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5.

Aviso.





A la mañana siguiente, Takemichi se despertó por culpa de la pequeña luz que se adentraba gracias al pequeño espacio de la cortina, usualmente Takemichi cierra las cortinas por completo y cierra las ventanas para las que la luz solar no le moleste mientras duerme. El rubio se levantó de la cama y bostezo, entró al baño, se cepillo los dientes, dio una ducha y se preparo para ir al instituto. Al verse en el espejo soltó un largo suspiro, no es como que le interese arreglarse tanto.

... Creo que debería tener mi cabello negro de nuevo.—pensó.

Salió de la habitación y, extrañamente, no se encontró con su madre en la cocina ni nada por el estilo, no es como que se haya despertado más temprano que ella, sino que ella no se había levantado aún. Entró a la habitación de la mujer mayor y se acercó a ella, todavía estaba durmiendo, Takemichi se inclino y olfateo a su madre, olía a alcohol. Esto no desconcertó a Takemichi. El rubio la movió para despertarla.

—Mamá, despierta.—decía. La mujer gruñia.—Mamá, tienes que ir al trabajo. Despierta, ya.

La mujer abrió sus ojos, se sentó en la cama y pasó sus manos por su arrugada cara, se notaba que todavía tenía ganas de dormir.

—¿Takemichi?

—Se hará tarde para el trabajo.—dijo.—Me voy a clases.

—E-espera, ¿y tú desayuno?

—Comeré algo en el camino.—contestó.—Adiós.

—Espera, Takemichi.

El nombrado se detuvo.

—Déjame verte la cara. Ven acá.

Takemichi no lo hizo, se quedó parado donde estaba, solo se excuso diciendo:

—Llegaré tarde a la escuela.

—Te peleaste de nuevo, ¿no es así?

Takemichi guardo silencio por unos segundos.

—Te he repetido un montón de veces que cuando nos mudaramos aquí, íbamos a comenzar una nueva vida. Que empezaríamos de nuevo.

—Madre...—interrumpió.

Takemighi quería decir algo al respecto de la borrachera de su madre, pero prefirió guardarselo.

—... Mejor hablemos de esto en la noche.

Takemichi miró de reojo a su madre antes de salir, bufo por lo bajo y continuó su camino. Desde que su padre se fue, la madre de Takemichi a estado trabajando en una oficina de una tienda, la cual le pertenece a una amiga suya, también recibe dinero de su hermano, tío de Takemichi, para poder comprar comida y los estudios de Takemichi.

Sin embargo después de todo lo que ocurrió el papá de Takemichi, su madre no sólo a tenido que tomar hasta horas extra en su trabajo sino que a obtenido cierta adicción al alcohol, cosa que no tenía antes, o tal vez pero nunca se dio cuenta.

Hanagaki todavía puede recordar los malos momentos de su infancia en su anterior casa, cuando su papá los maltrataba a él y a su madre, golpeandolos por nada, o por estupideces, apagando cigarros en las extremidades de su madre, hasta en los de Takemichi aún siendo un niño, gritándoles constantemente; los únicos momentos del día en el que ellos dos podían estar en paz, era porque su padre estaba en el trabajo. Pero el problema era que el papá de Takemichi no sólo era agresivo con su propia familia sino que también con todos los demás, varias veces fue despedido por comportamiento violento e indebido, eso era lo peor porque se quedaba en casa más tiempo y les hacía la vida imposible.

Se podría decir que la mamá de Takemichi se llevó la peor parte, ya que Takemichi podía escapar de esa horrible realidad saliendo afuera para jugar con sus amigos. Pero su madre en ese entonces no tenía el apoyo de su familia ni de nadie, no tenía escapatoria de ese infierno. Y un día, Takemichi siendo un menor, cansado de los maltratos de su padre, lo intentó apuñalar con un cuchillo aún siendo un menor, ese día el rubio lo recuerda como si fuera ayer, la sangre en el antebrazo de su papá, el cuchillo en el suelo, la madre horrizada y con la piel pálida, su padre tomándolo del cuello mirándolo con la furia de mil demonios mientras lo estrangulaba.

