Capítulo 4: El caso de los padres: FBI.
Nota de autora: La foto de multimedia, es para que vean como tiene el cabello de Bri 💙
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POV Brigette.
Las horas en la playa se nos habían ido volando, mis brazos estaban un poco requemados al igual que mi abdomen y piernas por el sol que en Coney Island estaba casi como en verano. Scott parecía cansado, cuando aparcó el auto bostezo mostrándome su fatiga, en la playa lo había dejado solo, me había apartado a un lugar distante del ruido y de las personas, necesitaba pensar en cómo me sentía.
Suspiré cuando entramos al apartamento, negué levemente, aún no entendía cómo George había traído a los Holmes a Nueva York y esa noche lo averiguaría. Scott se fue hacía la cocina, estaba al parecer muerto de hambre, escuché como preparaba un poco de cena, llevaba puesta la misma ropa con la que había ido a la playa, no se había mojado así que me levanté del sofá justo cuando Scott salía de la cocina con un pan en la mano.
- ¿A dónde vas? – preguntó con su ceño fruncido.
-A ningún lugar, solo quédate aquí, te veo mañana en la madrugada – Tomé un suéter color gris y me acerqué a la puerta. Recordé que había perdido mi abrigo, y aunque lo hubiese tenido no me lo habría puesto.
- ¿Hasta la madrugada? – Asentí – Qué harás...
-Eso no te importa – Respondí cortante – Quédate aquí.
Dicho eso salí del lugar, las calles no estaban completamente nevadas, el invierno estaba perdiendo su fuerza completamente, observé que en uno de los callejones un hombre me observó fijamente, llevaban meses siguiéndome, y aún no podía dar con la cabeza del asunto. Suspiré de nuevo, usualmente solo caminaba durante horas hasta que encontraba un bar en el que no había estado jamás, y al terminar de ver los que había en la ciudad me había comenzado a acercar a la gran manzana, hasta que mi salud comenzó a deteriorarse, llevaba el short puesto, y mis piernas estaban empezando a ponerse rojas del frío. Me detuve en una parada de autobuses, uno apareció y me subí de inmediato, me llevarían cerca de la casa de Mycroft, haría guardia por unas horas, para luego ir a algún club.
El autobús avanzaba rápido, el tráfico era fluido y los autos evitaban salir en invierno para evitar accidentes, aun así, una buena cantidad se sumaban a los carriles yendo hacia sus casas o saliendo de ellas, Nueva York nunca dormía.
Pasaron treinta minutos hasta que el bus se detuvo en mi parada, Grand Street era perfecta para Mycroft, era una de las calles menos ruidosas a la par de todas las demás, yo miraba la misma calle con diferente arreglo estético, y así seguiría por mucho tiempo. Camine 15 minutos, viendo como algunas casas aún tenían adornos navideños, otras los dueños habían limpiado sus aceras con sal para quitar la nieve y evitar deslizarse.
Llegué, por mi mente paso el recuerdo de la primera vez que me bajé del auto de Mycroft y con emoción corrí dentro de la casa, suspiré cuando me vi frente a ella admirándola desde enfrente, una calle me separaba de volver a convivir con Mycroft. Apreté mis puños, demasiado fuerte, quería matarlo, hacerle la vida imposible pero que George me hubiese denegado la salida de América, me lo había impedido en muchas ocasiones, tragué grueso, los recuerdos comenzaban a invadirme como una catarata cae sin ningún tipo de restricción.
Las ventanas que estaban frente a la casa, no me dejaban ver nada, siempre habían sido un truco, estaban polarizadas, de una forma sutil, en la que las personas solamente miraban parte de la luz que emanaba de ella, pero no podía verse a las personas.
Vi como la puerta se habría lentamente, Sherlock y John salían a la acera y se quedaban ahí, no tenía miedo de que me vieran, estaba lo suficientemente lejos como para que no me reconocieran, Sherlock sacó un cigarrillo de su bolsillo para encenderlo y comenzar a fumar, inmediatamente John sintió el olor, le quito de una manotada el cigarro. Cómo era posible que siguieran igual que antes, quizá los juzgaba demasiado rápido, baje la vista un poco al recordar como le decía te amo a Sherlock, palabras vanas y superfluas que al final solo me mataron más.
