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Capítulo 23. Secretos


Las clases continuaron. Pasarían semanas antes de que hubiese podido aclarar con Tom ese pequeño malentendido y eso se debería en parte a su tosca forma de ser. Prefería guardarse todo dentro para no preocupar a los demás y le era muy difícil hablar sobre lo que realmente le preocupaba.

Estaba rota. Sentía un gran vacío en su interior porque ya no tenía a su mejor amigo. Seguía evitándole constantemente y eso hizo que se encerrase mucho más dentro de ella misma.

Quería evitar lo que estaba por venir. Pero ... ni siquiera estaba segura de si tendría suficiente poder como para cambiar el futuro.

Enumeró cada uno de los frentes que tenía presente en su cabeza:

Número 1: Tom Riddle no podía sentir amor.

Número 2: Tom Riddle se convertiría en un monstruo que se parecía a una serpiente y mantendría relaciones con una chica parecida a Willbona Black.

Número 3: Tom era el heredero de Slytherin. Abriría la cámara de los secretos y ordenaría a la serpiente gigante que moraba en su interior que matase a los nacidos de muggles para purgar el colegio.

Tom sabía que las cosas no iban bien, que no eran simples celos. Había algo más. Pero no quería forzarla a hablar, prefería que ella confiase en él como siempre, y no lograba entender qué había sucedido para que ella dejase de hacerlo.

Aquella tarde llovía cuando Lily fue a la torre oeste del castillo, lugar en el que se encontraba la lechucería, donde su cuervo descansaba junto a las lechuzas. El pájaro voló hasta ella en cuanto la vio aparecer y se detuvo sobre su hombro antes de que lo hubiese si quiera llamado. Levantó en alto una carta que él agarró con el pico.

Encuentra a papá y no vuelvas sin una respuesta – pidió en el lenguaje de los cuervos. Su mascota salió volando entonces y se marchó bajo la lluvia. El lugar al que se dirigía no estaba lejos, pese a eso, el agua dificultó su viaje.

Lily había querido recurrir a su padre para obtener respuestas.

«Querido papá,

Espero que las cosas vayan bien en la taberna.

El motivo de mi carta es que necesito obtener una respuesta y tú eres un gran mago que podría tenerla.

¿Sabes si las visiones que veo sobre el futuro se pueden cambiar?

Saludos,

Lily.»

Era corta pero concisa.

Pensó en que pronto sería Hallowen. Era una de sus fiestas favoritas en Hogwarts. Todo se decoraba como era debido y se celebraba un gran banquete en el gran comedor para conmemorar la noche de las brujas.

Aunque... también sabía que aquel año sería muy distinto a los demás, pues no lo pasaría junto a su mejor amigo.

Lily se dio la vuelta con la intención de volver sobre sus pasos, pero ya había alguien allí, cortándole el paso.

–¿Qué haces aquí?

–Puede que haya mandado a Freiya ha seguirte. – Sonrió al darse cuenta de que él estaba haciendo grandes avances con la Legeremancia. – Estoy cansado de esta distancia entre nosotros, Lily. Quiero que me cuentes de una vez... ¿qué es lo que ocurre?

–No me parece el mejor lugar para discutirlo.

Tom subió los pocos escalones que le quedaban para llegar arriba antes de agarrar de la muñeca de su mejor amiga y tirar de ella hacia el interior de la lechucería. Algunos pájaros se asustaron y se posaron sobre perchas más alejadas de ellos, pues aquel no era un lugar para magos, si no para aves.

–Estoy preocupado por ti.

Lily se permitió a sí misma mirar a su mejor amigo después de semanas ignorándole. Se fijó en cada perfecto rasgo de él y sonrió. Podía ver amor en él, por mucho que su tío dijese lo contrario.

–Cuéntamelo. Entre nosotros nunca ha habido secretos, siempre ha sido fácil para ti hablar conmigo. ¿Por qué ahora es tan difícil, Lily?

