20; sorry
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Para su buena suerte, sabía que aquel era el último año de Sirius en el colegio y después no lo tendría que volver a ver nunca más.
Arlette nunca se imaginó que alguna vez pudiera llegar a llorar por algún hombre, pero allí estaba, y no era sólo por uno, sino por dos, lo que lo hacía aún peor.
El resto de la semana la pasó bastante mal. Estaba emocionalmente destruida por lo que luego de clases, se limitaba a regresar a su dormitorio a dormir. Ni siquiera tenía ánimos para hacer los deberes o para ir a cenar.
Tuvieron que pasar al menos tres semanas de lamento para que pudiera comenzar a sentirse un poco mejor. Y gracias a que había permanecido la mayor parte del tiempo en su sala común, no se había encontrado con ninguno de los Black, aunque si le llegaban bastantes cartas, las cuales ignoraba por completo y las lanzaba directamente al fuego sin abrirlas.
De igual forma, de vez en cuando Sirius la esperaba afuera de las aulas cuando salía de clases. Se limitaba a dirigirle una mirada asesina y a mezclarse con las demás chicas de su casa evitando que Black se acercara.
En varios ocasiones, Sirius llegaba con obsequios y ojos de cachorro regañado. Arlette sólo ponía los ojos en blanco y seguía con su camino.
Le había llevado varios ramos de sus flores favoritas, también algunos libros, dulces, más libros y flores. Pero ella los rechazaba todos. Incluso en una ocasión le mostró un bonito collar con un pequeño corazón y por más que a Arlette le pareció lindo, entornó los ojos y siguió caminando. Sirius no se rendía y por supuesto que no lo iba a hacer hasta conseguir hablar con ella y explicarle las cosas.
Después de aquellas tres semanas de encierro, por fin se había animado a salir con Lily a Hogsmeade. La pelirroja estaba muy bien enterada de todo lo sucedido gracias a James por lo que trató de evitar el tema en todo lo posible y animarla todo lo que pudiera.
Arlette no se había dado cuenta de cuánto había extrañado a Lily hasta ese momento. Se divertía y la pasaba bastante bien a su lado. Además hablar con ella, le ayudó a no sentir ese doloroso nudo en su pecho que tanto la había atormentado.
La pelirroja le dijo que había comenzado a salir con James, y Arlette estaba bastante feliz por ella, aunque no comprendía por qué había elegido a un grandísimo idiota como él. Pero si Lily era feliz, ella también lo estaba.
—Es una buena persona —había dicho Lily— Sé que al principio actuaba con un completo patán, pero me ha demostrado que ha cambiado y he decidido darle una oportunidad.
—Pues si para ti está bien, para mi también. Pero juro que si te hace algo le daré un buen golpe en la cara.
Dejó salir una larga risa y se sentaron en una banca mientras miraban a las personas pasar.
—Digamos que por ahora está a prueba. Debe comportarse si quiere que acceda a tener una cita con él.
Se quedaron en silencio un momento.
—Lily... hay algo que me gustaría decirte —bajó la mirada y comenzó a jugar con sus manos— y hace que me sienta incapaz de odiar a Sirius por completo.
—Arlette, sabes que me puedes decir lo que sea.
Puso su mano en el hombro de su amiga. La castaña levantó la mirada y miró fijamente los ojos de su contraria.
—¿Y si yo... hice lo mismo que Sirius hizo conmigo?
—¿A qué te refieres?
Comenzó a sentirse nerviosa, las manos le comenzaron a sudar y su respiración era entrecortada.
—A que... tal vez yo acepté salir con Sirius para intentar hacer enfadar a Regulus —se tapó el rostro con las manos— estaba molesta con Regulus y accedí a salir con Sirius porque pensé que eso tal vez me haría olvidarlo o porque pensaba que eso haría enfadar a Regulus y así volvería conmigo. Me siento como una completa tonta porque es exactamente lo mismo que hizo Sirius y no tengo el derecho a estar molesta con él pero lo estoy porque realmente me rompió el corazón porque me estaba enamorando de él —habló tan rápido que Evans tuvo que prestar muchísima atención para seguirle el hilo— Creo que los dos nos equivocamos.
