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2._Tomates


-¿Por qué hiciste eso?-le preguntó Mary subiendo las piernas a la silla y abrazandolas.

-Porque usted me lo ordenó-le contestó Dai poniéndose de pie.

-Sí,pero yo estaba...Lo que quiero decir es que...

-Entiendo-la interrumpió-Me estaba poniendo a prueba. Imaginó que no haría un acto tan degradante,sin embargo,yo no puedo negarme a su voluntad-le dije y por primera vez,en todas esas horas,la sonrisa abandonó aquel rostro-Yo no puedo cumplir todo lo que me ordene,pero no puedo negarme a nada de lo que me ordene. Téngalo presente,por favor. Ahora le suplico que coma. La comida fría pierde sabor...

Mary se le quedó viendo de manera muy suspicaz. Algo no estaba bien con ese sujeto. Era más que evidente, desgraciadamente no tenía la cabeza muy fría como para reflexionar respecto al enigma en las palabras de Dai. Que él le besara los pies fue demasiado perturbador,pero no de la manera que muchos pudieran suponer. Algo en la forma en que lo hizo le sugirió algo descabellado,pues eran dos desconocidos. Sus ideas le esfumaron el apetito y miró con recelo la comida en la mesa. Se hubiera levantado diciendo la verdad,de no haber sentido que Dai la estaba retando. Con cuidado comenzó la ceremonia que fue esa comida, que tuvo que admitir estaba bastante buena.

Después de almorzar,Mary salió al patio y contempló el jardín y las tierras sembradas. Una propiedad como esa debía ser muy cara de mantener,por lo que las palabras de Dai respecto a la cosecha le hicieron bastante sentido. A la izquierda habían unos establos y caminó hacia allí descubriendo unos caballos. Aquello la tomó por sorpresa, hace tiempo no tenía la oportunidad de ver a esos animales de cerca. Había dos alazán y el tercero era un perlino jóven que se ganó la atención de la mujer.

-Su nombre es Pendragon-le dijo Dai, que en algún momento llegó a su lado-Era el favorito del señor Edgar ¿Sabe usted montar?

-Sí,pero hace mucho no lo hago-le contestó Mary,un poco sorprendida de verlo allí-De niña tuve un caballo llamado Escalibur. Lo quería mucho, aunque una vez me trató de morder. Supongo que no lo toque como se debía...

-Los caballos son animales muy nobles,pero también pueden ser bastante temperamentales. Por suerte,Pendragon no lo es ¿Le gustaría recorrer sus tierras en él?

La idea de montar le pareció atractiva a la muchacha,pero también un tanto temeraria,pues temía haber olvidado como se hacía.

-Por supuesto,yo la acompañaré- le dijo Dai haciendo que Mary se preguntará cómo lo haría.

Cuarenta minutos después de eso,Mary volvía a los establos con un pantalón y una camiseta holgada que descubría sus hombros. Para entonces,Dai había ensillado dos de los caballos. La mujer se subió al perlino con bastante agilidad y rapidez, por lo que pudo observar que Dai hizo uso de un falso estribo. Es común que las personas de baja estatura tengan problemas para subirse al caballo y usen un banquillo o entrenen al animal para que se incline un poco,pero no era muy común ver el uso de un falso estribo. Con paciencia Mary siguió a Dai que comenzó a hablarle respecto a las tierras de las que era dueña. Él montaba bastante bien,ella intentaba recordar la postura correcta. La espalda recta,se decía en su cabeza,los codos pegados al cuerpo y...

-Relajese-le dijo Dai, súbitamente-Es importante que los músculos estén relajados para acompañar los movimientos del caballo.

Mary arqueo una ceja ¿Acaso ese tipo leía la mente o qué? Se consultó cuando él regreso la vista al frente y continúo con su explicación.A poco andar, la muchacha, corroboró lo que se temió desde un principio: mantener ese lugar era demasiado trabajo. Casi media hora después del inicio de la marcha,llegaron al estanque que recogía las aguas de lluvia para regar las siembras. Estaba lleno hasta el tope y podía verse un perfecto reflejo del cielo en el. Grandes sauces crecían entorno al estanque. Los troncos de algunos de esos árboles,se torcían hacia el agua y en uno de ellos habían un grupo de jóvenes que usaban las grandes ramas como trampolín,para saltar al estanque y nadar un poco.