Puede recordar una cosa más aparte de eso, unas palabras que se quedaron completamente grabadas en su memoria, al instante que su padre lo estaba estrangulando, él dijo:

“—Te mataré.—”.

Takemichi jamás había sentido tanto miedo en su vida, de verdad pensó que moriría. Al final no ocurrió, no porque su madre lo haya salvado o por algún milagro, sino porque su padre no tuvo el valor de arrebatarle la vida. Desde entonces, la mamá de Takemichi tomó por fin cartas en el asunto y presentó una denuncia, también quería el divorcio, cosa que se le concedió lo más rápido posible.

Pero todo eso se quedó en el pasado, no es como que importe pensar en eso ahora mismo.

Al llegar al instituto Takemichi se encontró con los mismo chicos de siempre, ellos estaban hablando emocionadamente sobre lo que pasó ayer, además se esparció el rumor de que Takemichi le ganó a Osanai, quien por cierto no fue ese día. El rubio llamaba la atención fácilmente, después de todo los golpes en su cara eran algo de hacerse notar, no es como que le importe que los demás sepan lo que hace, si se llega a formar una reputación aparte de eso será respetado y seguramente temido por los demás estudiantes, así no se les ocurrirá pasarse de listos con él. Aunque no es algo que vaya a pasar.

—Ey, ¿de qué hablan?—se integró a la conversación.

—Oh, aquí está Rocky, el campeón.—dijo Draken, rodeando su brazo sobre Takemichi.—Señoras y señores, esté de aquí es el responsable de haberle roto la nariz a Osanai.

—Ahora lo llamarán “sin nariz” por lo que hiciste.—bromeó Mikey.

—¡Estuviste genial ayer!, ¡y lo mejor de todo fue cuando apareció la capitana de la Toman!—exclamó Draken.—Que por cierto, es muy bonita.

—Es cierto fue increíble.—miró a Baji.—Debiste de haber venido Baji, te perdiste de lo mejor.

—A-ah, lo lamento, no pude ir con ustedes chicos.—dijo.—Tenía que hacer algo
en casa.

—Siempre estas haciéndo algo en casa, desde pequeños usas esa excusa.—mencionó Draken.—Deberás ser un poco más original si quieres librarte de nosotros.

—N-no es una excusa. Y nunca la he usado.—ellos lo miraron despectivamente.—Bueno, un par de veces tal vez...

—Amigo, te hubiera encantado ver a Osanai sangrando y llorando como un bebé. ¡Y todo gracias a esté rubio de aquí!—palmeo la cabeza de Takemichi.

—Todavía no puedo creerme que no haya sido un sueño.—susurro Mikey.

—Osanai no vino hoy, así que no fue un sueño, Mikey.—dijo Baji.

—Mejor, no quiero verle la cara a ese tipo.—espetó Takemichi.

—¿Quieren saber cuál fue la cereza sobre el pastel?, ¡que lo expulsaran de la Toman!—soltó una carcajada.—¡Se lo merece por matón!

—Baja la voz, Draken, sus amigos te pueden escuchar.—musito Baji.

—No me importa, no les tengo miedo.

—Claro, ahora no.—rodo los ojos Manjiro.

—¿A qué te refieres?

—Solo digo que es curioso que ahora te hayas vuelto tan valiente.—comento sarcástico.—Ahora que viste que “el gran Osanai” puede sangrar, te sientes más seguro.

—... Tú siempre arruinas todo, ¿no es así?

—Es mi especialidad.

La campana para entrar sonó, los estudiantes comenzaron a subir para sus aulas, en eso, Takemichi aprovecho y jaló a Baji del brazo.

—¿Eh?, ¿qué pasa Takemichi?

