Capítulo 40. Contradictoriossentimientos
En los siguientes días estaban tan ocupados buscando información sobre los horrocruxes, que ni siquiera recordaron todo el asunto del beso. Pese a eso, Tom se ponía histérico cada vez que Roddie estaba cerca.
Lily no daba abasto, entre las clases particulares con la profesora Edevane, las clases, las tareas y su misión de búsqueda de información en la biblioteca. Ni si quiera podía dormir en las noches a causa de que seguía viendo el cementerio, tratando de descifrar qué era lo que estaba ocurriendo, pero ese ser no aparecía por ninguna parte.
Tom parecía especialmente molesto aquella mañana, no sólo porque su amigo Roddie siguiese ligando descaradamente con Lily, sino porque era muy consciente de que la culpa de que su mejor amiga no durmiese en las noches era suya.
–No quiero que hagas esto – pidió en una de aquellas sesiones de búsqueda en la biblioteca mientras Lestrange y Black dejaban de hacer su tarea y miraban hacia ellos.
Se molestó de ser el centro de atención e intentó algo que hacía ya mucho que no hacía, desde que empezó a cerrar su mente. Sonrió y miró hacia ella, entonces la llamó en sus pensamientos.
–Lily – ella le miró, como si le hubiese escuchado – no quiero que te obsesiones con los horrocruxes y te olvides de ti misma. ¿Has podido dormir algo?
–¿Cómo haces eso? – él la observó sin comprender, mientras sus amigos trataban de descifrar lo que estaba ocurriendo. – ¿Cómo has podido meterte dentro de mi mente?
–¿Qué? – Tom estaba algo confuso con lo ocurrido. – Yo no he... Has sido tú, ¿no? – ella negó con la cabeza y él se sintió incluso más perdido.
–No hagas esto, Tom – suplicó ella. Él la observó, sin comprender. – No utilices sus poderes.
–¿Tienes alguna idea de lo que están hablando? – se quejaba Black.
–Ni idea – contestó Lestrange.
Tom resopló, molesto. Odiaba que no pudiesen hablar de sus cosas por culpa de que tenían público.
Se levantó de un salto, la agarró de la mano y antes de que alguien lo hubiese impedido tiró de ella hacia las largas hileras de libros, perdiéndose en ellas, hasta que llegaron a una zona poco transitada.
–¿Cómo es eso de que puedo usar los poderes de ese ser? – ella apoyó la mano sobre el pecho de Tom y ambos miraron hacia ese punto.
–Está dentro de ti, al menos una parte. Si usas sus poderes crearás una unión más poderosa entre vosotros. Tengo que seguir investigando, pero necesito sacarte esa cosa ya. Es muy peligroso. Cada día que esté ahí dentro se fortalece. Si no actuamos rápido se anclará y después será mucho más difícil sacarlo.
Lily estaba asustada y Tom pudo notarlo.
–Ey – la agarró de la barbilla y la miró a los ojos – haremos esto juntos. Lo sacaremos. Nada va a pasarme. ¿De acuerdo? – ella asintió, y él besó su mejilla para hacerla sentir mejor. – ¿Has podido averiguar algo que nos sirva? – Ella negó con la cabeza, parecía terriblemente aterrada por lo que había descubierto. – ¿Qué es lo que tanto miedo te da? Puedes contármelo.
–Cada vez que tu alma se rompa, cada vez que mates, él se fortalecerá. Cada parte de tu alma que se desprenda de ti quedará ligada a un objeto, mientras que la suya tomará poco a poco el control de tu cuerpo. Y cuando haya culminado... tu cuerpo se convertirá en un recipiente que él usará para gobernar en este mundo.
–Eso no pasará – prometió é.l – Te hice una promesa y no pienso romperla. No mataré a nadie más y tampoco voy a crear más horrocruxes. Averiguaremos como deshacer este y sacaremos a ese ser de aquí dentro – apoyó la mano sobre la de Lily que aún se encontraba sobre su pecho. Entonces, sin apenas darse cuenta desvió la mirada hacia los labios de la joven, poniéndola nerviosa.
–Deberíamos volver – retiró la mano con rapidez y se fijó en el pasillo por el que habían llegado.
–Claro... solo una cosa más – Lily volvió a prestarle atención – no quiero a Roddie cerca de ti. Me pongo demasiado ansioso y siento arduos deseos de matarle.
–Me pasa lo mismo con Willbona – Tom sonrió, le encantaba cuando ella le decía que él era importante, de una forma muy peculiar.
–No estoy interesado en chicas ahora. Tengo muchas cosas en las que pensar, ¿no crees?
–Yo tampoco estoy pensando en echarme novio, Tom. Ya sabes lo asqueroso que me parece todo el tema de los besos y ... – desvió la vista hacia sus labios tan sólo un segundo y olvidó lo que tenía qué decir.
Levantó la vista para mirarle, pero antes de haberse cruzado con sus hermosos ojos se desmayó y quedó envuelta en una de sus visiones.
–¿Lily? – la llamó Tom mientras la cazaba al vuelo. La cogió en brazos y trató de despertarla, pero por más que lo intentaba, ella estaba atrapada dentro de un sueño.
–¿Qué ha pasado? – se quejó Roddie al verle aparecer – ¿vas a llevarla a la enfermería?
–Sólo es una de sus visiones, nada importante. Necesita descansar, no duerme mucho últimamente.
–Deberías llevarla a su cama – sugirió Black.
–De eso nada, dormirá conmigo.
–¿Qué? – se quejó Lestrange que no veía con buenos ojos las decisiones drásticas de Tom cuando se trataba de Lily. –No deberías abusar de tu posición de prefecto.
