Capítulo 14. El caso de los padres: La Mujer.
"Cuanto más profunda es la herida, más privado es el dolor."
Paula – Isabel Allende
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La ropa de multimedia es la que anda Bri.
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POV Brigette.
Sherlock se había quedado detrás de mí, hasta que encontré unas bancas y me senté en una de ellas. Él apareció y se sentó a mi lado.
-No quiero que me tengas lástima – Dije mirándolo con una ceja alzada. Su ceño se frunció fugazmente haciéndome sentir un poco nerviosa.
-No te tengo lástima – Negó para luego verme, sus ojos eran azules por la luz, los observé fijamente – si tienes fuerzas para vengarte, no estás lo suficiente débil aún.
-Me reí levemente – Lo estoy, pero no lo iba a mostrar – Mis ojos se movían de sus ojos hasta sus labios, y recorriendo su rostro – además, ahora que lo sabes, me será más fácil poder tomarme la medicina mientras estoy en tu casa.
Él alzó una ceja.
-Sí, las veces que me he quedado no he podido medicarme, y eso aumenta las probabilidades de que me vaya al carajo de inmediato – Sherlock me miró con el rostro ladeado, yo solo aparte mi vista hacia el frente, viendo la costa.
-Por qué quieres vivir aún – Lo observé – pareciera que estuvieras harta de vivir, pero aun así quieres quedarte aquí... Suena estúpido ¿Qué te tiene aquí?
-El odio por algo – Susurré, y no me refería a él – Necesito vengar a alguien – Lo miré, recibiendo a unos ojos interrogativos – Sherlock vengar lo que me han hecho a mí, no es la principal cosa que me mueve a seguir aquí – Levante las mangas de mi suéter para dejar ver mis brazos – ya lo intente, y no solo por esta vía... Pastillas, inyecciones, sobredosis – Negué – Nada parece funcionar, entonces es ahí donde pienso – Dije mientras miraba a la nieve – qué aún debo hacer algo en este basurero.
-Te entiendo – Susurró – lo mismo pensé cuando Mary murió – Lo miré no había preguntado sobre eso.
-¿Cómo paso? – Sherlock se quedó en un profundo silencio, que me decía más de lo que él esperaba.
-No hablamos de mí – Suspiré – Bien, hace años leí que para sellar un pacto, las personas herían su mano y la estrechaban – Alcé una ceja, asintiendo, recordaba en alguna ocasión haber – así el compromiso era real.
-A qué quieres llegar – Sherlock miró al horizonte, sus comisuras de sus labios se levantaron rápidamente para luego convertirse en una línea recta.
-Al terminar el caso, tú irás a tu tratamiento y yo nunca vuelvo a poner un pie en Nueva York – Lo miré,
-Sino tampoco pierdo nada – Sherlock me observó, y asintió.
-Tú vida no es tuya – Fruncí el ceño – no puedes tocar algo que no es tuyo – Sherlock había cambiado mucho, en todo el tiempo que no lo había visto, pero no quería confiarme del todo, no podía, mi interior me lo impedía – Así que... ¿Hacemos el trato?
-No tengo un cuchillo – Susurré, él sonrió de lado - ¿Tienes uno tú?
-Devuélveselo a Tristán - Me mordí el labio inferior para evitar reírme, Sherlock tomo el cuchillo y se hirió levemente la mano izquierda, lo suficiente como para sacar un poco de sangre, me entrego el cuchillo he hice lo mismo pero en mi mano derecha – Bien ahora, dame la mano – Estrechamos nuestras manos con tranquilidad, él me miraba y yo a él – No más besos, no sino sientes nada – Susurró, lo miré, suspiré y asentí – y no metas a John en esto, porque aún nos falta hablar muchas cosas.
-En este momento no vienen al caso – Suspiré – debemos encontrar a tus padres – Solté mi mano – y ponernos un esparadrapo – Lo miré – Esto no significa que estemos bien – Aclaré.
-Lo sé – Respondió – pero eso es lo de menos – Rodé los ojos.
-¿Cómo fue lo de Mary? – Pregunté, él respiró profundo y trago grueso.
-Fue un caso que John llamo "Las seis Thatchers" – Me miró levemente, y pude notar la culpa intentando salir – estábamos investigando, había una señora... Norbury era su apellido, que sabía el pasado de Mary – Sherlock negó – ella nos llevó al acuario, yo sabía que allí estaría, Mary fue conmigo y cuando disparó para matarme, Mary se metió, entonces ella murió – La nostalgia cayó en el rostro de Sherlock, haciéndome sentir un poco incómoda, nunca había sabido tratar con alguien en ese estado – Siento que al morir le dio un valor que no sé cómo gastar.
-Pensé en Mike, tal vez esa perspectiva es la que me faltaba ver – Entiendo... Ella estaría orgullosa de ti – Susurré, mientras guardaba el cuchillo en mi bolsa del suéter.
-Es algo que nunca sabré – Se levantó – Vamos hay que ponernos algo en nuestra mano.
-Iremos a mi apartamento, te explicaré algunas cosas de mis medicinas – Lo miré – y ahí te curare la mano, dormirás con nosotros hoy... Te puedes congelar.
Comenzamos a caminar por toda Baterry Park con tranquilidad, para llegar a Brooklyn debíamos tomar el subterráneo. Eran unos 26 minutos, así que tendríamos un camino para aclarar ideas.
***
POV Sherlock
Habíamos llegado justo en el tiempo que Bri lo había dicho, Scott nos abrió la puerta sin poder evitar mirarme con sorpresa.
-Hola – Dijo dejándonos pasar - ¿Vas a comer? – Bri me miró mientras se quitaba el abrigo.
- ¿Vas a comer tú? – Me preguntó con su rostro sereno, Scott llevaba puesta un pijama de muñequitos que no podía reconocer.
-Creo que te va a comer – Susurró Scott, haciendo que alzará una ceja, para luego irse a la cocina.
-Vamos, sino se estresa – Dijo sonriendo de lado – Deja tu abrigo en el sofá, dormirás en mi cuarto.
- ¿Y tú? – Ella me miró, fruncí mi ceño.
-Contigo – Trague grueso.
-Brigette... – Susurré recordando que le había dicho que, si no sentía nada, no hiciera ningún movimiento como esos.
-Necesito explicarte algunas cosas – Su voz bajo tono para que Scott no nos escuchara – aprovecharé el hecho de que tú sepas lo que tengo – En sus ojos vi un pequeño destello de esperanza, como cuando estábamos en Baker.
-¡Ya está servido! – Nos acercamos a la mesa, ella se sentó al lado de Scott, los observé actuaban con tranquilidad, al lado de él Bri bajaba completamente la guardia, me hizo pensar en Mike de nuevo, pensé en preguntarle pero eso sería darle motivos para ponerse a la defensiva – Provecho – Dijo Scott cuando comenzamos a comer, eran huevos revueltos con pan tostado, verduras hervidas y unos trozos de pollo a la plancha.
-Qué hiciste hoy – Preguntó Bri mirando a Scott.
-Tuve que arreglar unos papeles que tenía desordenados en mi expediente – El chico la miro – para llevarlos a George...
-¿Lo viste? – Su semblante decayó, no podía opinar, era necesario ser precavido.
-Sí – Respondió Scott para luego tomar un poco de agua – Está bien, dice que manda saludos – Ella se encogió de hombros – estaba un poco cansado.
-Ahora sólo así pasa – Respondió terminando su huevo y el pan, aún estaba la mitad de la comida cuando se levantó, me levanté yo también siguiéndola hasta el lavaplatos.
-Casi no comes – Ella me miró, se cruzó de brazos después de poner su plato y cubierto en la alacena – eso te debilita más – Bri me indico que fuéramos a su cuarto, Scott nos observó fijamente mientras pasábamos frente a él, no preguntó nada, se limitó a observar.
-Bien – Me hizo pasar al que deduje era su cuarto, mis ojos no evitaron moverse de inmediato por el lugar, había una mesa de noche, un armario, recordé que la primera vez que había estado ahí sólo había visto el baño y a ella vomitando – Ahora – cerró la puerta con seguro – mira, al día me tomo 4 pastillas en diferente horario – Se acercó a su armario para sacar una lonchera – aquí hay dos frascos de cada medicina, te daré un frasco por cada una.
-¿Todas estas medicinas tomas? – Ella asintió para luego dar un suspiro.
-Debo tomarme este frasco en la mañana – Lo tome, era uno pequeño transparente, habían aproximadamente 30 pastillas – este otro, es en las noches, para que no me duela... Aunque es un poco irónico porque ellas son las que me hacen doler.
-Metí mi mano en la lonchera - ¿Estás?
-Estás son para retrasar el proceso – Alcé una ceja – el Dr. Wallas me encontró la leucemia, es el único doctor que no está vinculado con la CIA, así que siempre me chequeo... Me había estado sintiendo mal desde hacía meses, me daban infecciones demasiado seguido y la fiebre en ocasiones solo aparecía de la nada... Tomaba antibióticos y parecía mejorar, no fue hasta que un día – Sus ojos se fijaron en los míos, parecían hasta cierto punto tristes – me levanté, entré a la ducha, me asuste tenía un norte gigante en un costado, no había peleado con nadie esos días, así que busque un doctor.
-Alguien que no le contará a George – Ella asintió - ¿Por qué no has ido a tratamiento?
-Pues antes de entrar a la quimioterapia, he hecho otros tratamientos – Se sentó a la orilla de la cama y yo lo seguí – mi leucemia es crónica, lo que significa que actúa lentamente, pero es mieloide, y duele – Respiró – encontraron células en otros órganos, así que mi leucemia está actuando como una acelerada.
-¿Tendrás que hacer quimioterapias? – Pregunté mirando como sacaba un frasco de cada medicina.
-Si no funciona la terapia dirigida, sí deberé ir a quimioterapia – Me entrego la lonchera – tú te llevaras estas, son para que las guardes en tu cuarto y si me agarra una crisis, ya tendremos como controlarla – Me levanté para ponerla sobre la mesa de noche, pensé en que tal vez podría ayudar a Bri siendo un poco más indiferente, pero no cruel... Como la vez anterior, ya no podía, más bien ya no quería.
-Al terminar este caso, a dónde irás para la terapia – Me senté de nuevo al lado de ella, sus ojos se movieron y se fijaron en los míos, quería besarla, abrazarla y cuidar de ella, sin embargo, no debía dejarme llevar por las emociones, sin llegar a ser un patán como cuando ella estuvo en Londres – Supongo que siempre estarás en América.
-No creo quedarme aquí para un tratamiento más delicado, me guste aceptarlo o no, Europa está más desarrollada – Ella se acostó en la cama mirando hacia el techo – deberé salir de Nueva York, sin que nadie sepa, ni siquiera George, de alguna forma deberé desaparecer – Alcé una ceja, para luego acostarme al lado de ella, un nerviosismo ataco mi sistema, sentía que se levantaría, Bri suspiró y se quedó quieta, respirando tranquilamente.
-Suena como si quieres desaparecer del mapa – Giró su cabeza para verme mejor – Oh – dije entendiendo que eso era lo que quería.
-No es por nada Sherlock, pero, en parte – Sus pupilas se dilataron, y estaba seguro que las mías también debían estarlo – es mejor así, sin nadie que esté pendiente, no debes darle cuentas a nadie, ni tampoco preocupas a nadie – Me di la vuelta para verla mejor, ella hizo lo mismo, quedando de frente.
-Todo este tiempo has querido ser independiente – Ella asintió – Y te has lastimado más – Frunció su ceño.
-No quieras darme una charla motivacional – Susurró – he oído muchas durante todo este tiempo -Los ojos de ella se cerraron – Debemos dormir.
-¿Juntos? – Pregunté acomodándome mejor, la observé una sonrisa había aparecido en su rostro.
-Pues claro tonto, sino, no hubiera puesto el seguro – Fruncí el ceño – usualmente me siento sola, y ya que eres el único que sabe lo de mi enfermedad, pensé que tal vez... Querías acompañarme hoy – Abrió sus ojos para mirarme, la capa que estaba creando flaqueo, no podía resistirme, así que puse mi mano en su mejilla, ella no se opuso, y la bese, todas mis terminales nerviosas se encendieron, recordándome por qué ella era diferente.
Me di cuenta de cuanto había cambiado yo, de cuan blando me había convertido, estaba consiente que seguía siendo un hombre frío e hiriente, un bastardo para decir las cosas en muchas ocasiones, pero, ahí estaba deseando regresar el tiempo, para golpearme a mí mismo, y decirme que eso era lo que quería, que no perdiera el tiempo. Ella se separó, para luego darse la vuelta, no dijo nada simplemente se quedó así.
Le tome la cintura para quedar abrazados, estábamos rotos, y yo estaba intentando unir algo que no parecía tener solución.
***
POV Brigette.
Me desperté, sintiendo un fuerte agarré en mi cintura, en algún punto de la noche me había dado la vuelta quedando en el pecho de Sherlock, respiré profundo, me sentía tonta... Sherlock estaba abriéndose paso en medio de mi enojo, en tan solo una semana. La imagen de Mike estaba parada observándonos.
-Aún lo amas – Susurró, fruncí el ceño, y en un movimiento rápido empuje a Sherlock de la cama haciéndolo caer de una sola vez al suelo – no intentes ocultarlo, él lo está logrando – Rodé los ojos, Sherlock se levantó su entrecejo creando una pequeña "V".
-Qué diablos te pasa – Preguntó, mientras me observaba – estábamos bien... Podrías haberme despertado de otra forma.
-¿Qué querías mimos y besos? – Él alzó una ceja – Porque no te daré eso, ni siendo algo podría hacerlo.
-¿Cómo se enamoró de ti Tom? – Me detuve en seco para observarlo, recordé lo que Z había dicho Tom, era su hermano, y sentí como palidecía. Los ojos de Sherlock notaron mi cambio.
-No se enamoró, solo quiso matarnos a los protegidos de George, para luego ir contra él... Al desestabilizar a George, era más sencillo poder causar un daño, hace poco me di cuenta que mi jefe es un puesto menor al vicepresidente, así que no es poco lo que hace – Sherlock parecía meditar en lo que acababa de decir – así que, también solo me ocupo para un fin – Trague grueso – Vaya vida ¿No crees? – Me reí irónica mientras buscaba ropa, una camisa blanca con unas letras, un pantalón negro de tiro alto, unas zapatillas negras con franjas blancas y una chamarra verde, Irene Adler no era una oponente cualquiera.
-Quizá sí se enamoró – Susurró estirándose, no recordaba que él se hubiera quitado su saco.
-También es algo que nunca sabremos – Sherlock me miró.
-Te pidió matrimonio – Excusar a Tom algo que no cabía en mi cabeza, no después de saber que era hermano de Z.
-¿Y? – Me encogí de hombros – Hay algo de entre todo lo que tú me dijiste la noche de los votos de los Watson que no creía, pero después me quedó más que claro de que era posible... Cualquiera puede besar sin sentir nada, y si se puede hacer eso por qué no fingir que amas a alguien – Lo miré.
-No puedo hablar de amor como experto, a penas y he tenido una experiencia – Alcé una ceja.
-¿Farrah? – Pregunté observándolo.
-Su rostro se encogió en una mueca extraña para luego quedarse sin expresión – Tú – Contestó sorprendiéndome más de lo que esperaba, no contesté, me di la vuelta y me metí a la ducha.
***
Habíamos salido de mi apartamento, sin contestarle nada a Scott, Sherlock llevaba en sus manos la lonchera con mis medicinas, debía meterlas en su cuarto, procurando que nadie más las encontrara.
-¿A dónde iremos hoy? – Preguntó justo cuando tomamos un taxi.
-Primero a tu casa – Respondí – a traer a tu hermano y a John – Revise la hora eran las 9 de la mañana – luego donde Dominatrix – Sherlock tragó grueso, no entendía la reacción pero tampoco iba a preguntar.
-¿Es necesario ir con ella? – Asentí - ¿Por qué?
-Pues Sirius ha querido conocer a Adler desde hace unos meses, estoy segura que ya salieron en alguna ocasión... Me aprovecharé de eso – Sherlock respiró profundo.
-Esperemos que nos pueda ayudar – Miré hacia la ventana.
-No dudo que lo hará cuando le diga lo que le daré – Sonreí de lado, llamando la atención de Sherlock – Nadie puede resistirse a esto, a menos que quiera hacerse la lista.
-¿No se llevan bien? – Preguntó mirando hacia la ventana.
-Pues, es una relación estrictamente profesional, ella y yo nos igualamos en algunos aspectos de inteligencia, sin embargo, ella tiene más astucia en otras áreas que yo ni por cerca pudiese controlar – Recordé cada ventaja o desventaja que tenía contra ella.
-¿Cómo cuáles? – Me miró.
-Conoce el arte de la seducción a la perfección – Los ojos verdes de Sherlock me miraron – cosa que yo no manejo, pero ella no puede pelear cuerpo a cuerpo tan bien como yo...
-Creería más que ambas son de respeto en su área adecuada – Rodé los ojos – no hagas eso, es verdad.
-Por favor, debe haber una mejor, y ella también lo considera – Sherlock se encogió de hombros – No seas tan indiferente al tema – Reclamé dándole un pequeño golpe en su brazo.
-Qué quieres qué diga – Susurró mirándome entre sorprendido y divertido – prefiero ver cuando ya estén cara a cara.
El taxi no había tardado mucho, 30 minutos después estábamos llegando a la casa de Mycroft, entramos sin ningún inconveniente, el menor de los Holmes se fue directo a su cuarto, mientras yo entraba a la sala de estar observando como John y Mycroft seguían viendo la pared llena de fotos y papeles.
-¿Y bien? ¿Qué descubrieron? – Pregunté quedándome de pie.
-Según las páginas que nos dio tu amigo – Dijo John mirándome – la forma en la que obviaron al GPS fue hackeando el sistema del avión, al parecer los que conducían el avión fueron los mismos que entraron en Londres y llegaron a Los Ángeles, lo que Geek escribió es que ellos hablaron con una mujer antes de realizar el viaje completo.
-Miré a Mycroft - ¿Con quién hablaron? – él negó.
-Con nadie – Contestó – no autoricé ninguna charla con el personal – Lo observé.
-A qué venían tus padres a América – Mycroft me miró.
-Mi madre siempre quiso venir con mi padre a tener unas vacaciones a Los Ángeles, por sus playas, así que se los concedí este año – Mire a Mycroft con una sonrisa levemente.
-Y los secuestraron, a la próxima viaja con ellos – Sherlock entró a la habitación ya cambiado y se miraba limpio – Bien ya que todos estamos aquí, podemos irnos.
-A dónde vamos – John se levantó mirando a Sherlock, sólo pude imaginarme el emoji "7u7" en el rostro del ex soldado.
-Adler – Contesté con normalidad, mirando sus ojos, estaban sorprendidos – Oh vamos, seguro se alegrará de verlos, parecen conocerse así que no le encuentro el problema – Respondí mientras me encaminaba fuera de la casa seguida por ellos.
***
La Quinta avenida de Nueva York era una de las calles más famosas de la gran manzana, además de caras. Adler vivía en un pent-house de uno de los edificios más altos de la calle, usar el ascensor era la única forma en la que podíamos llegar sin sentirnos cansados. Mis acompañantes parecían nerviosos, y Mycroft se miraba más serio de lo usual, no quería preguntar nada, así que me limite a disfrutar de la música del ascensor.
La puerta se abrió dejándonos entrar a un pequeño pasillo, no caminamos mucho para llegar a la puerta de color blanco con un número de color dorado en ella, su pomo era del mismo color y una pequeña mirilla debajo del número le daba a la puerta un toque de elegancia que Adler también tenía.
-No toqué la puerta, sabía que ella estaba detrás de ella - ¿Vas a abrir o qué esperas? – Pregunté mientras alzaba una ceja.
La puerta se abrió dejándome ver a Adler, con sus ojos entrecerrados, su cabello suelto, alzó una ceja al ver a mis acompañantes, inmediatamente abrió la puerta por completo mirándome de pies a cabeza.
-Pensé que vendrías sola, por tu culpa no he podido salir en tres días, creí que vendrías antes – Renegó mientras nosotros pasábamos, el apartamento era grande, muy grande a mi parecer, estaba decorado con algunas pinturas y unos grandes ventanales dejaban ver los rascacielos de la gran manzana – Eres la única que conoce mi casa, pudiste ir a donde trabajo.
-Fruncí mi ceño – Que asco, esa casa debe estar más sucia de lo que quiero pensar, prefiero venir aquí – Susurré escuchando como Mycroft tiraba la puerta.
-Cuidado, las puertas se arruinan Sr. Holmes – Dijo lentamente, mirando el ahora molesto rostro de Mycroft – ¿Le alegra verme?
-Tú deberías estar muerta – Alcé las cejas, en parte me gustaba ver arder el mundo así que me senté en uno de los sofás que tenía en el recibidor, eran de un color vino, con patas negras, Sherlock se sentó en uno individual quedando al lado de John, y Mycroft seguía de pie sin parecer querer sentarse – debieron matarte.
-Pero aquí estoy – Sonrió de lado – agradézcaselo a su hermanito – Sonrió dejando ver sus dientes, Sherlock miró a su hermano mayor, mientras John sonreía divertido – Por cierto Sherlock, me encanta que hablemos – Sherlock la miró diciéndole que se callara con sus ojos, me reí levemente – Y bien Collins ¿Qué quieres? – La observe, estaba serie atenta a lo que dijera,
-Quiero que me ayudes – Sus ojos se fijaron en los míos con evidente sorpresa.
-Qué – Su ceño se frunció levemente - ¿Tú? ¿Quieres mi ayuda? – Rio irónicamente - ¿Desde cuándo debería ayudarte? Ambas sabemos cómo hacernos la vida imposible...
-Mira – Cruce mis piernas – lo que te voy a ofrecer no es algo que quieras negar, y es algo que necesitas – Ella entrecerró sus ojos.
-¿Qué podría necesitar de ti? – Preguntó alzando sus cejas, para luego cruzar sus piernas, traía un pantalón que moldeaba más su figura y una camisa verde que resaltaba su color de piel – No hay nada que no pueda conseguir por mi cuenta – Sonreí de lado, ella ladeo su cabeza al ver mi acción.
-Bueno, si eso piensas... - Ella alzó su rostro un poco mientras yo me agachaba para recargar mis codos en mis piernas – Te daré acceso libre a toda América e Italia, además de encriptar tu celular para que nadie pueda tocarlo solamente tú, y en dado caso... Yo – Ella me miró, no bajaba su mirada ni yo la mía.
-Por qué debería de creer qué harás eso – Las comisuras de sus labios se levantaron un poco – no tienes tanta influencia – Mi comisura izquierda se levantó.
-¿Me estás retando? – Respondí – Te sorprenderías Irene – Contesté.
-Por favor Collins actualmente eres una criminal – Ladee la cabeza.
-Una criminal que te puede ayudar, si me ayudas...
-Además de lo que me ofreces quiero un pae libre a Rusia, y que borres mis datos de Roma – Ella me miró, entonces asentí.
-Como quieras – Susurré. Ella imito mi posición para verme mejor.
-Qué quieres qué haga – Dijo sonriendo.
-Me recline hacia atrás – Quiero que salgas con Sirius y le preguntes de los secuestros que hubieron hace un mes de continente a continente – Ella se arrecostó en su asiento también, con las cejas alzada.
-¿No quieres que también me tire de algún edificio? – Preguntó con sarcasmo – Está vez Sherlock no podrá salvarme...
-Son mis padres Irene – Eso pareció llamar la atención de la Dominatrix – Necesito encontrarlos – Los ojos de Sherlock se enfrentaron a los de ella – Llevan un mes perdidos.
-Mira a ti te gusta él – Adler me miró con sus labios fruncidos – Ayúdalo – Sherlock me miró – No te hagas, los signos están ahí.
-Ya cállate – Susurró, sonreí – Al parecer no soy la única a la que le gusta alguien al que no le gusta – Sus ojos se clavaron en Sherlock – No puedes evitar lo clichés ¿Verdad? – Sherlock ladeo su cabeza – Antes de que se vayan quiero hablar contigo a solas.
-Sherlock no hablara contigo a solas – Mycroft la observó.
-Es un adulto, él decide – Irene observó al mayor de los Holmes.
-No me importa lo que hagan después ¿Me ayudarás o no? – Ella me observó, para luego asentir.
-Ven mañana a las 5 de la tarde, iras conmigo como si fueras mi asistente, Sirius no te conoce, y estas de suerte me invito a comer mañana – Trague grueso – pero no irás con esos conjuntos de ropas tuyos, que asco – Alcé una de mis cejas – te daré un vestido, lo tendré mañana para que te vistas aquí.
-Al terminar la cita con Sirius encriptaré tu teléfono – Me levanté para estrecharle la mano – Y no busques un vestido como los tuyos...
Todos nos levantamos a excepción de Sherlock, que se quedó sentado al igual que Irene.
-Te esperaremos abajo – Dije mirándolo y recibiendo una afirmación con su cabeza.
Después salimos del apartamento de Irene, iba casi jalando a Mycroft, pero por algo quería hablar con él.
***
POV Narrador.
-Así que te gusta Collins – Sherlock miró a la mujer con los ojos entrecerrados – hace tiempo, me dijiste que los defectos químicos eran obvios, y en ti están más que obvios.
-Estoy intentando superarla – Mintió Sherlock con la mirada fija en ella.
-Yo dije lo mismo de ti hace años Sherlock – Irene Adler se levantó para quedar frente a Sherlock – pero no desapareces nunca, y eso te está pasando con ella. Cuando los años pasan y a pesar de eso tu mente vuelve a la misma persona, te das cuenta que ya perdiste más de lo que esperabas – Los ojos azules de Sherlock se fijaron en los verdes de ella.
-No estoy seguro de que sea así – Las manos de ella acariciaron los rizos de Sherlock.
-Y aun así – Se acercó a besarle la frente – tus pupilas no dejan de dilatarse cuando la ves, y eso que solo te vi 5 segundos.
-Ayúdame – Pidió el azabache – necesito consejos en esta área, y John no es mujer – Ella se sentó de nuevo – necesito tú perspectiva.
-Cuéntame entonces para ayudarte mejor – Susurró.
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Espero que les guste, este capítulo, poco a poco las cosas van tomando sentido ¿O no?,
Las y los quiero mucho.
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