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Capítulo 23.El caso de los padres: Vuela hacia casa.

Puedes cerrar los ojos a la realidad pero no a los recuerdos
Stanislaw Jerzy Lec

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POV Narrador

-A ver repíteme lo que harás – Dijo Bri mirando a Scott.

-Revisar, hasta encontrar los micrófonos – Sherlock, John y Mycroft esperaban en el automóvil – entonces luego me introduzco a la red sin ser detectado para intentar encontrar de donde nos espían.

-Bien, eso es todo – Kozlov estaba parada en la puerta esperando a que Scott entrara – por lo demás, creo que no hay otra cosa.

-Bri – Dijo Scott justo cuando ella había comenzado a caminar – no debes preocuparte tanto por mí...

-Scott – Cortó al muchacho – ya sé que puedo parecer muy sobreprotectora contigo a veces – lo miró sobre el hombro – pero, ya perdí a demasiada gente por ser despreocupada – Los ojos cafés de Scott la miraron con tristeza – realmente no quiero perderte a ti también. No sé qué haría si eso llegara a pasar – Camino hasta el auto donde entró inmediatamente.

-Vamos – Dijo Mycroft que iba en el asiento que quedaba frente a Sherlock, John y Brigette – Recuerdas dónde era.

-Bri lo observó – Levemente, casi no tengo memoria de esa casa – Los ojos café de Bri se fijaron en la ventana – Tal vez cuando ya estemos cerca recuerde un poco más.

El auto se movía con una velocidad constante, los nervios de Bri comenzaron a incrementar, se sentía cansada, recordó que no había podido descansar bien desde que estaba en el caso, bufó levemente.

-Qué esperamos de esa casa – Bri negó para luego mirar a John.

-No lo sé – Contestó – esa casa a estado vacía desde que yo tenía 8 años, eso fue hace mucho tiempo – Sherlock la observó.

-Cuántos años tienes Bri – Preguntó John con el ceño fruncido.

-Tengo 25 años – Respondió haciendo que John abriera levemente su boca – a veces por eso no digo mi edad.

-Creí que tenías un poco más – John parecía hacer cuenta – espera, te llevo 12 años – dijo con sorpresa.

-Cuántos pensaste que tenía – Preguntó Petite mirando al rubio.

-Unos 30 quizá – Una pequeña risa salió de Bri.

-O sea que te llevas 10 con Sherlock – El rizado puso sus ojos en ella.

-El buen vino John – El rubio alzó sus cejas – entre más viejo es, mejor sabe – Bri mordió sus labios levemente.

-¿Estás coqueteando conmigo? – Susurró Sherlock.

Bri no contestó, solo lo observó y sonrió.

-Pueden dejar de tirarse la onda aquí – Dijo Mycroft mirando hacia la ventana – ya son grandes.

-¿No te opones entonces a que nos tiremos la onda? – Bri los observó.

-Primero hablen español para que se les escuche bien decir "Tirar onda" – Ella los observó, viendo el rostro confundido de ambos Holmes.

***

El auto se detuvo, a pesar de tener dificultades para recordar el lugar, al final habían podido llegar. Los cuatro se bajaron del auto quedándose parados en la acera del lugar, viendo fijamente la casa que se imponía delante de ellos. Bri respiró profundo, Mycroft pensó que entraría de una sola vez, sin embargo, se dirigió atrás de la casa, ellos la siguieron abriéndose paso entre la maleza.

Bri observó lo que antes había tenido una valla protegiendo el patio, se acercó a un columpio que aún enmohecido, permanecía de pie, lo rosó con los dedos. Las risas de sus padres se vinieron a su mente, levantó su vista, tenía años de no recordar tantas cosas en un solo momento.

Vio al cielo, el sol comenzaba a bajar, convirtiendo el cielo en una mezcla de colores tenues, soltó el aire, los nervios la volvieron a inundar cuando vio la puerta trasera de la casa, apretó sus puños mientras caminaba hacia la puerta que seguramente no tenía ningún seguro.