-No es raro ver a estos chicos por aquí-le dijo Dai-Por lo general sólo vienen a refrescarse,pero si quiere puedo expulsarlos.

-No hace falta-le respondió Mary y siguieron con el recorrido.

Regresaron a casa al atardecer en una marcha muy callada. Los ojos de Mary,a ratos,se clavaban en la espalda del mayordomo que llevaba un chaleco negro muy ajustado sobre una camisa blanca inmaculada. Su aspecto era impecable,sus modales,su tono de voz,sus miradas,su postura;todo él era perfecto. Demasiado perfecto. Por unas horas Mary se había olvidado del asunto,pero no había renunciado a sus suspicacias respecto a ese sujeto que repentinamente volteó a ella y le sonrió de forma amorosa,casi tierna. Mary apartó la mirada de él con un gesto indiferente y un poco infantil. Ese tipo no le agradaba. Espoleo el caballo y al galope terminó su retorno a casa.

Cuando salió del establo donde dejó a Pendragon,que se mostró muy dócil bajo su mano, encontró un camión estacionado fuera de la casa. Dai hablaba con el chófer, mientras dos hombres bajaban su nueva cama. Ella no le dió importancia al asunto y subió a su cuarto para darse un baño. Hacia calor y olía a caballo,además la falta de práctica en la cabalgata le causó un leve,pero molesto dolor de espalda.Pensó que una ducha caliente la ayudaría a relajarse y no se equivocó.

Salía del cuarto de baño,
secándose el cabello con una pequeña toalla, cuando vio su nueva cama perfectamente tendida y sobre ella un pequeño ramito de flores. Aquello la desconcertó bastante,pues ella no se tardó más de diez minutos en el baño y era imposible subir ese mueble hasta ahí en tan poco tiempo. La forma en que se torcía la escalera imposibilitaba que aquella tarea fuera hecha rápidamente,pero incluso si lo hacían en ese tiempo,tender la cama le hubiera tomado un poco más y para cuando ella hubiera salido del baño,Dai debería de haber seguido allí. Mary se asomó a la ventana para ver si el camión seguía allí. No estaba. Un poco inquieta busco su mochila, pero su ropa estaba en el closet perfectamente ordenada. Se vistió de prisa y bajo la escalera corriendo,pensaba ir al pueblo, pero una voz a su espalda la detuvo.

-La cena está lista ¿Desea pasar al comedor o prefiere la suba a su cuarto?-le preguntó Dai,
parado en el descanso de la escalera. Se veía algo serio y con las manos tras la espalda, adquiría una actitud de oscura autoridad.

-No tengo hambre-le dijo la muchacha y volvió hacia la puerta,pero al abrirla casi se va de espaldas.

-No es bueno no comer. En especial si ha hecho un paseo largo y desgastante-le dijo Dai que estaba de pie bajo el pórtico.

Mary dió un paso atrás con los ojos abiertos a más no poder. Dai estaba en la escalera y de la nada apareció fuera de la casa con un frío semblante que se fue deformando con una sonrisa aguda,como una hilera de espinas de marfil que eran la entrada a un abismo insondable. Esos ojos claros se volvieron un pozo de aguas pintadas de violeta,espeso y helado como un glacial. Él avanzó hacia ella de una forma un tanto amenazante y la sombra que sobre el cayó al cruzar el umbral,le dió una oscura gravedad a su clara figura que rápidamente fue pintada de luz por las lámparas.

-¿Iba al pueblo? Puedo llevarla en el automóvil que está en el garage.

-No gracias...

-¿No? ¿Quiere caminar hasta allá? Es un sendero bastante largo para ir a pie. Pero puedo ensillar a Pendragon si lo desea- insistió Dai y Mary sólo movió la cabeza en negación e intentó ir hacia la escalera,pero al girar se encontró con Dai-¿Cambio de opinión? ¿Quiere descansar? Es, usted,una persona muy voluble

-Y tú un tipo muy raro-logro articular.