–Puedo preguntarte lo mismo. ¿Por qué debería yo hablarte sobre mis secretos cuando tú no eres capaz de hablarme sobre los tuyos?

–¿Mis secretos? – Preguntó Tom mientras ella asentía. –Está bien, te lo contaré. Pero no quiero que me juzgues o pienses en una de tus descabelladas ideas. Estoy buscando la Cámara de los Secretos de la que habla la leyenda de Salazar Slytherin. – Ella se sorprendió porque él se lo hubiese confesado. – Pero... me está costando más de lo que esperaba. No hay ninguna pista al respecto y ... tu tío me vigila de cerca. Intenté convencer a Willona Black para que crease una distracción y ... eso tampoco funcionó.

–Eso quiere decir que le diste el beso que te pidió.

Tom ni siquiera quiso saber cómo ella podía saberlo. Pues quizás lo había visto en la mente de Black.

–Sólo se lo daría si su misión tenía éxito, pero no lo ha hecho. Así que ...

–¿Por qué buscas tan desesperadamente esa Cámara? ¿es que acaso quieres continuar con la tarea de Salazar Slytherin y purgar el colegio de todos los nacidos de muggles?

–¡Por supuesto que no! – se molestó sólo con la idea de que ella lo hubiese pensado. – ¡No soy un asesino, Lily!

–Tecnicamente no los matarías tú. Ordenarías a la serpiente gigante a que lo hiciese por ti.

–¿La serpiente gigante?

Lily se dio cuenta en seguida de que había hablado demasiado.

–La bestia que mora en la cámara es una serpiente gigante. Sólo Salazar Slytherin y su heredero podrán manejarlo. ¿Recuerdas?

–Ya veo... ¿por qué sabes tanto sobre el tema?

–Premoniciones.

–Así que al final lograré encontrarla, ¿no es así?

–Sí. La encontrarás y morirá una chica, Tom.

–No será por mí. No voy a pedirle a la serpiente que mate a nadie, Lily.

–Entonces... ¿por qué quieres encontrarla?

–Porque necesito... necesito saber si él dejó algo allí para mí, algo más que la serpiente gigante y esa estúpida idea de matar a inocentes. Quiero saber si hay algo que pruebe que soy su descendiente.

–Pensé que ya te habías olvidado de eso. Tus orígenes no son importantes, Tom. Lo que importa es quién decidas ser.

–Lo sé... pero sigo siendo un huérfano después de cinco malditos años y necesito saber que soy más que eso.

–Eres más que eso – insistió Lily mientras se acercaba un poco más, quería reconfortar a Tom más que nada en el mundo. – Eres Tom Riddle, mi mejor amigo. Un mago excepcional que ha conseguido meterse a todos los profesores en el bolsillo, que no hay hechizo que no sepa dominar y ... que despierta admiración y cierta envidia en aquellos que lo rodean. – Tom sonrió y levantó la vista. La necesitaba más de lo que le gustaba admitir. Ella era su mejor amiga, la única que veía todo lo bueno que había en él.

Ella deslizó la mano que él aún agarraba de la muñeca hacia abajo, soltándose de su agarre y no se detuvo hasta entrelazar sus dedos con los de él. En seguida se sintió extraño y fue incluso incómodo, pero no lo soltó.

–Este eres tú y no tiene nada que ver con los Gaunt o los Slytherin. No son esos apellidos los que han conseguido esto.

–Tienes razón con todo. Lo que he conseguido, mis logros y todo lo demás. Pero ... no puedo olvidarme de esto, Lily.

Lily se echó hacia atrás y soltó su mano. Se cruzó de brazos y le miró con odio.

–¿Por qué eres tan cabezota? ¿no te das cuenta de que abrir la cámara de los secretos es peligroso? Te lo he dicho, Tom. Morirá una persona.

