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Capítulo 61. Atrapada en la oscuridad


Tom rebuscó entre sus pertenencias. Tiró el anillo a un lado de la habitación, enfadado consigo mismo y siguió revolviéndolo todo. Necesitaba encontrar algo que le sirviese para salvarla y entonces vio el diario que ella le regaló.

¿Y si creaba otro Horrocrux? ¿y si aquella vez ataba el alma de ella a uno?

No podía. Sabía que para hacer eso necesitaba ser ella la que dividiese su alma, era así como funcionaba. De todas formas... ¿qué hacía pensando en crear más horrocrux después de que fue uno el que lo había causado todo?

La culpa era suya que era débil. El amor era la debilidad de ambos, era lo que estaba haciendo que ella estuviese en peligro.

¿Cómo pudo ser tan estúpido como para enamorarse de ella? ¿acaso no sabía lo que le sucedió a su madre después de enamorarse de ese muggle? Murió sola y sin nada, en el frío mundo muggle, dejando a su hijo huérfano en aquel cruel mundo. Y no podía dejar que la muerte se llevase también a Lily.

–Necesito que vuelvas – rogó junto a su cama, después de haberse metido a escondidas. Acarició su rostro y depositó sus labios sobre los suyos. – No podré hacer esto sin ti. Te necesito, Lily – Dejó escapar algunas lágrimas y entonces dijo algo más. – Hicimos un pacto de sangre, ¿recuerdas? Y me prometiste que siempre estaríamos juntos. Así que no puedes morir, ¿me oyes? – Tom agarró la mano de Lily y pensó en lo que ella había dicho en el sueño: él no la dejaba escapar. Y cuando le preguntó quién era él... ella respondió que era el mismo Tom, una parte malvada de él, esa que Namtar había corrompido. – Déjala en paz – pidió a esa parte mala que había dentro de ella. – Si la dejas marchar ... haré lo que me pidas. – La mano de Lily se apretó contra la suya y él creyó que era ella, que trataba de decirle algo, pero entonces sus ojos se abrieron y vio los ojos rojos de Namtar que estaba usando el cuerpo de otro para comunicarse con la que sería su nueva creación favorita. Cuando su voz habló sonaba mucho más oscura y espeluznante.

–Crea un Horrocrux. – Dijo esa voz. Tom negó con la cabeza.

–Le prometí a Lily que no volvería a hacerlo.

–Entonces morirá.

¿Qué podía hacer para salvar a Lily? ¿y si su única posibilidad era aceptar el trato con ese ser?

No quería romper las dos promesas que le hizo a Lily, no quería matar a un inocente para crear otro horrocrux, pero no le quedaban más opciones. ¿De qué otra forma podría salvar a la mujer a la que amaba?

Le daba igual lo que le sucediese, volverse malvado o morir en el intento, tan sólo sabía que necesitaba salvarla, sin que importase el precio.

Muerte. Eso era lo que ese demonio quería a cambio de liberar a Lily. Resquebrajar el alma de Tom, mutilarla lo suficiente hasta hacerla a su imagen y semejanza. ¿Lo conseguiría? Los que ya conocéis el final de esta historia, ya sabéis la respuesta.

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Lily dio vueltas por aquella oscuridad durante horas. Estaba tan asustada que ni siquiera podía pensar en lo qué haría para salir de allí dentro. ¿De qué forma podían vencer a Namtar?

–¡Cálmate, Lily! – se ordenó a ella misma, mientras se quitaba el cabello de la cara y presionaba sus manos en su coronilla. Necesitaba hallar las respuestas que necesitaba: ¿Cómo podía deshacerse de toda aquella oscuridad?

La luz. Quizás la luz conseguía apartar la oscuridad de ella. Pero ... ¿cómo conseguiría conjurar algo si no poseía su varita?

–¡Accio varita! – Gritó haciendo que esta volase en su dirección, hasta establecerse en su mano derecha. En aquel momento estaba lista. – ¡Expecto Patronum! – levantó en alto su varita mágica y conjuró el hechizo que la protegería de la oscuridad, justo como ya había hecho antes.

La gran luz de su patronus emergió de su varita, transformándose en un gran fénix que iluminó el lugar, haciendo que Lily se diese cuenta de que estaba en el interior de un templo griego. En el centro había una gran lápida de piedra que estaba comenzando a resquebrajarse, como si lo que había oculto en su interior estuviese consiguiendo salir de la cárcel en la que había sido encerrado.

