
17. Besándote, bebé
capítulo dedicado a estas hermosuras: Izmylife , @minimanimo7u7, @SVMG14, @ANORMAL_BxTCH, @Anyllandy, @Xime482, @Naomi7w7bitch, @ElpiercingdeJb y @kookmochi22, muchas gracias por leer!
perdón si llegué a escribir mal un
nombre):
este capítulo realmente merece todo su cariño, por favor dejen sus estrellas y espero que lo disfruten<3
A YoonGi le dolía en exceso el cuerpo. Los golpes recibidos habían hecho su efecto a la perfección y comenzaba a agotarse cada vez más. Puño tras puño. Los ojos se le nublaban cuando se mareaba y la sangre junto con la saliva escurrían de su boca en un hilo, dándole una apariencia desastrosa y deplorable.
Sus manos sostenidas sobre su espalda, sus cabellos siendo jalados y su cuello estirándose, todo eso dolía. Eran simples acciones a las que estaban sometiéndolo, pero luego de hostigarlo, presentía que cualquier cosa le causaría aunque sea el más mínimo dolor.
JiMin sentía su dolor como si fuera propio. Verlo tan vulnerable, tan maltratado, con sangre por su rostro y cuello, un hematoma haciendo aparición a la derecha de su ojo izquierdo y otro en su pómulo derecho. Era descorazonador, la escena más lastimosa que sus ojos podrían haber apreciado.
Peor fue cuando YoonGi le sonrió como si no estuviera sufriendo por dentro, como si nada hubiera pasado, como si no lo hubieran maltratado de tal manera en la que su cuerpo temblaba y su mirada reflejaba tortura.
Ohara rió porque aparentemente le resultaba gracioso el haber machacado a otra persona sin ningún motivo alguno. Y JiMin no pudo haber odiado tanto su asqueroso rostro de desquiciado, el que le haya dicho cariño, el que se haya restregado en él, no podía odiarlo más de lo que ya lo hacía porque, además de haberlo humillado, le había dado esa brutal paliza al pálido de cabello negro.
No supo de dónde adquirió la fuerza requerida para librarse del agarre de los fornidos brazos del bastardo que lo mantenía fijo a la silla, pero de un segundo a otro se encontraba sobre el infeliz que se había atrevido tocar a Min YoonGi, y su puño no tardó en estrellarse en su rostro.
Ohara no emitió palabra alguna, sino que intentó devolverle los golpes pero le fue imposible. JiMin estaba tan enfurecido que no le estaba dando tregua alguna, rápido y ardiendo en furia.
—¡Déjalo!—Hanae trató de entrometerse pero fue detenida por YoonGi, quien se había puesto de pie a pesar de su estado.
—No lo toques.
La atemorizadora mirada que le regaló a la muchacha provocó que retrocediera hasta su sitio. El de aspecto infantil se aferró a su brazo, asustado, y ella se zafó de su tacto con molestia. Kaori, que era el más robusto, iba a sacar provecho de ello para apartar a JiMin de su compañero, pero entonces la puerta del bar fue abierta con violencia.
YoonGi se alarmó ante ello y su pánico fue más cuando vio un grupo de personas equipadas con diferentes tipos de armas. Automáticamente empujó a Ohara lejos de JiMin y ayudó al de melena rosada a pararse, tomándolo de las manos y sin soltarlo, manteniendo su mirada en el grupo posicionado en la entrada.
Ocho personas, contó YoonGi. Ocho personas armadas que podrían aniquilarlos sin ningún inconveniente.
—Pongan todos las manos arriba—uno con unos aterradores ojos y una grave voz demandó. Se veía como alguien de su edad, incluso quizás como alguien menor, pero su aire demandante logró que todos alzaran las manos sin rechistar.
—Min YoonGi y Jeon JiMin, un paso adelante—decretó otro que estaba a su lado y los mencionados intercambiaron una mirada de confusión, dando el paso adelante—. El resto, dejen las manos arriba.