-¿Raro?-repitió Dai y se encogió un poco de hombros sonriendo divertido-Su tío bisabuelo me llamó monstruo... Supongo que su familia está progresando. 

Mary aprovechó que Dai bajó la guardia y salió corriendo hacia el establo. Mientras iba hacia allá cayó en cuenta de que no había allí ningún otro empleado y eso era muy extraño, aunque era la más pequeña de las rarezas de ese sujeto. Su idea era montar a caballo e irse,pero antes de llegar con los caballos Dai se le cruzó en el camino, por lo que viro hacia la izquierda, yendo a estrellarse con unas cajas de tomates medio podridos de los que tomó unos cuantos, para arrojarselos al mayordomo.

-¡No te me acerques!-le gritó enarbolando uno de los rojos gritos-¡Te lo advierto!

-Sólo quiero explicar quien soy y lo que está sucediendo...

En ese momento un tomate paso por el costado de Dai o eso vio Mary,que estaba segura de que había apuntado a la cara del mayordomo. Su falta de tino se repitió varias veces. Mary no estaba segura si ella no daba en el blanco o él esquivaba los proyectiles,pues no lo veía moverse de dónde estaba de pie y,sin embargo,no lograba darle.
En ese momento,como si un rayo de luz celestial hubiera golpeado su mente,la muchacha,
recordó,más o menos,las palabras que él le dijo esa mañana.

"Yo no puedo cumplir todo lo que me pida,pero no puedo negarme a nada que me ordene"

-¡Sientate!-gritó Mary, presa del miedo que ese tipo le infundia con su evidente naturaleza no humana.

Dai levantó una ceja y se sentó en el aire cuál si lo hiciera en una silla. Mary lució sorprendida y bajó los brazos relajando su expresión.

-Espero que no me pida que ladre-le dijo Dai cerrando los ojos y frunciendo un poco el ceño-Como podrá ver yo cumpliré todas sus órdenes,por más humillante que sea para mí.

-¿Qué eres?-fue la pregunta que salió de la boca de la mujer,que no daba crédito a que el estuviera levitando ante sus ojos.

-No puedo responder a esa pregunta. Es parte de este contrato de perpetuo servicio que tengo con su familia-le respondió abriendo los ojos-No quiero ni puedo hacerle daño, mi señora...

-Okey...-exclamó Mary-Ahora cuéntame cómo está eso de que estas al servicio de mi familia y todo ese asunto.

-No puedo hablar nada al respecto-le dijo-Si quiere saber la historia,tiene que averiguarlo por usted misma.

Mary asintió con la cabeza y se quedó medio reflexionando.

-Tienes poderes ¿Verdad?-le dijo después de unos minutos.

-Sí,muchos en realidad-le contesto Dai.

-¿Pero no puedes usarlos sobre mí?

-No,a menos que me lo ordene-le respondió Dai.

-¿Alguna restricción?

-No puedo darle la inmortalidad, no puedo resucitar,ni jugar con el tiempo. Ah,y...lo que cambio por mi poder no puede volver a su estado original.

-Eso quiere decir que si te ordenó hacer los tomates azules, estos se quedarán así ¿No?

-Es correcto-le dijo y chasqueo los dedos de la mano que tenía entre sus piernas. Mary no lo notó.

La muchacha se vio bastante más relajada y avanzó hacia él,ignorando que los tomates detrás de ella cambiaron de color.

-La mano-le ordenó y Dai puso la suya sobre la que ella extendió-Buen chico.

-Por favor no me trate como una mascota-le pidió cerrando los ojos otra vez,para contener su molestia.

-Eso fue por asustarme-le dijo Mary sonriendo de forma astuta-Ven, vamos a casa y me sigues explicando este asunto.

-Como ordene-le respondió él imaginando que podía llegar a hacerle esa mujer, cuando se diera cuenta de lo que él hizo con la cosecha.

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