Respiró profundo justo cuando tomo el pomo, para después girarlo, al empujar la puerta una pequeña nube de polvo se levantó, miró adentro con familiaridad. Y por alguna razón sintió la necesidad de sonreír, hasta que recordó por qué estaban ahí.

Dio el primer paso escuchando como crujía la madera debajo de sus pies, iba tocando los muebles que quedaban a su paso. Parecía como si deseaba que en algún momento, su madre la llamaría a la ducha, o su padre bajaría persiguiéndola por las escaleras. Siguió caminando, se olvidó de que atrás de ella iban los tres ingleses.

Miró hacia todos lados, dando cada vez pasos más firmes.

-Volví – Susurró, un nudo se formó en su garganta – pero ya no soy yo.

-Tú padre, hubiese querido que regresaras diferente – Dijo suavemente Mike – tu mami te hubiera abrazado – Llegaron a la sala – y hubiesen estado felices de verte feliz.

-Qué debemos buscar – Dijo John – al pararse al lado de ella.

-Supongo que algo igual a las cartas o algo mío – Mycroft la miró.

-Entonces empecemos ya – John y Mycroft se separaron, el mayor de los Holmes subió hacia los cuartos, mientras John iba afuera de la casa.

-¿Estarás bien si te dejo sola? – Bri observó a Sherlock, asintiendo en silencio – De acuerdo, cualquier cosa, gritas – Él se dio la vuelta y se dirigió a las gradas para subir a la segunda planta.

Bri se quedó parada en medio de la habitación, la chimenea se0 miraba vieja y descuidada, no había muebles, ni tampoco parecía que hubiese mucho donde poder investigar. No recordaba algún lugar en el que se pudieran ocultar cosas, y el sótano, imaginaba que estaba casi destruido al igual que el resto de la casa.

Respiró profundo caminando por el pasillo que unía la sala con un pequeño estudio que ocupaba su papá, Bri apartó con asco algunas telas de araña que estaba en el pasillo, para luego seguir caminando, unas gradas dejaban ver al fondo una puerta muy desgastada, comenzó a descender para luego tocar la puerta levemente, al empujarla se abrió inmediatamente.

Sacó su teléfono para activar la lámpara, tuvo cuidado de no golpearse con las tuberías, hasta llegar un poco más adentro de la habitación. Un olor le hizo dar arcadas, reconocía bien ese olor, recordaba que había un interruptor en la pared que comenzó a buscar con desesperación, hasta que lo encontró, rogó que funcionara, la luz se encendía y apagaba, sin embargo ya no estaba en completa oscuridad.

Se dio vuelta lentamente, teniendo miedo que el olor que estaba sintiendo fuera de uno de los padres de Sherlock, el aire se le cortó, su labio comenzó a temblar y sus piernas fallaron, enviándola al suelo temblorosa.

Sherlock regresó a la sala, al igual que Mycroft, ambos hermanos se observaron.

-¿Y Brigette? – Preguntó Iceman observando a Sherlock.

-La dejé aquí – Dijo con un poco de tranquilidad – no encontré nada más.

-Qué es ese olor, es asqueroso – Sherlock aspiró, mirando como su hermano se tapaba su nariz – ugh, apesta.

-Huele a cadáver – Mycroft trago grueso, haciendo que Sherlock se pusiera alerta – Es por aquí – Ambos bajaron las gradas hacia el sótano sintiendo el olor cada vez más fuerte. Sherlock se acercó a Bri que estaba tirada en el suelo viendo al frente - ¿Bri?

-Mycroft se quedó en silencio un momento – Por Dios – Susurró al ver mejor el cuerpo.

-Sherlock miró a su hermano - ¿Quién es? – Preguntó ayudando a levantarse a la pequeña – Bri, quién es.

-Bri negó, se separó y caminó hasta el cuerpo – Es Mike, o quisieron hacerlo ver como Mike – Dijo golpeando el cuerpo que cayó de una sola vez al suelo, Bri se fijó que tenía algo en la boca – Tiene algo en la boca – Se agachó.