–Sé que no lo entiendes porque para ti es fácil. Sabes quiénes eran tus padres, incluso tus tíos o tus abuelos. Yo no sé absolutamente nada sobre mí y aunque sepa que ellos no me hacen saber quién soy, que yo mismo decidiré mi camino, necesito saber más, Lily. ¿Sabes lo que es despertarte cada día en un orfanato sabiendo que tus padres te abandonaron?

–¡Eso no es así, Tom! Tu madre murió. Ella te amaba con todo su corazón, quería quedarse a tu lado, pero estaba muy débil, ¿sabes?

–Entiendo lo de mi madre. Pero ... ¿y mi padre? ¿qué excusa tuvo él? Esperé durante años a que alguien viniese a buscarme. Pero ... nunca lo hizo nadie. Luego pensé... que quizás mi padre no sabía sobre mi existencia, quizás mi madre nunca le dijo que estaba embarazada. Pero ... ¿por qué no vino nadie por mí? Ni un solo familiar, Lily.

–Tus familiares no saben sobre ti, Tom. – Se quedó quieto y la miró, porque sabía que ella sabía mucho sobre aquello, pues había conocido a su madre en el pasado. También sabía que se resistía a hablarle sobre ello, quizás tenía miedo a hablar demasiado. – Tu madre se escapó de casa y huyó con tu padre. Así que tu abuelo y tu tío nunca supieron jamás sobre ti.

–Entonces... con más razón necesito algo que demuestre que soy uno de ellos, que soy un Slytherin. Tú tienes miles de recuerdos sobre tu madre, tu padre y tu hermano Aurelius. Y vives en la taberna que está llena de todos esos momentos. Pero yo ... ¿qué tengo yo?

–No vas a olvidarte de ello diga lo que diga, ¿no? – Tom bajó la cabeza, avergonzado. – Buena suerte en tu búsqueda, entonces.

Lily salió por la puerta de la lechucería y dejó allí a Tom, sabiendo que sería muy difícil recuperar a su mejor amiga si seguía por aquel camino. Pero ... entonces recordó que ella no le había hablado sobre sus secretos y salió corriendo detrás de ella. La alcanzó antes de que hubiese entrado al castillo y la agarró de la muñeca para que se detuviese.

–Aún no me has hablado sobre tus secretos.

Ella no se dio la vuelta aún, tan sólo siguieron mojándose bajo la lluvia. Tenía miedo de sus reacciones cuando lo hubiese confesado todo.

Se dio la vuelta despacio, soltándose de su agarre y le observó, ambos lo hicieron, notando que había un gran abismo entre ellos.

–Mis secretos son sobre el futuro en su mayoría, Tom. Mis premoniciones se cumplirán y dejaremos de ser amigos.

–Eso no pasará, jamás dejaremos de ser amigos.

–¿No? Abrirás la cámara de los secretos y ordenaras a la serpiente que mate a una chica inocente – él negó con la cabeza, en señal de que eso que admitía no iba a suceder – luego te convertirás en un monstruo y te acostarás con Black.

–¡No voy a acostarme con ella! Ni siquiera me interesa, Lily.

–Ya lo veremos. Sólo el tiempo dirá en lo que te convertirás. – Ella trató de darse la vuelta, pero él la agarró del brazo para impedir que lo hiciese.

–¿Te queda algo más que decirme, Tom?

–Te demostraré que te equivocas, que tus premoniciones se equivocan y entonces... volveremos a ser amigos. Ya lo verás.

–Hay algo más, Tom. Me reuní con mi tío al principio del curso y él me confesó algo sobre ti.

–Ese Dumblendore y su estúpida manía de tratar de separarnos...

–Lo que me dijo esta vez podría ser verdad. Es sobre tu madre, Tom. – Él tragó saliva y esperó paciente porque ella hablase de nuevo. – Ya sabes que poseo información privilegiada por esta conexión que siempre tuve con mi madre. Así que sé cosas de la tuya que no debería saber.