El contrario lo miró seriamente y suspiro.

—Solo quería decirte que lo siento, por lo que te dije ayer.—expresó.—Ya sabes, en el pasillo.

Baji se ruborizo un poco y sonrío.

—E-eso no fue nada. Está bien.

—Así que, ¿estamos bien?

—¡Claro!, ¡siempre lo hemos estado!

Takemichi sonrió y comenzó a caminar junto a Baji Keisuke para su respectiva aula.

A decir verdad, Baji no se esperaba que Takemichi se disculpara, le parecía algo extraño, más teniendo en cuenta como era él de niños, fue algo que lo tomó por sorpresa, pero estaba feliz de haber escuchado eso.

En las clases, el profesor estaba hablando sobre lo respectivo de su materia, como de costumbre, Takemichi estaba prestando atención y anotando todo en su cuaderno, como un buen estudiante se podría decir, miro a su alrededor por unos segundos, observó a los demás haciendo lo mismo, él también estaba haciendo lo mismo, y de alguna extraña manera sintió esto estaba fuera de lugar, que todo se sentía tan similar que está mal, como si fuese una copia de otra copia.

Las horas pasaron, al momento del receso Takemichi subió a la azotea a escondidas para poder fumar un poco, mientras estaba sentado apoyado contra la pared miraba el cielo azul, sintiendo el inmenso calor apoderarse de su cuerpo y al mismo tiempo la aliviadora brisa chocar contra él, podía estar en paz en ese lugar, por el momento, no es como que alguien vaya a subir o lo estén buscando.

La cabeza de Takemichi sólo tenía una cosa en mente: Shuji Hanma. Pensar que ya no está en el reformatorio por lo que hizo le sorprende, esperaba que se pudriera ahí dentro o lo mataran con algo de suerte algún que otro loco que esté ahí. También pensaba sobre la reunión de la Toman, no fue, aunque su amigo de la infancia Akkun se lo recomendó, jamás fue a presentarse.

Que porquería...—pensaba.—Ojalá y pueda pasar mis años escolares así, subiendo aquí y fumando sin que nadie me moleste. Quisiera poder conducir mi motocicleta un poco...

Aunque esté intentando ser un buen estudiante, no le gusta la idea de seguir los ideales de los demás, se siente estancado, fuera de sí mismo, como si esté sitio no fuera su lugar en donde estar.

El sentimiento de libertad no existe entre las rejas de la sociedad.












Las horas transcurrieron con normalidad y Takemichi volvió a casa, ese sitio que puede llamar hogar por ahora, sorprendentemente se encontró con Akkun en el camino.

—Déjame adivinar, ¿viniste a regañarme?—alzó una ceja Takemichi.

—Para nada.—caló de su cigarrillo.—Sólo quise hacerte una visita. Pero ya veo que con eso me dejas en claro que no fuiste.

—Akkun, me caes bien y todo pero espero que esto no sea frecuente.

—No es como que quiera molestarte.—dijo.—No quiero que me rompas la nariz.—bromeó.

Takemichi siguió su camino sin darle mucha importancia a eso.

—¿En verdad no te interesan las pandillas?

—Ya te dije que no.

—No quiero obligarte p-

—Pareciera que sí.—interrumpió.—Si se trata de Hanma, ya lo sé, está libre, no es como que vaya a saber de mi de todas formas. Tampoco es como que él pueda hacer algo, Valhalla no existe. Ya no.

—Eso es lo que tú crees.—exclamó.—Escúchame, la reunión se pospuso.

—... ¿Porqué?

—Ah, te ves interesado.

—Solo respondeme.

—Ocurrieron algunos problemas es todo. Pero se pospuso para el sábado en la noche, sólo vine a decirte eso.

—Hm, estás perdiendo tu tiempo.—bufo.—¿Porqué insistes tanto?

—Porque eres amigo mío.—contestó.—Ya te lo dije, sólo vine a decirte eso. No estás obligado a eso, pero por lo menos a la carrera.