-No soy yo – Susurró Mike, justo cuando ella comenzó a limpiarse las lágrimas, se sentó al lado del cuerpo – recuerda que no soy yo.

-Cállate – Susurró, para luego sorber, metió su mano en la boca del sujeto, un sollozó llegó a los oídos de ambos Holmes.

-Sherlock se acercó levemente, para luego agacharse junto a ella – No es Mike – Sherlock terminó de agarrar lo que salía de la boca del cuerpo.

-Mike está muerto – Dijo Bri abrazando a Sherlock, parecía recordárselo – muerto...

-Sherlock la abrazo – Bri...

-Me preguntaste cómo – su llanto era más marcado, John había bajado las escaleras y estaba al lado de Mycroft – Lo mataron en Londres, lo mató el ayudante de Z, fue mi culpa – Bri metió su rostro en el cuello de Sherlock – Si yo hubiese hecho algo – Sherlock cerró los ojos, sintiendo el dolor que ella sentía.

-No fue tu culpa – Ella se levantó, al mismo tiempo que Sherlock.

-Sí lo fue – El odio salió en su voz – pero también fue de ustedes – Sherlock y John fruncieron el ceño – nadie me ayudo a poder dejar ir a Mike, especialmente tú – Señaló a Mycroft con odio – nos quedamos solos en ese mar inmenso de odio – Las lágrimas volvieron a aparecer – Y NO PUDE, no pude salvarlo – Dijo abrazándose así misma – por eso los odio y me odio – Susurró, mientras comenzaba a patear el cuerpo – Yo debería estar muerta, no él – Renegó con llanto.

John miró a Mycroft pidiendo una explicación.

-Bri ¿Cuándo fue? – Ella se dio la vuelta para mirarlo, lo vacío de sus ojos hizo que John dejará de respirar un momento.

-Cuando dejaste de hablarme, cuando todos decidieron apoyar a Z, ahí fue – Bri apretó sus puños – cuando ya no teníamos opción, y yo acababa de salir del incendio de Scotland Yard, estaba débil y no pude ayudarlo... No pude, se iba a casar – Dijo en un hilo de voz – estaba a dos meses de casarse.

-¡Ya basta Collins! – Gritó Mycroft causando un silencio absoluto, y la mirada de Bri en él, se acercó y la tomo de la muñeca – Se un adulto y deja de lloriquear como estúpida por alguien que ya se murió – En la mente de Mycroft se posó el recuerdo, de la misma forma se había alejado, para ya no encariñarse – eres una idiota sentimental, que está trabajando para la CIA donde no debe sentir, vivir, ni respirar sino se le ¡ORDENA! – El mismo rostro que le destrozo el corazón apareció en Bri, le soltó la muñeca, dejándola en silencio mirando hacia el suelo - ¿Qué tenía en la boca? – Dijo mirando a Sherlock, ambos eran inamovibles, sus miradas eran fuertes.

-Una USB – Susurró entre dientes.

-Hay un cuarto cerrado arriba – Dijo John con el rostro molesto – no pude abrirlo, creo que deberíamos ir a verlo – Mycroft fue el primero en salir de la habitación.

-Vamos Bri – Dijo John esperando que ella caminara primero, Petite suspiró para luego comenzar a caminar, el rubio la detuvo, ella alzó su mirada – después hablaremos de esto – Ella asintió casi imperceptiblemente.

Caminaron hasta llegar al piso de arriba donde Mycroft estaba intentando abrir la puerta que John había dicho.

-Qué cuarto es este – Le preguntó, Bri lo miró.

-El mío, Señor – Mycroft la observó, para luego centrarse de nuevo en la puerta.

-Hay que botarla – Sherlock observó a John.

-La derribaré – Todos esperaban que el rubio golpeara la puerta, hasta que sacó una pistola y le disparó al pomo - ¿En serio creyeron que iba a botarla?

