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16.

Yo misma pagaría por ver mi rostro desde otra perspectiva. Sentí que se me heló la sangre, o que al menos, se me fue toda al rostro, pues tenía la sensación de que mis mejillas ardían.

Maldición, estaba mostrándome débil frente a ellos.

Y especialmente, frente a Dominik, así que me tranquilicé e intenté mostrarme fuerte. Si seguía en silencio, ya creería él que le tomaba algún tipo de importancia.

-Entonces...como dije, estoy repartiéndolas y, me preguntaba si ustedes estaban interesados en ir

Me obligué a sonreír de la manera más natural. Y al parecer funcionó, pues la chica de cabello rosa me sonrió de vuelta, y tomó los dos volantes que le tendía.

-Si, claro que iremos - volvió a sonreír, y miró un segundo a Dominik

Él estaba pálido, como si hubiese visto a un fantasma.

-Gracias -volvió a hablar

Cómo respuesta, sólo volví a sonreír, y comencé a alejarme. Escuché antes de perderme lejos de ese lugar, como la chica le decía ''Hey, Dominik, ¿Qué te sucede? ¿estás bien?''

Bien, esto fue todo, con esto ya me queda claro que a Dominik le importo un comino. No tuvo ni la delicadeza de mirarme, sonreírme o saludarme. Podía irse al demonio, con esa tipa.

***

Al día siguiente, extrañamente me sentía sin ánimos de nada. Parecía un zombi andante por la escuela.

-¡Hola! -alguien me tomó desprevenida - ¿Y? ¿los entregaste todos?

Era la chica del día anterior. Vane.

-Hum...si, si entregué todas las invitaciones, o lo que fueran -esbocé una sonrisa desganada

-Genial -habló y luego me miró preocupada -Hey, esa cara...¿qué te pasa?

Fruncí el ceño. ¿Por qué se preocupaba por mi?

-¿Te importa? -pregunté molesta

Ella pareció molestarse un poco, pero cuando me quise alejar, me siguió.

-¡Espera! -caminó a mi lado -Oye, no quise incomodarte, lo siento. Sólo me preocupé, porque...te ves triste

Me detuve, y la miré.

-¿Por que te disculpas? -la miré confundida -Yo soy la que me porté como una idiota. Lo siento, Vane...¿Te llamas Vane, o sólo te dicen así?

Sonrió al instante

-Me llamo Vanessa -habló alegre

Estuve gran parte del día hablando con ella, resultaba ser bastante simpática. No entiendo en dónde estaba metida cuando yo sufría las burlas de todos estos imbéciles que estudian aquí.

Creo que ya no podía decir que los odiaba a todos. Esta chica era bastante agradable, no como los demás.

-Ahí viene Bartek -habló de pronto ella, mientras estábamos sentadas en el comedor

Volteé, y efectivamente venía ahí. Miré al techo buscando salvación, pero creo que esto iba por mi cuenta.

Me levanté del asiento, y me alejé.

-¡Hey! ¡Katine! -exclamó él

No hice caso, y seguí mi camino.

¿Pero que creen? Como parece, que hoy nadie se da por vencido conmigo, me siguió hasta tomarme del hombro.

-¿Por qué te alejas de mi? -preguntó con un tono de tristeza

¿Será por que eres un imbécil?

-Por que no quiero verte. Ahora, por favor, déjame en paz -me deshice de su mano, y seguí mi camino

Pero choqué con una tipa.

-¡Ay! ¡¿Pero quién mierda te crees, rarita?! ¡Sal de mi camino, maldita cerda! - gritó exageradamente una chica, y luego me empujó despectivamente hacia un lado.

No logré identificar quién era. Sólo vi la cabellera rubia desde atrás, y pude sentir las risotadas de los presentes.

Esa sensación de odio, se apoderaba de mi otra vez. Y parecía como si ya no fuera yo misma.

Salí a paso rápido a la siga de la tipa, y la jalé del cabello, haciendo que comenzara a gritar.

Intentó defenderse, y entonces, me tiré al suelo junto con ella, para luego montarme encima y entregarle golpe tras golpe, hasta que no podía defenderse en lo absoluto. Todos comenzaron a gritar, ovacionándome.

De pronto, alguien me tiró para atrás, haciendo que me alejara de la chica.

-¡Katine, por Dios! ¡¿Qué te pasa?!

Traté de tranquilizarme, mientras respiraba agitadamente. Miré a quién me retenía de seguir golpeando a la chica. Era Bartek.

-¡Ya déjame en paz! ¡Te dije que me dejaras en paz! -le grité, y traté de zafarme, para seguir golpeando a la chica

Pero aunque me creyese fuerte, era obvio que no lo era más que un chico de un metro ochenta y cinco, con un bien trabajado cuerpo. Me tomó en brazos, y me alejó del lugar, metiéndome en una de las salas, que estaban vacías.

