Dominik me miraba con una combinación de ira, y decepción. No estaba segura cuál predominaba en su expresión.

-Oye -me acerqué un paso a él, pero se alejó -No es...

No terminé la frase. Quería decir ''no es lo que crees'', pero en realidad era absurdo, porque yo no tenía idea lo que él creía en esos momentos.

Él estaba con la boca entreabierta, la nariz y los ojos enrojecidos, y estos permanecían aguados.

Me dolía en el pecho verlo así, y no entendía porque. Quería abrazarlo y tampoco sabía el porqué de eso.

-Dominik, basta, deja de llorar -hablé firme

Tomó una bocanada de aire, y miró un momento al suelo antes de mirarme a mí.

-¿Por qué? -preguntó casi enojado -¿Acaso te molesta verme así? ¿Te asusta? O te gusta...

Fruncí el cejo

-¿De qué diablos estás hablando? -exclamé

-No entiendo porque demonios me salvaste, si lo único que ibas a hacer era hundirme más -murmuró con decepción -Debiste dejarme morir

Eso me dolió de algún modo

-No vuelvas a decir eso -dije enfadada -No lo vuelvas a...

-¿Decir qué? -me interrumpió- ¿Te importa acaso mi vida? ¡Me dijiste que no querías salir lastimada! ¡¿Pero no te importó salir lastimada con ese...tipo, no?! -exclamó exasperado -¡¿Crees que soy imbécil?! ¡Pudiste haberme dicho simplemente que no me querías! ¡Por qué te costó tanto decirme que te importaba una mierda! ¡Por qué siempre saliste con excusas! ¡¿Eres tan cobarde como para decir claro lo que sientes?! -gritó muy cerca de mí

Mis ojos estaban completamente abiertos. Sentí que ya no traía esa mirada tan decaída de siempre. Por primera vez sentí un cambio en mí, ante algo. Estaba sorprendida. Tenía miedo.

Jamás lo había visto hablarme así. Nunca lo vi enojarse, ni mucho menos desesperarse. Siempre se había mostrado tan calmado, tan inofensivo, ¿Y ahora?

-Dominik... -susurré asustada

Pero algo cambió dentro de mí de un segundo a otro. A pesar de que no tenía idea cómo reaccionaría él de ahí en adelante, solté lo primero que sentí. Cambié mi expresión.

-Bien -hablé escéptica -No te lo dije, porque no es mi culpa que no entiendas las indirectas. Y si, tienes razón. No me importas nada -fingí una sonrisa de suficiencia -Ahora puedes ser libre -alcé los brazos, sarcástica -Ve con tu amiga, olvídame. ¿No decías tanto que me necesitabas y qué yo era importante? Pues ve y olvídame con la pelirrosa. Ahora me importa un carajo si son algo o no -Me detuve. Sentí mi garganta quebrarse -¿Ti...tienes cara de decirme todo esto, cuando tú y ella...? -me quebré -Olvídalo -solté en un murmuro, y salí rápido de allí

No pude más. Me dolía el pecho y la garganta como el demonio. Sentía como mis estúpidos y sensibles ojos se llenaron de lágrimas, y tenía que subirme la bufanda hasta la nariz, tratando de tapar un poco mi mirada, para que nadie me viese así. Y sentí el arrepentimiento de saber que me había mostrado débil ante Dominik, y aun así él no vendría tras de mí.

Pero tuve la esperanza de que así fuera. Volteé, y lo vi allí parado, justo donde lo había dejado. Corrí hacia él.

-¡Dilo! -grité con una súbita ola de furia -¡¿Te gusta esa chica?! ¡¿Por qué demonios me buscas si estás con ella?!

Esperé respuestas, pero Dominik parecía una estatua. No hablaría. Estaba en silencio. Me observaba perdido.

-¡Dominik! -grité desesperada, y lo empujé -¡Respóndeme!

Lo observé largos segundos fijamente a los ojos. De un momento a otro pareció reaccionar, y me habló

-¿Enserio crees que me gusta ella? -habló bajo, y miró mis ojos -Entonces si te importo

-Sí, si me importas -refunfuñé, y miré enojada al suelo -Dime, ¿Te gusta esa tipa?

Sentí sus fríos dedos por el clima, tocando mi barbilla. Levantó mi rostro hacía él y siguió observándome perdido.

-Dominik... -hablé suplicante

Acercó su rostro al mío, y entonces algo recorrió por todo mi cuerpo desde el tacto de sus dedos. Sentía como si eso fuera lo que yo quería hacer hace tiempo, y como si no existiese ni esa tal Sylwia, ni Bartek, ni nadie, ni peleas, ni miedos. Nada. Sólo eso que estaba ocurriendo ahí. Sus labios tocaron los míos con timidez, como si no estuviese totalmente seguro de que era lo que yo quería. Era con inseguridad. Pero entonces, rodeé mis brazos en su cuello, y tomé el rumbo del beso.