Tom ni siquiera le escuchó y se la llevó a la sala común de Slytherin. Mientras la conducía por aquellos pasillos y bajaba escaleras, no podía evitar fijarse en lo hermosa que ella era. Parecía un ángel. Se prometió a sí mismo que haría cualquier cosa por protegerla, siempre.
Mientras, Lily estaba a salvo en sus sueños.
«El agua caía detrás de ella mientras la espuma la rodeaba y sentía el vapor abriendo sus poros. Era muy agradable, tanto que la incitaba a echarse hacia atrás.
Las caricias de alguien a su espalda le indicaron en seguida que no estaba sola, hizo el amago de mirar hacia atrás, pero una voz la detuvo.
–Espera, escribiré algo. Tu puedes sentirlo o puedes leerme la mente, como quieras.
Reconoció la voz de Tom. Podía reconocerla en cualquier parte.
Lily se quedó en silencio, mientras Tom acariciaba su espalda, como si estuviese escribiendo con el dedo un texto.
La joven se concentró, quería ser capaz de descifrar el mensaje, pero antes de haberlo hecho, vio las palabras que él iba a dibujar en su mente: Tú y yo. Siempre.
–Siempre – contestó ella antes de darse la vuelta para observarle. Ambos se observaron, podían verse de una forma mágica que muy pocos son capaces de experimentar.
–Tú me sanarás, ya lo verás – prometió él antes de acercar sus labios a los suyos y besarla dulcemente.»
Cuando Lily despertó era tarde, ya la mayoría de los alumnos estaban en sus respecticas camas, durmiendo. Pero ... ella se asustó en cuanto se encontró a sí misma en la cama de su mejor amigo.
–Oh, no... ¿qué hago aquí? – se cubrió con las mantas, avergonzada de encontrarse allí.
–He pensado que podrías estar afectada por la visión y estarías más cómoda en mi cama – mirar ese sexapil, esa seguridad en sí mismo mientras hablaba, no le gustaba nada.
–¿Qué pasa con los demás chicos?
–A ellos no les importa. Ventajas de ser el prefecto. – Lily tenía miedo, pero estaba débil. Así solía quedarse después de tener una premonición.
–No creo que sea apropiado dormir aquí.
–No es la primera vez que duermes en mi cama – expuso él. Ella se acurrucó sobre su cuerpo mientras él la cubría con la sábana, peinó su rostro apartando los rebeldes cabellos de ella de su mejilla y mientras... ella se fijaba en sus labios. – Prometo no besarte a traición. – Ella le tapó la boca, asustada después de escuchar eso y divirtió mucho a Tom. Le encantaba verla tan turbada con su presencia.
–Centrémonos en las cosas que tenemos que averiguar – suplicó, luego él besó su frente creando una sensación extraña en Lily. Ella se moría por besarle, pero no estaba preparada aún para afrontar sus sentimientos.
Se giró sobre sí misma para darle la espalda y trató de quedarse dormida, pero iba a resultarle difícil debido a su cercanía. Sentirle por detrás, sus manos sujetas a su cintura mientras depositaba sus labios en su cuello consiguió alertarla demasiado. Volvió a voltearse y a fijarse en él.
–Creo que debería ir al dormitorio de las chicas – susurró evitando su mirada, con la vista fija en su pecho, en la camisa del pijama entre abierta que dejaba entrever algo de su musculoso cuerpo. Quería ver más de lo que estaba permitido.
–¿Quieres que te ayude a llegar?
–Por favor.
Tom se levantó, agarró su varita y lanzó un hechizo.
–Lumos – susurró, entonces rodeó la cama, ayudó a Lily a levantarse y la condujo a la sala común. La cogió en brazos en cuanto ella se tambaleó y ella se aferró a su cuello por temor a caerse.
Bajó las escaleras que conducían al cuarto de los chicos, atravesó la sala común y bajó las que llevaban a la habitación de las chicas. Entonces la dejó sobre su cama, pero ella se resistía a soltar su camisa. La observó tratando de entender su actitud.
–Lo he visto, Tom – fue lo que ella dijo. Lucía aterrada y algo ansiosa. Él sabía que ella se estaba refiriendo a la visión de antes.
–¿Qué has visto? – quiso saber. Ella bajó la cabeza, terriblemente avergonzada y él se acercó más, tratando de comprenderla. – Lily... – susurró. Ella levantó el rostro y se fijó en sus labios, estaba demasiado cerca. Tan sólo con un movimiento lograría alcanzarle, besarle. ¿Qué sentiría al hacerlo?
Acortó las distancias entre sus labios y le robó un suave muerdo que dejó a Tom sin aliento, entonces levantó la vista, terriblemente avergonzada por haberse atrevido a aquello. Él dio un movimiento hacia ella y volvió a besarla. Muerdos pausados que los hacían sentir demasiado, volviendo aquella inocente primera vez un gran caos. Parecía que sus labios habían sido creados para besarse.
Las sensaciones se incrementaron, la respiración de ambos creció y el sonido de una de sus compañeras soñando volvió a traerla a la realidad. Se apartó de Tom y se arrepintió de aquello.
–Aquí no – suplicó echando un vistazo a sus compañeras.
–Vayamos a otra parte.
–No. Creo que es suficiente por hoy.
Ella estaba asustada y él lo sabía, pero no quería forzarla, así que se puso en pie y se marchó sin más.
Lily se recostó sobre la cama y tocó sus labios al pensar en que los de Tom habían estado sobre ellos tan sólo un par de minutos antes.
¡Cielos!
¿Cómo se había atrevido a hacer algo así?
Loca. Estaba completamente loca.
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