3.
Hinata Tachibana.
Atsushi Sendo, mejor conocido como Akkun, y Hinata Tachibana han hecho acto de presencia entre toda está encarecida multitud de personas, las cuales estaban apuntó de apalizar a Takemichi de no ser porque ellos aparecieron. Todos pusieron sus ojos sobre los recién llegados, no tardaron en dejar de hacer lo que estaban haciendo, como si se hubieran olvidado por completo de todo lo ocurrido con anterioridad. Sus rostros estaban casi pálidos y las pupilas dilatadas, aquel ambiente hostil que dominaba antes desapareció por completo y una incómoda presión emergió.
Draken y Mikey sabían de esos dos pero nunca pensaron que con tan sólo estar ya podían crear cambiar por completo el ambiente, estaban sorprendidos de la influencia que tenían. Pero el más sorprendido de todos era Osanai; intentaba mantener la compostura, o eso aparentaba cuando enrealidad quería salir de ahí lo más pronto posible, sabe que metió la pata y recibiera algún tipo de escarmiento por ello, el pánico se apoderó de él y se paralizó del miedo.
La líder de la Tokyo Manji, o Toman, se acercó junto al capitán de la primera división, Akkun, a Osanai, la expresión en Hinata era la misma de siempre, sonriente y tranquila, parecía que nada la perturbaria. Las personas alrededor se apartaban de su camino para dejate que ellos pudieran pasar, Osanai todavía estaba estupefacto, no podía entender cómo era posible que ellos supieran de esto.
—Así que... ¿Lethal fight?—pronunció Hina.—Es algo original, para ser un sitio donde se arman peleas ilegales.
—C-capitana.—Osanai hizo una reverencia.—No p-puedo creer que esté aquí. Y-
—Cierra la boca.—interrumpió Akkun.—La señora Hinata no a terminado de hablar.
Osanai trago saliva; es la primera vez que Mikey y Draken lo ven tan intimidado. En cierta forma, es satisfactorio.
—Osanai,—prosiguió Hinata.—sabes muy bien que nosotros no hacemos esté tipo de cosas. Tenemos nuestras reglas, como no involucrar civiles en nuestros asuntos. Hacer apuestas ilegales a costa de que se lastimen dos personas es algo despreciable y nos deja con una mala reputación.
—P-pero, jefa, esto solo es un pequeño negocio. T-todos estamos de acuerdo con esto, creo que no p-pasa nada.
—¿“Qué no pasa nada”?—lo fulmino con la mirada.—Fácilmente una de estas personas podría haber muerto sólo por una mala caída o golpe. ¿Eso es un “no pasa nada” para tí?
Osanai tembló, miró al suelo, era incapaz de mantener contacto visual con Hina. Lentamente negó con la cabeza.
—No es la primera vez que haces algo como esto, esté tipo de acciones solo mancha nuestra reputación.—suspiro.—Pero te lo advertí la última vez, si seguías rompiendo las reglas ibas a tener problemas.
—¡E-esperé, jefa!—se sobresalto Osanai.—¡Le prometo que me comportare!, ¡está será la última vez que haga algo que vaya en contra de las reglas!, ¡se lo juro por mi vida!
Aterrorizado de ser expulsado de la pandilla, Osanai rogó, inclinó su cabeza al suelo, haciendo una reverencia pidiendo por piedad y compresión. Hina lo observó por unos segundos, mientras que todos los demás estaban impresionados de la actitud de Osanai, si bien es cierto que Hinata es su líder, ellos jamás lo habían visto comportarse de una manera tan vulnerable, parecía una escena irreal.
—Levanta tu cabeza, Osanai.
El muchacho acató la orden, lentamente la levantaba solo para encontrarse con la sería expresión de su jefa. Ya no estaba sonriendo o teniendo esa agradable expresión.
—Estás expulsado de la Tokyo Manji. Te lo advertí varias veces y he recibido quejas de tí tanto de otros miembros como ciertos rumores muy malos.—dijo.—Una persona incapaz de tener disciplina o conocer su lugar, lo único que se puede esperar de ella es un desastre. No necesito a alguien así.
Osanai estaba con los ojos abiertos como platos; Toman es todo para él, todo el respeto que consiguió, el poder, fue todo gracias a que pertenecía a esa pandilla, pero ahora todo eso se a desmoronado con esas simples palabras.
—¡Hinata por favor, escucheme!—se incorporó de repente.—¡Le juro que cambiaré!—se acercó a ella.—¡No volveré a hac-
De repente, un puñetazo impacto en su dañado rostro, el golpe fue tan fuerte que lo hizo caer al suelo, fue Akkun quien le pegó.
—La jefa a tomado su decisión. Sabes muy bien que su palabra es ley y su ley se cumple.—escupió en el suelo.—Ya no perteneces a la Tokyo Manji, Osanai. No eres uno de los nuestros.
Las palabras de Akkun fueron lo que hizo caer la última gota en el vaso. Aquello había sido todo para Osanai, el final, y no había forma de remediarlo, es demasiado tarde.
—¡Y con respecto a todos ustedes!—vocifero el pelirrojo.—¡Larguense de aquí en esté mismo instante y no vuelvan jamás!, de lo contrario, se la verán con nosotros.