Segundos después yo me separé, y agaché la cabeza. Estaba confundida. Ese beso, por más grande y significativo que me pareciera, no me respondía nada.

No dijimos nada. Entonces alcé la mirada hasta Dominik. Me estaba observando, y parecía que lo hubiese estado haciendo hace rato.

-No entiendo nada -susurré, y me largué de allí

°°°

En ningún lado las cosas parecían mejorar. Ya me daba completamente igual la vida. Mi padre ni aparecía con el trabajo. No tenía ningún interés en hablar con Julia. En esa ordinariez de escuela a la que asistía, todos me trataban como a una ofrecida, porque Alwar había vuelto diciendo que yo había golpeado a su novia porque lo quería tener a él, y porque más de un maldito entrometido me había visto casi besando a Bartek. Y no tengo idea hasta qué punto él era tan o poco confiable, como para yo pensar si él mismo le había dicho a los demás. Dominik no daba señales de existencia, y prefería pensar que sólo me estaba ignorando. Porque la última vez que se desapareció de mi vista, se había hecho esos cortes. No puedo recriminar su acción, porque de todos modos también tenía mis marcas.

-¡Oye! -gritó alguien a mi espalda

Giré, y me encontré con Vane.

-Hola tú -sonreí desganada. Pero pareció no notar mi desánimo

-¡Hola! Katine, no sé si amarte o mejor odiarte -me miró risueña

-¿Y por qué? -alcé una ceja extrañada

-Pues, ¡Porqué el colegio se llenó el otro día! Y creo que te lo debo a ti. Tú repartiste los volantes, y bueno, me felicitaron mucho por la cantidad de gente que había -me puso una mano en el hombro -Gracias

-Por nada...y ¿Odiarme por qué? -insistí

-Porque me dejaste sola en la noche. Apenas me saludaste -se cruzó de brazos graciosa -Pero no, en realidad no te odio tanto, porque ayudaste lo suficiente con repartir esos volantes

-Ok -respondí -Por cierto, ¿De qué era la fiesta?

Me miró obvia

-¿Lo dices enserio?

Asentí con la cabeza

-Tuviste un montón de volantes en las manos, incluso había un cartel gigante a la entrada ¿Y no sabes que se celebraba? -comenzó a reír -Loca. Es el aniversario sesenta de este colegio

-Ah

-Si

-Bien, creo que iré al comedor así que... -hice señas confusas. La verdad solo quería irme, pues no sabía que hablar.

-Yo también voy allá. ¿Vamos? -me sonríe y me toma del brazo.

Sin esperar respuesta comenzó a andar. Pasamos todo el resto del día juntas. Al menos ya no andaba sola en ese lugar tan detestable.

Cuando sonó el timbre a eso de las cuatro y media de la tarde, para salir de ese horrible calvario de aburrimiento, me despedí de Vane y salí a paso lento en dirección a la salida, con la vista gacha como acostumbraba a hacer.

Choqué con alguien.

-Lo siento -me disculpé, y seguí mi camino

Pero me tomaron la mano. Me detuve en seguida, y giré la cabeza en dirección de quien me retenía. Casi doy un salto del susto.

- ¡Dominik! ¿Qué haces aquí? -casi grité

-Quería salir contigo -me miró calmado -Y hablar

Lo observé desconfiada. Tenía un mal presentimiento, pero de todos modos si quería estar con él un rato.

Hasta que recordé lo del día anterior.

-No lo creo -respondí

Seguí mi camino. Pero el arrepentimiento comenzó a recorrerme por la garganta, formándose un nudo en ella. Por algún motivo quería llorar. Quizás por el hecho de saber qué no respondió nada cuando le pregunté por la tal Sylwia, y porque sabía que ahora mismo no me insistiría.

-¡Kat! -gritó una voz

Me detuve esperanzada. Me volteé rápido, y vi a Dominik que estaba con expresión de volver a llamarme.

Al ver que no seguía caminando se dirigió hasta mí.

-Quiero hablar, por favor, deja de ser tan fría conmigo -me pidió

Tenía su mano sujetando mi brazo. Era como si pensara que con esa acción me podía retener.

Lo miré una vez más antes de responder. Su mirada estaba expectante, a que yo dijese algo.

-Está bien

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Hooooola

Siento la demora. Pero rara vez estoy teniendo internet. Sorry.

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