Respirar, no te hace estar vivo... Y eso es lo que había experimentado, al levantar la vista los ojos de Sherlock estaban observándome, me puse el gorro de mi suéter mientras él comenzaba a caminar intentando acercarse para identificarme, me di la vuelta dando pasos largos, hasta la parada de autobús.
-Brigette – Gritó, mientras yo me subía al transporte.
Ese grito había sonado amargo, casi estúpido y patético, no tenía para mí valor que él intentará acercarse de nuevo.
***
Me senté frente a la barra del lugar, cuando ya había llegado al club, mis ojos se movían veloces intentando encontrar al sujeto que buscaba... Necesitaba hablar con él, llevaba tres tequilas y aún no aparecía, dejé de tomar, con él siempre había que estar sobrio.
Al fondo, lo vi bajar de la segunda planta del lugar, me levanté comenzando a caminar lentamente por la pista, mientras veía como se sentaba solo en una mesa, esperando a su próxima presa para cobrar favores.
Sus ojos cafés se fijaron en los míos, para luego bajar lentamente por mi cuerpo y fijarse un largo rato en mis piernas. Tenía puesta una boina, y unos lentes con los vidrios de color morado, tenía un bigote perfectamente cortado con parte de su mandíbula sin afeitar, llevaba una camisa a cuadros sobre otra lisa color negro, unos collares que le daban un toque bohemio.
-Qué haces aquí, conatus – Puse los ojos en blanco.
-Necesito un favor, Tristán – Me indicó que me sentará en frente de él.
-Por ti, seria Batman – Mordió su labio inferior.
-Siempre pides algo a cambio – Susurré mientras él sonreía.
-Nada es gratis, depende como sea el favor, tú lo sabes – Me miró fijamente.
-Necesito saber por qué los Holmes están en Nueva York – El frunció su ceño levemente.
-Solo quieres ¿Información? – Luego ladeo su cabeza levemente - ¿Los Holmes? ¿Te refieres a Mycroft y Sherlock?
-Sí, a ambas cosas – Fruncí mis labios.
-No te pediré mucho, tendrás la información para mañana, si me das lo que quiero hoy – Alcé una ceja- necesito datos bastante certeros sobre el plan del FBI en el Bronx – Suspiré – es lo que único que deseo.
-Habrá cateos en varias calles, no sé específicamente en cuáles, simplemente los habrá – Él asintió.
-Con eso me basta, mañana te daré la información ¿Te la envío a tu casa o a tu trabajo? – Lo miré.
-A mi casa – Me levanté – por cierto, ten cuidado, la CIA sabe que tienes un disco duro muy importante – Se río.
-Ese disco duro ya está en un barco hacia China – Levanto una de sus comisuras – supe cosas de Sherrinford -Lo observé indicándole que estaba pisando terreno muy delicado – tienes muy pocas oportunidades, eres una amenaza... y Radcliffe te está buscando – Entre cerré mis ojos, para qué me estaba buscando – ya se dio cuenta de que estás aquí.
-Gracias por la información, cuando necesites algo me llamas – Él asintió.
-Hasta luego conatus – Me di la vuelta y salí del lugar, iría a la gran manzana, si Radcliffe me estaba buscando, era por algo serio, desde que era niña me había olvidado y ahora casualmente su interés en mi había resucitado.
***
POV Sherlock
-Yo sé que la vi – John me miraba fijamente, habíamos esperado a que Mycroft se fuera a dormir para hablar de mi "visión" según John.
-Sherlock yo miraba a Mary cuando estuve deprimido – Susurró suspirando – es normal, ha sido un shock para ti verla de nuevo...
-Ninguna visión, trance, imaginación, como quieras llamarle, te ignora de esa forma – Lo observe dejando de caminar por la habitación – es claro, que era ella...
-Y qué haría aquí – Dijo alzando sus manos levemente – nos odia.
-Quiere saber por qué estamos aquí, y es naturalmente curiosa – me senté en el sofá que estaba frente a él – no parara hasta saberlo.
- ¿Todavía la quieres? – Preguntó rompiendo mi línea de pensamientos...
-Yo – Suspiré – me siento culpable – John negó.
-No te pregunté eso – Replicó haciéndome bufar.