—¿Y ustedes qué o qué?—Ohara preguntó, escupiendo sangre al suelo, con sus manos alzadas pero sin inmutarse—. Métanse en sus asuntos—dijo y exclamó un grito de dolor cuando una bala se enterró en su muslo izquierdo, rompiendo la tela de su pantalón.
Hanae chilló y fue a socorrerlo, agachándose a su lado y susurrándole palabras para que se tranquilizara.
Mientras tanto, el grupo de personas avanzó hacia ellos y se esparcieron por el bar, tomando cada quien a uno de los idiotas que los habían llevado a esa horrible situación. Hanae renegó y protestó cuando una chica la separó de Ohara, a quien obligaron a sentarse en una silla por la bala en su muslo. Kaori fue cubierto por un hombre más bajito que él, el que conducía la camioneta por otro joven y el de imagen aniñada fue tomado del brazo por alguien que no le tenía compasión a sus lágrimas.
—Chan, ayúdame a correr ese estante.
Dos hombres movieron el mueble de madera que estaba colocado de forma estratégica sobre la puerta para que ésta no pudiera ser abierta. Ellos se encargaron de abrirla y de esa habitación salieron NamJoon, un chico y una chica.
—¡Dios, muchas gracias!—el moreno agradeció radiante, realizando una venia que fue correspondida por los contrarios.
—JiHyo...
YoonGi vio como la bonita chica que había salido de la habitación era tomada en brazos por un tío, ambos fundiéndose en un apretado y amoroso abrazo mientras soltaban risitas de felicidad. Ella con sus brazos enrollados en su cuello y él con sus manos enredadas en su cintura. Dieron un par de vueltas y cuando se separaron, juntaron sus labios en un beso.
YoonGi desvió su mirada hacia JiMin por unos instantes, quien observaba lo mismo. Pensó, entonces, que si tenía una chance de algún vínculo afectuoso como ese, le gustaría tener un reencuentro así de cliché.
—¡Demonios!—NamJoon se sorprendió al ver su rostro de facciones delicadas tan herido, con la sangre ensuciándolo y con los dos hematomas que cada vez tomaban un color más oscuro y espantoso—. Escuchábamos los gritos de JiMin, pero en ningún momento se me ocurrió que ibas a acabar así.
—Una manera indirecta de decirme que luzco como la mierda—concluyó y el menor bufó una risa.
—No fue así...
—No importa. Creo que me debes una explicación. Ya sabes, quiénes son estas personas y porqué me hicieron cagar encima cuando entraron al bar.
—Eh, Nam, vengan con nosotros, hay lugar en los autos—el chico que había salido de la habitación dijo con una leve sonrisa y el contrario asintió con la cabeza.
—Les explicaré todo cuando lleguemos a su zona. Tienen un hospital no tomado. Dijeron que es seguro y tiene de todo.
—¿Hospital?¿De qué hablas?—JiMin se entrometió en la conversación, llegando por la izquierda de YoonGi(ya que se habían separado) y cruzándose de brazos por ver la emoción que NamJoon tenía al ir con el otro grupo.
—¿Que iremos con ellos a su sitio?—dudó por la actitud del menor.
—Irás, mejor dicho. Te recuerdo, por si lo olvidabas, que tus amigos y mis hermanos están allí matando infectados en ese pueblo asqueroso y, ¿nosotros vamos a abandonarlos? ¡Ni loco!—exclamó con su dedo índice en el pecho de NamJoon.
—No, no. Me refiero a que vayamos a darle un vistazo a ese hospital y si nos gusta podemos llevar al resto ahí, ¿qué les parece?—explicó relajado, ignorando la actitud tan tosca que JiMin tuvo.
—Por mí está bien—confirmó YoonGi—¿Mi chico qué opina?
—Que cuando llegue a ese hospital voy a curarte—le contestó con simpleza.
