desastre ambiental, para patentar sus tomates azules. De la documentación se encargó Dai. Su mayordomo podía hacer aparecer una fotografía del presidente en calzoncillos, sólo con un chasquido de dedos. Con él a su lado todo era posible.

Dos meses después del incidente del agua, Milk fue a ver a Mary para hablar de negocios. Ella no abandonaría su tierra sin intentar todo lo que pudiera hacer. Mary la recibió de buena fé. La había estado esperando. En la sala de aquella amplia casa, la anfitriona escuchaba a su invitada mientras giraba la cuchara en el interior de la taza de té, que Dai le dió. El mayordomo se quedó allí tras ofrecer otra taza a Milk. Parado tras el sofá,con la bandeja entre sus manos,Dai llevó sus ojos hasta Mary.

-Entonces quieres comprar semillas de tomates azules-
resumió la mujer.

-Así es...

Mary se sonrió con cierta malicia. Estaba de espaldas a Milk,por lo que ella no la vio.

-Perdóname por decir esto,pero me resulta bastante irónico que quieras comprar semillas del producto que tanto atacaste.

Milk respingo la nariz y luego le cuestionó si iba a venderle o no lo que pedía. Mary se giró por completo a ella, dejando la taza en una pequeña mesa junto a la ventana.

-No, no voy a venderte
-respondió la muchacha logrando desprender la mandíbula inferior de Milk,de la desagradable sorpresa-Te la voy a obsequiar...

Mary patentó los tomates azules.
Eran una marca y por tanto le otorgaban el derecho exclusivo y excluyente de venderla en la forma o clase que ella conferio. E impedía que un tercero cultivará y comercializara, sin su consentimiento, aquel producto. Patentar algo era un proceso relativamente rápido sobretodo si se contaba con los estudios y permisos solicitados por la institución. Algo que Dai resolvió en un abrir y cerrar de ojos. Cómo Mary no podía ir a la ciudad consiguieron un representante legal. Un hombre llamado Korn, que recomendó Kibito-Shin. 

-Pero tienes que pagarme un porcentaje de tus ganancias- agregó Mary.

A regañadientes, Milk aceptó y acordaron un contrato. Las cosas iban bien para Mary.

La mujer solicito a Dai que hiciera reales modificaciones a los tomates de las plantas nuevas. Habían dos matas por cada hilera para garantizar la producción. Dai modificó la que estaba madura,pero la segunda planta no fue afectada pues había sido sembrada con un mes de diferencia. El clima de la región permitía que los tomates brotarán hasta mediados del otoño,pero Mary quería que sus nuevos tomates lo hicieran hasta  finales de esa estación. No sólo eso también que tuvieran un mayor tiempo de conservación, fueran más jugosos y sabrosos. Era la semilla de estos segundos tomates los que daría a Milk y a otro campasino que se acercó a ella para negociar.

Pero no sólo los negocios iban bien para Mary. En esas semanas se había acercado mucho a su contador. Al punto de que salió con él varias veces y también lo invitaba a su casa. Algo que Dai veía con bastante recelo y hasta con molestia. Aquella mañana de Domingo el muchacho llegó a la casa temprano y Mary se lo llevó al estanque para nadar un poco. A medio día le llevó el almuerzo como ella se lo pidió y los encontró jugando a la orilla. Había otras personas allí, los chicos que siempre se metian sin permiso. Parecía que todos habian estado compartiendo de forma muy agradable. El mayordomo dejo la comida y miró a la mujer antes de retirarse. Ella no notó su presencia ahí y él, cuando estuvo fuera de la vista de todos, desapareció para reaparecer en la casa. Allí había un teléfono fijo que Mary desconocía. Estaba guardado en su habitación donde no había cama,sino un diván. Allí se sentó mientras esperaban que alguien respondiera su llamada.

Por la tarde Mary se despidió de su invitado en la entrada de la casa y lo hizo con un beso. Dai vio todo desde la escalera y no apartó la mirada. Veía con una serenidad fría y sin ningún juicio en sus pupilas. Antes de que ellos se separan, Dai se metió a la cocina.

