Lily estaba decidida a encontrar una forma de salvar la mutilada alma de Tom, no podía concebir que ese ser estuviese aún dentro de su mejor amigo. Así que se pasaba los días metida en la biblioteca después de clase, incluso en sus horas libres.

Pero... estaba cansada de no obtener las respuestas que buscaba en los libros. Estaba dispuesta a ir un paso más allá. Quizás... lo que le ocurría es que le faltaba un poco de perspectiva. ¿Y si estaba obviando algo importante?

Su puño llamó al despacho de la profesora Edevane y esperó pacientemente hasta que escuchó su voz al otro lado.

–Pasa, Lily – pidió la profesora como si supiese exactamente que ella iría a verla. – Toma asiento, por favor – solicitó mientras ella dejaba de sacar brillo a las bolas de cristal de los alumnos de tercer año. Se acercó a la joven y entonces sonrió. – Lo primero que tienes que hacer para saber si puedes cambiar algo que has visto en el futuro es tener claro si esa visión ha sido una premonición o una profecía.

Lily no preguntó cómo es que ella sabía sobre la razón de su visita, pues esa mujer podía predecir cosas a veces.

–En las profecías hablas para dejar el mensaje que alguien del otro lado necesita comunicar en este. – Lily lo recordaba, pues ya tuvo una antes, alguien intentó advertirla sobre Namtar. Pero ... esta llegó demasiado tarde, pues Tom ya lo tenía dentro.

–No es el caso. Lo que quiero cambiar es lo que veo como si fuese un capítulo de un libro, una escena que va a suceder.

–Bien, eso quiere decir que son premoniciones y pueden cambiarse.

–¿Y cómo puedo hacer eso?

–Haciendo lo contrario de lo que desear hacer, siendo imprevisible. Quizás eso funcione. – Ella sonrió, más que tentada a aceptar aquel reto. – Lily, ¿puedo hacerte una pregunta? ¿qué es lo que quieres evitar tan desesperadamente?

–Gracias, Elba, me has ayudado mucho.

Tom salía de su clase cuando su novia lo abordó, se colgó de su cuello y lo besó apasionadamente, haciendo que le faltase el aliento y que sus compañeros los vitoreasen.

–Te necesito – susurró entre besos.

–¿Ahora? – ella volvió a besarlo, y luego se separó un poco para mirar a sus amigos. – Nos vemos luego, chicos.

–¿A dónde vais? Os perderéis la clase del profesor Dumblendore. – Pero ella ni siquiera los escuchó.

Agarró a Tom de la túnica y tiró de él hacia los pasillos del tercer piso, doblaron a un lado, a otro, entre besos ansiosos, deseando con todo su ser encontrar un lugar en el que no fuesen molestados. Entonces sucedió, una puerta se apareció frente a ellos. Era la sala de los menesteres.

Entraron en el interior, sin tan siquiera pensarlo demasiado, siguieron besándose sin descanso, se quitaron la ropa con ansiedad y terminaron haciendo el amor sobre la cama. Ella sobre él, mientras él se deleitaba con la belleza de su cuerpo desnudo.

–Nos va a caer una gorda si nos descubren – dijo ella después del coito, cuando él la acariciaba dulcemente.

–No pareces tener mucha prisa por vestirte. ¿A qué ha venido esta urgencia, Lily? ¿Ha pasado algo? – ella negó con la cabeza.

–Fui a ver a Elba y me dijo que para cambiar el futuro tenía que ser imprevisible, salir de mi zona de confort y atreverme a hacer cosas que normalmente no haría.

–Va a gustarme mucho esta nueva tú – bromeó, antes de volver a besarla.

–Tú también deberías intentarlo, Tom. Tienes que hacer cosas que nunca harías.

–No sé si me gusta mucho este raro experimento tuyo. – Ella rompió a reír y entonces él acortó las distancias entre sus labios y volvió a besarla.

El experimento de Lily seguía su curso. Se besaban apasionadamente por los pasillos, como dos enamorados, y se escapaban a escondidas de la sala común por la noche para encerrarse en la sala de los menesteres, donde además de esa gran cama, encontraron en otras ocasiones una gran bañera en la que bañarse desnudos antes o después de hacer el amor.

Las risas de Lily retumbaban por el lugar mientras Tom escribía mensajes ocultos con sus dedos en su espalda.

–Eres un tramposo, Tom Riddle. No puedes hacerme aún ese tipo de preguntas, soy demasiado joven para casarme y ... ni siquiera soy mayor de edad aún.

–Es tu culpa. Tu dijiste que tenía que hacer cosas locas para evitar el futuro. Pero ... tienes razón, esta vez me he pasado. Aún hay muchas incógnitas que tengo que resolver antes de eso.

–¿Sí? ¿Cómo cuáles?

–Pues... por ejemplo... ¿cómo he podido ser capaz de conseguir a una chica tan bonita como tú? – ella rompió a reír nuevamente.

–Eso no cuenta – se quejó.

–Ya lo creo que cuenta. Me ha tocado la lotería contigo.

–¿Qué es la lotería?

–Una tontería de muggles. – él la abrazó por detrás y besó su mejilla. – Significa que me ha tocado un premio.

–No cuenta y punto. – Tom volvió a reír. Le gustaba demasiado tenerla cerca. – Ya te hablé sobre ello. Nuestras madres eran amigas cuando estaban embarazadas de nosotros y yo te elegí después de que ellas se dieran un abrazo. Lo que siento por ti se remonta hasta ese momento.

–A mí me resulta fascinante. Me elegiste incluso antes de saber mi aspecto. Imagina que no tuviese este cutis y este atractivo tan perfecto – ella rompió a reír.

–Eres idiota.

–En mi caso fue un poco más tarde, cuando me salvaste de esos abusones y me echaste una buena reprimenda por no defenderme yo mismo. – Ella rompió a reír al recordar ese día. – Entonces te encontré en la tienda del señor Ollivander y supe que no volveríamos a separarnos.

–¿Lo supiste?

–Y lo sé ahora. Quiero quedarme a tu lado y hacerte feliz cada día, escuchar tu maravillosa risa que me hace tan feliz.

–Estás siendo demasiado sincero – se quejó ella.

–¿Qué puedo decir? Hice un pacto de sangre y prometí no volver a mentir.

–Sobre eso... creo que deberíamos hablar sobre...

–Nada de hablar esas cosas en esta bañera.

–Eres un tramposo – se quejó ella, dándose la vuelta para observarle. Entonces se miraron, existía una fuerte atracción entre ambos.

Él apoyó su rostro sobre el de ella y besó la punta de su nariz. Lily acarició su rostro y entonces se besaron. Un beso inocente que poco a poco fue convirtiéndose en mucho más, hasta que terminaron entregándose a la pasión de sus cuerpos.

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Cada día que Namtar pasaba dentro de Tom se iba debilitando, a causa de que Lily estaba empezando a confiar en Tom de forma incondicional, justo como siempre. Si finalmente terminaba perdonándole, él no podría habitar ese cuerpo. Debía actuar antes de que fuese tarde, porque no estaba dispuesto a volver al inframundo y perder la última oportunidad que tenía a existir en el mundo.

No iba a dejar que el amor adolescente de esa chiquillla le quitase a Tom y estaba a punto de idear un plan para conseguir oscurecer el alma del muchacho un poco más. De esa forma la puerta que abrió dos años atrás sería mucho más grande. Muy pronto... conseguiría dominar la voluntad de aquel estúpido muchacho y convertirlo en el señor tenebroso. Pero ... para lograrlo, debía deshacerse de Lily Dumblendore, la última descendiente de su gran enemigo Zeus.