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capítulo 1

Miraba con detenimiento a la pared. pensando mil y un cosas que no me dejaban tranquila desde hace ya unos meses. Estaba tan absorta en mis pensamientos, que no me di cuenta cuando mis compañeros comenzaron a ocupar sus lugares.

Era el inicio del tercer semestre en la carrera de Artes y apenas en ese momento había comenzado a cuestionarme si había hecho lo correcto al escoger esta profesión.

Un sonido en particular llamó mi atención. Sonaba como metales chocando entre sí. Al dirigir mi mirada a la fuente de ese sonido, pude divisar a Uzui. Uno de mis compañeros.
Si bien, al estar en una profesión así, se podía ver en cada rincón a personas llamativas, con estilos únicos y peculiares. Uzui, entre todos mis compañeros, era el más extravagante. Portando joyería, un perfecto esmaltado en sus uñas y hasta lo que parecía ser una placa con cristales incrustados que llevaba en la frente. Además de eso, su gran altura,masa muscular y blanca cabellera, ayudaban a su imagen extravagante.
Amaba ser el centro de atención y el ser elogiado constantemente. Siempre intentaba hacer los mejores trabajos y se notaba su esfuerzo y entusiasmo por sus obras. Y debo admitir que apesar de aquellas características y para sorpresa de muchos, Uzui no era tan engreído como cualquiera pensaría.

Su lugar estaba a unos cuantos de distancia del mío, por lo que en algunas ocasiones llegamos a charlar o por lo menos saludarnos.

Mi relación con los compañeros, en general, era normal. No tenía problema con ninguno y había llegado a conversar e incluso hacer actividades fuera de lo escolar con varios de ellos. Pero realmente no consideraba a ninguno como un amigo. No era tan fácil hacer amistad con algún colega si sus ideas y perspectivas no coincidían por lo menos un poco. Y para comenzar, yo no tenía bien definidos aquellos términos. Aunque intentara conectar con alguno, no podría lograrlo pues nisiquiera tenía idea de quién era en realidad.

Algunos lo saludaron al verlo, pero cuando pasó a mi lado yo agaché la mirada para no tener que saludarlo. No me desagradaba ni mucho menos. Simplemente me incomodaba saludarlo cuando no teníamos una relación de amistad o algo semejante, se sentía falso de cierto modo.

Pareció no darse cuenta de mi presencia y mucho menos de mi gesto, lo cual me alegró un poco. Me sentía incómoda estando en aquel lugar y todos me parecían ajenos a la realidad. Quería salir de ese lugar cuanto antes, pero no tuve suficiente fuerza para huir.

Era la segunda semana del semestre. Teníamos que cambiar de salón casi para cualquier clase y los maestros ya se habían presentado. En ese momento el profesor Hayate (quien impartía la clase de expresión y comunicación en el arte) había entrado al aula y había dado inicio a la explicación, mientras todos escuchábamos con atención.

-como ya había comentado con anterioridad. Tendrán que hacer una serie de pequeños proyectos a lo largo del semestre, donde su principal objetivo será el transmitir emociones, mensajes y pensamientos.- dijo mientras caminaba de un lado a otro frente al pizarrón.- los recursos y medios a utilizar son de su elección y al momento de presentar cada proyecto, todos juntos analizaremos a fondo la obra y compartiremos opiniones. Ahora. -hizo una pausa breve para mirarnos fijo.- lo haremos interesante.- espetó con una ligera sonrisa.- deberán hacer parejas para colaborar en dichos proyectos.

Al decir aquello, un compañero alzó la mano, pidiendo permiso para hablar. El profesor le hizo un ademán para indicar que podía hablar.

-pero profesor. ¿No cree que sería mejor hacerlo en solitario? Digo, tal vez nos ayudaría a conocernos más a nosotros mismos y poder experimentar con los recursos libremente.- el chico parecía dudoso al hablar, tal vez creía que el profesor se molestaría por cuestionarlo (lo cual no fue así) todos miramos al profesor. Había captado la atención de muchos el que tuviera que ser en parejas. Era de esperarse, si para ese punto ya se habían formado amistades y existían conexiones entre aquellos que compartían ideas y perspectivas.
Aquellos emocionados por la idea de colaborar temieron un momento que la pregunta del chico hiciera que el profesor se arrepintiera de su idea original, pero denuevo, no fue así.

-Es una excelente pregunta, Kenji.- lo señaló con su dedo índice.- eso sería, tal vez, lo más lógico. Pero hay algo que todos ustedes deben tener en cuenta.-nos señaló a todos.- El ser artista, muchas veces implica el colaborar con diferentes personas. Con diferentes puntos de vista, gustos, técnicas y demás. Es trabajar con otra mente que está abierta a otro universo distinto al propio. Y eso, no es fácil.- hizo una breve pausa para mirarnos detenidamente.-Creo que será bueno e interesante que desde este momento trabajen en ello. Que intenten conectar con otros, apesar de las distintas opiniones, estilos y gustos. El arte crea conexiones entre personas, independientemente de quienes sean. El arte conecta. Y creo que es algo que necesitan experimentar por su propia cuenta y esta es una buena oportunidad para ello.-esbozó una sonrisa.

