Capítulo 27. El caso de los padres: Claves.
Bri se había escapado dos veces de los caníbales que la seguían, esperaba que Sherlock hubiese tenido la misma suerte, deseaba terminar con el estúpido jueguito de Eurus para encontrarse con Scott de una vez por todas, en su mente pasó el rostro de Mike, no quería que Scott corriera la misma suerte.
Un gritó la sobresaltó, la habían alcanzado, su velocidad que había sido constante, aumentó de una vez por todas, parecían personas normales, pero el encierro habían hecho que se convirtieran en salvajes. Uno de ellos logró pisarle los talones haciéndola caer en el pasillo, la observaron rodar, mientras Bri sentía cada golpe, intentando pensar una forma en la que su carne no terminara en los estómagos de ellos.
No llevaba ninguna defensa, más que su cuerpo, como pudo se levantó rápido enfrentándose al que la había hecho caer, no pasaría mucho tiempo para que los otros 3 pudieran alcanzarla. El hombre que tenía golpes en el rostro, además de una horrible cicatriz en el cuello, se abalanzó sobre la pequeña. Bri, sintió un temblor en su cuerpo, era vivir o morir, agarró una de las manos del hombre para doblarla, la otra mano golpeó la mejilla de la castaña en cuestión de segundos.
Haciéndola retroceder en instantes unos centímetros, el hombre aprovecho, para jalarla y golpearla contra la pared, Bri tras el impactó logró zafar su mano de la del caníbal para luego golpear con un puñetazo en la quijada. El hombre era imparable, necesitaba provocar un shock, algo que no la condenara más.
Los pies de Bri se levantaron del suelo para golpear agarrar con sus piernas el cuello del hombre, tirándolo al suelo, comenzó a moverse intentando quitar el agarre de la pequeña. Bri esperaba verlo desmayarse, era lo que necesitaba para poder seguir corriendo.
Cuando el hombre estaba a punto de caer en la inconsciencia, los otros tres los hallaron, Bri se levantó temiendo no poder con los tres de una sola vez. Sus ojos se fijaron en los conductos de aire, los conocía mejor que los pasillos, como pudo se impulsó en las paredes hasta alcanzar la rejilla.
Se introdujo en el conducto con dificultad, sintiendo como uno de los metales salidos de dentro del conducto le hirieron la pierna, la mente de Bri se llenó con la imagen de Sherlock, sacudió su cabeza, debía centrarse, estaba consciente de que él podría solo por un momento.
El rizado comenzaba a cansarse, sus piernas quemaban, podía sentir como sus músculos trabajaban, para mantenerlo corriendo con la mayor constancia posible, el sudor perlaba su frente, además de empapar la camisa de color morado que llevaba puesta.
Giró con mayor velocidad en un pasillo para perderlos un momento, se pegó a la pared, para respirar profundo un momento, se quitó el saco y lo sostuvo en su mano, tenía más sacos en casa perder uno no le dolía, cuando uno de ellos se asomó, lo atrapó con el saco, lo golpeó contra las paredes del pasillo una vez tras otra, hasta que dejó de pelear con él, cayendo al suelo.
Sherlock agarró el saco de nuevo, para volver a correr.
–Maldita sea, Eurus, detén esto – Dijo esperando misericordia de su hermana
–Tú novia está en los conductos – Sherlock miró hacia arriba – ella pensó más rápido que tú.
–¿Sabes que es mi novia? – Preguntó Riccio, cansado, pendiente de cualquier ruido en los conductos de aire.
–Es obvio ¿no? – Susurró Eurus con ironía en la voz – Por eso la tensión entre ustedes es tan divertida, porque lo han hecho prohibido ¿Ya tuvieron sexo? Creo que no, sino, ya fuera mayor la tensión sexual.
–No – Contestó Sherlock, poniéndose incomodo cada vez más – Vuelves a acertar hermanita. Para ser sincero no es algo que me preocupe – Respondió Riccio – no es algo que este por mi cabeza.