—¿Carrera?

—Si, estaremos corriendo por las calles de Shibuya. La policía tal vez nos persiga y todo. Será divertido.—se subió a su moto.—Nos vemos haya, si es que vienes.

Takemichi se fue a casa, al entrar encontró comida preparada encima de la mesa, la hizo su madre, sólo tenía que calentarla. Después de comer se baño con agua fría por el inmenso calor que hacía, luego de eso salió a dar una vuelta en su motocicleta.

Suele salir a pasear en moto para poder despejar su mente de cualquier cosa, le encanta poder sentir la velocidad y las vibraciones en todo su cuerpo, el viento chocando cada vez con más fuerza mientras va más rápido por cada segundo, Takemichi se detuvo en una parada de autobus y miró a su alrededor, a las personas pasar, a la gente que caminaba por la calle con sus trajes o uniformes, de alguna manera toda esa corrección le daba escalofríos pero escalofríos de asco.

No quiere terminar como ellos, trabajando en alguna oficina a merced de alguna empresa, volverse una máquina que sólo copia lo que otra máquina hace, todo para poder subsistir de alguna manera en este mundo cruel.

La luz se puso en verde y arrancó con todo.

Al caer la noche, Takemichi volvió a casa, llegó casi al mismo tiempo que su madre, ella no le dijo nada al respecto de sus andanzas. La mujer preparo la cena y como Takemichi había dicho, estos dos tendrían que hablar está misma noche sobre lo que pasó. La primera en tocar el tema fue ella.

—Entonces, ¿te has vuelto a meter en problemas?

—No exactamente.

—¿“No exactamente”?, esos golpes en tu cara demuestran lo contrario.

—Sólo fue un pequeño problema, eso es todo.—dijo.

—¿A qué te refieres con eso “exactamente”?

—Peleé con un compañero de clase, nada más.

—Ya veo.—bufo.—Te he dicho un montón de veces qu-

—Que no le haga caso a las provocaciones de los demás.—interrumpió.—Me lo has dicho un millón de veces.

—Y nunca me haces caso.

—No es que no quiera, es solo que... Pasan. Las cosas pasan y ya.

—Takemichi.—lo miro fijamente.—Escúchame bien, y está será la última vez para que no sea un “millón de veces”, vinimos aquí para alejarnos de todo lo que pasamos en nuestra anterior casa. Para olvidar a tu papá y poder salir adelante, y esa no es la manera de la salir adelante, peleandote como cuando eras un niño con todo el que se te cruce por el medio, así como hacía tu padre.

—¿Y salir adelante es beber todo el tiempo sin control?

Esto último se la salió a Takemichi, no era su intención, sólo se le escapó, ni él mismo podía creer lo que dijo. Su madre se quedó perpleja al escuchar eso.

—... Mamá, perdón. Yo-

—Está bien.—entrecorto.—Termina de cenar.

La cena continuó con un fúnebre silencio acompañado de una incomoda atmósfera, al acabar, la madre fregó los trates y el joven rubio se encerró en su habitación, Takemichi quería fumar algo pero no podía, si su madre se entera tal vez lo maté, o quien sabes, tal vez no haga nada, no es algo que él quisiera comprobar.

Tomo una bocanada de aire y miró el calendario, específicamente el día que caía sábado. Inconscientemente estaba pensando sobre lo que le dijo Akkun, lo tomaba en cuenta, no puede ocultarlo, de verdad quiere ir para allá, el sentimiento es pequeño pero fuerte.








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Sé que el ritmo de está historia es lento y tal vez a algunos no les guste, es más, seguro les parecerá aburrido en un principio, pero denle su tiempo a esta historia.

Bueno, hasta ahora no se a mostrado mucho, lo sé, pero aún así quisiera saber alguna opinión de que les está pareciendo hasta ahora.

Gracias por leer.

Adiu.



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