-Creí que no la andabas – Dijo Sherlock mientras sonreía de lado.

-Kozlov tenía una – Bri se aproximó haciendo que el ex soldado guardara silencio.

Los cuatro entraron, había una cama que parecía pequeña, además de juguetes tirados por todos lados, algunas paredes estaban manchadas con pequeñas manos pintadas. Bri se acercó y puso su mano sobre las pequeñas. Había una foto de ellos sobre un mueble de ropa. Sherlock la seguía con la mirada, estaba seguro que ir a esa casa había sido todo de golpe para Gorrión.

-Dame la USB – Dijo Mycroft, Riccio se la tiro al pecho, haciendo que el mayor la recogiera del suelo.

Todos se fijaron en la laptop.

-Qué tiene – Preguntó John.

-Un video nada más – Susurró el mayor de los Holmes – Además la computadora tiene un disco - Bri frunció su ceño.

El video que Mycroft había escogido comenzó a correr, era la grabación de una cámara de seguridad, todos prestaban su atención, el audio era impecable. El mayor de los Holmes observó el video con detenimiento.

-Evolet, Amor ¿Dónde estás? – Bri dio unos pasos hacia atrás.

-¿Mason? – La voz de su madre se escuchaba cansada - ¿Cómo te encuentras?

-Ellos se movían intentando verse – Amor, yo no importo ¿Tú cómo estás? – Una risa pequeña salió de su madre.

-Estoy golpeada, me duele el cuerpo, y tengo seguramente un ojo morado y los labios partidos... Debo verme fatal – Petite solamente se quedaba en silencio con los ojos clavados en la pantalla.

-Tú siempre te ves hermosa, bebe – La castaña no pudo evitar sonreír – Perdóname Evolet.

-John miró a la mamá de Bri, tenían la misma nariz - ¿Mason de qué hablas? ¿Por qué debería perdonarte?

-Por esto, por no poder sacarte de esta, por ser un idiota, por haberte traído aquí... Por dejar a Bri en casa – Entonces un bajón golpeó el cuerpo de Bri, que comenzó a temblar.

-Ya no te tortures cariño – Las luces se encendieron dejándolos ver mejor.

-Te pareces mucho a ellos Bri – Susurró John, sin embargo Bri no dijo nada, su atención estaba en el video.

-Los Collins... Espere tanto por esto Mason – El hombre que era rubio le escupió en la cara a Mason – Es una pena que todo deba terminar así, interceptaron, con tu esposa, 6 de mis misiones.

-ERES UN MALDITO – Gritó Evolet, al momento le golpearon su rostro, solo se escuchaban los gritos de Mason para que la dejaran en paz.

-Tu mujer tiene agallas – Rose miraba lo impotente que se sentía su padre – Es maravillosa. Pero te ama demasiado – Un disparo atravesó la pierna de su papá – Creo que querrás despedirte de alguien antes de ir a tu cruel destino – Bri comenzó a respirar más profundo.

-Te amo mi amor, eres lo mejor que me pudo pasar, me diste todo lo que quise, te amo – Bri tapo su boca cuando vio como le disparaban a su mamá en la cabeza. Entonces la castaña recordó que la había llamado.

-Dios – Dijo John pasando una mano por su cabello.

-Hola preciosa – Ella negó con los ojos cerrados – Cómo estás – Abrió sus ojos que estaban llorosos, viendo como su padre sollozaba – Ella no puede hablar cariño. Escúchame, solo queríamos desearte un feliz cumpleaños – Petite se abrazó a sí misma – y una feliz navidad. Perdónanos por ya no estar ahí, prométeme que siempre recordarás de dónde vienes Gorrión, te quiero hija – Mason cerró los ojos.

-Las lágrimas de Bri corrían por sus mejillas – Brigette – Dijo Mycroft mirándola llorar.

