-Otra vez el mismo sueño... –murmuró y suspiró.

Escucho los pasos de alguien corriendo hacia su habitación y en un instante se encontraba abriendo la puerta bruscamente.

-¡Apúrate o llegaras tarde enano! –dijo una hermosa joven de cabello castaño.

El chico soltó una risa suave y se puso de pie, extendió su brazo sobre un pequeño mueble que se encontraba a costado de su cama y tomo sus lentes.

-¿Aun insistes en usarlos? ¿Aun cuando no los necesitas?

-Sabes que no me gusta que vean mi color de ojos. –Murmuro disgustado el chico.

-Si lose, tus ojos verde esmeralda sin duda conquistan a cualquiera ¿no? –Dijo la joven entre ligeras risitas.

-¡Ariadne por favor no empieces! –Exclamo él con un tono de disgusto.

-Bueno está bien, no te molestes. –dijo ella mientras se acercaba al chico lentamente y de un salto tomo al chico de sorpresa tumbándolo sobre la cama haciéndole cosquillas.

-¡Basta Ariadne! –dijo el chico entre carcajadas.

-Está bien enano. –dijo mientras reía y se apartaba de él.

El chico ya más calmado y con el rostro más serio se levantó y camino unos pasos acercándose a ella.

-Te he dicho demasiadas veces que no me digas enano, mi nombre es Beck ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo hermana?

-Para mí siempre serás mi enano. –sonrió. –Dejando a un lado tu nombre y lo demás, ya es tarde, así que baja pronto que Keneth te está esperando para desayunar. –dijo Ariadne mientras tomaba al chico de la cabeza y le revolvía el cabello cariñosamente.

Pasaron los minutos y Beck bajo apresurado, se detuvo asombrado al llegar a la cocina y encontrar un pequeño pero hermoso pastel de chocolate decorado con las más finas y deliciosas fresas, además de una vela encima.

Se quedó en shock, no entendía lo que pasaba. Observo a su hermana y a su pequeño hermano Keneth, los cuales le mostraban una gran sonrisa.

-¡Feliz cumpleaños! –gritaron ambos mientras daban unos pasos acercándose a el chico.

Beck se quedó helado, una parte de él quería llorar de felicidad, pero otra parte de él aún estaba confundido ¿Cómo pudo olvidar que era su cumpleaños? A pesar de ser un chico muy inteligente ¿Enserio lo había olvidado? Al parecer el colegio y su trabajo de medio tiempo hicieron que perdiera la noción del tiempo y cuando menos pensó ya era el día de festejar un año más.

Cuando volvió en sí, se vio rodeado por lo brazos de sus dos hermanos, sintió una calidez en su corazón y las lágrimas empezaron a brotar, trato de soportarlas pero no pudo, su felicidad era inmensa. A pesar de que tenían fuertes problemas económicos, aun así, su hermana se las había arreglado para darle ese detalle especial.

-¿Que pasa Beck? ¿Acaso no te gusto la sorpresa? –pregunto Ariadne un poco confundida al ver la reacción de su hermano.

-Ariadne, Keneth... hermanos... ¡Son los mejores del mundo! –dijo Beck mientras sonreía y derramaba lágrimas.

-Ya no llores hermanito, estamos juntos. –dijo Keneth, que tan solo tenía 6 años de edad pero aun así podía comprender la situación.

-Es verdad enano, estamos juntos, así que deja de llorar y apaga la vela mientras pides un deseo. –dijo Ariadne muy animada.

Los tres hermanos se acercaron a la mesa y observaron ese increíble pastel, Beck se agacho y cerró los ojos, el no deseaba tener lujos, solo quería vivir junto con sus dos hermanos para siempre.

Habían pasado dos años de la muerte de sus padres y en ese entonces Beck se volvió un chico frio y reservado, pero poco a poco todo fue cambiando gracias sus hermanos y dos mejores amigos que tenía desde la infancia, los cuales siempre le dieron su apoyo y muchos ánimos para que siguiera adelante y superara todo. Se preocupaban mucho por él, si no fuera por esas cuatro personas, Beck hubiese caído al fondo de un abismo del cual no hubiera salido.

-No crees que exageraste Ariadne? –agrego Beck mientras observaba el pastel.

-Tranquilo enano, es una ocasión especial, no todos los días se cumplen 17 años... además... -dijo Ariadne entre risitas y bajando la voz para que Keneth no escuchara –No se te ocurra ir a festejar con mujerzuelas.

-¡¿Qué es una mujerzuela y porque mi hermano quiere ir a verla?! –Pregunto rápidamente Keneth.

Beck se puso rojo mientras Ariadne moría de la risa. Ambos se despidieron de su hermana y salieron corriendo de la casa rumbo al colegio.

Cuando Beck estaba a punto de entrar a su salón, dos manos taparon sus ojos seguido de una voz muy familiar. –Un movimiento más y te violo... –Beck se quedó quieto mientras una sonrisita se dibujó en sus labios. –Recuerda que se pueden cambiar los papeles. –Contesto Beck e inmediatamente la persona detrás de él retiro las manos y Beck volteo. 

NOTA

Hola a todos, este es mi primer trabajo, si te gusto por favor apóyame compartiendo la historia y así poder seguirla. Gracias

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