El grupo de diez personas tomó la decisión de encerrar al grupo contrario en la misma habitación que NamJoon había estado junto con el chico y la chica, pero a pedido de YoonGi, habían permitido que el muchacho que parecía ser menor de edad permaneciera con ellos, y todos habían estado de acuerdo. Aunque Hanae rogó que no les encerraran allí, su pedido no fue atendido.
Temían que, si los liberaran, volvieran a hacer lo mismo. Entonces habían recogido las pertenencias del grupo y los habían dejado allí a su suerte.
NamJoon, YoonGi y JiMin estaban en los asientos traseros de un auto junto con el adolescente que habían rescatado—aunque JiMin estaba sobre el regazo de NamJoon por la falta de espacio—. Su nombre era YongHee y había confesado, entre sollozos y espasmos, que Ohara le había prometido que lo transportaría con su hermana mayor si los ayudaba a capturar víctimas para desvalijarlas. Una ruda y cruel mentira.
YoonGi había preguntado si YongHee sabía dónde estaba su hermana, pero éste había negado y por ende no tuvo más opción que quedarse con ellos, que amablemente lo habían acogido como parte del equipo.
En el asiento del piloto estaba un castaño llamado JinYoung y en el de copiloto una rubia llamada JinSoul. Ambos simpáticos y dándoles rienda a una agradable conversación para no recordar los sucesos del bar.
El resto del grupo se presentó cuando estuvieron dentro de ese mencionado y abandonado hospital. Si bien no contaba con la mejor limpieza y había un poco de polvo, el que parecía ser el líder del grupo había dicho, orgulloso, que estaba libre de infectados y que tenían comida y kits de primeros auxilios, además de las típicas habitaciones con camillas.
—Necesito un botiquín—le dijo JiMin a JaeHyun, quien tenía el cabello de un tono oscuro y azulado que parecía no borrarse a pesar de ser un tinte antiguo.
El tinte de JiMin, en cambio, se desvanecía. En cualquier momento pasaría de tener mechones rosados a mechones rubios, pero no era algo que le causara interés.
—Para YoonGi, ¿verdad?
—Sí, lo han dejado mal—formó una mueca con sus labios y el contrario asintió.
—Sígueme.
—Espera—lo frenó y buscó con la mirada al pálido, quien hablaba con dos chicas—¡Min, mueve tu trasero y ven aquí!
YoonGi sonrió y se disculpó con las muchachas, diciéndoles que luego podrían hablar todo lo que quisieran y que en esos momentos, necesitaba ir con su compañero.
JaeHyun los guió a los dos hacia una sala equipada mientras les daba un mini recorrido por aquel sector del hospital, describiendo el uso que le daban a los cuartos y explicando de qué hora a qué hora no podían errar por los pasillos sin antes avisar a quienes se encargaban de las guardias nocturnas. Tanto JiMin como YoonGi retuvieron la información, aún así si no sabían si iban a quedarse allí.
Pero se veía un gran sitio con buen equipamiento y encantadoras personas.
—Esta habitación pueden usar—JaeHyun permaneció bajo el umbral de la puerta cuando los otros dos la recorrieron, curiosos.
—Te lo agradecemos en serio, muchísimas gracias—habló YoonGi en nombre de ambos y JaeHyun batió el aire con una mano.
—No hay de qué, amigos. Cuando terminen vayan a la sala de espera de urgencias, lo más probable es que estemos allí—sonrió.
—Va. Gracias de nuevo—esa vez fue JiMin el que agradeció y JaeHyun cerró la puerta sin hacer ruido—. Bien, Min, siéntate en la camilla.
—¿Por qué no me vuelves a decir hyung?— YoonGi renegó arrastrando sus pies hasta la camilla que tenía un cobertor de plástico transparente y una pequeña almohadilla blanca. Pegó un salto y sus piernas colgaron por el borde junto con sus manos sosteniéndose de los costados—. O mejor aún, ¿por qué no me lloras y me pides algo?
—Cállate—lo señaló con unas filosas tijeras y YoonGi tragó saliva cuando lo vio acercarse con ellas—¿Tienes miedo?
