Hola queridos lectores
He vuelto, se que los abandoné dejando el suspenso de lo que haría Zuko pero estaba en temporada de exámenes. Lo cual me hizo aprender que si no encuentras algo es por una razón, no lo busquen!
En fin este capítulo continúa el anterior en el pasado.
Por cierto quiero agradecerles mucho queridos lectores porque ya son 2000 personas que han leído la cuarta parte de la Saga Toko. Muchas gracias a todos.
Sin más que lo disfruten.

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-Aquellos que confiesen su traición saldrán de esta habitación con su cabeza. Serán expulsados la nación del fuego y despojados de todas sus tierras y títulos al igual que el resto de su familia. Podrán decidir si las arrastran con ustedes a su nuevo estado de vida o si se quedarán aquí en la nación. Si vuelven a poner un pie en esta serán ahorcados por traición. Y anularan el compromiso de la Princesa Honorus, además de que pedirán disculpas en nombre de la familia real si sus...-dijo Zuko

Sin embargo el Señor del fuego no pudo terminar de hablar ya que la puerta se abrió mostrando a Honorus la cual vestía un vestido blanco de corte sirena con manga larga y en el pecho un bordado de hilos de oro junto con una capucha.

-No...padre déjame hablar a mi este es mi problema-dijo la princesa del fuego

El maestro fuego decidió que sería más prudente callar, ya que si decía algo podría quitarle aún más legitimidad al futuro reinado de su hija. Asintió y volvió a tomar asiento en el trono, mientras que la maestra fuego se puso enfrente de los acusados.

-Mi padre es un hombre generoso-comenzó la peli negra-Sin embargo en esta ocasión decidiré yo. Quienes admitan su crimen serán enviados a la prisión de máxima seguridad la roca hirviente, sus familias serán despojadas de tierras y títulos y deberán obtener su dinero de manera honrada. Aquellos que tengan un hijo o hija menor a las 12 deberá ser enviado a servir al palacio...-
-Dígalo como son serán rehenes-exclamó un general exaltado
-Tiene razón será rehenes y si ustedes hacen algo para desafiarnos como volver a interrumpirme serán ahorcados-declaró la oji ámbar con una fría mirada-Quienes no confiesen su crimen serán quemados vivos-

Ante esto último el hombre de cabello gris quedó sorprendido, no esperaba que su dulce hija tuviera un castigo tan cruel.

-Entonces quien quiere confesar-cuestionó Honorus creando una flama entre sus manos

Todos en la sala se hincaron pidiendo perdón y fueron llevados afuera por los soldados de las Fuerzas Unidas por excepción de su madre.

-Madre no tienes algo que decir-
-No harías matricidio o si?-
La flama entre sus manos se extinguió-Empaca tus cosas no te quiero en el palacio-ordeno ella girándose a su padre

El hombre de ojos ámbar observó cómo del vestido azul de su ahora ex esposa salía una fina espada. Su expresión de terror fue suficiente para alertar a la princesa la cual se giró y le lanzó un rayo a su madre sin siquiera titubear. El rayo no tenía la misma intensidad que uno normal ya que solo dejo una marca en su muñeca con forma de relámpago y la hizo soltar su espada.

-Llévensela!-gritó la maestra fuego

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1 de Marzo de 1762

El hombre de la cicatriz se encontraba alimentando algunos de los patos tortugas que comenzaban a regresar al estanque tras el invierno y eran recibidos por una cálida agua gracias a su elemento que se había encargado de derretir todos los residuos de hielo. Cuando Ursa la cual traía un vestido blanco que le llegaba a la rodilla con mangas amplias, un cinturón café que ajustaba el vestido a su cintura y tenía detalles en el escote y en las mangas de hilo de oro, una gargantilla de esmeraldas, unas botas verdes y el blanco cabello suelto; se sentó alado suyo.