El salón entero estaba callado. No por disgusto o algo parecido. Sino, por entusiasmo. El profesor Hayate era, sin duda, un gran apasionado, con una gan motivación que realmente lograba inspirar a sus alumnos. Justo como lo había hecho en ese momento.

- así que, ¿les parece aceptable la propuesta?- algunos contestaron con palabras afirmantes, emocionados.-bien. Les daré libertad de escoger a quien será su compañero. Cuando lo hayan acordado, necesito que me digan con quién harán pareja, para registrarlos.

Mientras mis compañeros buscaban pareja o se ponían de acuerdo, yo no me moví. Estaba sentada en mi lugar mientras pensaba. No en quién podría ser mi pareja. Sino, en la pasión de mi maestro al expresarse y al proyectar esa emoción por el arte y lo que esto crea en las personas. Yo no me sentía ya de esa forma, era como si toda esa pasión y entusiasmo hubieran sido drenados por completo y sin previo aviso de mí. Sentía que tal vez ese no era mi lugar. Tal vez nunca debí seguir aquel sentimiento que me llevó a estar en ese salón de clases, en ese momento.
Vivía sola y trabajaba en una cafetería cerca de la universidad para poder solventar mis gastos y los materiales requeridos. Aguantaba malos tratos por parte de algunos clientes. No dormía correctamente, no me alimentaba correctamente y hace algún tiempo había perdido la sensación de entusiasmo y pasión por hacer cualquier obra. Había dejado de trabajar en obras y en ese punto ya nisiquiera era parte de mis prioridades.
Tal vez, nunca debí llegar a ese punto.

La sombra que se había formado a mi lado me sacó de mis pensamientos. Levanté la mirada para encontrar parado justo frente a mí, a Uzui. Quien me miraba con una gran sonrisa.

Mirándolo confundida, iba a pronunciar palabra, pero se adelantó.

-seamos compañeros.- su sonrisa no desapareció.

Fruncí el entrecejo, no entendía nada.

-¿disculpa?- cuestioné sin cambiar mi gesto. Realmente no me emocionaba en ese momento nada de lo que estaba pasando. Tenía dudas, temor y ansiedad. Quería salir de ahí y no podía concentrarme en otra cosa que no fueran mis pensamientos. Sentía que no estaba hecha para estar ahí, tal vez no era lo suficientemente buena y sólo había perdido mi tiempo y el de los demás.

-seamos compañeros.- repitió con un poco de entusiasmo, pero sin gritar.

Mi confusión era la misma. Uzui tenía un estilo completamente diferente al mío. Por lo general siempre se buscaban colegas con estilos similares; era más fácil trabajar entre sí. Por lo que, no entendía por qué él quería ser mi compañero.

-No entiendo. Nuestros estilos son completamente diferentes. ¿por qué querrías hacer pareja conmigo?- cuestioné mostrando mi confusión.

Su sonrisa se amplió

-justamente por eso, mi querida Saori.-mi gesto no cambió, por lo que prosiguió.-tenemos estilos y gustos prácticamente opuestos. Yo soy genial haciendo casi cualquier cosa, lo hago de forma vistosa, llamativa y colorida.- dijo con gran orgullo, para luego proseguir.-por otro lado estás tú.-me señaló sin borrar la sonrisa de su rostro.- me atrevo a decir que entre todos, eres la menos llamativa y vistosa. Y eso al mismo tiempo, te hace la más llamativa.- soltó una risita.- entonces si fusionamos nuestras cualidades y gustos, tendremos como resultado algo sumamente extravagante. ¿No lo crees? - preguntó como si fuera lo más lógico.

En cierto modo lo era. Como ya había comentado, en esta profesión hay de todo tipo de personas con personalidades y estilos variados, pero todos demuestran su creatividad y dote artístico de una forma u otra.
Por otro lado estaba yo. Alguien que a simple vista, era una persona común.
Al ser de ese modo, sobresalía entre toda la elocuencia de quienes me rodeaban. Esto le daba algo de sentido al argumento de Uzui.
Aunque, por otro lado. Realmente en ese momento no me interesaba en lo más mínimo el tema en general y si de todas maneras tenía qie hacerlo y ya había alguien ofreciendose a colaborar conmigo, hacía todo un poco más fácil.

-bien. Seamos compañeros.- respondí, ofreciéndole una pequeña sonrisa y el imitó mi gesto.

-¡bien!.- dijo enérgico.- ve preparándote para alabarme, porque estás por descubrir al dios.- dijo de fomra engreída. Lo cual me dio un poco de gracia.

Había finalizado el horario escolar. Al final Uzui y yo acordamos presentar algunos de nuestros trabajos al otro. Esto, para familiarizarnos uno con otro y poder tener una clara idea del panorama y poder comenzar con nuestra colaboración.

Íbamos a intercambiar números de teléfono para poder estar en contacto, pero al final no lo hicimos pues debía entrar a trabajar y se me había hecho tarde. Por lo que salí casi corriendo de la universidad, esperando que no fuera demasiado tarde para cuando llegara a mi lugar de trabajo.

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