-Sí, yo la quiero, la quise en Londres, pensé que con el tiempo se iba a ir el sentimiento especialmente porque no estaba ahí, no estuvo ahí – Respiré profundamente – y ahora que la vi... Mi corazón se aceleró y pude sentir lo mismo que sentía en Baker cuando ella bajaba las escaleras y se sentaba en tu sofá – Sacudí mi cabeza – ese no es el punto...
-Si tuvieras la oportunidad de poder estar con ella ¿Lo hicieras? – Medite un momento...
-Le pediría que fuera mi novia si se pudiera – Apreté mis puños – por qué traernos aquí...
-A qué te refieres – Sus ojos se fijaron en los míos.
-Quién secuestro a mis padres, sabía que Brigette estaba aquí, estaba consiente que George haría lo que hizo – John ladeo su cabeza.
- ¿Estás diciendo que todo esto es planeado? – Asentí – Por quién
-Supongo –Puse los ojos en blanco – aunque suponer es malo, que se revelará, si Brigette acepta el caso.
-Por qué
-Bufé – Te lo diré después, cuando puedas entenderlo –Él apretó levemente sus dientes.
***
POV Narrador.
- ¿Hiciste lo que tenías que hacer? – Dijo la voz aterciopelada
-Sí, señora – contestó la chica de cabello rojo.
-Los Holmes ¿Ya están aquí?
-Sí, señora – La mujer rubia la observó.
-Mike estaría orgulloso de ti pequeña Clarice – Los labios de la pelirroja temblaron – créeme que tu venganza beneficiara al mundo entero.
-Yo lo amaba – Susurró mientras la mujer esbelta con nariz aguileña se levantaba de su silla de cuero y caminaba hacia la muchacha.
-Shhh – La abrazó – tú novio no quisiera verte así, él quisiera verte vengando su vida... Matando a Brigette Collins y dejando libre a Mycroft Holmes – Un sollozó salio de la muchacha mientras la rubia la arrullaba – Eso pondría orgulloso a Mike...
***
POV Brigette
Me había metido a un bar en el centro de Nueva York, no sabía cómo se llamaba el lugar, ni tampoco me importaba, había tomado bastante, me senté en los sofás que el lugar tenía mirando como las parejas bailaban, la música me reventaba los oídos.
Un hombre comenzó a caminar hacia donde yo estaba, parecía interesado en hablar conmigo, podría estar muy borracha pero no me hacía vulnerable en lo absoluto. Me levanté, queriendo moverme más rápido, sin embargo, el hombre llegó antes de que pudiera irme
-A dónde vas corazón – Comencé a moverme – no te asustes, sé que me deseas.
-Le escupí en la cara – Me das asco – Me soltó para intentar limpiarse la cara – Y no creas si quiera que desearía a alguien como tú... Ni que fueras Sherlock – Trague grueso, qué es lo que acababa de decir.
-En serio – No sé en qué momento un puñetazo del sujeto me mando al suelo – eres una perra.
-Me intenté levantar lo más rápido posible, podía ver la rueda de gente apartando al sujeto de mí – Tú lo eres – Susurré.
Me llevaron hacia un lugar apartado del bar, donde después de curarme me dejaron sentada sola.
- ¿Sabes que te ves ridícula haciendo esto? – Su voz me hizo levantar la mirada.
-Vete al diablo – Susurré mirando hacia otro lado.
-Te torturas cada vez que vienes, imaginando que él está aquí – Miré la figura de Mike sentada al lado mío, estaba consiente que él no era Mike, sino mi subconsciente torturándome - Ya es tarde, debes irte a casa.
-Qué hora es – Lo observe, él negó.
-El reloj está enfrente tuyo – Susurró – soy el que está consiente de los dos así que hazme caso – Me levante mientras miraba el reloj, eran las 2 de la mañana – no puedes caminar bien, has bebido demasiado, y así estás pensando irte.
-Tengo trabajo en la mañana – La imagen de Mike se levantó.
-Acepta el caso de los Holmes – Lo miré molesta – no me veas así, en el fondo sabes que quieres hacerlo.
-Por qué querría hacer algo como eso – Susurré.