Me dejó encima de una mesa, apoyándome la espalda contra la pared. Yo aún seguía agitada por todo.

-¡¿Tú quien mierda te crees para sacarme así de ahí?! -le grité aún enfadada

-¡Cálmate, maldita sea! -gritó de vuelta -¡Te van a expulsar, si te comportas así!

Me reí histéricamente.

-¿Enserio? ¡¿Crees que me echarán de esta escuela de quinta categoría?! ¡A mi me jodieron toda la puta vida y aún así no los expulsaron! ¡Me hicieron bullying! ¡Me acosaste, maldito imbécil, y no te expulsaron! ¡¿Crees que me expulsarán a mi por apenas rasguñar a esa perra?! -grité histérica, a punto de soltar lágrimas

Era un imbécil.

Apretó la mandíbula, y se acercó a mi. Se veía enfadado, por un momento pensé que me golpearía o algo así. Viniendo de cualquiera de mis compañeros de clase, no me sorprendería.

-Perdóname ¿si? ¡Discúlpame! -me miró a los ojos -Ya te dije porque lo hice...

-No vengas con esas mierdas...-comencé a reprocharle, pero no me dejó terminar

Se abalanzó contra mí, tomándome de la espalda y acercándome a él e intentando besarme.

¿No creería que iba a besarle, o sí?

Lo empujé lejos de mi, y le proporcioné un golpe en la cara, por intentar propasarse. Seguro quería hacer lo mismo que hizo hace años. Dejarme en vergüenza frente a todos, haciendo creer que tuve cosas con él.

-¡Maldito asqueroso! ¡Te lo diré por última vez, déjame en paz! -grité, y salí corriendo de allí

Me dieron unas ganas tremendas de llorar, me sentía sola, aquí no tenía a nadie.

A Vanessa apenas la venía conociendo, no podía fiarme al cien por ciento de ella.

Y él único que podría haberme consolado en estos momentos... era Dominik. Pero él no estaba conmigo, él no estaba en esta escuela, y lo peor...a él le gustaba esa otra chica.

Mientras pensaba esto, apoyada contra un casillero, Alwar se acercó desafiante hasta mí.

Era como de película; venía con una cara terrible, y empujando a todo el que se pusiera a su paso. Llegó hasta a mi, y se puso frente a mi rostro.

-Hola, Katine -habló conteniendo la rabia

Sonreí con suficiencia.

-Hola, Alwar

-¿Estás feliz, no? -me preguntó, con un tono sospechoso -Por que yo no lo estoy. ¿Recuerdas hace unos minutos, a quién golpeaste? Bien ¿Pues adivina que? ¡Esa chica es mi novia! - exclamó enfadado

Me dio un ataque de risa, y no pude contenerlo. Me reí en su cara.

¿Es que creía que me iba a dar miedo, o me aterraría al saber que era su novia? ¡Me importaba un carajo quien fuera la tipa esa! Si me había molestado su actitud y la golpeé, no me interesa quien fuera, si no lo que hizo. No me arrepentía de nada.

-¿Y? ¿qué quieres que haga? -le pregunté aún riéndome

Me miró con cara de pocos amigos, y me tomó con las dos manos la cintura, pegándome de golpe contra el casillero.

-Escúchame bien. Tal y como lo hiciste ayer, te obligo a que le pidas disculpa a mi novia -habló bajo, y bien cerca de mí

-¿A si? ¿pedirle disculpas a la perra esa? -hablé sin remordimientos, y con un tono de burla en mi voz

Me oprimió la cintura con fuerza.

-Heey, tranquilo Alwar, o creeré que me tienes ganas -le solté aún riéndome

La verdad es que no me dolía, y ni siquiera me intimidaba todo lo que estaba haciendo. Menudo imbécil.

-Vuelve a decirle perra y verás lo que te pasa -me amenazó

-Bieeeen, y tu si no me sueltas, verás como quedas estéril - hablé en su mismo tono

-Le pedirás disculpas, o lo vas a lamentar -volvió a hablar molesto

-Aléjate de mi, suéltame, y luego lo pienso - al oír esto, hizo todo lo que le pedí - Muy bien, ahora pensaré si le pido disculpas o no a la perra mal parida de tu novia

Alzó las cejas.

-Bien tu lo pediste -soltó

-¿Qué, vas a golpearme? -lo amenacé

-No -habló serio -Sólo espera - se alejó de allí

Alcé una ceja confundida. Creo que Alwar era sólo palabrería, y no hacía nada.

Una vez se alejó de allí, volví a tener la sensación de vacío, y las ganas de llorar. Malditos todos.

Entré en el baño, y saqué mi celular.

Soy una estúpida. Una imbécil, y todo lo que quieran llamarme, pero marqué al número de Dominik.




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