-Cállate Mycroft – Sherlock lo observó – tú mismo lo dijiste, no iba a ser fácil esto... Y ese es el problema, creímos que nos iban a atacar solo a nosotros – Los ojos, en ese momento grises, de Sherlock se fijaron como Petite se sentaba en el suelo de la habitación, sin poder parar de llorar – pon lo del disco.

-Ya no quiero ver – Negó Bri tomando sus piernas y recargando su rostro en ellas – por favor.

-John se acercó – Sé que te está doliendo – Susurró – y quizá nunca pensaste esto, pero hoy necesitamos ser soldados, entre más rápido terminemos esto, más rápido nos iremos – Ella asintió, entonces Sherlock observó a Mycroft indicándole que pusiera lo del disco.

Bri no alzó la vista.

"Para este momento, es seguro que yo me fui – La voz de Mike la fruncir su ceño – y es bastante seguro que tú, tienes depresión, te metiste de nuevo a las drogas, muy probablemente ya mates gente... Otra vez – Bri levantó la vista – Podré no ser Sherlock, pero te conozco mejor que nadie – Mike llevaba puesta una camisa de cuadros, y estaba sentado en su apartamento de Londres, Bri se fijó en la pantalla – Durante todo este tiempo, has actuado de forma irresponsable, queriendo sentirte la mujer empoderada que lo puede todo, y no dudo que sea así, pero Bri, necesitas ayuda de vez en cuando, no es malo – Mike se arrecostó en su sillón – Clarice está molesta porque me vivo ayudándote, y tuve un momento que estuve a punto de dejarte por completo ¿Sabes por qué no lo hice? – Bri limpió un poco sus ojos – porque tú siempre estuviste, a veces las personas creen que tú no sientes, que no percibes, y no las culpo, eres fría por naturaleza y es comprensible, sin embargo, cuando ganas tu lealtad – Mike sonrió – Eres el ser más cálido que he podido conocer, cuántas veces casi morías por mí, y pensé "Vamos, Mike, en serio no la vas a ayudar" tengo la esperanza que no te afecte demasiado, sé que todo con las personas que quieres aquí se ha ido al caño, sé que te duele que John dejará de hablarte igual que Mary – John agachó la mirada - que Sherlock solo juegue contigo – Riccio vio de reojo a Bri – y aunque no quieras admitirlo, Mycroft nos hace falta, por alguna razón nos hacía sentir seguros... -El mayor de los Holmes respiró profundo - George que no está, no sabemos dónde está, entonces entiendo que comiences a sentirte asfixiada en medio de querer levantar todo lo que se está cayendo – Hubo un silencio por parte de Mike – Ahora entiendo por qué te decían que no olvides de donde venías, Tom fue un desgraciado, ahora lo sabes y tus padres eran personas destacadas en la CIA... Investigue a tus padres, Mason fue un asesino antes de entrar a la CIA, y tu madre siempre fue agente secreto igual que tu abuelos – Mike sonrió a la cámara – Gorrión, es un ave pequeña y café que vuelve al lugar de nacimiento después de migrar durante mucho tiempo... Tu papá quería que no olvidaras que ellos habían cambiado, que eran mejores, creo que en algún momento pensaron que iba a pasar esto – Los ojos de Mike y Bri se conectaron en la pantalla, entonces el rubio ladeo la cabeza – Bri, tú vales mucho, y al morir, si muero, sé que te culparas, y posiblemente tengas miedo de que pase de nuevo con alguien más, pero quiero que sepas que tú no tienes la culpa – El llanto de Bri se detuvo un momento – no me mataste tú, pero sé que no te lo vas a creer así que, te perdono Brigette – Petite tragó grueso – te quiero demasiado, y si no muero, estaremos riéndonos de esto quizá en el caribe y me dirás "Tan grande y tan cursi" – Mike se rio, y una sonrisa apareció en el rostro de la pequeña – Hasta luego Gorrión, te quiero, gracias por todo."

Los sollozos de Bri se intensificaron, haciendo que los tres hombres se miraran entre sí, Riccio vio a Mycroft que parecía un poco perdido escuchando el llanto de Bri.