-Porque sabes que tienes que enfrentarlos – Sus ojos verdes me miraron profundamente – si te vas en este momento llegarás a las 3 a tu casa, dormirás 4 horas y tomarás café negro para que se te quite la resaca... Esto no le hace bien a tu salud.
-A quién le importa mi salud – Él me miro
-A nadie, le importaría a Mike, pero está muerto – Tragué grueso esperando poder controlar mis ganas de llorar – Eres demasiado dura contigo misma – Me levanté con dificultad para comenzar a caminar fuera del bar, debía tomar un taxi, y caminar el tramo para llegar a mi apartamento.
Al salir el frío me golpeo el cuerpo, no llevaba mi suéter, así que se me había olvidado en el bar, vi algunos taxis pasar y levanté la mano haciéndoles parada y solo uno se detuvo. Me subí con dificultad y saque 100 dólares de mi bolsillo para dárselos, él los agarró con el rostro sorprendido.
-Ahora le das tú dinero y lo despilfarras así – Mike iba viendo hacia la ventana.
- ¿Hacia a dónde señorita? – Preguntó haciendo que lo observara.
-Ocean Parkway – Él asintió.
¨***
POV Narrador
La puerta se escuchó, el joven no había podido dormir pensando donde podía estar Brigette, se levantó rápido de su cama, y corrió hasta la sala de estar del lugar, Bri estaba tirada en la alfombra del lugar, se había puesto en postura fetal y parecía agarrarse el abdomen como si le doliera.
-Bri – se acercó a ella para tomarla – qué te pasa estás bien – Scott la levantó y la sostuvo en sus brazos.
-Me duele el abdomen – Susurró – mis pastillas me hacen doler.
- ¿Pastillas? ¿Cuáles pastillas?
-No importa – Intentó levantarse, pero se volvió a acostar – Ayúdame, debo dormir para mañana.
-Mañana no irás...
-Solo llévame a acostar – Una mueca de dolor cruzó el rostro de la pequeña – por favor.
Scott la llevó con cuidado a la cama, la acostó dejándola que intentará dormir. Salió del cuarto sin hacer mucho ruido, tomo su celular para intentar hablar con George, sabía que tenían tiempos de no comunicarse como antes, suspiró eran las tres de la mañana y no sabía cómo tomaría su llamada.
-Marcó esperando con nerviosismo hasta que George le contestó – Hola – la voz soñolienta de George lo tranquilizo hasta cierto punto – Scott ¿Qué tal?
-Hola George, sé que no he hablado contigo desde hace mucho – Un suspiro salió del Jefe – pero Bri está mal.
-Qué tiene
-Todas las noches va a bares, toma, consume droga, odia al mundo y estoy seguro que tiene depresión – Contestó con la mirada puesta en el techo – Hoy me dijo que le dolía el abdomen y que tiene unas pastillas
- ¿Pastillas? ¿Crees que sea alguna droga?
-No lo sé – comentó sin mucho ánimo – me preocupa. Le hace falta Mike...
-A todos – Dijo tajante George.
- ¿Puedes ayudarla? – Un suspiró salió de George.
-Espero poder hacerlo...
***
La alarma sonó haciendo que ella se levantará de golpe, la cabeza le dolía levemente, reviso el reloj eran las 7:30 en punto, entraba a trabajar a las 8:00 corrió hacia la ducha, abrió la llave rápidamente, ya no disfrutaba de las duchas solo era agua que caía, salió del baño secándose a medias, se había lavado el cabello que al estar corto no le costaba. Se puso una camisa manga larga color vino y un jeans color negro junto a unos botines caquis. Antes de irse de su cuarto sacó de un cajón un frasco de pastillas, tomo una y la tragó para cumplir su dosis. Luego de eso salió de su habitación.
No medito si Scott quería hablar con ella o no, debía llegar al FBI temprano, por ser lunes seguramente habría reunión y Alex su jefe querría verla ahí temprano. Llamo al primer taxi que encontró para subirse en él.
El tiempo no era muy difícil de calcular, 30 minutos para llegar 5 para subir en ascensor hasta el nivel 10, luego entrar al salón de reuniones después que Wendy la secretaria de Alex le diera un café, cortesía de su jefe.
Tal y como lo había dicho estaba ya en el FBI a las 8, y el ascensor iba sin ninguna parada, haciendo que estuviera a las 8:05 en el piso, Wendy la miro con un rostro de alivio.
-Sólo a ti te están esperando – Dijo mientras le daba el café dejándola con el ceño fruncido – Alex no quería empezar la reunión hasta que tú estuvieras – Los ojos de Bri tenían un "por qué" explicito – no lo sé solo entra.
La sala de reuniones estaba al final del pasillo, antecedido por todos los cubículos de los agentes que trabajaban en investigación, la puerta era de madera pura barnizada haciéndola ver más brillante. Giro el pomo para luego entrar, casi se atragantaba con su café al ver al fondo de la sala a los Holmes y al Dr. Watson sentados mirando a Alex.
- ¡Rose! – Dijo con emoción al ver a la pequeña, Alex era un muchacho de aproximadamente 26 años con el cabello rizado corto, unos ojos totalmente grises, de test blanca, llevaba puesta una camiseta negra con un jeans y unos zapatos tenis Nike – Me alegra que vinieras.
-Perdón la tardanza – Paseo sus ojos por los tres hombres que la miraban expectante, en la otra esquina encontró a George mirándola con una sonrisa de lado.
-No importa, vamos a iniciar la reunión – Él se paró en frente de la mesa donde varios agentes que Bri nunca había visto estaban sentados – un gusto verlos colegas, hoy quiero presentarles a unas mentes extraordinarias de la investigación cortesía de uno de mis más cercanos amigos – Señaló a George mientras Bri se apoyaba en la pared cerca de la puerta – Déjenme presentarles a los hermanos Holmes, y al escritor John Watson además de Medico militar retirado – Todos aplaudieron menos Bri que tomo de excusa tomar su café – ellos estarán con nosotros durante un tiempo y si tienen algunas dudas no tengan miedo en preguntarles, básicamente hoy eso sería todo para ustedes, es posible que mañana ellos nos den una conferencia mañana, quería presentárselos para que ya se fueran familiarizando. Bien, vuelvan a sus labores, Rose quédate por favor – Ella suspiró viendo como todos los demás salían del cuarto.
Alex la miraba con una sonrisa que ella intentaba corresponder, a pesar de eso, su estómago se estrujaba temiendo que George le hubiera jugado una estrategia diferente.
-Cuando el último de los colegas de Bri cerraron la puerta Alex volvió a hablar – No es nada malo – Dijo mientras se reía levemente – te tengo mucha confianza y sé que lo que te voy a contar no saldrá de ti – Bri tragó grueso, tenía años de no oír eso – George es de la CIA – El pelinegro señalo a su Jefe con ojos de inocencia – y él ha traído a los Holmes por un caso muy particular y confidencial, me pidieron al mejor agente que tenía en mi división y esa eres tú – Las mejillas de Alex se sonrojaron levemente cuando los ojos de Bri lo observaron fijamente, el gesto no pasó desapercibido por ninguno de los demás – Así que - continuo intentando controlar sus nervios – te dejaré con ellos para que hablen más específicamente contigo – Alex le beso la mejilla para luego retirarse de la sala.
-Usarlo a él, es caer muy bajo – Comentó cuando la puerta ya se había cerrado.
-Le gustas – Dijo George con las cejas alzadas, Bri bufó – y nunca pensé que lo hicieras.
-No entiendo qué hacen aquí – Repitió.
-Te daré dos opciones, el caso te lo contaran en la casa de Mycroft, si no te interesa no llegarás ahora a las 6:00 de la tarde y te dejaré en paz – Ella alzó una ceja – sino y llegas podrás saber de qué trata el caso, además de darte tu pase libre para viajar de nuevo – Ella lo observó – eso es todo, si te interesa tienes hasta las 6:00 – George se levantó seguido de los otros tres hombres – eso es todo.
Salieron de la habitación dejando a Bri con un millón de dudas, tragó grueso, empezaba a recordar lo que su subconsciente le había dicho.
-No puedo aceptarlo – Se dijo así misma – sin embargo... Diablos, logró hacerme dudar...
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Nuevo capítulo, espero les guste y me den su opinión ya comienza a tomar más cuerpo la historia, así que vamos hacia la aventura :3
Las y los quiero 💙
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