En realidad, Lily no tenía palabras. Se quedaron un momento en silencio.
—Sirius me ha pedido que te diera esta carta —habló la pelirroja mientras sacaba el sobre— No pensaba dártela, porque no quería que te sentirías incómoda o algo, pero Arlette, todos somos humanos y cometemos errores. Unos más que otros, lo importante es aceptarlo y buscar la manera de solucionarlo. Sólo tu decides si perdonas o no y está bien no querer perdonar.
Arlette miró el sobre con semblante triste, se sentía enfadada y confundida. ¿Por qué no se lo daba él personalmente?
—No lo quiero, gracias.
Asintió, no le iba a insistir. Después de todo le estaba haciendo un favor a Black sólo porque James se lo había pedido.
—Tal vez deberías hablar con él. No pierdes nada con escucharlo.
—Sé que él ha intentado hablar conmigo durante estas semanas e incluso trató de darme obsequios... pero soy yo la que no sé qué decir si lo tengo en frente.
—Te entiendo. Te prometo que él no me pidió que te dijera esto pero, no ha estado muy bien desde lo que ocurrió. Busca la forma de acercarte a ti pero la verdad es que tiene miedo— se quedó en silencio un momento— tiene problemas con su madre y tal vez ya no viva mucho más tiempo con ella. Además, podrías dejarlo hablar y no tienes que decir nada si no quieres.
No eran excusas para haber hecho lo que hizo, pero de cierta manera lo comprendía.
Dejó salir un profundo suspiro.
—Pues si viene personalmente, tal vez le de la oportunidad de hablar.
Lily sonrió de lado.
—Pues allí viene. Tal vez sea mejor que no menciones lo que me has dicho, al menos no ahora.
Arlette la miró mal.
—Hola chicas —saludó con voz queda.
—Sirius —saludó Lily.
Arlette no lo miró.
—¿Podemos hablar?
La pelirroja miró a su amiga, no la iba a dejar si no quería, pero ella asintió y Lily se puso de pie.
—Si la haces llorar, date por muerto, Black —le amenazó Lily.
Sirius tomó asiento donde antes estaba la pelirroja, Arlette seguía sin mirarlo. Tomó amabas manos de la chica y las llevó a sus labios para dejar un suave beso.
—Me equivoqué, lo sé. Y no sabes lo mucho que lo he lamentado incluso antes de que lo supieras —guardó silencio sólo un momento— Sé que soy un idiota, patán, incluso descerebrado... pero enserio lo siento. No tengo excusas para lo que hice pero quiero demostrarte que soy diferente. Comenzaste a gustarme, más de lo que te imaginas y te lo iba a confesar porque no quería mentirte en nada. Te quiero, Arlette. De verdad lo hago y estar junto a ti me hace sentir feliz y completo — hubo un momento de silencio— No debí haber hecho lo que hice. Perdón, Arlette. Entenderé si no me quieres perdonar y me alejaré de tu vida para siempre si eso es lo que deseas.
Bajó la mirada, se notaba realmente arrepentido. Pero, ¿estaba dispuesta a perdonarlo? Ella había hecho lo mismo. ¿Él la perdonaría a ella?
Se soltó del agarre y tomó el rostro de Sirius con ambas manos. Miró los profundos ojos grises que ya no relucían. Había ojeras debajo de sus ojos seguramente por no haber dormido bien.
Lily tenía razón, todos cometemos errores. Ella se había equivocado al hacer lo mismo que Sirius y era probablemente igual de idiota que él. Pero algunas personas merecen una segunda oportunidad y ella podía darle la oportunidad de demostrarle que había cambiado, que en realidad sus sentimientos eran reales igual que los de ella.
Besó suavemente los labios de su contrario, sorprendiendo a Sirius por completo.
—Sólo una oportunidad más, no lo arruines esta vez, Black —susurró, con los ojos cerrados y con su frente unida a la de él.
Sirius sonrió un poco y también sonrió mientras soltaba un pequeño suspiro de alivio.
—Te juro no arruinarlo nunca más.
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