-Bri levantó su cabeza lentamente – Esa laptop es la que deje en el 221 C – Dijo llamando la atención de los tres hombres – Por qué está aquí – Preguntó poniéndose de pie lentamente.

-No es lo que estás imaginando – Susurró Mycroft mirándola.

-Bri no haríamos algo así – Comentó Sherlock consiente de como el cuerpo de la pequeña se había puesto a la defensiva de un momento a otro – no pienses eso.

-John frunció el ceño, intentando acercarse a Bri – No entiendo.

-Bri piensa que nosotros la trajimos aquí – Explico Sherlock sin quitar sus ojos de ella – cree que Mycroft tuvo acceso a toda la información, y que lo preparamos para verla sufrir – Petite se acercaba a la esquina de la habitación – Sólo estás sugestionada, molesta, han sido muchas emociones para un día, además la enfermedad te hace más sensible.

-CÁLLATE MALDITA SEA – Gritó, haciendo que Sherlock guardara silencio, Bri sacó una pistola – O te voy a matar – Ella comenzó a llorar de nuevo.

-Brigette – Mycroft habló – baja eso – pidió.

-Me dijiste que no debía sentir – Ella se rio.

-Está en shock – Susurró John observándola, los ojos de Bri se desviaron hacia el pasillo y sin pensarlo mucho disparó hacía el lugar que miraba.

-Había alguien ahí – Dijo bajando el arma – créanme – susurró dejándose caer al suelo, Mycroft salió a ver el pasillo, mientras John revisaba a Bri.

-Sherlock debemos llevarla a un hospital – John la observó – Bri ¿me escuchas? – Ella comenzó a sentir que todo se tornaba oscuro – Se va a desmayar, y su pulso está bajando – Sherlock se acercó para cargarla.

Ya habiéndola cargado comenzaron a bajar las escaleras, hasta que un disparo interrumpió el tránsito, Sherlock tropezó intentando no soltar a Bri ambos giraron cayendo al suelo de la casa, que tronó con el impacto de los tres. Bri escuchaba todo a lo lejos como si tuviera tapones en sus oídos.

-¿Y Mycroft? – Dijo Sherlock mientras revisaba a Bri que se había golpeado el rostro mientras caían.

-Aquí – Una voz de chica llamo la atención de John y Sherlock que voltearon de inmediato – Dámela a ella y te daré a tu hermano, junto a la siguiente carta – Mycroft tenía un puñetazo en el pómulo además de un labio reventado, la mujer estaba vestida completamente de negro con un traje similar al que Bri se ponía en ocasiones, era más alta y llevaba cubierto su rostro.

-Sherlock soló la observó – No puedo...

-Ya la entregaste una vez a Z, por alguien que ni siquiera querías, ahora por tú hermano... Además de una pista más cerca para tus padres – Riccio observó a Bri que lo miraba levemente con ojos vidriosos por las lágrimas – vamos... Te perdonará.

- John miró a Sherlock – Señorita – Dijo John con voz firme, de militar – no nos interesa su trato – Entonces en cuestión de segundos el mejor amigo había disparado a una de las piernas de la mujer, haciendo que ella gritara soltando a Mycroft.

-¿Tienes la tarjeta? – Preguntó Sherlock a su hermano.

-La metió en mi levita – Dijo tosiendo después de sentir libre su garganta.

-Dónde fue – Sherlock buscaba a John – quédate con Bri, iré con John.

El mayor asintió, se acercó a Bri, cuando Sherlock había desaparecido de la habitación le tomo la mano.

-Creo que debemos llevarte al hospital – Dijo justo cuando la cargó en sus brazos.

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Nuevo capítulo mis queridas lectoras, que espero les guste y que puedan disfrutar, los y las quiero mucho. Espero me den su opinión sobre el cap también, tenía bastante tiempo de nos escribir tanto y me emociona... Recuerdo que el más largo fue el de la muerte de Mike con 5000 palabras parece.

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