—Tengo a un enano del demonio frente a mí con unas tijeras. ¿Qué quieres?¿Que esté feliz?—ironizó.
—Tampoco eres muy alto—refunfuñó JiMin y le dio la espalda para buscar en los cajones alcohol y vendas.
—Más que tú, sí.
—Lo que digas.
JiMin halló los artículos necesarios y caminó con ellos hasta la camilla, soltándolos allí y viendo las heridas de su mayor para saber qué tenía que hacer. Detectó rasguños que no supo en qué momento aparecieron y los horribles hematomas resaltando en su lechosa piel. Bajó su mirada hasta localizarse con una perforación con sangre seca en el labio superior y entonces puso manos a la obra.
Tomó el alcohol y cortó un pedazo de algodón, mojando el material esponjoso con el líquido y acercándolo a la cara del mayor, quien soltó un quejido.
—¡Ni siquiera te he tocado!—se quejó JiMin.
—¡Me estoy preparando!—respondió nervioso.
—Ya, hyung, te has enfrentado con infectados, no me digas que le tienes un miedo a un algodón mojado en alcohol.
—Si me dices hyung vas a tener lo que quieras de mí. Ah, ¿por qué soy tan débil?
JiMin se encogió de hombros y con toda la suavidad del mundo, apoyó el algodón en uno de los rasguños. Fue casi una caricia por la delicadeza aplicada pero YoonGi cerró los ojos y un suspiro brotó de sus labios ante el ardor. Luego sintió cómo barría sus heridas con el algodón humedecido en el alcohol con la misma ternura que antes, procurando no ser áspero y no sumarle más incomodidad.
Cuando se topó con el corte del labio, trató de ser aún más cuidadoso porque era la más ancha y la que más dolorosa se veía.
—Ésta duele más, ¿no?—susurró después de ver sus labios sufrir un ligero temblor.
—Algo así.
—Ahora voy a limpiarte con agua oxigenada la sangre.
—De acuerdo.
El mismo procedimiento de antes se repitió pero sin ardor alguno. JiMin se encargó de limpiar su rostro y su cuello, eliminando cualquier mancha y rastro de sangre y desinfectado sus lesiones.
—Dudo mucho que tengan hielo para tus moretones—dijo JiMin, apreciando el del pómulo con dolor retenido—. Terminé.
YoonGi abrió sus ojos por fin y tocó su rostro por unos segundos. Sumidos en un extraño silencio, observó a JiMin quien estaba en el otro lado de la habitación arrojando los algodones utilizados y guardando las botellas de líquidos en sus correspondientes ubicaciones. Sonrió un poco, pues JiMin era tan hermoso que a veces le parecía imposible la existencia de un ser tan majestuoso.
YoonGi, decidido a borrar la mueca que se formó en los labios del chico cuando sus miradas se reencontraron y JiMin estuvo a unos centímetros, deslizó las manos por sus costados y lo atrajo hacia su cuerpo.
—¿Hyung?—murmuró sin comprender la repentina e inesperada acción del pelinegro.
YoonGi trazó círculos imaginarios sobre la espalda del menor, pasando de largo la confusión que originaba en JiMin y estrechando el agarre en su cuerpo.
—Eres muy lindo, JiMin-ah.
Primero parpadeó por las inesperadas palabras que lo descolocaron y seguidamente sonrió con los labios sellados para luego posar su vista en otra cosa que no fueran los gatunos ojos de su mayor. Su corazón en su pecho dio un fuerte latido y otros le siguieron a ese. Su pulso aumentó y le preocupó que YoonGi pudiera oír sus fuertes palpitaciones.
Pero YoonGi estaba igual o incluso peor que JiMin. Esa cercanía había incrementado sus nervios y había conseguido agitar su respiración y su círculo sanguíneo, creyendo por unos instantes que podría desmayarse. Lucir como un idiota no le importó porque estaba concentrado en recorrer esos angelicales rasgos que el menor poseía. Su nariz, sus pequeños ojos, sus mejillas que cada vez estaban más delgadas y sus gruesos labios, esos que le habían hechizado desde el primer momento en el que los visualizó.