–Muy astuta, Lily – dijo una espeluznante voz detrás de ella y al girarse se quedó sin palabras al ver a Namtar en su forma de serpiente. – Pero la luz no me hará huir esta vez. Al fin y al cabo, ya no estoy acechándote desde el exterior. Estoy dentro de ti ahora porque compartes alma con aquel que ha sido corrompido por mí y no dejaré de atormentaros hasta que consiga oscurecerlo del todo.

–No podrás hacerlo. Tom jamás abrazará la oscuridad.

–¿Eso crees? – Ella asintió.

–Nuestro amor te destruirá. La luz de mi alma te hará huir y te encerraremos en ese lugar del inframundo del que jamás deberías haber salido. – Él sonrió y fue extraño ver como las casi inexistentes comisuras de sus labios se movían hacia arriba.

–Se convertirá en el monstruo que tanto temes – ella negó con la cabeza, aterrada.

–No me engañarás. Sé por qué estás haciendo esto.

–¿Lo sabes?

–Sólo tratas de debilitarme enseñándome mis mayores miedos. Pero sé que Tom jamás se convertirá en eso que aseguras. Su amor por mí lo salvará, yo lo salvaré.

–Su amor por ti es una debilidad que lo destruirá, Lily – ella negó, aterrada – Serás tú la que lo conviertas en el monstruo que temes.

–¡No! – se tapó los oídos con las manos. – ¡No voy a escucharte!

–El amor es una debilidad. Y él hará cualquier cosa por salvarte. ¿Qué harás entonces, Lily?, ¿qué harás cuando despiertes y te des cuenta de que tú eres la única culpable de que su alma se oscurezca?, ¿qué harás al mirar a sus ojos y verme a mí en ellos?

–¡No! – gritó echando a correr hacia el bosque, dejando atrás aquel templo. No le importó arañar sus pies descalzos o que las ramas de los árboles se enredasen en sus cabellos o en su ropa. Necesitaba escapar de aquel lugar, llegar a Tom antes de que fuese demasiado tarde.

Algo extraño sucedió en la enfermería, el lugar en el que su cuerpo estaba dormido. Los pies de Lily se llenaron pronto de arañazos y sus cabellos se enredaron, como si el lado de los sueños estuviese relacionado con la realidad de alguna forma.

Alberforth que se encontraba junto a su cama, se preocupó por lo que estaba presenciando y trató de despertarla nuevamente. Pero todos sus intentos fueron en vano.

Lily llegó al final del bosque y se detuvo antes de caer por el acantilado. Observó el hermoso paisaje que la rodeaba a través de aquella penumbra antes de volver a mirar hacia lo que sin lugar a dudas sería una muerte segura.

–Corre todo lo que quieras – escuchó a ese ser acercándose. Su voz resonaba en eco por todo el lugar – no podrás escapar de mí.

La serpiente se apareció junto a ella y antes de haber sido consciente de lo que ocurría esta empezó a crecer y a volverse más poderosa.

–¿Qué está ocurriendo? – preguntó asustada, echándose hacia atrás, con temor a caer por el avismo, pero sin poder dejar de admirar la majestuosidad de aquel malvado ser.

–Tom ha sucumbido a la oscuridad. – Lily tuvo miedo de lo que esas palabras significaban y negó con la cabeza, una y otra vez.

–¡Mientes! – Gritó aterrada, mientras aquel ser se deslizaba por el suelo hacia ella, haciendo que retrocediese hasta que sus pies se encontraron con el final, el precipicio estaba detrás.

–Un trato es un trato. Es hora de despertar, Lily.

–¿Qué...? – una fuerza sobre humana la empujó hacia aquella oscuridad en la que cayó en seguida. – ¡No!

Lily despertó sobresaltada en la enfermería sorprendiendo a su padre que la agarraba fuertemente de la mano.

–¿Lily? – Preguntó Alberforth sin poder creer que su hija estuviese consciente. La abrazó, sobrecogido, rompiendo a llorar desconsoladamente. Había tenido tanto miedo de perderla igual que perdió a Aurelius.

A ella aún le costó reaccionar un poco más. ¿Por qué había despertado?, ¿por qué ese ser la dejó marchar? No podía ser que sus palabras fuesen ciertas, no podía ser que Tom hubiese sucumbido a la oscuridad para salvarla, porque eso haría que la culpa la destruyese. No podría seguir viviendo sabiendo que Tom se había vuelto malvado por su culpa.

–Tom... – susurró, alertando a su padre. Que se separó para mirarla. – ... necesito ver a Tom.

–No volverás a ver a ese chico. ¿Crees que lo dejaré acercarse a ti después de lo que te ha hecho?

–Tom no me ha hecho nada.

–Un ritual de almas, ¿en qué estabas pensando, Lily? – la joven se sorprendió demasiado al darse cuenta de que su padre lo sabía.



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