–Una risa salió de la garganta de Eurus, era más como un graznido – Yo veo más de lo que tú ves, cada roce, cada respiración de ella en tu cuerpo, hace que tus pupilas se dilaten, que tragues grueso, que imagines cosas... Gemir – Sherlock sintió como picaban sus manos, por los nervios – Sherlock, Sherlock, oh por Dios – El azabache seguía corriendo, a pesar de que en su cuerpo, todo se removiera – No lo olvides, yo te observo, mi pequeño hermano.
Un sonido lo detuvo de golpe, era una de las rendijas que cayó de una sola vez en el pasillo.
–Sube – La voz de Bri lo hizo sonreír, mientras ella le extendía una mano – Me alegra que estés bien – Con esfuerzo alcanzó a subir – Eurus puede vernos aquí también – Los conductos eran lo suficientemente grandes para poder estar acurrucados – y escucharnos.
Sherlock no pudo evitarlo, a pesar del lugar apretado, jalo a Bri para besarla, quería liberar estrés, Bri removió sus manos en el cabello de Sherlock con necesidad. El azabache gruñó cuando Petite aruñó levemente el cuero cabelludo, por un momento se olvidaron donde estaban, las manos del rizado buscaban desesperado la silueta de ella, hasta que sintió los pechos de ella, eran firmes, cabían en sus manos sin problema.
Hubiese deseado estar en otro lugar, ambas frentes, pegajosas por el sudor, se mantenían pegadas continuando el beso, Bri sentía la desesperación de Sherlock por tocar, sentir o hacer más con sus cuerpos.
Un gemido, salió de los labios entrecerrados del rizado, la atmosfera era propicia, ambos lo deseaban, querían más, se deseaban más.
–Uff, cualquiera se acalora – Ambos se separaron de golpe, sus respiraciones eran agitadas – Ahora sé qué tipo de contexto tienen. No se olviden del pequeño Scott.
–Hay que seguir – Dijo Bri con las mejillas rojas – iré adelante.
–Aprovecharé a ver tu trasero – Dijo Sherlock para luego meditar un momento en lo que había dicho – Lo siento no estoy pensando antes de hablar, es porque hemos, ya sabes... Me excite y tú – El cerebro de Sherlock pareció desconectarse un momento – ashjeyris.
–Hablaremos de esto luego – Dijo Bri comenzado a gatear por el conducto – ¿Puedes gatear?
–Sí, con algo de dificultad – Sherlock la seguía, no dudaba de la capacidad de la pequeña – En el helicóptero te defendí de Mycroft, pero sí fuiste lenta al no ver a Eurus y nuestro parecido.
–Gracias – Dijo con un tono sarcástico en su voz – por aclararme tus razones.
–Los ojos verdes en ese momento de Riccio se fijaban en el movimiento del trasero de Bri – Me encanta tu trasero – Con la voz sumamente gruesa, haciendo que el cuerpo de Petite vibrara.
–Sherlock concéntrate – Suplicó, con un suspiro – también me distraes si te pones así.
***
Bri comenzó a golpear una rendija, cuando lo logró, bajó primero quedando frente a una puerta, para luego dejar que Sherlock se cayera a su lado.
–Aún no vienen – Susurró Riccio, observando como un dragón a todo su alrededor.
–Hay que abrir entonces – Bri observó la puerta, no se escuchaba nada, el corazón de ella comenzó a latir rápidamente – ¡Scott! – Gritó con desesperación moviendo la puerta, hasta que Sherlock le quitó las manos para agarrárselas con fuerza.
–Si vienen lejos nos van a encontrar más rápido – Bri se zafó – no actúes sin pensar – Regañó mirándola.
–Es como si tu quisieras salvar a John de algo, no estarías actuando racional – Sherlock rodó los ojos – ¿Cuál es tu idea?
–Sí vamos a derribar la puerta, al menos que sea de una vez por todas – Dijo mientras sacaba un arma de su saco.
– ¿POR QUÉ CARAJOS LA SACAS HASTA AHORA? – Reclamó Bri en un susurró.
–Porque es el arma que botaste en el pasillo, y solamente tiene dos tiros – Explicó tajante – o quién crees que soy ¿Van Helsing? No atrapo monstros – Ella lo observó con una sonrisa de lado, por alguna razón el comentario le había dado gracia – eres demasiado impulsiva.
–Pero así me amas – Dijo ella con la mirada fija en como él apuntaba el arma a la cerradura.
–No celebres mucho – Contestó cuando el sonido del disparo inundo los pasillos, la puerta quedó entreabierta, Bri no dudo un momento en entrar, el lugar estaba oscuro, y un horrible olor llegó a las narices – Por Dios, huele a Anderson – Bri que se sentía asqueada no pudo evitar reírse levemente.
–Sherlock – Renegó con risa, mientras sentía unas arcadas – debe haber luz en algún lugar.
–Ambos sabemos que son cuerpos – Susurró Sherlock palpando la pared, hasta que encontró un interruptor, las luces dejaron ver lo que ya esperaban, varios trozos de carne, partes del cuerpo y cuerpos estaban regados en el suelo del lugar – Scott – Dijo Sherlock alertando a Bri que corrió a una esquina de la habitación, donde el chico estaba atado
Sherlock cerró la puerta detrás de él, poniendo su cuerpo como peso, sabía que no podría retenerlos mucho si llegaban en ese momento, sin embargo, le daría el tiempo suficiente a Bri de poder levantar a Scott.
–Scott ¿Me escuchas? – Bri levantó el rostro de Scott, que tenía morado ambos ojos y parecía tener rota la nariz – ¡Scott!
–Bri, ayúdame – Suplicó con la voz débil, ella comenzó a desatarle los pies y las manos – Ellos nos van a comer.
–Lo más seguro es que sí, sino te levantas rápido – Bri lo ayudo a levantarse, Sherlock los observó hasta que en sus oídos resonaron los pasos que ambos conocían bien.
–¡No, no! – Dijo el castaño retrocediendo un poco – NOS VAN A COMER.
–CONTROLATE – Gritó Bri, dejándolo pegado a la pared – Sherlock – Bri lo miró demostrándole como la duda comenzaba a crecer en su pecho, Riccio se aproximó a ella sosteniendo el arma – No vayas a gastar el ultimo tiro si no es sumamente necesario.
–Son caníbales – Susurró, mientras Bri esperaba atenta, cada vez se escuchaban más cerca el grupo, Scott había entrado en pánico, y se pegaba a la pared cada vez más.
–Scott quédate ahí, y si ves necesidad te tocará ayudarnos – Él negó, con el terror en sus ojos – No te lo estoy preguntando, te lo estoy ordenando – Scott tragó grueso sin poder articular una palabra.
El sonido cesó un momento, haciendo el silencio tétrico, pesado, casi asfixiante. Tragaron grueso, cuando la puerta vibro levemente, para luego recibir de un solo golpe a los 7 sujetos, de una en el cuarto rodeando a los tres amigos.
Bri observó al que parecía dirigirlos, una voz ronca salió del hombre, con la mirada fija en Sherlock.
–Le diste una buena golpiza a Gonzalo – Susurró, Sherlock se limitó a retroceder levemente.
– ¿No eres demasiado normal para ser caníbal? – Preguntó Bri con los ojos recorriendo a cada uno de ellos.
–Es lo mejor, quién podría sospechar de un hombre de un metro con ochenta, apuesto, corredor de bolsa y que se llama Carl – Dijo mirando a la pequeña – que come carne cruda humana después de tener sexo con sus secretarias.
Petite tragó grueso.
–Nadie lo haría – Continuó mientras sonreía y levantaba sus cejas – nadie sospecharía de ninguno de nosotros porque creen que somos mitos... Y lo mejor para comer es la carne humana, no saben de lo que se pierden.
–Me alegro, pero no vamos a ser tú comida – Dijo Bri sonriendo con falsedad.
–Quién dijo que solo los íbamos a comer – Scott tembló pegado donde estaba – los tres son muy atractivos.
–Quítate de la puerta o me tocará matarte – Amenazó Bri.
–Inténtalo – Contestó.
Ellos se movieron veloces en el espacio del cuarto, Bri parecía reconocer el lugar, por alguna razón se le hacía extremadamente familiar. Sherlock comenzó a golpear al primero que se acercara.
– ¡Eurus deja que John venga! – Gritó el rizado mientras golpeaba a una de las mujeres que acababa de arañarle el rostro.
–Por favor, no lo necesitan – Dijo con una pequeña risa.
–EURUS – Riñó el menor de los Holmes.
***
En la oficina John seguía atendiendo a George que se mareaba por pequeños lapsos, el mayor de los Holmes había salido a la terraza de la oficina a ver el impetuoso mar que los rodeaba, era algo majestuoso de admirar.
–Mini soldado – Mycroft entró inmediatamente al lugar – Sherlock requiere tu ayuda... nivel 2, pasillo c, cuarto 7.
–Ese era el cuarto de Bri – Susurró George – es el cuarto que antes era blanco.
–Debo ir – Dijo justo cuando salió de la oficina.
–No te preocupes Mycroft, las peleas cuerpo a cuerpo nunca han sido lo tuyo – Mycroft se sentó con el rostro frustrado.
***
–¡No Scott! – Gritó Bri justo cuando uno de ellos lo apuñalaba con una navaja debajo de las costillas, haciéndolo caer al suelo.
Sherlock sacó la pistola en un instante para dispararle al pecho a uno de los hombres, solo habían logrado noquear a 4, pero eran fuertes, muy fuertes. Bri intentó llegar a donde Scott, Carl la tomo por los hombros para golpearla contra la pared.
–Hueles delicioso – Gruñó en la oreja de Bri, para luego comenzar a morderla.
–Sherlock – Comenzó a gritar con mucho dolor, los otros dos tenían agarrado a Sherlock contra la pared, mientras lo golpeaban, y una de las chicas comenzaba a saborear la sangre que fluía de la herida de Scott.
Bri sintió como la soltaron de golpe, se apretó la oreja, revisándose si estaba completa, un poco de sangre quedó en su mano, sonrió cuando vio a John, fue una paz momentánea antes de correr a apartar a la chica que estaba mordiendo a Scott.
–Aléjate estúpida – Le agarró el cabello, para luego comenzar a apartarla, Scott se había desmayado.
Al ver a John, Sherlock logró soltarse con una mano, para golpear a uno de los hombres que lo sostenían para luego golpear al otro, John se alejó de Carl lo más que pudo intentando trabajar junto a Sherlock.
–Por qué diablos pelean con CANÍBALES – Sherlock observó a John con el rostro resignado.
–Luego te explico – Contestó para terminar de noquear a los dos que los intentaban golpear.
–Estás solo Carl – Susurró Bri, que se levantó con un golpe en el labio.
– ¿Solo? – Preguntó – ¿Recuerdas este lugar Bri?
–La castaña lo miró – Sé en dónde estoy...
–El 5 de noviembre no se olvida – Entonces Bri retrocedió de golpe, tomando entre sus manos su cabeza – La CIA necesitaba controlarte mientras estuvieras aquí – Ella se acurrucó en el suelo, recordando cada momento que había pasado en ese cuarto, desde Tom.
–Sherlock miró a Scott – John agarra al muchacho, necesita ayuda, necesita un doctor – John se aproximó al muchacho para cargarlo – Llévalo a la oficina.
–Yo ya no los seguiré, aquí termina mi round – Sonrió Carl – ayúdala, o se hundirá... – Salió del pasillo, caminando tranquilo, hasta que un dardo tranquilizante en tu cuello.
Sherlock se aproximó veloz hasta Bri, la abrazó, mientras escuchaba como sus sollozos aparecían.
–Estoy aquí – Sherlock levantó el rostro de Bri.
–Lo siento, este cuarto es el peor recuerdo que tengo en toda mi vida – Sherlock ayudo a levantarla – No entiendo por qué decir esa frase.
–Sufriste un proceso de hipnosis hace años, es parte de la resolución de tu caso – Bri y Sherlock se observaron un momento, intentando comprender las palabras de Eurus – Ya puedes bajar, quiero mi regalo, igual tú Sherlock, vengan ambos.
–¿Quiero ver a Scott? – La mediana de los Holmes bufó.
–Después, antes baja a verme – Sherlock tomó la mano de Bri para luego salir del cuarto – El ascensor ya funciona.
***
El sonido del violín inundaba el lugar, Bri se extrañó al no ver guardias, todo estaba desolado, como si fueran vacaciones para todo Sherrinford. Los ojos grises de Sherlock se movían en el reconocido pasillo, hasta llegar a la puerta color gris que dejaba entrar al cuarto de Eurus.
Cuando estuvieron enfrente, la puerta se abrió sola, como si la controlaran desde algún lugar, El sonido salió más claro, haciendo que ambos entraran con el corazón latiendo a mil por hora. A pesar de que Sherlock sabía que su hermana había tenido una mejoría, no implicaba que estaba completamente cuerda aún, él sabía que no lo estaría nunca.
–Sigue sin haber cristal – Bri observó a Eurus que dejó de tocar y se dio la vuelta – Por qué no te escapas.
–Porque aún hay cosas qué hacer por aquí – Susurró con ironía.
–Ahora bien, dónde está – Bri sacó de su bolsillo la cajita negra, era pequeña, como de un anillo de compromiso – Mycroft quedó extasiado, cuando vio que lo habías robado – Su voz se normalizo – Qué tanto te costó.
– No mucho, estaba en una banda de traficantes alemanes, los hombres de Mycroft simplemente fueron un estorbo – Dijo moviendo el pie con impaciencia.
–Si hubieras venido a visitarme antes, no hubiese tenido la necesidad de traerte de esta manera – Confesó – Pero como no haces caso, siempre vienes a la fuerza – Eurus se encogió de hombros – Ya hubieran encontrado a mis padres hace tiempos...
–Aún estamos en eso – Explicó Sherlock – así que muy pronto vendrán a visitarte.
–Ya que veo lo inútiles que son, les daré ayuda – Sherlock y Bri observaron a la rizada – El caso no es difícil, el mapa que les dieron deben unirlo, pero quién ha hecho todo esto, pertenece al pasado entrelazado entre Mycroft y tú – Dijo señalando a Bri – rebusquen en eso...
–Gracias, ahora dame lo que te pedí hace una año – Eurus sonrió de lado.
–El asesino de Mike, no está muerto – Bri respiró profundo, ante la mirada de Riccio – Ten – Se acercó a su cama, para luego extender un folder que parecía tener varias páginas.
–Bri camino hasta enfrente de Eurus, que era más alta que ella – Gracias – Dijo repitiéndose en su mente que Eurus no era mala, simplemente era demasiado lista y un poco loca.
–Se me había olvidado lo pequeña que eras muy pequeña – Bri alzó una ceja – Quiero que sepas que si le haces algo a mi hermanito, no habrá nada que me impida ir a matarte.
–Eurus – Sherlock se acercó a ellas, con el rostro serio.
–Tranquilo hermanito, no les haré nada – Sonrió – mientras seas feliz, yo estaré tranquila.
–Ni siquiera sabes identificar las emociones – Dijo Bri con – cómo sabes que él es feliz...
–Sus ojos me lo dicen – Sherlock entrecerró sus ojos – los aprendí a conocer.
–Bri regreso al lado de Sherlock, que le tomo la mano – Vamos a estar bien – Aseguró con una débil sonrisa.
–Felices bodas – Bri se sonrojó – cuñada – Ambos salieron más tranquilos, hasta que Petite recordó a Scott.
–Hay que correr – Ambos aceleraron su paso hasta llegar al ascensor – Espero que este bien – Susurró la castaña, abrazándose a Sherlock.
Y con un beso en la frente, Riccio esperaba lo mejor.
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Buenooooo, y aquí les traigo una nueva actualización que espero les guste, fuerza como siempre para todos ❤️
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