JiMin, aunque moría de la vergüenza, volvió a fundir sus luceros con los de YoonGi y sus mejillas enrojecieron, algo inusual en él. Su cara caliente y sus manos sudorosas, su corazón latente y los deseos de hundirse contra el precioso chico sentado en la camilla.
Comprendiéndolo, YoonGi separó un poco sus piernas y sus manos resbalaron hasta caer en su cintura, la cual acarició con las yemas de sus dedos y luego empujó para que JiMin se posicionara lo más cercano a sí. Esas pequeñas manos se abrazaron a su cuello con un poco de timidez y prometió burlarse en algún futuro por eso.
YoonGi no resistió y acercó su rostro al de JiMin, mezclando sus respiraciones y rozando sus bocas para luego unirlas en el beso más dulce y puro que nunca había dado y que había estado reservando para la persona que creyera la indicada. Esa persona estaba allí, con un flojo agarre en su cuello y con sus labios sobre los suyos en un grácil y superficial contacto.
Entonces, un cúmulo de emociones explotó en su interior y aunque ya lo había confirmado, en ese momento no cabía duda alguna.
Le gustaba Jeon JiMin con todo su simple ser.
El de cabello rosado se apartó lentamente, deshaciendo el roce para admirarlo como si no lo hubiera hecho las suficientes veces cuando estaba tratando sus heridas.
Su nariz de botón, sus ojos rasgados y sus cortas pestañas, su piel tan pálida y tan pulcra a pesar de las magulladuras, sus labios finos y su mandíbula bien marcada.
Sonrió, fascinado, y él mismo fusionó sus labios contra los de YoonGi para crear un beso con más tacto que el otro. JiMin delineó los belfos de su hyung, pidiéndole con esa acción que le otorgara el permiso de poder invadir su cavidad bucal. Min jadeó cuando la lengua de Jeon se adentró en su boca, reuniéndose en la suya y enredándose en una danza que trató de ralentizar, pero el menor no opinaba lo mismo y se molió contra sí con un poco de desesperación.
YoonGi sonrió mediante el beso y luchó contra JiMin para obtener el mando y aunque el menor estaba muy centrado en tenerlo, terminó perdiendo y gimió sobre la boca del mayor.
El mejor beso que YoonGi pudo haber compartido. ¿Por qué? Por las sensaciones de felicidad y satisfacción que se instalaron en su cuerpo.
JiMin acarició los cabellos de su nuca, enviándole un leve escalofrío y forzando el agarre de su cintura con sus manos, temiendo que se alejara.
¿Había dicho que le gustaba JiMin?
Perdónenlo, se equivocó todas las veces que dijo aquello.
Estaba enamorado de JiMin, muy enamorado.
SE BESARON Y NUESTRO YOONGI ESTÁ ENAMORADO DE JIMIN
dato: en 2017, yoongi miró a jimin al mismo tiempo en el que decía "kissing you, baby" y de allí salió el nombre del capítulo! seamos una yoonmin nation feliz.
¿qué estado de taehyung los describe luego de leer el beso? en plan, ¿con cuál se identifican?
la persona que sonrió:
la persona que lloró de la emoción:
la persona que se lo esperaba y no sintió nada:
la persona que simula estar relajada pero por dentro está gritando:
yo soy la segunda JAJAJJS
quiero mencionar algo importante: he decidido nombrar a idols para que sea sencillo y familiar para ustedes el leer la historia, pero eso no significa que estos idols mantengan sus nacionalidades. en esta historia son japoneses y por ende, hablan ese idioma.
aquí una foto de cada uno para que puedan ver cómo lucen o por si no conocen a alguno^^
les voy a pedir que me tengan paciencia para las futuras actualizaciones porque estas últimas tres me han gastado un poco):
nos veremos la próxima, no olviden dejar su estrella!
gracias por leer<3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro