Capítulo 16. El caso de los padres: Sirius.
POV Narrador.
Los ojos de Sherlock se abrieron levemente, al sentir un movimiento en su pierna. Cuando se adaptó a la opaca luz que daba una lámpara de noche, pudo ver a Bri con sus ojos fijos en el rostro de él, frunció levemente su ceño, para luego incorporarse y quedar sentado en la orilla de la cama.
— ¿Quieres comer? — Preguntó — Scott ya se durmió.
— ¿Qué hora es? — Preguntó el azabache, intentando localizar un reloj en algún lado.
— Las 11 de la noche — Respondió, ella asintió levemente, al notar que Sherlock parecía sorprendido — Estás muy cansado al parecer — Riccio pasó su mano por su nuca — Entonces ¿Quieres comer?
Asintió sin dar más respuesta. Ambos salieron del cuarto para dirigirse a la cocina, Bri sacó del refrigerador un plato hondo donde parecía haber comida y lo metió en el microondas.
—Siento que sea recalentado — Dijo suavemente, mirando como giraba el plato — si preparamos algo Scott se despertará.
—No te preocupes — Contestó — está bien.
El microondas dió el aviso, era hora de comer, Sherlock se levantó para sacar el plato. Lo tomó y se sentó de nuevo. Bri pensaba en lo que harían al día siguiente, no estaba preparada para actuar como la asistente de Adler, ni siquiera tenía claro qué era lo iba a hacer.
— Estás pensando — Susurró — en qué
—Mañana debemos ir donde Adler, así que algo hará, ella dijo que me iban a arreglar —Sherlock frunció su ceño, cuando Bri se arreglaba sabía que se miraba hermosa, pero por qué Adler quería que ella se arreglará.
—Me parece extraño — Bri lo observó — Adler debe querer molestarte — Petite sonrió levemente.
—Lo sé — Ella lo observó — Qué hablabas hoy con ella — Sherlock se metió un bocado de comida, sus ojos quedaron fijos en los de Bri mientras masticaba.
— ¿Por qué te interesa? — Respondió, Bri bajo la mirada, y Sherlock sintió como si había ganado algo.
— Por nada — Susurró, Riccio la observó, se notaba cohibida de repente.
—Sherlock le tomó la mano haciendo que los ojos de Bri se fijará en la acción — No hable nada — Bri quitó su mano, ambos se miraban fijo, pidiéndose con la mirada explicaciones.
—No me cuentes, ni siquiera sé para qué pregunté — Él la miró — Olvídalo.
— Si me respondes, te respondo — Riccio seguía sin apartar la vista de ella — Por qué te interesa — Recalcó entre dientes.
— Por nada en particular — Respondió ella — Es solo curiosidad...
—Pues hable con ella del caso — Dijo mientras reanudaba la comida.
—Ella es muy lista siempre — Bri fijó su vista en la mesa — Nada se le pasa a Irene Adler.
—Ella debe de decir lo mismo de ti — Respondió.
— Lo dudo — Se encogió de hombros — así que, termina de comer, luego te vas a acostar, dejaré abierto el cuarto — Susurró. Sherlock asintió para luego dejarla ir.
Paso una hora hasta que el azabache se cepillo, y se acostó de nuevo, iban a necesitar todas las fuerzas posibles para ese día en la tarde. Se quedó un momento observando a Bri, puso su mano con delicadeza sobre cintura de la pequeña, suspiró, quería dejar de mortificarse, y para comenzar a hacerlo debía hablar primero con ella, debía aclarar las cosas, que ella supiera que Z la había engañado y que él realmente la amaba. Necesitaba idear una forma de tocar el tema, necesitaba aclarar con ella las cosas.
Se durmió con una sonrisa en su rostro, justo cuando Petite se dio la vuelta y lo abrazo dormida.
***
Los rayos del sol despertaron a la pequeña, que se encontró abrazada al azabache, por un momento admiro el rostro de Sherlock, lo vio, ojeroso y pálido, cansado y con inicios de barba.
"Estoy siendo egoísta — Pensó mientras ponía su mano en la mejilla del rizado — él también está cansado, él también está desgastado — Los ojos de él se abrieron levemente — prometo encontrar a tus padres prontos Sherlock"
—Buenos días — Susurró — Qué hora es.
—Hora que te vayas a tú casa — Bri lo observó y sonrió levemente — Mycroft debe saber que estás aquí.
—Tienes razón — Comenzó a levantarse — Te veré en la tarde — Dijo mientras se dirigía a la ducha. Bri se dio la vuelta a penas eran las 9 de la mañana, faltaba una media mañana por delante, que realmente hubiese preferido ignorar — Me avisas cuando ya estés donde Adler — Petite contestó un "Ujum" que Sherlock entendió.
***
Las 4 de la tarde, y Bri estaba parada frente a la puerta de Adler, la puerta se abrió dejando ver a una Irene Adler completamente arreglada.
— ¿Desde qué horas comenzaste a arreglarte? — Preguntó la castaña al ver a la de ojos azules.
— Desde las 2, aún me faltan las uñas de los pies — Bri alzó sus cejas — pasa que contigo todo lo harán en una hora — Petite paso hacia el Penthouse.
Una serie de mujeres estilistas se presentaron ante los ojos de Collins, una de ellas la dirigió hacia una silla que estaba frente a un espejo que dejaba ver todo su cuerpo.
— ¿Qué le haremos a ella? — Preguntó otra chica que se acercó con un agua tibia en un recipiente.
—Maquillaje, peinado aunque tenga el cabello corto ya se puede estilizar y necesito que le hagan una limpieza de cejas — Bri observó a Adler con los ojos entrecerrados — Además de manicure y pedicure.
Las muchachas asintieron, y en un sólo momento, todas ya estaban trabajando en Brigette. Primero la llevaron a lavar el cabello, sintió aroma a frutas llenarle sus fosas nasales, el agua tibia hacía que se relajara comenzando a bostezar. Le pusieron un tratamiento que de nuevo llevaba otro aroma, solo que a lavanda.
La sacaron del baño para regresarla a la silla, donde comenzaron el proceso de depilación, otra chica trabajaba las manos y una tercera los pies. Bri comenzó a sentirse agobiada por tantas personas a su alrededor, la mirada de Petite se detuvo en el espejo, la primera ceja ya estaba y el cambio era más que notorio para ella.
— Irene se acercó — Al fin te empiezo a ver decente.
—A todo esto, qué me pondré — Irene sonrió.
—Cuando ya terminen — Puso una sonrisa de lado la mujer — irás a mi cuarto y en la cama está tendido tu outfit — La castaña rodó los ojos ante la respuesta de La Mujer.
—Cómo digas — Las mujeres siguieron en el proceso — Auh — Dijo cuando una de ellas comenzó a remover la cutícula.
La puerta sonó, Bri sabía que eran los clientes del caso y Scott, una de las chicas que estaba atendiendo a Irene se dirigió hasta la puerta, dejando pasar a Scott seguido de los tres ingleses. Los cuatro hombres miraron el escenario con extrañeza, no era usual ver algo así. Scott se encogió de hombros y en la mesa de la sala posicionó el equipo que iban a necesitar y comenzó a montar cada uno de los artefactos.
—¿Quién es el pequeño chico? — Dijo La Mujer mirando fijamente a Scott.
— Ni siquiera lo veas — Respondió Bri, viéndola desde el espejo — Te basta con saber, que nos va a ayudar.
— Tal vez él quiera presentarse solo — Scott miró a Adler para luego desviar su vista de nuevo hacia los equipos.
— Si fuese una situación diferente — Dijo Spidy — con gusto lo hubiese hecho.
Una risa de Adler, hizo el momento menos tenso para todos los presentes.
***
Faltaban 10 minutos para las 5 de la tarde cuando Bri se levantó ante la atenta mirada de Adler y los demás, con ella se habían tardado un poco más por empezar más tarde, el maquillaje marcaba las facciones de Bri y habían logrado que sus ojos color chocolate se miraran más profundos, los pómulos altos sobresalían y sus labios se miraban muy carnosos. Sherlock no pudo evitar lamer sus labios, en un momento de instinto, sintió la necesidad de besarla.
La guiaron hasta el cuarto, y cuando el sonido de la puerta se escuchó Irene soltó una risa.
— En 3, 2, 1 — Un grito de indignación se escuchó.
— ADLER TE IRÁS AL INFIERNO — La risa en la de ojos azules sólo aumentó.
— ¿Qué hiciste? — Preguntó Sherlock mientras Scott le entregaba un comunicador invisible a la vista.
— Le di un traje que no puede ocultar nada — Brigette salió del cuarto, con un traje completo de color negro que marcaba su cuerpo, sus pechos quedaban presionados con el traje, y sus hombros descubiertos completamente.
Los ojos de Sherlock se movieron en toda la silueta, se detuvieron en los pechos de la pequeña y luego en su trasero, Sherlock se sentía extrañamente atraído a ver las partes del cuerpo de Brigette, desde sus clavículas que dejaban ver el traje hasta sus piernas que quedaban entalladas por su vestuario. Los tacones estilizaban aún más el cuerpo de la pequeña haciéndola ver demasiado atractiva.
— No puedo creer que me hayas dado esta ropa — La miro negando — Tus asistentes no se visten así.
—Para todo hay primera vez, Brigette — Adler miró de reojo a Sherlock, que había cruzado las piernas, intentando calmar lo que ya Adler sabía que pasaría.
— Te ves muy hermosa Bri — Dijo Scott mientras le entregaba un comunicador idéntico al de Irene — Sí pareces asistente. Solo que una muy buena asistente — Dijo mientras la miraba de pies a cabeza.
—Que comentario más fuera de ti Scott — Dijo Bri mirando a su protegido — Pero... Gracias — Susurró mientras lo abrazaba.
— No hay de qué — Se dio la vuelta para mirar a Irene — Bri lleva en su traje una pequeña cámara — Dijo mientras ponía algo del tamaño de una alfiler cerca de una de las mangas — Ustedes podrán escuchar todo lo que digamos y nosotros todo lo que ustedes digan y escuchen — Sherlock se levantó de repente, llamando la atención de Bri.
—¿Me prestas el baño? — Preguntó mirando hacia todos lados.
—El pasillo de la derecha, al final — Explico Irene, al pasar al lado de Bri, no pudo disimular su mirada, que ella noto completamente, después de eso desapareció por dónde le habían indicado — Debemos irnos — La Mujer reviso su teléfono — Ya están esperándonos, lleva está tabla — La de ojos azules le entregó unos papeles que la hacían parecer una asistente — Ahora sí, vamos.
Ambas mujeres salieron sin decir nada, solo esperaban que las cosas salieran como habían planeado. Ambas entraron en el ascensor, para comenzar a bajar los niveles con rapidez.
—Sé que no eres estúpida, y notas como Sherlock se fija en ti — Susurró Adler en la oreja de Bri, haciendo que le prestará toda su atención — Te recomiendo que, pienses bien qué harás con eso. Porque él ha cambiado.
—No siento nada por Sherlock — Contestó, de la misma forma — O puede que sí, pero como dices, no soy estúpida, y los cambios se ven con acciones, no con palabras.
Ambas mujeres se alejaron para mantenerse la mirada. Hasta que las dos fijaron su vista hacia la puerta del ascensor, que se abrieron en la recepción. Como la reacción de los cuatro hombres de arriba, eran las mismas de los hombres que estaban en el Lobby.
Un auto plateado, de cuatro puertas las esperaba fuera, la castaña sintió un nerviosismo atravezarle el estómago, ella era una asesina y en ese mundo era conocida, tenía miedo de que Sirius pudiese reconocerla.
Un hombre de saco se bajó del auto, les abrió la puerta de atrás, Bri pudo distinguir a Sirius en el asiento delantero del auto, el polarizado no era lo suficientemente oscuro para evitar ver la silueta del hombre que yacía sentado en el auto.
Las dos entraron en el auto, Sirius se dio la vuelta y las observó, detuvo sus ojos en Bri inspeccionándola, sus ojos se movieron rápidos hacia Adler.
—Aunque ella es hermosa — Susurró — Nadie puede quitar mi atención de ti — Sonrió, sin mover sus ojos celestes de La Mujer.
—Siempre siendo un galán — Dijo suavemente Adler — Nadie puede ganarte Sirius.
—Lo sé nena, lo sé — Contestó mientras regresaba a su posición inicial — Ahora vámonos.
***
En el apartamento de Adler, Sherlock sentía aún calor, mojaba su cara con agua del grifo y la secaba con una de las toallas que Adler tenía perfectamente arregladas en el baño. Escucho unos toques en la puerta seguidos de la voz del ex soldado.
— ¿Sherlock? ¿Estás bien? — Riccio se acercó a la puerta y la abrió — Wow qué tienes ¿Fue por Bri?
—El azabache asintió — Me descolocó — John se rio.
—No creo que haya sido eso. — El rubio alzó sus cejas — Te emocionaste, Sherlock no disimulaste nada — Volvió a reírse — vamos, ya están en el auto de Sirius el asesino.
—Sherlock dobló la toalla de nuevo —¿Crees que obtengan lo que quieren?
—No perdamos la esperanza — Dijo John, para luego ambos regresar a la sala de estar.
—No sé hacía dónde se dirigen — Scott tecleaba en la laptop con velocidad — Es como si la señal es interceptada por algo — Mycroft vio como su hermano y John se sentaban en sofás respectivos — Según esto van saliendo de la Gran Manzana.
— Quizá van hacia la casa de Sirius — Propuso John mirándolos a todos.
— Es lo más probable, aunque, no creo que Sirius arriesgaría tanto — Mycroft suspiró.
—Él haría lo que fuera por Adler — Susurró el mayor de los Holmes — Ella le da lo que él desea — Se encogió de hombros — no dudaría que tuviese fetiches extraños — Los otros tres lo observaron — Esperemos que algo bueno diga.
***
Una hora más tarde se hallaban ambas chicas, saliendo del auto a una casa que parecía de campo, un enorme terreno lleno de árboles, pasto y flores se presentaba ante su vista, un camino iluminado por lámparas que colgaban de un delgado alambre hacían un efecto de flotabilidad de la luz.
Los ojos de Bri se movían de un lado al otro, su curiosidad crecía con cada minuto que pasaban ahí. Siguieron caminando por un sendero, donde dos hombres esperaban, eran guardedpaldas al parecer, que al ver entrar a Sirius dieron un pequeño aviso por un comunicador.
— Mi asistente solo nos acompañará durante la cena — "¿Qué más va a haber? — Preguntó Bri en su mente" — Luego estaremos solo tu y yo — Sirius sonrió mientras caminaban hacia una mesa, ubicada en lo alto de una colina que había dentro del patio, dejaba ver la parte contraria de la lejana ciudad.
— Me dijiste que necesitabas saber algo con urgencia — Susurró él, justo cuando llegaron a la cima y Sirius ubicaba a Irene en una de las sillas.
—Pues comencemos a cenar y mientras tanto te explico — Le pusieron una silla a Bri, que utilizó en el instante los zapatos la estaban matando, sacó su teléfono con normalidad, ni siquiera sospechaban de ella, así que se metió a Pinterest, mientras el hombre reía con La Mujer.
El tiempo pasaba y la pequeña comenzaba a desesperarse, no había escuchado más que indirectas que ambos se hacían para llevarse a la cama, necesitaba respuestas y estaba segura de que en el apartamento, los ingleses también, revisó el reloj, ya tenían una hora hablando y comiendo, estaba a punto de levantarse para irse pero su disfraz no podía dejarla actuar como ella quisiera, era una sumisa asistente dependiente de Irene.
Vio que La Mujer al fin se levantaba, trataba de ignorar que Irene comenzaba a besar a Sirius. Rodó levemente los ojos al ver como él la tomaba por la cintura, y tocaba sus piernas con deseo.
—¿Qué es lo que necesitabas? — Los ojos se desviaron hasta la pequeña — Porque supongo que ella se llevará la información — Adler asintió, para luego volver a su silla.
—¿Has escuchado de los hermanos Holmes? — Sirius asintió — ¿Y de sus padres?
—También — Sirius sonrió — Supe, que los secuestraron.
—Qué más sabes de ese caso — Preguntó Irene tomando la mano del asesino y besando dedo por dedo.
—Supe que hace unos días, los trasladaron de donde estaban, quieres que de sea sincero — Posicionó un dedo en los labios de ella — Yo ya los hubiera matado, sin embargo, están jugando con los Holmes, son tan torpes, que no se dan cuenta. Aunque supe que ahora iban a morir — Bri trago grueso — En la tarde, el caso está cerrado, ya vio sufrir suficiente a los Holmes.
—Ah — Dijo Adler sintiendo un nerviosismo en su estómago — ¿Quién los ve sufrir?
—No lo sé, no he podido averiguar quién es — Seguro se levantó de la silla, seguido por la castaña y Bri se levantó como acto de cortesía, sin poder obviar, el temblor en sus piernas — Lo que sí sé, es que hoy o en unos días se despediran de este mundo en la gran manzana — Bri apretó uno de sus puños — La respuesta dicen que está en las tarjetas que el asesino deja — Sirius se encogió de hombros — Lo más probable es que juegue con los Holmes unos días más, y seguro se divertirá mucho.
Llegaron de nuevo al sendero donde habían comenzado el recorrido, Adler se despidió de Bri, y la escoltaron al auto de nuevo, sentía terror en su abdomen, no quería pensar que los padres de Sherlock ya no estaban con vida, no podía no tendría sentido hacerlos tontear en todo ese momento, intentando que los hallarán si ya estuviesen muertos.
Bri no sintió en qué momento ya estaba en marcha en el auto, de regreso a la casa de Irene.
***
Una hora después Bri, se había quitado los tacones para subir corriendo las gradas, no podía esperar para ver a Sherlock y Mycroft, hasta cierto punto se sorprendió ella preocupaba por cómo se sintieran. Abrió la puerta de golpe, encontrando un ambiente pesado y tenso, Mycroft y Sherlock parados frente a la ventana fumando un cigarrillo cada uno, trago grueso, no sabía qué decir.
—Sus padres aún no han muerto — Dijo sin que los Holmes se inmutaran, Scott ya no estaba y John parecía frustrado.
—Ni siquiera lo intentes — John la observó — Llevó hora y media hablándoles, y han estado parados ahí desde que escucharon lo que Sirius dijo — Bri miró a la espalda de Sherlock, ambos soltaba aire de vez en cuando, dejando ver el humo de sus cigarros — Están absortos en sus mentes — Un mensaje cayó en el teléfono de Bri. Lo reviso, para apartar la vista de los Holmes
Necesito que vengas al aeropuerto.
RB
Bri frunció su ceño.
30 minutos.
RB
Petite observó a John.
—Llevatelos a la casa, debo irme, diles que sus padres aún no mueren, y que no duden que ellos siguen vivos, porque sino ya nos lo hubiesen hecho saber — Contestó antes de dejar todos los papeles de Adler en un sofá y salir del Penthouse hacía el ascensor.
Se puso los tacones, no sabía que quería Brook, pensó que había salido de viaje, y pensó que no lo vería por mucho tiempo pero, ahí estaba llamándola a algún lugar.
***
Bri llegó justo a tiempo al aeropuerto, los ojos de ella se movían hacia todos lados hasta que vio a Moran parado entre las personas, sonrió al verla para comenzar a mover sus ojos hacía todos lados.
— Pensé que estaban de viaje — Dijo Bri al llegar frente a él — Qué pasó.
— Sígueme — Dijo Sebastian, haciendo que la chiquilla comenzará a caminar detrás de él.
Entraron por un pasillo que Bri supuso los llevaría a un angar privado, al doblar hacia la derecha una doble puerta que Sebastián abrió dejó ver un jet privado de color blanco, con Brook parado al lado de las escaleras.
—¿Sabes que es lo que me encanta de ti? — Dijo mirando a Bri de pies a cabeza —Además de hermosa, matas personas.
—¿A qué viene la sorpresa? — Jim sonrió.
—Harás un trabajo para mí, Gorrión...
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Nuevo cap que espero les guste, siento tardarme, pero ya saben la vida de adulto es imposible de manejar entre tanto afán.
Por otro lado, he estado publicando libro tras libro porque así mi creatividad fluye y no pierdo la práctica.
Gracias por la espera, y tengo la esperanza de que puedan disfrutar el cap. 😍💕 Y me den su opinión.
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