-Tú estás preocupado-señaló su madre
-Soy tan obvio?-
-Eres mi hijo Zuko...es por Honorus no es cierto?-
-Si-admitió Zuko-nunca la había visto actuar de esa manera-
-Como una princesa?-
-Como Azula. Desde su matrimonio arreglado crea rayos a cada oportunidad que tiene, está distante y quiere acaparar todas las tareas de gobernar-
-Zuko...tú tío Iroh le enseño cómo manejar los rayos, ella no es como Azula y no va a volverse así. Es mi hija y reconozco que desde siempre estuvo condenada a la locura. Créeme si Honorus fuera por ese camino lo hubiéramos notado desde que era una niña-le aseguró la oji ámbar
-Gracias madre que bueno que volviste. Lo cual me lleva a la pregunta; Cómo es que volviste?-
-Es cierto a muchos les causa curiosidad esa historia. Bueno verás...-

Ursa se encontraba administrando un bar en el reino tierra, ya que desde que huyó de su hogar había temido por la seguridad de su pequeño Zuko así que había echo amistades con mercenarios por si tenía que proteger a su hijo. La puerta se abrió de golpe revelando una figura con ciertas curvas. Una mujer de cabello negro entró y se sentó en la barra.

-Jugó de cactus-ordenó ella
-No vendemos cosas ilegales aquí-
-No puedes mentirme solo dámelo y no tendremos problemas-

La mujer de cabello negro sacó la botella que se encontraba escondida en el almacén y tú el secreto que tenía bajo el establecimiento y le sirvió el trago. La mujer de largo cabello negro se lo engulló de un trago y le tendió el vaso para que le sirviera más.

-Mal día?-
-Es una manera amable de decirlo-dijo ella con una sonrisa amarga para después beber
-Ningún pago?-pregunto Ursa pensando que se trataría de otra mercenaria como June
-Corazón roto-Le contestó volviendo a beber
-Esposo o amante?-Ursa sabía cómo tratar a los mercenarios después de tantos años y en ocasiones acababan teniendo cierta camaradería, esperaba lo mismo con ella
-Hija-contestó ella levantando la mirada, sus ojos eran de un gris muy claro
-Los hijos son difíciles. Seguramente se resolverán las cosas-le alentó Ursa
-Pff...no lo creo. Es una cabeza dura con temperamento infernal-
-Mi hijo también era temperamental; pero aún así estoy dispuesta hacer todo por el-
-Los hijos son nuestra gloria y perdición. Nos hacen hacer cosas estupidas, impensables...nos transforman en nuestra peor versión-
La mujer de ojos ámbar recordó cómo había envenenado a Azulon para evitar que matara a su hijo-Envenene a mi suegro-soltó de repente sin saber muy bien porque
La mujer se carcajeó y bebió otro trago-Veneno el arma de una mujer-subió sus pies descalzos a la barra. Supo que era maestra tierra ya que eran los únicos que andaban sin zapatos-Asesiné a "mi querido esposo" y a todos que le servían-dijo ella con lo que parecía cierta alegría-y todo para que la niña diga que le gustaría tener una madre como la mía ja menuda mierda-
-Madre dura?-pregunto Ursa
-Yo más bien lo categorizaría como maldita perra convenciera. Valió la pena matar al anciano?-pregunto por primera vez ella
-No he visto a mis hijos desde entonces. Se que mi hijo es un buen hombre y que mi hija se volvió loca-

La mujer se paró ligeramente tambaleándose y se dirigió a la puerta,  pero antes de salir volteó a verla.

-Entonces búsquelos, de nada sirvió matar al abuelo si no está con ellos-

-Después de eso me di cuenta que una mujer ebria tenía razón, tenía que volver contigo mi niño-dijo Ursa dándole un beso tronador en la mejilla a Zuko
-Y supiste quién era? Tú sabes la sabia mujer ebria-
-Ni la más remota idea-

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La promesa fue cumplida chicos. Nos leemos.