-Nos vemos el martes-le dijo Mary y él le sonrió.

A la mañana siguiente, cuando Mary terminaba de vestirse, Dai golpeó la puerta y ella lo dejó pasar.

-Encontré esto en la entrada. Es para usted-le dijo al ofrecerle un sobre.

Unas horas después, el mayordomo observaba a Mary sentada en una hamaca bajo los árboles en la parte de atrás de la casa. Ella se balanceaba suavemente sin apartar los ojos del trozo de papel, al que encendió fuego con un encendedor y vio arder en el seco suelo que el viento barrio. Los lustrados zapatos de Dai aparecieron entre los fragmentos chamuscados de la carta. Mary los miró un momento, después alzo los ojos y miró a su mayordomo a la cara. Ella estaba triste. Él le ofreció una copa con frutas, crema y un toque de albacea con menta. Olía muy bien.

-Pensé que algo dulce la animaría- le dijo Dai.

-Gracias-le respondió Mary tomando la copa entre sus manos.

-Creo que no fueron buenas noticias las que dejaron en esa carta-comentó el mayordomo sin ninguna intención particular.

-Kibito-Shin se fue-le dijo ella de una forma muy melancolíca.

-Lo lamento. Sé lo mucho que le agradaba el joven...

Mary no contestó y se llevó una cucharada de postre a la boca, sin demasiado ánimo.

-¿Me permite ser honesto con usted?-le preguntó y ella lo miró  como asintiendo-Él no era para usted. Es un joven muy amable, también puede llegar a ser muy divertido y sobretodo protector, pero...

-Lo sé-lo interrumpió Mary- Él era demasiado bueno para mí. De haberse llegado a enterar de lo que hice, nunca me lo hubiera perdonado. Su moral, su pasta de héroe, no se lo hubiera permitido-le dijo y luego guardo silencio un rato- Hace unos días, cuando salimos, unos tipos fueron groseros conmigo...Él me defendió ¿Sabes cuantas personas han hecho eso por mí? La gente piensa que no necesito nada. Que todo puedo conseguirlo sola...

-No lo dudo. Usted es muy capaz-le dijo Dai mirándola cual si estuviera contemplando ideas lejanas- Imagino que muchas personas considerarían sus acciones un acto de maldad y ambición. Si en algo le sirve,yo no lo veo de ese modo.

El viento soplaba suavemente. Mary terminó de comer y se acostó en la hamaca después de dejar la copa en el suelo.

-Tú tienes que estar de mi lado Dai. Lo querías o no-le dijo ella con un tono algo divertido.

-No discutiré eso-le respondió él al levantar la copa. La hizo desaparecer con un movimiento de su muñeca-Sin embargo, eso no me impide apreciar sus cualidades. Genuinamente creo que hay pocas personas con sus agallas. Aunque todavía no estoy seguro de cuál es su motivación para todo esto. Usted quería vender estás tierras. Ahora parece dispuesta a manejarlas y hasta a expedirlas.

El mayordomo esperó una respuesta, pero está no parecía llegar por lo que él se asomó a ver a la muchacha, descubriendo que Mary dormía. En un parpadeo él y su ama aparecieron en la habitación de ella. Allí Dai cerró las cortinas, hizo aparecer un ventilador y dejó el cuarto satisfecho.

Mary se despertó un poco confundida. Era media tarde y para acabar de despertar se dió una ducha. Mientras buscaba ropa limpia que ponerse, descubrió varias prendas nuevas. Dai le facilitaba todo lo que ella requería. Mary suponía que si le pedía un callar de diamantes él se lo daría. Siempre sabía lo que ella prefería y era lo que ponía a su disposición. Extraía información de todo lo que ella hacía, decía y hasta lo que no exponía. Era un ser extraordinario. Como había estado pendiente de la hacienda y el contador se había medio olvidado de averiguar cosas de él. En ese momento no estaba de ánimos para indagar, más hace tiempo que tenía una duda y la quizo corroborar.