Ninguno de los presentes quería tener problemas con la Toman, era algo que no querían ni en sueños, ni siquiera Mobius que estaba ahí presente, todos comenzaron a irse sin decir ni una sola palabra, apenas se escuchaba el susurro de una queja. Hinata y Akkun salieron, sus motocicletas estaban afuera, llamaban la atención gracias a las modificaciones que tenían, eran bastante llamativas.
De entre el público que salía, Hinata miró a Mikey y Draken, pero se fijo en especial en Manjiro, la muchacha se le acercó con una rostro que reflejaba amabilidad, el rubio se sorprendió al ver que ella estaba yendo hacía él.
—Hola.—saludo amigable.
—H-hola.—dijeron los dos.
Hinata se le quedó mirando a Mikey por unos segundos, cosa que incómodo un poco al contrario, puesto que pensó que había hecho algo malo.
—¿Nos conocemos?—preguntó ella.
—Eh, no lo creo.—contestó confundido.
—Oh, ya sé, tú eres el hermano de Shinichiro Sano, ¿verdad?
Mikey se sorprendió al oír eso.
—¿Conocer a mi hermano?
—Por supuesto, él y yo nos vemos a veces.—dijo.—Ustedes no son muy cercanos, ¿verdad?
—No, para nada.
—Me lo imaginé.—sonrió.—Digo, no es como que Shinichiro sea alguien fácil de tratar.
—N-no tienes ni idea.
Hinata se distrajo por un momento, ella miró a Takemichi quien estaba saliendo del almacén.
—Dame un minuto, vuelvo enseguida.
—Oye.—Hinata miró a Mikey.—... Mi hermano... ¿Él está bien?
Hinata le sonrió y respondió:
—Por supuesto, él es un tipo duro.
—Oh, entiendo.
Mikey se sintió un tanto aliviado al escuchar eso, hasta logró sacarle una pequeña sonrisa.
Hinata se dirigió a Takemichi con la misma sonrisa amigable de siempre, cosa que al rubio le fastidia un poco. No quería tener que encontrarse con ella o con algún miembro de otra pandilla de antes.
—Vaya, vaya, miren a quien tenemos aquí, a Takemichi Hanagaki.
—¿Qué quieres?—cuestionó.
—Tan indiferente y agresivo con los demás, como siempre.
—Hinata, si viniste a molestarme no es el momento adecuado.
—Yo creo que sí.—dijo.—Pensé que después de que dejaste Valhalla y te mudaste, ya no te ibas a meter en problemas. Supongo que la gente nunca cambia.
Takemichi chasqueo sus labios, realmente no quería hablar o escuchar algo relacionado con eso.
—Me largo de aquí, estoy cansado.
Paso por su lado ignorandola por completo.
—¿Supiste la nueva noticia?—le dijo.—Tu ex-jefe, Hanma, ya salió del reformatorio.
Takemichi al escuchar eso se impresionó pero no mostró ningún tipo de emoción, se controlo y siguió su camino. Akkun lo miraba, los dos intercambiaron miradas por un instante. Hinata fue a donde Akkun.
—No ha cambiado ni un poquito, todavía sigue siendo el mismo chico grosero y indiferente a los demás.—comentó.—Bueno, supongo que ya no tenemos nada que hacer aquí, Akkun. Mejor nos vamos.
—Tiene razón, jefa.—asintió.—¿Ustede podría adelantarse?, tengo algo que hacer.
—Claro.—aceptó.—Que no se te olvide que tenemos una reunión está noches, avisale también a tus muchachos.
—Bien.
Hinata Tachibana se fue. Akkun sacó una caja de cigarrillos y tomó uno, empezó a fumar, se subió a su moto y se fue por otro dirección.
Mikey y Draken por igual se fueron de camino a sus hogares, ya no había nada que hacer ahí, tenían la esperanza de encontrarse a Takemichi en el camino pero el rubio parecía que se había esfumado de la nada.
—... Así que, ¿nunca has ido a ver a tu hermano?—preguntó Draken.
—No.—tardó en contestar.—Te dije que él se fue hace mucho. Y tampoco es como que él nos haya visitado o llamé.
—Ah, eso debe ser genial.
Mikey alzó una ceja.
—¿El qué?
—Tener un hermano mayor.—respondió.
—Tú sabias que yo tenía un hermano mayor. Hasta conoces a mi hermana.
—Si, pero no conozco a tu hermano.—aclaró.—Me imagino que si Hinata lo conoce es porque él es un pandillero, creo.
—... Lo es.
—¿Enserio?
—Ya te dije que lo es, tonto.
—¿Y de que pandilla forma parte?
—Él es líder de los Black Dragons.
—¡¿Qué?!—exclamó sorprendido.—¡¿Tu hermano mayor es líder de los Black Dragons y nunca me lo dijiste?!
—Es algo irrelevante.
—¡¿“Irrelevante”?!, ¡¿estás loco?!, ¡pero si sabías eso, ¿porqué no lo llamaste para que Osanai nos dejará en paz?!
—Porque no se donde vive y no tengo su número.—dijo, obviando las palabras.—Y aún si lo tuviera no le pediría ayuda.
—Eso es muy estúpido viniendo de tí.
—Son cosas familiares, no es de tu incumbencia.
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