–Cuéntame lo que sabes de mi madre.

–Ella era una bruja mediocre. No se le daban bien los hechizos, siempre tuvo demasiada presión por parte de su autoritario padre y su hermano como para desarrollar sus habilidades. Pese a eso... era excelente en pociones.

–¿Tan buena como tú?

–Por supuesto. Mucho más buena que yo – ambos sonrieron porque era cómodo volver a bromear como buenos amigos.

–Te hecho de menos, Lily...

–No he terminado. Tu madre era excelente en pociones y filtros de amor. Tu padre... – Lily se detuvo. Tenía miedo de hablarle sobre el pasado a su mejor amigo. No sabía cómo iba a reaccionar al confesarle que su padre era un muggle que había abandonado a su madre. Así que... decidió omitir esta información. – Ella usó un filtro de amor para retenerlo a su lado.

Tom no había esperado algo así y estaba tan tremendamente sorprendido que se quedó sin palabras.

–Y es ahí cuando entra la información que me dio mi tío sobre ti. Él dice que puesto que tu fuiste engendrado cuando tu padre llevaba la poción dentro de él... es técnicamente imposible que tú puedas sentir amor. Así que... nuestra amistad es falsa.

–¡Eso es mentira! – gritó Tom. Lily le agarró de los brazos para intentar calmarle.

–Él dice que ... me estás utilizando.

Tom miró hacia los ojos llorosos de Lily y vio miedo en ellos. Él se sintió incluso más molesto que nunca con el profesor Dumblendore, por estar sembrando dudas en ella.

–Yo jamás haría eso contigo, Lily. Eres la única persona en el mundo que me importa de verdad. – Ella asintió, porque sabía qué era cierto. – El profesor Dumblendore se equivoca. Él no sabe lo que yo siento. Y voy a demostrarte que se equivoca. Quiero que entres en mi mente y veas lo que siento por ti.

–¿Me dejarás ver dentro de tu mente? – él asintió – ¿y si veo algunos de los secretos que quieres ocultar de mí?

–Ya te he contado mi secreto, Lily. Y sabes todo lo demás. – La agarró de los antebrazos y la atrajo hasta él. Ella depositó las manos sobre su pecho y se sintió demasiado avergonzada, por lo que desvió la vista en seguida. – Hazlo, Lily.

La joven se fijó en sus ojos antes de desplegar su magia pronunciando el hechizo sin voz, dejándose tentar por las otras imágenes que aparecían a su alcance. Lo vio haciendo planes con sus amigos sobre la cámara de los secretos, corriendo por los pasillos, recorriendo el castillo para buscarla. Sintió frustración después de que llegase a cada callejón sin salida.

Tom estaba muy lejos de encontrar la Cámara de los Secretos.

Entonces se fijó en los recuerdos que estaban llenos de luz y se vio a ella. Eran esos que más atesoraba el muchacho. El primer encuentro en la cueva y la admiración que sintió por conocer a alguien tan guay. El reencuentro en la tienda de varitas del señor Olivander estuvo cargado de una gran alegría por parte de Tom. Lo emocionado que se sintió al recibir la primera carta de Lily en el orfanato. Y... mucho más.

La fascinación que Tom sentía hacia ella pronto se convirtió en amistad, una real y verdadera, desinteresada y muy importante para él. Ella era su única amiga de verdad, la única persona en el mundo en la que confiaba.

Sonrió al darse cuenta de que ella había tenido razón desde el principio y las ideas de su tío no eran ciertas. La amistad que existía entre ellos era real.

–Me dan igual las estúpidas teorías de tu tío, Lily. Lo que yo siento por ti es de verdad.

–Lo sé.

Ambos se miraron de sinceridad, viendo el alma del otro, sabiendo que volvían a ser amigos. Lily no quería pensar en sus otras preocupaciones por el momento, quería esperar la carta de su padre antes de decidir lo que hacer.



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