-¿Tú eres el responsable de que no tenga señal telefónica e internet aquí?-le preguntó durante el almuerzo.

-Me temo que sí,pero no es algo que haga aproposito. Mi energía crea una burbuja que interfiere con las telecomunicaciones.

-Entiendo...

-Le suplico me disculpé por este inconveniente.

-No hay drama-le contestó Mary antes de beber un poco de jugo-Te importaría ensillar a Pendragon. Quiero cabalgar un poco.

-Como ordene-fue la respuesta del mayordomo.

Mary salió una hora después a cabalgar por sus tierras. Quería sacar a Kibito-Shin de su cabeza, pero no lo conseguía. Estaba molesta porqué no se despidió de ella de manera presencial. No le dió la oportunidad de decirle algo al respecto y eso era algo que realmente la hacía enojar. Que la gente no tuviera las agallas de ir a confrontarla, para bien o mal, le hacia hervir la sangre. Claro que las coleras de Mary duraban lo que tardaban en surgir,pero durante ese tiempo era capaz de toda clase de cosas. En ese momento se conformó con espolear a su caballo y correr por el campo como si el diablo fuera tras ella. Volvió al anochecer y se quedó en los establos para quitar el sudor a Pendragon.

-¿Desea que le prepare el baño?-le preguntó Dai, haciendo que Mary volteara a verlo. Resultó que le estaba hablando por telepatía.

-Sí...una tina con agua caliente le vendría bien a mi espalda.

-No debió cabalgar en la forma en que lo hizo. No está a acostumbrada.

-¿Me estuviste espiando? Te pedí que no lo hicieras...

-Ya no lo he hecho. Usted dijo, durante el almuerzo, que lo haría.

Mary no discutió con él y subió a su cuarto para meterse en la tina. Estuvo allí casi media hora. Al salir se puso la pijama. El dolor en su espalda no se había ido por lo que no bajo a comer. Razón por la que Dai apareció en su cuarto, enterándose de que el malestar persistía.

-Puedo darle un masaje si quiere-le ofertó, pero Mary lo miró con suspicacia-Por favor... Usted no me despierta ese tipo de ideas.

-Lamento no ser lo suficientemente atractiva para agitar su libido-le dijo Mary un poco ofendida.

-No dije que no me resultará atractiva-le dijo Dai con una sonrisa un tanto avisada-¿Quiere el masaje o no? Soy muy bueno con eso...

Mary tuvo varias dudas,pero él no se le hacia alguien peligroso. No mientras ella tuviera el control,sin embargo, no se fiaba del todo.

-Esta bien,pero no sólo masajea mi espalda. Ni se te ocurra bajar las manos-le advirtió.

-No me atrevería a tal cosa-le dijo observando la espalda de la muchacha que llevaba un pijama de día piezas.

La parte superior de la prenda para dormir tenía una cremallera, que ella deslizó antes de ponerse boca abajo en la cama. A Mary no le era incómoda la situación. Una vez fue a un centro de masajes y le tocó quedar envuelta en una toalla ante un extraño. Cerró los ojos y se dispuso a relajarse, pero cuando Dai le puso las manos encima ella se rió.

-Tienes las manos frías y me haces cosquillas-le dijo.

-Sí retuerce así, puede que terminé empeorando su situación-le advirtió Dai.

-Lo siento...Me quedaré quieta. Lo juro-le dijo Mary, pero cuando él la tocó ella volvió a reír y se puso de costado cubriendo su pecho con la prenda- Tienes las manos muy suaves...

Dai levantó las manos y se las quedó viendo,como preguntándose si ella tenía razón. Iba a decir algo, pero tomó a la mujer. Mary no se dió cuenta de que sucedió. Oyó disparos, sintió que Dai la abrazaba, luego sólo estaba entre él y la pared, acurrucada en un rincón.

-Parece que me hecho de enemigos peligrosos-comentó Mary sujetándose de él.

-Eso no importa...no permitiré le hagan daño...

-Claro que no-murmuró la muchacha. Pero era obvio que él iba a cuidar de ella. Después de todo,la necesitaba.





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro