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05. Cuando te cases

- Dios, Taehyung, luces precioso, mírate - Seokjin le sonrió y giró su cuerpo para que pueda verse completamente en el espejo. Era cierto, ¿ese era él? De pasar días enteros solo en pijama y con el cabello despeinado, pasó a verse tal como un príncipe.

La camisa blanca - decisión de él - perfectamente planchada y brillante al igual que el pantalón, el cabello arreglado y su rostro levemente maquillado por Seokjin. No tenía palabras.

Verse así, y siendo consciente del paso que estaba a punto de dar, provocó que de las esquinas de sus ojos salieran pequeñas lágrimas.

- No, Tae - dijo Hoseok - no llores, piensa que Seokjin en serio se molestará porque arruinaste su trabajo y te pateará hasta llegar al sol.

- Calla, idiota, no lo voy a patear en el día de su boda.

- No niegas que lo harás después.

- Bueno, si sigue llorando y arruina el maquillaje puede que lo haga.

- Chicos - dijo Taehyung interrumpiéndolos en su pequeña discusión - ¿en serio me voy a casar en unos minutos con el amor de mi vida?, ¿no es un sueño? - y es que desde ayer en la noche no pudo dormir bien por pensar en si lo que estaba viviendo era real.

Al terminar su carrera pudo encontrar un buen trabajo en un museo de arte en la ciudad. Trabajó un par de años ahí hasta que con mucho esfuerzo pudo abrir una pequeña galería, llena de trabajos suyos y de algunos artistas que pedían exhibir su arte. Al principio no era muy conocida y pocos llegaban al lugar, pero siguiendo el consejo de su mejor amigo, nunca se dio por vencido.

Fue apoyado por su familia, varios amigos y colegas, incluso profesores, hasta que llegó el momento en el que pudo decir que logró uno de sus sueños al ver que su galería por fin traía frutos. La gente compraba sus trabajos, grandes artistas venían a hacer exposiciones ahí y los clientes llegaban por montón. Su vida era feliz en esos momentos, aunque siempre había algo que podría aumentar esa felicidad.

Algo como lo que va a pasar en el jardín de su casa.

- Taecito - escuchó que Seokjin le dijo - no es un sueño, cariño, en serio está pasando.

- Más bien, ya se estaban demorando un poco, ¿no crees?, dime que le pusiste en el café para ver si a mí me funciona - Hoseok dijo y al instante se escondió detrás del mueble al ver que Seokjin le tiraba una almohada. - Ay, Jinnie, que aguado eres, pero no me sorprende tu insensibilidad porque tú ya estás casado hace años, pobre de Namjoonie que tiene que soportar tus histerias.

- Te voy a tirar un zapato, Jung Hoseok.

- Tírame lo que quieras, a ver si así Yoongi reacciona y me pide matrimonio antes de que muera - dijo divertido, aunque no creyendo que sea tan mala idea.

- ¿Y por qué no se lo pides tú si tanto quieres casarte? - preguntó Taehyung, mientras acomodaba los últimos detalles antes de salir.

- Porque una vez apostamos en un juego, el que perdía tenía que pedirle matrimonio al otro, ¿y sabes cuánto ha pasado desde eso? - preguntó frustrado - ¡un año, Tae! Voy un año esperando a que ese maldito se arrodille y me pida ser su lindo esposo.

Hoseok cruzó los brazos y recostó su cabeza en la almohada que antes Seokjin le aventó, estaba por decir más cosas de su distraído novio hasta que su telefono sonó anunciando un mensaje.

- Hablando del rey de Roma - dijo con una pequeña sonrisa - es Yoon, dice que Minjae llegó al fin y que en unos minutos puedes salir. Voy a recibir a mi novio y pasearlo por el lugar a ver si así se anima a pedírmelo.

- Suerte con eso - le dijo Seokjin antes de verlo salir - oye, Tae - volteó y lo miró desde su sitio - sé que ya estás por salir y todo, pero antes que todo comience quiero que la leas - se dirigió hasta la maleta que estaba en el sillón y sacó de ella una de las cartas de Jimin - tal vez te sorprendas de que la tenga yo, pero tuve que sacarla de su caja y traértela porque Jimin quería que la leas antes.

- ¿T-Tú sabías? De las cartas y - no pudo terminar la oración porque la sopresa aún no lo dejaba procesar todo. ¿Él sabía que Jimin había dejado todo eso?

- Bueno, antes de irse Jimin habló conmigo - recordó con nostalgia, no había día en que no extrañara a su hermano - me dejó algunas cosas que eran de él, también este collar que uso siempre, seguro él también te dio el que llevas puesto - admitió con una sonrisa - mientras hablábamos me hizo recordarte que tenías que leer la carta del matrimonio antes de que te cases. Y en serio quiero golpearlo porque llevo recordando todos estos años la misma frase, pero al fin estoy libre de eso. Léela tranquilo y sales cuando la termines, te estaremos esperando afuera.

Antes de salir se acercó y lo abrazó, el sentía que  Taehyung era otro hermano más para él, y verlo dar ese paso lo ponía verdaderamente feliz.

Salió de la habitación y Taehyung quedó solo, miró la carta unos instantes hasta que con las manos temblorosas y las ansias de siempre, la abrió.

Querido Kim Taehyung, aún, Kim Taehyung:

Espero que Seokjin se haya acordado de lo que le dije o el saludo de arriba ya no tendría sentido, ¡lo pensé durante días! Si se atreve a malograrlo ya sabe de lo que soy capaz.

¿Cómo estás? ¿Ansioso? ¿Nervioso? Espero que aparte de eso estés feliz, muy feliz, el matrimonio es cosa seria Tae, no es algo para jugar.

¡Pero no he venido a regañarte!

Oh Tae de mi corazón, yo en serio estoy sintiendo muchas cosas en estos momentos al imaginarte tan emocionado por tu boda. Espero que tu futuro esposo sepa tratarte como el rey que eres y que merezca ser tu compañero de vida.

Deseo tanto que tu vida de casado sea próspera y feliz, también espero que formes una familia alegre con 5 perritos y 6 niños, como me decías cuando éramos niños.

Aunque no sé si tu futuro esposo sea ese el príncipe de la Cenicienta, eso te lo dejo a ti.

¡Muchas felicidades, Tae! Te deseo lo mejor y que tu ceremonia salga tan bonita como lo debes estar anhelando. Y no te preocupes por si me la pierdo, sabes que de todos modos la veré.

Acabo de guiñar el ojo y tú ni me estás viendo, imagínalo en este momento para no quedar en ridículo.

¡Te amo, Tete! Felicidades nuevamente, si puedes también felicitas a tu novio de mi parte. Nos veremos en tus sueñoooos ♡

A Taehyung no le quedó más que sonreír tan grande que reflejó nuevamente su hermosa sonrisa cuadrada. Leer las palabras de su mejor amigo antes de casarse era sin duda lo mejor que pudo haber hecho.

De alguna manera le agradecería después a Seokjin por haberle hecho recordar.

Guardó la carta muy bien, tomó aire para alejar los nervios, y salió de la habitación.

Entonces lo vio.

A su precioso Jungkook, con una camisa blanca parecida a él y unos pantalones también blancos. Estaba esperándolo a él, a Kim Taehyung - que en unos instantes se convertiría en Jeon- lo estaba esperando para dar uno de los más grandes pasos en su vida y que sería el inicio de otra etapa más.

Se acercó hasta llegar a su novio y le sonrió pequeñito, resistiéndose a sus impulsos de querer besarlo y no soltarlo jamás.

- Estás precioso, mi amor - le dijo Jungkook, con pequeñas lágrimas traicioneras resbalando en sus mejillas - eres lo más hermoso que mis ojos han visto, Tae.

- Kook - dijo Taehyung, un poco ruborizado por las palabras de su novio - tú también estás hermoso, amor, soy tan suertudo de tenerte a mi lado.

Ambos se sonrieron y así se dio inicio a la pequeña ceremonia.

Minjae, hermano de Jungkook, era el juez de su boda. Empezó diciendo palabras hermosas a los futuros esposos, jurando lo verdadero de su amor y lo feliz que estaba por ellos. A él se le unieron las palabras de Seokjin, Namjoon, Hoseok y Yoongi, que desearon cosas buenas para la pareja y que su amor nunca termine.

Cuando el sol ya estaba poniéndose, Minjae dijo las palabras que tanto habían estado esperando.

- Ahora sí, chicos, por el poder que se me ha concedido, yo los declaro esposos, puede- pero incluso antes de que terminara la frase, Jungkook estaba agarrando la cara de su ahora esposo y plantó un beso en sus labios.

Ninguno pudo resistir tanta felicidad y sonreían en medio del beso mientras los invitados festejaban a los recién casados.

Se separaron un poco y juntaron sus frentes, el amor que sentían por el otro incrementándose al ver la sonrisa en sus caras.

Ya eran esposos, al fin.

Y mientras ellos se adoraban y los demás celebraban, alguien estaba de pie en la primera fila, aunque nadie lo pudiese ver.

Ni loco iba a perderse la boda de su mejor amigo.

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